domingo, 25 de enero de 2015

303 exposición


303. La matanza de chinos en Torreón, es una exposición que nació de un "no".

Como tema de historia, diversos investigadores hemos tratado el terrible suceso, sin embargo, ya fuera como investigación académica, artículo de divulgación o crónica curiosa, la xenofobia hacia a la colonia china de Torreón, no había sido tratada en un museo para públicos más amplios. La propuesta que hicimos en 2013, Adriana Gallegos, curadora del Museo Arocena, y un servidor,  tuvo acogida en el Museo de la Memoria y Tolerancia (MMyT). No sólo había afinidad en el tema, sino vocación para dignificar la memoria; para hablar de lo que no se quiere hablar; para advertir desde el pasado los peligros latentes en el presente. Después de meses de trabajo, investigación en diversos archivos del país, elaboramos el guión museográfico. Reunimos imágenes y expresiones de una historia distorsionada bajo "los abusos de la memoria". 

Gracias a Sharon Zaga , directora del MMyT y Emily Cohen, subdirectora, quienes atendieron la propuesta.  Agradezco además a Linda Atach, responsable de la Dirección del Departamento de Exposiciones Temporales, quien creyó y apoyó este proyecto. 

lunes, 12 de enero de 2015

Supercívicos


A punto de despedir del año, más vale no quedarnos con la sensación negativa de los últimos meses. Si bien, la realidad mexicana da sobrados ejemplos para la desesperanza y el pesimismo, también hay acciones inspiradoras de quienes buscan salir adelante. Aunque parezca la excepción, hay ciudadanos dispuestos a construir otro país. No desde los grandes medios, ni desde instituciones profundamente desprestigiadas como los partidos políticos, sino a pie de calle. Me refiero a los ciudadanos que cuidan la limpieza de la calles como si fuera su propia casa. Ciudadanos que atienden la reglas viales más elementales. Ciudadanos que respetan para ser respetados. No se trata de grandes discursos para "mover a México", ni de ambiciosas reformas constitucionales, sino de las prácticas que le dan vida a la ciudad. Sí, prácticas. De la misma manera que la democracia necesita de demócratas para tener salud. La vida cívica necesita de ciudadanos dispuestos a darle vida. En momentos en que más indignan los problemas nacionales, es cuando más necesitamos de ciudadanos comprometidos con el espacio común. No hablamos de una abstracción, ni de una teoría, sino de prácticas compartidas, o si se quiere, de una cultura cívica. Aunque abundan las acciones negativas, no me dejan de sorprender los ciudadanos responsables que cuidan su entorno.
Recientemente me encontré un amigo confrontando a un automovilista que tomó la esquina como estacionamiento. No sólo incurrió en una falta vial aquel "influyente", sino obstruyó el paso de los peatones. Al ser cuestionado, el automovilista todavía se indignó e insultó. Como si el mal no fuera la falta, sino ser cuestionado por la ausencia de civismo. El incidente me recordó las irreverentes, irónicas y provocadoras intervenciones de los Supercívicos en la ciudad de México. Armados con disfraces, personajes y el más elemental respeto cívico, los Supercívicos confrontan a los ciudadanos en la calle. Di con ellos gracias a su canal en You Tube: "Houston tenemos un programa". Lo que sigue después es una serie de escenificaciones cívicas para defender los espacios que a veces, ni las mismas autoridades respetan.
Cristo en el metro. Armado de humor, Arturo Hernández se convierte en Cristo por los pasillos del metro. Agua bendita en mano, hace milagros. Levanta aquellos ciudadanos que ocupan indebidamente el asiento reservado para ancianos, discapacitados y embarazadas. Aunque es graciosa la escena de "levántate y anda", los Supercívicos hicieron milagros en el metro. Curiosamente hasta la gente cercana a la intervención, aplaudió los milagros. De igual manera, caminando por las calles, los Supercívicos lograron quitar cuatro Lamborghini que lujosamente invadían la banqueta. A las autoridades no les quedó más que corresponder las acción cívica. Pero vuelvo al punto, el civismo no es algo que se aprenda en los libros, sino con el ejemplo en las calles. Dicho de otra manera, no bastan millonarios presupuestos para cambiar al país. Sino la decidida intervención de los ciudadanos en el espacio público. De esta manera, puede más el ejemplo, que la sola publicación de la leyes y reglamentos.
En el país se reproduce un modelo de inequidad en las ciudades. La mayorías de las calles están diseñadas para el paso de los coches, no de las personas. Así, una calle cualquiera es la ocasión para defender al peatón. No obstante de tener la mayor parte de la calle, los automovilistas invaden los pasos peatonales. Es ahí cuando aparecen los Supercívicos a la manera de Beatles cruzando Abbey Road, para dejar pasar a los peatones.
La escena más reciente apela a la vergüenza. En las ciudades es común ver a muchos automovilistas que actúan como si tuvieran un auténtico fuero vial. Invaden banquetas, ocupan indebidamente el lugar reservado a los discapacitados o circulan por las ciclovías en sus autos porque asumen que la ciudad es ellos y de nadie más. Los Supercívicos estuvieron ahí para pegar un emblema en cada carro que invadió el ciclocarril. Con el rostro de Benito Juárez y el lema "fuero vial", los Supercívicos "autorizaron" inmunidad a los ciudadanos que no respetaron el carril segregado para el trolebús y bicicletas. No obstante, algunos se enojaros y hasta agredieron.
Con los Supercívicos hay humor y provocación, pero también auténticas intervenciones cívicas. Lecciones sobre el comportamiento de los ciudadanos y lo mucho que podemos mejorar nuestro entorno en la vida cotidiana. Aunque resulte extraño, sí hay héroes urbanos que dignifican la ciudad. ¿Usted conoce alguno o es uno de ellos?
Muy recomendable, busquen también en Facebook: "Houston tenemos un programa".

