lunes, 31 de enero de 2011

Peras y manzanas


A decir de Hannah Arendt, quien no sabe distinguir, no sabe pensar. Y esa parece ser la regla de tantos gobiernos municipales en el país. Una revisión somera al manejo de las finanzas públicas, evidencia una clara diversidad en conceptos, rubros y clasificaciones. Para un gobierno lo que son peras, implica manzanas para su vecino. Esa confusión llega al extremo de considerar el gasto como inversión, los cual incentiva ineficiencias y abusos a costa de los contribuyentes. Basta comparar los informes de la cuenta pública que generan los municipios de la zona metropolitana de La Laguna, para comprobar las diferencias.


Ante la falta de claridad, impera un criterio donde todo puede caber, donde no necesariamente dos más dos son cuatro. Desde hace tiempo, la Auditoría Superior de la Federación ha documentado esta situación que no es exclusiva de los gobiernos municipales, sino que prácticamente se extiende al gobierno federal, los estados y otros organismos públicos.

El diagnóstico está claro, y también, en los ejemplos cotidianos abundan los abusos, las “buenas intenciones” y de plano, declarados fraudes. Hace unos días la Secretaría de la Función Pública dio a conocer el caso de tres ex funcionarios de la Procuraduría General de la República, quienes defraudaron a la institución por 27 millones de pesos entre los años 2007 y 2009. La fórmula es sencilla, en una contabilidad donde todo cabe, es posible meter viajes a las Vegas, comprar electrónicos, meter gastos funerarios a personal ajeno a la institución y hasta pagar un Nintendo “Wii”. Es difícil pensar en el éxito de la “lucha por la seguridad pública”, cuando adentro de la casa opera el crimen con uniforme.


En el ámbito local, un caso de desorden financiero evidenció el desdén por la legalidad. El tesorero del municipio, Pablo Chávez Rossique, incurrió en una ilegalidad a fin de ahorrarse la tediosa burocracia. Contrató un crédito sin cursar el procedimiento legal que implica llevarlo a la Comisión de Hacienda del Cabildo, como lo denunció la síndica Natalia Virgil. Es posible que el tesorero obrara con “buena intención”, pero al mismo tiempo, no siguió las reglas que lo obligan, porque al fin puede ser avalado por el primer regidor, Rodrigo Fuentes. Es decir, el mensaje termina siendo poderosamente negativo. Rompo la ley, pero hago un bien.  

Nada más engañoso que el argumento de la “voluntad” para justificar el desprecio por la legalidad.


¿Acaso, esta historia no la conocíamos ya desde los primeros días del año anterior? ¿Ha cambiado en algo? Le pregunto al regidor José Ganem si habrá sanción o al menos, un extrañamiento. No lo veo convencido, porque al fin, justifica el atajo. Hace tiempo que la famosa fórmula del ideólogo, “la forma es fondo”, ya no se aplica.


Pero más allá de ejemplos, hay que rescatar una noticia que no ocupó primeras planas y ni horas de televisión, como tristemente se le ha dedicado con interés a un criminal. Me refiero al trabajo que realizó una comisión especial de diputados, a fin de concretar nuevas reglas para impulsar una armonización contable. El objetivo de la reforma constitucional fue evitar la conveniente confusión de peras con manzanas. De esa manera, la federación, estados y municipios estarán obligados a operar las nuevas reglas en la clasificación del gasto, a fin de tener los mismos conceptos contables. La vigencia comienza en el 2012.


Por lo pronto, la Secretaría de Hacienda publicó las reglas de Clasificación Funcional del Gasto que deberán aplicar los tres órdenes de Gobierno durante 2011 y que servirán de base para la presentación de los proyectos presupuestales de 2012. Las nuevas reglas contienen 143 conceptos de clasificación, divididos en cuatro finalidades básicas de gasto: Gobierno, Desarrollo Social, Desarrollo Económico y Otros. Al respecto, ¿Ya se estarán preparando los municipios? ¿Qué están haciendo los tesoreros de los principales municipios para homologar las finanzas?


Se puede objetar que una ley por sí sola no cambiará los vicios actuales. Es cierto, pero en la medida que ahora contamos con un marco, partimos de una obligación más que de la voluntad. Las reformas servirán para tener parámetros claros y comparables de la forma en que se gasta el dinero público por parte de los gobiernos y demás organismos públicos. Por cierto, hay que anotar que la reforma fue acompañada por varias asociaciones civiles conocedoras del tema, entre estas, Fundar.

