martes, 28 de septiembre de 2010

¿Colombianizar Torreón?

De la academia a la política


En los últimos años, varios políticos colombianos se han vuelto referencia internacional por haber realizado buenas prácticas de gobierno. Incluso, no es casualidad que el ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, terminó su mandato con los más altos niveles de popularidad.  Sin embargo, a diferencia de Uribe, de línea “dura”, han sido otros políticos colombianos, ex alcaldes, los que han dignificado notablemente la política. No sólo con buena voluntad y discursos, sino con resultados palpables, medibles.
Después de duros años de violencia, algo pasó en la sociedad colombiana que terminó por llevar al poder a políticos singulares y poco convencionales como Antanas Mockus, Sergio Fajardo y Enrique Peñalosa. Los dos primeros matemáticos, y el tercero, un notable urbanista. Fajardo, quien visitó nuestra ciudad a petición del alcalde de Torreón, Eduardo Olmos, se ha vuelto una referencia internacional, debido a los resultados obtenidos en el gobierno de Medellín, ciudad que en otro momento, estuvo considerada la más violentas del mundo. Fajardo es identificado como el alcalde que bajó significativamente los niveles de violencia, pero además, generó alternativas medibles para aumentar el nivel de bienestar social en Medellín. La memoria de su gestión quedó registrada en el libro “Del miedo a la esperanza”.

Fajardo asumió el gobierno de una ciudad con profundas desigualdades sociales y económicas. Aunado a esto, la herencia del narcotráfico había alcanzado niveles brutales. En 1991, Medellín registró más de 6 mil 500 homicidios, es decir, casi el promedio de asesinatos en México durante los últimos cuatro años.  El descenso de la violencia pasó de 381 homicidios anuales por cada 100 mil habitantes, hasta llegar paulatinamente a un promedio de 37 durante la administración de Fajardo, entre 2004 y 2007. Su estrategia consistió en promover una “pedagogía de la convivencia”, a fin de conformar una cultura ciudadana. Más que las armas, la gente.
Periodos de violencia: disminución relativa.

Sin embargo, el éxito político de Fajardo y su buena fama pública, suelen ser traspolados por cándidos y voluntariosos, como si se tratase de replicar una fórmula química. Por eso, conviene tener presentes las circunstancias, a fin de evitar comparaciones “bobas”, como la expresada por la secretaria de Estado, Hillary Clinton. Doy un dato,  sin que esto signifique un consuelo. Actualmente la violencia en Colombia es tres veces mayor a la de nuestro país (véase el Informe Mundial sobre Drogas, ONU: 2010).

Por otro lado, “colombianizar” no necesariamente tiene una connotación negativa. Cuando los partidos han fallado, ya quisiéramos en México tener la posibilidad de elegir a nuestros políticos por la vía de las candidaturas independientes. Fajardo accedió a la alcaldía por ese medio. También ya quisiéramos tener las intervenciones urbanas de un Peñalosa o las impactantes y excéntricas enseñanzas de un Mockus en Bogotá. Pero no hablemos exclusivamente de individuos. El gobierno de Medellín destaca en su país por tener el mejor desempeño fiscal. Asimismo, posee una empresa pública encargada de administrar el agua, la cual ha alcanzado estándares internacionales. En este caso, se trata de una de las prácticas gubernamentales más destacadas de Latinoamérica.

Consecuentemente, para hacer el gobierno de Medellín, se conjugó una administración pública con un alto perfil académico-profesional. Sí, Fajardo, ¡un académico en el poder! De ahí la importancia que le dieron al papel de los indicadores de desempeño. El mecanismo fue sencillo: presupuesto (transparencia) + desempeño (responsabilidad) + evaluación (indicadores)= resultados (rendición de cuentas). 