De libros y lecturas




Hago una pausa a las tribulaciones mexicanas y regreso a las lecturas que estuvieron presentes en los últimos meses. No todas, pero algunas referencias de vuelapluma. Ante el desánimo, quizá estos días nos den tregua a las tremendas semanas con las que cierra el año. Con sencillez. Con la calma de un haikú, regreso a las Sendas de Oku (2005), en la traducción que Octavio Paz y Eikichi Hayashiya hicieron de los poemas de Matsuo Basho: De los cerezos en flor/ al pino de dos troncos/ tres meses ya. Hace algunos años el Fondo de Cultura Económica rescató aquella edición de 1957 que nos permite recorrer cinco diarios de viaje de Basho ilustrados Yosa Buson: Este camino/ nadie ya lo recorre/ salvo el crepúsculo.
Y de la poesía a la comida, llegué a la experiencia del chef peruano, Gastón Acurio. No me dejó de impresionar cómo su historia en la cocina, revolucionó la industria culinaria en Perú. Lejos de ocultar o guardar con celo sus recetas, las compartió a los cuatro vientos. Abrió restaurantes y escuelas. Colaboró con colegas y difundió colectivamente sus saberes. "Nosotros los cocineros peruanos no competimos, sino que compartimos". Así narró una de las experiencias más exitosas y emblemáticas de Perú. De esa manera, el chef que no quiso ser abogado, construyó un emporio gastronómico de millones de dólares. Para Acurio, "si te llevas tu receta a la tumba, no existes". En el mismo tono, Andrés Oppenheimer reunió diversas historias de esperanza e innovación en América latina. Más allá de la crítica, el periodista argentino ofrece una visión alentadora de los talentos que está transformando a los países de la región. ¡Crea o morir! de Oppenheimer (2014), insiste en la innovación y la creatividad como medios para el detonar el potencial que habita en Latinoamérica.
Para los jóvenes políticos, Fuego y cenizas (2014) de Michael Ignatieff, ofrece una visión sobre el éxito y fracaso en la política. En un breve, pero intenso libro, el académico metido a político cuenta de primera mano cómo llegó al gobierno de Canadá y cómo lo perdió por su falta de sentido político. Entre los opinólogos, hay un prejuicio extendido de que los intelectuales o académicos en el poder, son los hombres más indicados para la política. Se cree que el político debe ser un hombre de ideas que desde la abstracción genera los mejores planes para el gobierno.
Pero la historia, maestra del desengaño, ofrece célebres ejemplos de pensadores que resultaron un rotundo fracaso en la política. Platón, fue consejero del poder y terminó como esclavo.
Maquiavelo, el genio que escribió El Príncipe, fue apresado y torturado.
Ignatieff es uno de los politólogos más reconocidos internacionalmente. Profesor de la Universidad de Harvard, dio el salto de la academia a la política. Su trayecto por el pedestre mundo de la política fue un desastre. "Espero que las cenizas de mi experiencia sean esparcidas en el algún jardín. Todo aquel que ama la política, y yo aún la amo, quiere animar a otros a que vivan sus sueños, pero también quiero que entren en la batalla más preparados de lo que yo estaba. Quiero que sepan, que sientan, lo que es tener éxito, pero también lo que es fracasar, para que no tengan miedo de ninguna de las dos cosas".
Ante el fracaso, escribe Ignatieff con provecho para los jóvenes aspirantes: "Pensé que gran parte de la teoría política, cuya lectura se requiere a estudiantes de todo el mundo había sido escrita no por aquellos que habían triunfado en la política, sino por aquellos que habían fracasado en ella. Que la astucia teórica vaya de la mano del fracaso político con tanta frecuencia, arroja luz sobre aquello que hay de específico en el talento político".
Imperdible la extensa colección de ensayos de George Orwell, recientemente publicada por Losada en 2013.
Posdata. Para como están los tiempos, volví a releer Ricardo III de Shakespeare.
24 de dic 2014
El Siglo