Hay que escuchar la palabras de Gastón Luken, el diputado y presidente de esa comisión especial: “la importancia del Acuerdo de Clasificación Funcional del Gasto, sus beneficios y repercusiones son comparables a la Ley Federal de Acceso a la Información Pública Gubernamental”.
Dentro del ánimo negativo que hay en nuestra vida pública, una política de esta naturaleza puede ser profundamente favorable para el futuro. Ojalá así lo sea.

El regreso de Obama


Recientemente escuché hablar a un político en una plaza. La voz no le alcanzó y su discurso, o lo que intentó comunicar, quedó trunco. Para un aspirante a político, aun y cuando sea de minoría, no debe, no puede pasar de largo el dominio de las expresiones, la comunicación de los mensajes. Quizá de consuelo, convenga ver la grata película “The King's speech”, donde se cuenta las dificultades que sufrió el rey Jorge VI, para expresar sus discursos.   
Por el contrario, esta semana, fue emocionante escuchar el discurso de Barack Obama, con motivo de su segundo año de gobierno. El escenario del Congreso donde los demócratas ya no tienen mayoría, fue el lugar donde Obama dejó en claro que está de regreso.
Después de haber sufrido tremenda paliza en las pasadas elecciones, Obama abre el año pronunciando un notable discurso, que sin duda, es una pieza de oratoria para los profesionales de la política. No obstante, como le recordó durante la campaña Hillary Clinton, por entonces su rival de partido en la candidatura presidencial: “se gobierna en prosa y no en poesía”. Así, la expectativa generada por el presidente tras su rotunda victoria, pronto comenzó a esfumarse con los efectos de la crisis económica y el desempleo. Si su gobierno lo inició con índices de aprobación del 66 por ciento, hoy ronda el 49 por ciento (Gallup, 24 de enero, 2010). Por los mismo, la exigencia de recomponer el rumbo, hacer cambios y ofrecer resultados. Sabe que de no lograrlo, difícilmente conseguirá la reelección. De ahí el incentivo a mejorar. ¿No extrañan esto en la política mexicana?  
A diferencia de los informes expresados en nuestro país, donde es lugar común presentar autocomplacencias, el discurso de Obama reconoció errores, asumió críticas e incluyó estadísticas que no lucen al desempeño de su gobierno. Sabe que la economía es el talón de Aquiles y que además, los tiempos no están para disputas entre demócratas y republicanos. En esos términos, desde el inició de su informe reconoció a la congresista Gabrielle Giffords, derivado de la profunda conmoción que causó el atentado contra la legisladora. Hizo un llamado a trabajar juntos, “porque lo que viene de este momento depende de nosotros”. Por eso no sorprende, que hasta el senador John McCain, republicano que le disputó la presidencia y actual crítico de su gobierno, aplaudiera al presidente.  
El mensaje de Obama, representa en realidad su capacidad para reinventarse a la mitad del camino y de paso, tratar de conformar una alianza con sus opositores. Al fin, lo está en juego es la supremacía y el liderazgo de los Estados Unidos. Mencionó la capacidad de China e India para asimilar el conocimiento y su aplicación tecnológica.  Insistió en que el mundo ha cambiado y las reglas han cambiado. Por eso, una frase resumió su interés: “Este es el momento Sputnik de nuestra generación”.
Al traer la poderosa comparación con los rusos y la carrera espacial, recordó que en ese momento los norteamericanos no tenían ni el conocimiento ni la tecnología para llegar al espacio. Más todavía: en 1957 no existía la Nasa. Para Obama, el momento Sputnik significa “ganar el futuro innovando”, lo que necesariamente implica 
 “ganar el futuro con educación”.
Y esa fue uno de los puntos centrales de su discurso: la educación. Su llamado se basa en el bajo número de graduados. 1 de cada 4 estadounidenses no concluye los estudios medios. Por lo tanto, para Obama el énfasis del gobierno debe ir encaminado a la “reforma, responsabilidad e innovación”. Sin conocimiento no hay innovación, ni tampoco generación de millones de empleos.
Para nuestro vecino del norte, la gran preocupación es el rezago educativo, pero al mismo tiempo, la educación representa la posibilidad que tienen para seguir siendo una potencia. Al escuchar todo esto, no me explico qué estamos esperando nosotros con el atroz rumbo que lleva la educación en nuestro país.   Y para muestra, vean el documental “De Panzazo”, dirigido por Juan Carlos Rulfo.
29 de enero, 2011
El Siglo de Torreón

lunes, 24 de enero de 2011

Habla la Maestra


    
  