A la luz de la alentadora visita de Fajardo a nuestra ciudad, el alcalde Olmos Castro, tiene en lo inmediato varios problemas. No sólo la seguridad, sino la calidad del gobierno que día a día entrega a los torreonenses.  La eficiencia facilita a un gobernante acrecentar o disminuir su legitimidad ante la población. Desde un principio Fajardo, como buen matemático, midió la aprobación de su gobierno, el cual comenzó con poco más de 70 puntos, y concluyó superando los 85.  En este sentido, la gestión y aplicación puntual de indicadores, aunado al plan de desarrollo municipal (2010-2013), que ya circula ¡al fin!, será fundamental para medir y evaluar el desempeño de la presente administración.
Dice Fajardo en su memoria: “Demostramos que sí es posible hacer política y, al mismo tiempo, ser transparentes”. En cambio, el tema de la transparencia se ha convertido en el talón de Aquiles del Ayuntamiento. El vergonzoso lugar que ocupa a nivel nacional, lejos de crear confianza, genera sospecha. Y así lo expresa el último lugar que Torreón ocupa en el Índice de transparencia y disponibilidad de la información fiscal (Aregional: 2010).  Quizás la visita de Fajardo puede inspirar alternativas, y acaso, la necesidad de corregir el rumbo para que la administración produzca gobierno. En esos términos, bienvenida la colombianización de Torreón.    
twitter/uncuadros

lunes, 20 de septiembre de 2010

Después de la fiesta


Después de la fiesta viene la realidad. El Bicentenario fue motivo de una gran celebración patria, y qué bueno, sin embargo, más que el pasado, queda la responsabilidad de construir el futuro. Los próximos cien o doscientos años serán responsabilidad de varias generaciones. Entre tanto, desde hace tiempo no queda claro cuál será el eje articulador, cuál la principal ruta para salir del atraso, cuál el proyecto de nación. El simbolismo de la fecha no propició un acuerdo político relevante para avanzar en ese sentido y tampoco resultan creíbles los recientes llamados a la unidad para hacer un “acuerdo nacional”. Acaso, una clave para incrementar o para fortalecer el cambio institucional de ese pacto nacional, quedó plasmada en la iniciativa de reforma política, presentada por el ejecutivo a principios de año. Ahora está dispersa, sin que nadie la reclame, sin que nadie la defienda. Así el ámbito nacional, así el México bicentenario.

En nuestra región, hay temas para una posible agenda regional de cara al futuro. Por ejemplo, la problemática del agua, como en otros siglos, será crucial para la viabilidad de La Laguna. A diferencia del pasado, el problema no sólo es económico, porque ahora incluye escenarios de riesgo para la vida de las personas. Desde hace tiempo sabemos que el diagnóstico es grave y son visibles los peligros para la salud pública. A pesar de los señalamientos, poco se ha hecho para construir a fondo un futuro sustentable. Si el fondo es la raíz, los laguneros hemos andado por las ramas del problema. Por eso las autoridades insisten en millonarias potabilizadoras, en colocar filtros para los pozos contaminados por arsénico o inclusive, traer agua de otros lugares. Pero al final, estas “soluciones” no contribuyen a un futuro de bienestar social, ni tampoco se integran al conjunto del problema.

Durante siglos, la cuenca del Nazas siguió su cauce natural, alimentado ese sistema de vasos comunicantes entre el subsuelo y la superficie. Pero ese curso no fue roto por lo más ambiciosos productores de la región durante su época de oro a finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX. Había un principio muy sencillo: la producción dependía de las avenidas, o por decirlo así, de los humores del Nazas. De esa manera, fue el río quien impuso límites para el uso del agua y por lo tanto, la capacidad de producción. Esos límites fueron rotos por la construcción del sistema de presas y la popularización de las norias eléctricas. Con el paso de los años, el desequilibrio se acentúo hasta verlo reflejado con claridad en 1949, cuando las autoridades federales declararon vedas para la extracción de agua subterránea en la región. Pasaron los años de andar por las ramas y el impacto actual afecta la salud de cientos de miles de laguneros que consumen agua contaminada por arsénico.
Por eso, si prospera la legítima petición de que en los recibos de Simas se incluya mes con mes el nivel de arsénico contenido en el agua, se estará dando un paso significativo para ir a la raíz del problema: la alteración de un curso milenario y la reconversión económica de la “cuenca lechera”. 