Gobiernos de aparador

Difícil saber a dónde vamos en medio de la crisis. Para el caso no hay bola de cristal ni predicción que valga. Aunque la historia ofrece ejemplos y comparaciones, no sabemos bien a bien dónde va a parar la crisis que vive México. Sabemos dónde empezó la indignación, pero no sabemos dónde va a terminar. En el colmo de la incomprensión, el presidente llamó a superar el dolor. ¡Sí! Así de distante, así de ajeno al momento que vive México. Por su cabeza no pasa la autocrítica y mucho menos, la humildad. Desde 1968 no veíamos un movimiento similar: manifestaciones, crítica, protesta, rechazo al poder, indignación por todas partes. De cierta manera vivimos un momento "tectónico". Capas y cimientos que en muchas décadas no se habían movido. Desde el poder se apela a la conspiración, pero no se reconoce el fondo el problema: corrupción e impunidad del mismo poder. Las claves de nuestra endeble democracia las ofrecen los mismos actores políticos. Anoto las principales.
No hay oposición, pero sí complicidad. Silvano Aureoles, presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados y miembro del PRD, ratifica su lealtad al presidente. Para él la casa blanca es un "asunto entre particulares". Lejos de investigar o ser un contrapeso, el poder legislativo se quedó callado, para que tampoco sea investigado. Para los diputados es preferible la complicidad, a la rendición de cuentas.
Cuando el auditor renuncia a llamar a cuentas, sabemos que la impunidad prosperó. Juan Manuel Portal, titular de la Auditoría Superior de la Federación se comportó como debía comportase: un hombre leal al status quo. Escuchemos sus palabras: "Hasta ahorita el tema de la casa blanca es un asunto de particulares, quién le compró y quién le vendió, la señora no es funcionaria pública aunque maneje recursos públicos, pero en fin, una vez que pudiéramos tener facultades para hacerlo durante, quizá podríamos revisar el procedimiento de licitación del Tren por presunto conflicto de intereses, de la casa no salió de recursos públicos". Portal no quiere ser un outsider, ni tampoco un héroe solitario que denunció la corrupción. Nada de eso, su papel es ser un celoso guardián del orden establecido.
Cuando no salíamos de una casa, ya estábamos en otra. Luis Videragay, arquitecto de las reformas de Peña Nieto y flamante Secretario de Hacienda, no quiso quedarse atrás en eso de las casas. No obstante que declaró estar desempleado en 2012, accedió a la bondad empresarial de Grupo Higa y consiguió el mejor precio del mercado. Cuestionado por la prensa estadounidense, Videgaray, reconoció la crisis que vive el país por los escándalos de corrupción y seguridad. Más aún, la periodista Michelle Caruso le cuestionó: "Si Bárbara Bush hubiera tenido una casa construida por Halliburton, George W. Bush hubiera sido sometido a juicio político". Pero claro, Videgaray asume que está en México y no en Estados Unidos, donde sí han corrido al presidente por corrupción, como sucedió con Richard Nixon. En función de esa "certeza", el Secretario dice que no hay conflicto de interés, no obstante que Higa ha recibido contratos de miles de millones de pesos del gobierno.
Entre las autoridades, hay pocas excepciones, y quien realmente sorprendió fue el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el ministro Juan Silva Meza. En un reciente discurso, Silva Meza aludió elegantemente al presidente. Lamentó los sucesos violentos que "ni el tiempo, ni el silencio permitirán superar la adversidad, sino el reconocimiento y la determinación para hacerles frente". Luego crítico a los gobiernos de aparador: "la sociedad no quiere una justicia inservible y lejana, justicia de discurso, justicia de aparador, debemos entender que nuestro lugar está a lado de la sociedad y sus derechos, no por encima de ella".
Sin embargo, para coronar la impunidad, esta semana una noticia demostró que el cambio, si lo hay, no vendrá de las actuales instituciones, ni de los políticos en el poder, sino de una generación que se atrevió a salir a las calles. Por lo tanto: Salinas de Gortari es inocente. Como ave de mal agüero, la historia no tenía razón y ahora resulta, que Raúl Salinas, hermano de uno de los peores presidentes de México, fue exonerado por un tribunal en el DF. ¡Cómo se nota que manda el PRI! Hace algunos meses, nuestro presidente afirmó que la corrupción es un problema cultural que afecta a México. Si es así, qué cultos son estos gobernantes.
17 de dic 2014
El Siglo

¿El PRI de siempre?