Modificado por Joombly
    
No sé si tenga que sorprenderme ante el inusual, o increíble texto que publicó hoy en El Universal la Maestra, Elba Esther Gordillo. Según la vitalicia Maestra, se puede detonar una "educación de calidad". Hace algunas semanas comenté los resultados del estudio de Mexicanos Primero. Ahora esa asociación civil promueve el siguiente docuemental realizado por Juan Carlos Rulfo y narrado por Carlos Loret de Mola.

lunes, 17 de enero de 2011

Detrás de las cifras

Más allá de las discusiones inútiles que ha provocado el político coahuilense entre los secretarios de estado, en la semana se publicaron las cifras detrás del crimen, la “guerra” o la “lucha por la seguridad pública”. Los números son a simple vista, un cúmulo del horror, pero a estas alturas, lo que no podemos permitir es la negación de la realidad y mucho menos discursos “voluntariosos” como los que suele pronunciar el presidente Calderón.
De ahí que la publicación del registro a homicidios, abona por un lado a la transparencia, lo cual hay que reconocer del gobierno federal. Pero también la presentación de la llamada Base de Datos de Presuntos Homicidios Relacionados con la Delincuencia Organizada, es una herramienta pública que permite conocer y explicar fenómenos asociados a la inseguridad y el crimen organizado en el territorio nacional. Más aun, es una herramienta que debe incorporarse a la toma decisiones, a la hechura de las políticas.

Después de varios años de violencia localizada en algunas ciudades y estados del país, la base datos divulgada por el Consejo Nacional de Seguridad Nacional, integró una estadística nacional desagregada, bajo una metodología que permitió depurar casos, y sobre todo, consolidar el registro de los homicidios que ya se cuentan por miles en el país.  

Es cierto, como afirma el vocero y Secretario del Consejo, Alejandro Poiré, estamos ante un fenómeno focalizado en zonas específicas del país. Por ejemplo, en 2010 el 50 por ciento de los homicidios se concentraron en tres entidades federativas: Chihuahua, Sinaloa y Tamaulipas. Visto a nivel municipal, el mapa muestra que 7 de cada 10 homicidios asociados a la delincuencia organizada, sucedieron en 90 municipios del país en 2007. A pesar del optimismo oficial, esta cifra en la actualidad no decreció sensiblemente.

Según los datos oficiales, en lo que va del sexenio calderonista, se han acumulado 33 mil 797 muertos. 2010 alcanzó un “pico” de 15 mil 273 homicidios presuntamente vinculados con la delincuencia organizada. Según Poiré, el año pasado se registraron 3 mil 334 en el primer trimestre; 4 mil107 en el segundo; 4 mil 142 en el tercero y 3 mil 690 en el cuarto. “Después de 5 trimestres de crecimiento en este indicador, llevamos dos trimestres en los que se ha dejado de crecer y en el trimestre pasado cayó en un 10%.

Pero al revisar las cifras con calma e interpretar las gráficas, es difícil compartir el optimismo. No parece que este comportamiento a la “baja” sea concluyente o forme ya, una tendencia. Incluso, habrá que retomar el consejo de Eduardo Sojo, el presidente del INEGI, cuando recientemente advirtió sobre la encuesta de seguridad pública, que ante las cifras, “es recomendable aplicar la técnica de prueba de hipótesis para determinar si las diferencias aritméticas que se observan son estadísticamente significativas o no”.

Paradójicamente, el análisis recién publicado por un académico serio en el tema, Fernando Escalante Gonzalbo, ha demostrado una preocupante correlación entre los operativos del gobierno y el aumento de los homicidios: “Me cuesta trabajo creer que el despliegue del ejército no tenga ningún efecto sobre la tasa de homicidios, que se mueve de modo independiente”.
El caso más dramático es el de Ciudad Juárez, donde ni la policía federal, ni el ejército han logrado reducir los homicidios.

De esa manera, la base de datos muestra el ranking de las diez ciudades más violentas del país. Después Juárez, con 6 mil 437 asesinatos acumulados, le siguen Culiacán (1 890), Tijuana (1 667), Chihuahua (1 415), Acapulco (661), Gómez Palacio (553), Torreón (524), Mazatlán (518), Nogales (442) y Durango (390). 