Otro reto para el futuro de la región tiene que ver con el sistema de movilidad y trasporte. Al ritmo que vamos, y dada la tendencia actual que han seguido las tres principales ciudades de la región, sobre todo, Torreón, estamos generando ciudades profundamente desiguales. El crecimiento urbano de los últimos quince años, ha privilegiado la distancia, la baja densidad, el uso de automóviles, la segregación e incluso la supresión de espacios públicos como banquetas y  plazas. En su conjunto, una ciudad así, encarece los servicios, aumenta los costos del transporte y por lo tanto, la contaminación. Al mismo tiempo se han multiplicado los puentes, no así los espacios de calidad para peatones. Ni que decir de los miles de ciclistas que transitan diariamente por nuestras ciudades. En su momento, las remodelaciones de los principales bulevares, pienso en nuestro flamante Independencia o el Miguel Alemán en Gómez Palacio, excluyeron a los ciclistas. Hacia afuera el mensaje es claro: los conductores de automóviles son ciudadanos de primera, los ciclistas de segunda y los peatones de tercera. Esa es la escala de valores que puede generar el diseño de una ciudad. Luego no nos sorprendamos de la inseguridad.  

Contra la aparente lógica, trabajar en este sentido, demanda inteligencia, creatividad, compromiso y fuerza política. Por eso, cuando el próximo viernes visite nuestra ciudad el matemático y ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, habrá que escuchar, pero sobre todo, estar dispuestos a cambiar lo que parece inmutable.
¿Lo entenderán así los políticos que ahí estén?  Si no, habrá que esperar la visita del tristemente lúcido Fernando Vallejo.
twitter.com/uncuadros

domingo, 19 de septiembre de 2010

Coahuila según el IMCO

El IMCO acaba de publicar su informe sobre los estados, aquí las fortalezas y debilidades según el estudio:
Fortalezas
Político: Único estado en el país con periodo de 4 años para presidentes municipales.
Ambiente: Segunda mayor tasa de reforestación annual y segunda menor extensión de terrenos degradados como porcentaje de su territorio.
Precursores: 
El estado con mayor proporción de empresas grandes por población económicamente activa.
Economía: La segunda entidad con menor riesgo de la deuda según Fitch y S&P.
Debilidades
Economía: El tercer estado con menor cobertura de la banca.
Factores: El tercer mayor porcentaje de la PEA cuyos salarios son negociados por sindicatos.
Gobierno: La tercera menor calificación en el índice de calidad de Gobierno Electrónico.
Derecho: Los delitos aumentaron 27% y la tasa de homicidios subió 65%.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Estampas del Bicentenario