Crisis política y corrupción, deuda nacional por segundo año, devaluación del peso, dólar a la alza, petróleo a la baja… y una espléndida casa blanca. Es decir, los ingredientes de un crisis a la antigua. Al final de su sexenio Ernesto Zedillo entregó buenas cuentas, y rompió con la tradición de quebrar al país. Vicente Fox, a pesar de ser un frívolo en el gobierno, mantuvo la estabilidad. Felipe Calderón, que nos metió en una sangrienta e "imbécil" guerra, tampoco quebró al país. En el pasado, tuvimos una camada de presidentes que cada sexenio provocaban una crisis desde el gobierno. Luis Echeverría inauguró la infame tradición. Le siguió José López Portillo, Miguel de la Madrid, y sólo Carlos Salinas de Gortari los pudo superar. Rezo, imploro y hago votos porque la presidencia de Enrique Peña Nieto, prematuramente desgastada, no opte por la vieja tradición.
10 de dic 2014
El Siglo

Riquelme, primer año


Sin la espectacularidad de los anuncios, el alcalde Miguel Ángel Riquelme llega a su primer año al frente del Ayuntamiento de Torreón. ¿Cuál es el balance? Lo más notable de su gobierno ha sido un cambio paulatino en la imagen de la ciudad. Barrido de calles por la "marea roja", arreglo de camellones, restauración de la pintura en la infraestructura urbana, mantenimiento en los puentes, mejora en las entradas de Torreón y mucho bacheo. A la vuelta de un año, es indudable que se nota una imagen distinta. No la del abandono o la negligencia, sino la atención de un gobierno que atiende los aspectos más elementales de la ciudad.
Otro aspecto destacable es la presencia del alcalde. A pesar de la personalidad hosca y susceptible a la crítica, escucha y ha atendido personalmente diversas problemáticas de la ciudad. En pocas palabras, sí se nota que tenemos alcalde. Coincido en el punto. En el gobierno, más que simpatías o popularidad, se necesita capacidad para gobernar.
Durante varios años el SIMAS fue un dolor de cabeza para la administración por la desastrosa e irresponsable administración que ahí se llevó. Actualmente el organismo operador de agua estabilizó sus números, lo cual demuestra que sí es posible llevar un buen gobierno. Ahí el alcalde Riquelme anotó buenos puntos a favor. Pero un año es poco tiempo para ver los resultados de largo plazo en obras como el BRT o metrobus; el parque lineal al oriente, ubicado en las antiguas vías del ferrocarril; o el parque de la Unión, un sector lacerado por la violencia.
Uno de los aspectos positivos para el municipio fue la creación del Instituto Municipal de Planeación, aunque más temprano que tarde, le redujeron el presupuesto. Asimismo, lejos de ofrecer una perspectiva comparada o una evaluación previa sobre el nuevo alumbrado, simplemente avaló la decisión del jefe. Más vale estar bien arriba, que pecar de acucioso. La millonaria concesión de alumbrado fue uno de los aspectos más polémicos y criticados del primer año. Si bien, es necesaria la modernización del alumbrado, la contratación quedó bajo sospecha. ¡Al fin son 3 mil millones de pesos!
En seguridad, el año 2014 mantuvo la tendencia a la baja que venía desde 2013, en relación a los homicidios dolosos. Sin embargo, hay que decirlo con todas sus letras. No se trata de un "logro" de las autoridades, sino del brutal exterminio de un grupo criminal sobre otro.
En últimas fechas, la condonación de impuestos al club Santos es un punto negativo. No se trata de un club fregado, ni de una asociación civil sin fines de lucro, tampoco son almas de la caridad, sino una próspera empresa. Un jugoso negocio particular. El tema desvirtúa los logros del alcalde. Es cierto que otras administraciones hacían lo mismo, pero en aras de un cambio a fondo, los ciudadanos no tiene por qué pagar esa carga millonaria que favorece a los socios del equipo local. ¿O también el alcalde va condonar impuestos a todos los ciudadanos? ¿Por qué unos ciudadanos sí y el resto no? La inequidad también viene del gobierno. Gobernar es mucho más que bachear las calles. Se vale rectificar, cambiar las políticas que no favorecen a la ciudad. Riquelme ha demostrado ser un alcalde pragmático. Le quedan tres años, un tiempo razonable para dejar un buen legado a la ciudad.
10 de dic 2014

¡911 Presidente!