Al conocer el detalle de las cifras en el corazón de la Región Lagunera, −Torreón, Gómez Palacio y Lerdo−, los últimos cuatro años suman al menos 1 266 homicidios. Lo cual nos coloca, en la quinta región más violenta. Menos mal que las autoridades alientan a no alarmarse y disfrutar de una “tarde soleada”. Vuelvo a los datos: hay una correspondencia casi perfecta entre la tendencia ascendente de Torreón y Gómez Palacio. En menor escala, le sigue la ciudad de Lerdo.
Pero las inteligentes declaraciones de las autoridades en Durango, no se hace menos ante las expresadas en Coahuila. Y quizá por las diferencias entre lo sucedido en La Laguna y el resto de estado de Coahuila, las autoridades minimizaron el problema. Si sumamos los incidentes de Saltillo, Monclova y Piedras Negras, en los últimos cuatro años se registraron 38 homicidios relacionados con el crimen organizado. Lo que equivale tan solo, a los que tuvo Lerdo en 2008. De esa manera, Torreón parece, en dimensión relativa, la “ciudad Juárez” de Coahuila.

Al final, quedan detrás de las cifras, los muertos. Y delante, los vivos. ¿Qué vendrá en los próximos años? ¿Bajará la tendencia violenta? ¿Aumentarán las “inhabilitaciones” de los criminales? ¿Aumentarán los “daños colaterales”?  ¿Cuándo se fortalecerá de fondo el sistema de justicia? Si los muertos no lo han valido, entonces no veo qué.

jueves, 13 de enero de 2011

Coahuila, hábitos y prácticas culturales

(Para la realización del texto, agradezco a la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, el acceso que me dio a los datos desagregados para el estado Coahuila).

La semana pasada comenté en este espacio, los principales resultados del más reciente estudio de opinión dedicado a los hábitos y prácticas de consumo culturales. La encuesta auspiciada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) fue aplicada en 32 entidades federativas, lo que permitió generar una muestra ampliamente representativa de la relación entre los mexicanos y las llamadas actividades culturales.

Las miles de encuestas aplicadas, son es realidad, parte de un extenso estudio del Conaculta, que incluye la actualización del “Atlas de infraestructura y patrimonio cultural de México, 2010”; una especie de “abc” de los museos, bibliotecas, centros culturales y zonas arqueológicas del país.
De manera muy general, ya se pueden conocer los principales resultados comparados por estado, los cuales muestran similitudes en cuanto al bajo nivel educativo de los mexicanos, pero también se observan diferencias entre los estados, en particular cuando se trata de acceso y consumo de bienes culturales: llámese museos, conciertos de música, arte, danza, teatro, cine, libros y bibliotecas.

Hace unos días, el escritor y poeta Jesús R. Cedillo, lamentaba la desaparición de librerías en Texas, para luego concluir que los mexicanos de un lado y de otro, no suelen leer ni en inglés ni español. Este dato es verificable para Coahuila en la investigación contratada por el Conaculta. La relación de los coahuilenses con el libro y la lectura es paupérrima. Por ejemplo, 82 por ciento de los coahuilenses, es decir, la gran mayoría, no ha comprado un libro en el último año. Pero independientemente de las compras, en ese lapso anual, 69 por ciento no leyó siquiera un libro. Sólo 14 por ciento declaró haber leí al menos uno. De ese pequeñísimo porcentaje que sí leyó: 50 por ciento compró libros; 37 por ciento leyó libros prestados y 24% lo hizo gracias a un regalo.
Si nos centramos en la minoría de coahuilenses que sí lee, sólo 12% frecuenta diariamente los periódicos. 1.2 por ciento los lee en Internet. ¿Si los coahuilenses leen tan poco, entonces dónde se informan de lo que sucede en el país o en su localidad? Sencillo: 90 por ciento recurre a la televisión. No voy a recordar aquí las advertencias de Popper y Sartori sobre la “mala maestra”.
En otro ámbito, el gobierno de Coahuila ha impulsado una inversión millonaria en centros culturales y museos. Sin embargo, en el último año, 46 por ciento de los coahuilenses declaró no haber asistido a ninguno, y sólo fue al menos una vez, el 31 por ciento. En otras palabras, tenemos una infraestructura valiosa, pero subutilizada. Entre las causas principales por las cuales la gente no recurre a un museo en el Estado, están dos: falta de tiempo y dinero.   