Durante buena parte del siglo XIX, el país vivía una gran inseguridad derivada de conflictos internos como guerras civiles, guerras con potencias extranjeras (España, Estados Unidos, Francia). Sería hasta el largo periodo de Porfirio Díaz como presidente, cuando se pacificó  país, entonces comenzó el estado moderno mexicano. En el siglo XXI, ¿quién será nuestro pacificador?
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Que los héroes son humanos no hay duda. José María Morelos y Pavón, cura, brillante militar e insurgente, también fue hombre de amores. La discordia sobrevino por los amoríos que sostuvo Morelos con la esposa de uno de los insurgentes. Al final, el insurgente agaviado por el “siervo de la nación” facilitó la aprehensión de Morelos, quien luego sería fusilado.
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La violencia revolucionaria creó el estado mexicano del siglo XX, por el contrario,  la violencia actual pretende destruirlo.
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En la época del inicio de la Independencia, la Nueva España tenía unos 6 millones de habitantes. Se calcula que el 90% vivía en zonas rurales y el resto en las ciudades.
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¿Quién dice que las mujeres no influyeron en la Independencia? La Güera Rodríguez, Leona Vicario, Josefa Ortiz de Domínguez, Gertrudis Boca Negra, entre otras.
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Tan fragmentado era el país en el siglo XIX, tan alejado de su centro político, que cuando llegó la noticia de la consumación de Independencia a Chihuahua, Agustín de Iturbide ya había sido depuesto.
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Si en el Bajío la insurgencia encontró miles de adeptos, en el Norte, resultó incomprendida.
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Una de las primeras constituciones, la de Apatzingán de 1814, proclamó la exclusividad de la religión católica como religión de estado. Sin embargo, nunca entró en vigor.
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Preparados con antelación, los festejos del Centenario de la Independencia en 1910, previeron la construcción e inauguración de escuelas primarias en el país. También Torreón y San Pedro celebran con sus tradicionales escuelas Centenario.
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En 1821, el nuevo país indepenente no negaba su vocación monárquica. El primer emperador, Agustín Iturbide personificó esa aspiración para luego ser desterrado y fusilado. En el México del siglo XX,  nuestro país adoptó una monarquía sexenal.
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Antes de ser fusilado, Maximiliano confesó: "Estoy aquí por haber hecho caso a mi esposa". Junto a él, en el paredón estaban Mejía y Miramón.  Este último respondió: “Nada tiene que lamentar su Excelencia, yo estoy aquí por no hacerle caso a la mía".
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El primer presidente de México, Guadalupe Victoria, murió prácticamente en la miseria, sin gloria. Ni que decir de los actuales.
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Y en plena ceremonia, se interrumpió la fiesta. ¡Viva Madero! Gritaron lo mismo en México que en Torreón en 1910. Para mayo de 1911, el régimen se había derrumbado.
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Los principales líderes revolucionarios del siglo XIX murieron asesinados. Los del XX también.
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Tras la insurgencia de Dolores, sobrevino la matanza de Granaditas. La guerra siempre es cruenta.
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Otros decapitados: Miguel Hidalgo e Ignacio Allende.
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Las fraternidades también definen poder. Napoleón Bonaparte impuso a su hermano José al frente del gobierno español. Tras el conflicto entre Francia y España, surgió la revuelta en diversos grupos de poder de la Nueva España. No sorprende entonces,  el grito: “viva Fernando VII”.
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“El estado laico es una jalada”, Onésimo Cepeda, 2010.
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Tras la consumación de Independencia, liderada por Agustín de Iturbide, se realizó en Puebla un homenaje gourmet al emperador mexicano. Se le ofreció unos chiles en nogada. El famoso platillo representó los colores de la bandera trigarante. Inspiración para el actual lábaro patrio.    
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Vigencia de la historia: nuestros virreyes actuales son los gobernadores.
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Recorre nuestra historia, y más aún nuestra cultura política, la tradición del caudillo. Estoy con las instituciones, e incluso, por encima de ellas.
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Este año, la prueba Enlace aplicada por la SEP, incorporó por primera vez la asignatura de historia a nivel primaria y secundaria. Sólo 2.6% de estudiantes de primaria tuvieron un desempeño excelente. 18.5 % obtuvieron resultados buenos, mientras que un 62.9%, según el eufemismo de las autoridades, registró resultados elementales. Un 18% fue insuficiente.   
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“¿Qué hacemos con los pobres?” Ignacio Ramírez, el Nigromante, 1875.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Bicentenario en las encuestas

Fuente: Mitofsky, 13 de agosto, 2010.

Por estos días se han publicado algunas encuestas nacionales sobre el Bicentenario. En términos generales, el desconocimiento de la historia resulta congruente con los resultados de la prueba Enlace 2010.
No obstante, destaca la preferencia por conmemorar la Independencia, muy por encima que la Revolución.
En cuanto a los héroes, Hidalgo es el más reconocido, seguido de ¡Villa y Zapata! Por acá los resultados completos.
¿Villa en la Independencia?

miércoles, 8 de septiembre de 2010

El Torreón que continúa


Cien años después nos volvemos a reunir. Otra generación, otras circunstancias, otra ciudad. Los cien años del Casino de La Laguna nos convocan en el presente. El Casino es uno de los símbolos de Torreón, recuerda una serie de historias, pero sobre todo, el característico  espíritu de trabajo que movió a los laguneros a construir esta ciudad.