Vi con atención el mensaje del presiente Enrique Peña Nieto, y mi sensación es que todavía sigue en China. Después de dos meses tras los sucesos trágicos de Ayotzinapa, el ejecutivo no ha visitado Iguala. Por el contrario, ese viaje sí lo canceló. El punto es significativo porque muestra un gobernante que no termina por asumir el tamaño de responsabilidad de su cargo. Rebasado, distante, disminuido ante la adversidad, su actitud es la de un hombre que no parece comprender la gravedad del momento. No sólo no conecta con la gente, sino hasta las encuestas de los diarios oficialistas, ya lo muestran en picada. Pero el problema para el ejecutivo no es la caída de la popularidad, sino la falta de credibilidad en su presidencia. El Gobierno Federal quiso vender la imagen de un país reformista, cuando ni siquiera fue capaz de atender la función primordial del Estado: la seguridad.

Ante el estado de emergencia por fin salió el jueves pasado el inquilino de Los Pinos. La expectativa era grande en torno a qué iba a decir, y sobre todo, hacer. Lo primero que me llamó la atención de su discurso, fue ausencia de autocrítica para su gobierno. Lejos de reconocer errores e incluso ofrecer perdón a las víctimas, sencillamente nos presentó un decálogo "para mejorar la seguridad". De esa manera, buscó empatía al decir "Todos somos Ayotzinapa", pero esa frase pronunciada por quien ni siquiera fue a la comunidad, resulta hueca.

Repasemos el decálogo. 

1. Ley Contra la Infiltración del Crimen Organizado en las Autoridades Municipales. La iniciativa busca intervenir y disolver ayuntamientos infiltrados por el crimen organizado. Sin embargo, no se dice nada sobre los actores que operarán esa ley. ¿Con qué sistema de justicia? ¿Con las actual Procuraduría de la República? ¿Con la eficiente Policía Federal? ¿Y quién los revisa a ellos? Ojo, la infiltración no sólo está en los municipios, sino como muestra nuestra historia reciente: en las esferas más altas del gobierno. ¿Por qué no habló de los gobiernos estatales infiltrados por el crimen?

2. Iniciativa que redefinirá por completo y dará claridad al sistema de competencias en materia penal. ¿Y el código penal único? Desde 2008 empezó la reforma constitucional al sistema penal. La propuesta es un pleonasmo para completar el "decálogo".

3. Policía estatal única. La propuesta no es novedosa, ya viene desde el sexenio anterior. En principio es positivo tener 32 corporaciones, a más de mil corporaciones disímiles. Sin embargo, por lo menos llevará el resto del sexenio avanzar en el proyecto, así que no esperemos resultados a corto plazo.

4. 911. En el país ya tenemos el 066, sólo cambiará de números. La iniciativa atiende la forma, por ser más popular ese número. ¿Y el fondo?

5. Clave Única de Identidad. ¿Y qué hacemos con el CURP? Otra ocurrencia de relleno. Eso sí, con costo a los contribuyentes.

6. Operativo especial en la región de la Tierra Caliente. Ahí inició el fracaso de Calderón al inicio de su terrible sexenio. Ahí regresa Peña Nieto.

7. Reformas para mejorar la "justicia cotidiana". Sin duda todo lo que actualmente y desde hace décadas no funciona en el sistema de justicia mexicano. Resulta irónico que la reacción actual del Gobierno Federal sea detener, golpear y reprimir a ciertos manifestantes. En algunos casos, hasta el ejército entra por los estudiantes, como sucedió reprobablemente en la Universidad de Coahuila.

8. Reformas en derechos humanos. Fue la propuesta más amplia en relación a la atención de víctimas y desapariciones forzadas. Se prevé un Sistema Nacional de Búsqueda de Personas No Localizadas, además de un Sistema Nacional de Información Genética.

9. Combate a la corrupción. El presidente no dijo nada de la "casa blanca" y el conflicto de intereses. Al omitir deliberadamente el tema, sólo ratificó la amplia desconfianza a su gobierno.

10. Gobierno Abierto. La firma del convenio para llevar la agenda del gobierno abierto ya viene desde el sexenio de Calderón. Se firmó en 2011. Este punto sólo se incluyó para relleno del decálogo.

¿En verdad es todo lo que tiene la Presidencia de la República? Francamente decepciona el contenido de las propuestas de Peña Nieto ante la crisis de su gobierno y del país. Decepciona porque en vez de ir al fondo, sólo toca dos o tres punto relevantes y el resto son repeticiones y duplicaciones de líneas existentes. En verdad me aterra comprobar que el complejo aparato de Estado es todo lo que puede dar. No quiero pecar de pesimista, pero las propuestas del presidente se quedaron muy cortas ante el enorme problema. Lo peor que puede sucederle a su gobierno es continuar en la arrogancia e inútil inmovilidad en la que se encuentra.