Ya hablamos de la lectura y los museos, pero ¿qué pasa con las actividades artísticas como la danza, las artes plásticas, la literatura, el teatro y la música? Todas esas prácticas culturales tienen un denominador común para los coahuilenses, aunque perfectamente la afirmación cabe en el plano nacional. Me refiero a la lejanía con las que son percibidas. Por lo tanto, en la práctica, la cultura queda en un asunto de minorías. De esa manera, la posibilidad o al menos la aspiración de estudiar algún nivel de música, danza, teatro, literatura o artes plásticas, se ve como inaccesible, porque como me explicó recientemente Norma González Córdova, no hay la condiciones para desarrollarlas.

Algunos datos del último año: en danza, 69 por ciento no asistió a ninguna actividad, 18 por ciento sí lo hizo. En teatro, la cifra no se aleja mucho: 86 por ciento no ha ido a ver ninguna obra, 11 por ciento sí fue. En artes plásticas: 89 por ciento no fue a ninguna exposición, mientras que un 10 por ciento sí participó. En cuanto a los conciertos de música en general, la cifra cambia: 46 por ciento fueron a un concierto, contra un 33 por ciento que al menos asistió una vez. Bien dicen que en gustos se rompen géneros. Así, 54 por ciento frecuenta la música de banda y grupera (de “pasito duranguense”). En contraste, el público que prefiere consumir conciertos de música clásica, ronda el 4%. ¿Qué estrategia tiene la Camerata de Coahuila para acrecentar este porcentaje?

A grosso modo esas son la cifras, no obstante, la interpretación de las mismas nos señala la débil relación entre el público y el consumo cultural. Buen reto y responsabilidad tienen las distintas instituciones públicas y privadas en conservar, y sobre todo, acrecentar públicos. En pocas palabras, se trata de crear más puentes, para que paulatinamente pasen de las minorías a las mayorías. En un sentido más amplio: hacer cultura.


Nota metodológica
: se aplicaron 1000 cuestionarios en vivienda conforme a la distribución de las secciones electorales reportadas por el IFE en Coahuila. El nivel de confianza es de 95%, con un margen de error estadístico de +/-3%. El estudio fue patrocinado por Conaculta.  

Twitter/uncuadros

lunes, 10 de enero de 2011

Más sobre la ciberdemocracia

Acostumbrado a los medios, resulta un lugar común la descalificación, el insulto como huella del tan extendido anonimato. Enrique Krauze retoma el tema del debate en democracia, y hace referencia a las versiones de ciberdemocracia

"La descalificación del otro (política, intelectual, moral) es un fundamento imposible para la discusión, pero es lo más común en nuestro medio. En la radio, la televisión o el Twitter, los usuarios no exponen argumentos sino alabanzas o vituperios, santificaciones o anatemas. Por eso en nuestra vida política es raro escuchar comentarios matizados, ver como algo natural -por ejemplo- que alguien critique ciertas políticas públicas y encomie otras sin ser tachado inmediatamente de tibio, contradictorio o vendido. Acá la crítica racional se confunde con la oposición irracional, el matiz con la blandura".

Anaya, Moreira, Twitter


Estamos nuevamente ante un proceso electoral. Quizá el interés sea mayor por tratarse de las campañas para renovar la tan deseada gubernatura del Estado de Coahuila. Así, el miércoles de esta semana iniciaron formalmente los tiempos para las precampañas. Y ya hay precandidatos registrados, spots y hasta quejas ante el Instituto Electoral. Para saltar rodeos y eufemismos, sobra decir que hay dos candidatos, y casi un partido. Guillermo Anaya por el PAN y Rubén Moreira por el PRI.  Cada uno, desde la antesala de sus anteriores cargos, el Senado y la Cámara de Diputados, dibujaban las candidaturas.