Tradicionalmente se ha recordado a los laguneros como hombres de trabajo y empresa, de fidelidad y lucha; solidarios, independientes, abiertos a la innovación y al cambio, orgullos de su entorno, de sus obras. En este sentido, las cualidades del lagunero, resultan similares a las de otros pobladores norteños de Nuevo León, Chihuahua, Sonora, por mencionar otros estados. Entre el siglo XVI y el XIX estas poblaciones eran la frontera nómada, un inmenso territorio despoblado, árido, difícil y expuesto a constantes ataques de los llamados “indios bárbaros”. 
El Norte, conocido también como la gran chichimeca, fue el escenario de una lucha entre barbarie y civilización. Eran tiempos de una guerra de “baja intensidad”. Para nuestros abuelos coloniales, formar esas poblaciones implicó la amenaza constante de la propia vida, aunado a la dificultad geográfica del entorno. De ahí que los valores de lucha, solidaridad, trabajo, confianza, espíritu de grupo, fueran decisivos para la supervivencia de los pueblos.

El Dr. Sergio A. Corona Páez, historiador y cronista de la ciudad ha estudiado a profundidad cómo esos valores característicos del norteño, forjaron la identidad del lagunero. Por eso, no sería extraño que una población como Torreón reflejara esas cualidades hacia finales del siglo XIX. Otro historiador, Mario Cerutti, experto en historia económica del noreste mexicano, ha explicado el paradigma del empresario norteño en los centros urbanos de Chihuahua, La Laguna y Monterrey, ese eje empresarial bien demarcado hasta nuestros días.

¿Pero a qué viene esta historia? ¿Por qué hablar de valores, identidad y regiones? Hace unos días, un famoso empresario de Monterrey, heredero de ese antiguo paradigma empresarial, causó revuelo al escribir en su cuenta de Twitter una serie de críticas a los empresarios que han huido de Monterrey. “Me quedo a aportar, sumar esfuerzos y construir.... y repito, Regio: quédate, lucha, exige, actúa”. Luego insistió en defender lo que los ancestros construyeron.
Lo expresado por Lorenzo Zambrano me lleva a preguntar sobre La Laguna: ¿Dónde está el liderazgo, la crítica, la independencia del otrora empresario lagunero? Me temo que La Laguna sufre una crisis similar a la de Monterrey, bien definida por Diego Enrique Osorno como la muerte de los padres fundadores.

En numerosas ocasiones he escuchado hablar de los valores laguneros, pero en realidad se trata de clichés, de viejas añoranzas que poco tienen que ver con nuestro presente. Es una historia que se ha perdido y no forma parte de nuestro imaginario, de nuestro quehacer colectivo. Las antiguas empresas como La Fe, La Unión, La Esperanza, La Constancia, hoy están en ruinas.

A pesar del deterioro, la marcha continúa. Aquí vivimos, trabajamos, transitamos. Por eso resulta valioso resaltar lo que sigue sucediendo a pesar de la demencial violencia. Hace una par de semanas, las letras fueron motivo de una nutrida convocatoria en la biblioteca municipal de la Alameda. El maestro Saúl Rosales nos entregó un nuevo libro, producto de “Un año con el Quijote”.

Esta misma semana, más de un centenar de personas acudieron a la conmemoración centenaria del Casino de La Laguna. La exposición de unas 250 imágenes, fueron aportadas por el público que en algún momento estuvo en el Casino. Bajo la idea de construir una participación en las exhibiciones del Museo Arocena, la curadora Adriana Gallegos, abrió el museo a la comunidad. Al mismo tiempo, una generación de jóvenes artistas, el colectivo “Sector Reforma Arte Contemporáneo”, hizo una intervención en diferentes espacios del museo.  
Esto también pasa en nuestra ciudad, y quizá la dura crisis que vivimos ahora, está forjando de manera insospechada una ciudad más fuerte, capaz de construir su futuro. Porque al final, como ha escrito Juan Villoro: “A México no lo salvarán las balas, lo salvará la gente”.