3 de dic 2014
El Siglo

"La conjura contra México"


Es en las crisis donde conocemos a los hombres. Más pronto que tarde, la presidencia mostró su verdadero talante. Disminuida ante el conflicto, supuso que las cosas cambian porque la imagen cambia. Así lanzó una gran campaña mediática y de relaciones públicas, pero la dura realidad se encargó de evaporar el artificio: Enrique Peña Nieto como gran "rescatador" del país, y el secretario de hacienda, Luis Videgaray, como el "mejor" ministro del mundo. ¿Dónde quedaron esos atributos ahora?
Los sucesos de las últimas semanas, aunado al escándalo de la "casa blanca", no sólo han minado la legitimidad de la presidencia, también han demostrado una cabeza incapaz de gobernar un país profundamente lastimado por la corrupción. ¿Qué podemos esperar del gobierno de Peña Nieto para el resto del sexenio? Las respuestas de las últimos días, nos dan señales preocupantes de lo que pueden ser los próximos años.
La esposa por delante. A falta de una explicación rápida y contundente del mismo presidente sobre la casa millonaria, mejor envío a los lobos a su esposa, Angélica Rivera. Mala señal que fuera él y no ella: "Ve tu, para que me salve yo". Al final, la primera dama reprochó en tono agresivo el cuestionamiento, como si no fuera un persona pública que ejerce recursos públicos. Como si su marido no fuera el presidente. Sin embargo, el tema de fondo no se aclaró. Me refiero al conflicto de interés de un proveedor del gobierno que ganó contratos por miles de millones de pesos, y de paso, construyó una "modesta" casa a la pareja presidencial. No obstante, la esposa dijo que era suya. Lo absurdo del caso, es que la mayoría de los mexicanos, salvo Televisa, no sabíamos que Rivera fuera una actriz más exitosa que las mas grandes de Estados Unidos. ¡Ahí sí nos sorprendieron!
Como en los viejos tiempos, César Camacho, líder nacional del PRI, con su Patek Philippe en mano, no le quedó más que decir: "En los tiempos actuales, en los que la armonía social y la convivencia fraterna parecen verse amenazadas, debemos cerrar filas en torno al Jefe del Estado mexicano". Dicho de otra manera, lo que importa es la unidad, no la desconfianza, ni mucho menos la duda sobre la riqueza del presidente, su jefe.
¿Y la oposición? Convenientemente dormida. Ni el PAN ni el PRD han sido capaces de articular una oposición, porque sencillamente, están sometidos por la presidencia. Ya sea por los casos de los "moches", las alegres fiestas de los diputados o en franco apoyo a gobernantes impresentables estilo Abarca. Pero también esos partidos que ha renunciado a la oposición, comparten el poder no para beneficio de los ciudadanos, sino de una minoría en los partidos. El problema es que sin oposición, la democracia pierde sentido, pues se convierte en un rentable sistema de complicidades y contubernio. Nada más.
Por lo pronto, la respuesta del Peña Nieto, me recordó al expresidente Gustavo Díaz Ordaz, quien justificó en su momento, la mano dura de su gobierno. Según él, para evitar "la conjura contra México". Ante la "disolución social" y los "agitadores profesionales", Díaz Ordaz "salvó al país", mas nunca entendió el gran momento democratizador que había ganado las calles. En respuesta, su gobierno aplastó, reprimió y terminó sangrientamente las protestas de los estudiantes, como antes lo había hecho con los médicos huelguistas.
En esa escuela de conspiraciones, Peña Nieto afirmó recientemente sobre las protestas: "pareciera que respondieran a un interés general de generar desestabilización, de generar desorden social y, sobre todo, de atentar contra el proyecto de nación que hemos venido impulsando". Para el mandatario mexicano lo significativo no es el reclamo de justicia, ni la exigencia de cambiar las cosas a fondo, sino "un afán orquestado por desestabilizar".
Independientemente de los "desestabilizadores", eso no quita la sombra de corrupción que ya persigue a la presidencia. Tampoco, y esto es lo más grave, se construye un genuino estado de derecho. A estas alturas, el proyecto de nación puede irse despidiendo de las reformas, para dar pie, a algo más básico y elemental: un sistema de justicia que funcione.
26 de nov 2014