Si atendemos a la estadística registrada en los últimos dos procesos electorales, de 1999 y 2005 para elegir gobernador, el PRI logró un 58 por ciento de la votación, mantenido así una distancia de 25 puntos de diferencia a su favor. El PAN mantuvo para ambas elecciones, el 33 por ciento de los votos. Por otro lado, en las últimas tres elecciones, la de diputados locales, diputados federales y finalmente las municipales, el PRI ha arrasado como en antaño. En tales condiciones, no resulta difícil suponer un resultado. Sin embargo, nada está escrito y todavía están por conocerse sorpresas, debates, propuestas, y sobre todo, el largo curso hasta el domingo tres de julio.
Por estos días se han escuchado un par de spots. De Anaya, se presenta una imagen triunfalista que busca recordar su trayectoria política: “Guillermo Anaya sí gana”. Del PRI, que al final no optó por personalizar la precampaña en Rubén Moreira, ha difundido un mensaje institucional donde pondera el orgullo, la continuidad y el bienestar que le ha llevado a la entidad. ¿De verdad Coahuila está tan bien? Quizá el resto del estado no presente los niveles intolerables de inseguridad y violencia que se presentan en La Laguna, pero de eso, al bienestar pregonado, hay una notable distancia. ¿No será por eso que Moreira prefiere escribir de Vasconcelos?

Por su parte, Anaya dedicó su texto semanal publicado en un diario de la localidad, a criticar el crecimiento desmedido de la deuda que carga el gobierno estatal. En su artículo hace un llamado a la alternancia. En este sentido, ya he explicado en otras ocasiones, cómo la alternancia en el país no ha provocado la rendición de cuentas y mucho menos la justicia, lo cual ha resultado en un plano general, en la mayor decepción democrática (véase el Latinobarómetro).

Pero regreso a los textos, los mensajes y la presencia en la red de los actuales precandidatos. Está claro que las campañas modernas ya no se pueden hacer sin Internet, en particular en aquellas sociedades con mayores niveles de desarrollo económico.
En México no sólo seguimos rezagados, a pesar de que el sector de telecomunicaciones es uno de los que crece constantemente. Por eso, el uso de las redes sociales parece no tener un impacto relevante, máxime cuando el acceso a la red no es un asunto de mayorías. Sin embargo, como ha advertido el demógrafo, Edmundo Berumen, la presencia en la red se está volviendo un indicador cotidiano para conocer el seguimiento de las campañas. 

Si echamos una mirada a este criterio, encontramos entre Anaya y Moreira, detalles que aparentemente son triviales. Parto de Twitter y las cuentas que ambos políticos utilizan: @rubenmoreiravdz y @memo_anaya.

Si los seguidores de uno y otro votaran, la diferencia sería contundente. Moreira cuenta con 5 mil 258 seguidores, mientras que Anaya suma mil 270. Una distancia de 62 por ciento. ¿Pero con qué frecuencia “tuitean”? Según la calculadora de Tweetwaster, Anaya envió 544 mensajes, lo que equivale a 272 minutos.  Moreira ha escrito 330 “tuits” con un valor de 165 minutos.

Por ejemplo, si comparamos la presencia de otros políticos en plano nacional, sabemos que el presidente Calderón tiene 353 mil 507 seguidores, pero sólo ha “tuiteado” 922 veces. El político más activo en esta red social es el estridente diputado petista, Gerardo Fernández Noroña, quien suma más de 18 mil seguidores. Su número de tweets rebasan los 18 mil. El secretario del Trabajo, Javier Lozano ha escrito más de 7 mil 800 twets, y cuenta con 22 886 seguidores. Luis Videgaray, sin duda unos de los diputados priístas más interesantes y preparados, cuenta con 13 134 seguidores, y ha escrito más de 3 mil tweets.   

Regreso a los candidatos coahuilenses: ¿Qué tanto los “tuits” se reflejaran en la campaña rumbo a la gubernatura? ¿De qué manera la presencia en la red puede detectar preferencias electorales? Todavía no lo sabemos con precisión, pero sin lugar a dudas, esos movimientos podrían revelar algo decisivo.

lunes, 3 de enero de 2011

Cambios en Gómez Palacio


Es sabio cambiar de opinión. Y así parece el reciente cambio en el Instituto de Cultura de Gómez Palacio. La destitución es el reconocimiento del craso error de la alcaldesa Rocío Rebollo, al nombrar en su momento, a Pascuala Cabral, quien realizó una inadvertida “gestión” en el Instituto Municipal de Cultura.  Fue sustituida  por Renata Chapa, quien sin lugar a dudas tiene una trayectoria que avala su trabajo. Con su nombramiento veremos un aire fresco y profesional en un municipio que tanta falta le hace consistencia en el tema. Por acá otros relevos.