Alameda

Foto: El Siglo
La Alameda de Torreón es uno de los espacios históricos más emblemáticos de la ciudad. Mucho antes de que hicieran la llamada Fuente del Pensador, en los años veinte del siglo pasado, la Alameda tenía un aspecto diferente. Todavía sobreviven en las cuatro esquinas, ocho columnas de cantera, construidas en 1914. Las columnas son representativas de una época en Torreón, donde se vivió una de las batallas más cruentas de la Revolución en 1914.
En días pasados a alguien en la administración municipal que encabeza Miguel Ángel Riquelme, se le "ocurrió" la gran idea de volver a pintar la cantera. ¿Habrá en el gobierno municipal algún funcionario responsable de cuidar el patrimonio histórico? ¿Habrá alguien que sí leyó más de tres libros? Para evitar futuras negligencias, recomiendo leer el Manual de Conservación de Monumentos Históricos del INAH. Señores, ¡la cantera no se pinta!
19 de nov 
El Siglo

Mucho gobierno, poco Estado



A nadie le gusta pagar impuestos. Sobre todo cuando se tiene gobiernos como en México, donde siempre queda una sensación de profunda desconfianza, donde con facilidad el gobierno se vuelve sinónimo de corrupción. No sé a ustedes, pero cada vez que pagamos impuestos, me pregunto a dónde va ese dinero. Podemos pensar que a grandes obras públicas, o necesarias inversiones en la educación o salud. El punto viene a colación porque la semana pasada se aprobó el presupuesto billonario del gobierno federal para ejercerse en 2015. El Presupuesto de Egresos será de 4 billones 694 mil 677 millones de pesos. A simple vista la cifra parece ilegible. Tantos números, tantos miles de millones. Según la Secretaría de Hacienda, encargada de extraer rentas a los mexicanos, "se trata de un presupuesto austero, eficiente y responsable, que refleja el compromiso y trabajo conjunto de las y los diputados federales… para impulsar el crecimiento y el desarrollo económico y social del país". Pero dejemos la solemnidad gubernamental, porque si algo demuestran los hechos, es un gobierno incapaz de brindar un auténtico estado derecho, ya no digamos la seguridad, que es la esencia misma del Estado.
Regresemos al presupuesto billonario. ¿Por qué si es tanto dinero, no alcanza? ¿Por qué si cada año se ejerce un mayor presupuesto, hay grandes rezagos en infraestructura? Lo que en principio parece mucho dinero, termina diluyéndose en un gobierno obeso que se va en burocracia y más burocracia. Súmele mala administración, y un excesivo gasto corriente. Para seguir con la analogía de la obesidad, tenemos un gobierno nacional con abundante colesterol y problemas de salud. De entrada el 77 por ciento del presupuesto, se destina al gasto corriente. Es decir, para pagar la operación del gobierno y sus empleados. Sólo el 23 por ciento será gasto de inversión. Esto significa que la gran mayoría del dinero no regresará a los ciudadanos en servicios, obras o atenciones del inmenso aparato gubernamental. Nada más una pequeña parte llegará a los ciudadanos. Por cada peso que capta el gobierno federal, más de 70 centavos nada más para que el gobierno exista, sin importar los criterios de eficiencia o beneficios que generen valor público.
Pero cambiemos de analogía, cuando un gobierno destina la mayoría de sus recursos al gasto corriente, significa tanto como gastar en la borrachera la mayoría del salario, para sólo regresar a casa con un raquítico 20 por ciento. En esa relación de ingresos y egresos del gobierno federal, no hay dinero que alcance para invertir a fondo en áreas estratégicas como la educación o la salud. Mucho menos en seguridad. En pocas palabras tenemos una riqueza nacional mal administrada y mal distribuida: mucho gasto y poca inversión. ¿Para qué sirve un gobierno así?
Recientemente visité la biblioteca de una universidad pública en el norte del país. Lo que más me impactó de esa biblioteca fue la falta de inversión y mantenimiento. Lejos de llevar lo mejor a los estudiantes, la inversión queda relegada o sencillamente no llega. Entonces ¿adónde va todo el dinero? A pagar campañas publicitarias. A pagar obras millonarias que benefician a una minoría. A pagar las deudas irresponsables de los gobernadores. A pagar instituciones disfuncionales o en el peor de los casos, a pagar policías corruptas que se vuelven contra la población. Ya no digamos los líderes sindicales y las dinastías en el poder. O las mansiones de los políticos en turno... Cuando conocemos cómo se distribuye el dinero público, entendemos por qué tenemos mucho gobierno y poco Estado. ¡Así ni cómo!
19 de nov 2014
El Siglo

La hora de Humberto


Un fantasma recorre Coahuila: el fantasma de Estados Unidos. Pero nada más negativo para México y Coahuila, que la justicia provenga de otro país. Negativo porque el asunto demuestra que por más reformas que hubo, ninguna tocó la corrupción imperante en las instituciones. Por el contrario, se trabajó con las reformas, como si la corrupción no fuera un problema para el estado mexicano, sino un asunto de "cultura". Por las autoridades mexicanas la deuda de Coahuila está en el conveniente olvido, pero el problema está con la justicia estadounidense. Aquí ya pasaron varios años desde que se conoció el escándalo de corrupción en el gobierno estatal y nada pasó. Incluso, el principal responsable fue y vino, y hasta estudió una maestría en España. De no ser porque los artífices del monumental desfalco, unos 35 mil millones de pesos, llevaron el dinero a Texas, la cosa estaría tan tranquila como en México. O mejor todavía, como en Coahuila.
A nadie le queda duda de que la ley es diferente para cada lado. Mientras en Estados Unidos investigaron, detuvieron, confiscaron y encerraron. En Coahuila los responsables continúan como funcionarios del gobierno porque aquí sencillamente no pasa nada. Sin embargo, lo que hasta hace unos meses parecía un monumento a la impunidad, como los que abundan en el país, cambió por las investigaciones de la justicia gringa. Desde la entrega de Javier Villarreal, el entonces secretario de Finanzas durante el gobierno de Humberto Moreira, el juego cambió. El dilema del prisionero ya hundió recientemente a un empresario de medios ligado no solamente al lavado de dinero, sino a otras gracias más. Poco a poco los gringos han develado una trama criminal en Coahuila que no le pide nada a un guión de Martin Scorsese: corrupción, violencia, pelea entre familias, criminalidad y hasta muerte.
No sorprende que las autoridades coahuilenses no vieran ni sancionaran nada del megafraude de la deuda. Ni la Contraloría o Función Pública, ni la Auditoría estatal, y mucho menos, la Procuraduría General del Estado. Pero esa inacción ha encumbrado al gobierno del Coahuila como una entidad dominada por la corrupción y la complicidad, por supuesto, con el sucesor fraterno a la cabeza. Como si la deuda no fuera un exceso, todavía volvieron a solicitar otro préstamo por 2 mil 500 más. Así sin más, sin explicaciones, sin rendir cuentas, sin fincar responsabilidades.
Como los vientos, las circunstancias en Coahuila también han cambiado. Las nuevas revelaciones desde Estados Unidos, apuntan al principal "conspirador" de la deuda: Moreira I. Hasta hoy Humberto ha librado con impunidad la deuda, por dos razones. La sucesión de Moreira II en 2011, y el triunfo de Enrique Peña Nieto en 2012. El primero continúa como gobernador en la medida en que no se ha procedido contra la deuda. El segundo, ahora con el agua hasta el cuello por la matanzas de Tlatlaya y los 43 normalistas de Ayotzinapa, ya no lo podrán proteger.
Antes de asumir el poder, el presidente Peña Nieto propuso la Comisión Nacional Anticorrupción. Curiosamente, ya cuando asumió el cargo e impulsó las reformas, se olvidó de aquella propuesta. Ante la crisis que vive la presidencia de Peña Nieto, se suma un cuestionamiento más: la millonaria mansión de la esposa del presidente. En los medios tradicionales se puede intentar un "control de daños", sin embargo, las redes sociales ha equilibrado el juego con tuits, hashtag, memes y hasta comparativos con las grandes actrices de Hollywood que posen casas menos suntuosas. Al igual que el procurador Murillo Karam, muchos coahuilenses ya nos cansamos de la deuda y de que en Coahuila las autoridades actúen como si nada hubiera pasado, como si no fuera un grave delito robar 35 mil millones de pesos a los contribuyentes.
Si Peña Nieto quiere recuperar algo de la imagen tan vapuleada que ahora tiene, debería empezar por demostrar un cambio significativo frente a la corrupción y la impunidad. La violencia y la inseguridad es un frente, pero también la enorme corrupción de políticos como Humberto Moreira y sucesores. Por lo pronto, nada bueno viene desde el vecino del norte para los coahuilenses implicados en la deuda.
12 de nov 2014
El Siglo 

Dos años de Moreleando

El próximo sábado Moreleando festeja dos años de tomar las calles. Los miles de ciudadanos que acuden a la Morelos, han demostrado que otra ciudad es posible. ¡Enhorabuena! Ahí nos vemos.

22 de nov 2014 
El Siglo

El fiasco de las consultas

Se acabó el "Mexican moment". Los acontecimientos del país que van desde protestas hasta la desaparición de normalistas en Guerrero, seguido de un gobierno pasmado, son más una cadena de correspondencias, que hechos asilados. Tanto se insistió en el discurso reformista, que hasta una famosa revista entronizó a nuestro presidente como el "salvador" del país. Otra revista, otorgó al secretario de hacienda, el premio al "mejor ministro de finanzas del mundo". Según ese discurso, a México lo gobiernan los mejores. Pero si eso es cierto, ¿dónde nos encontramos ahora? Tras la batería de reformas, la lapidaria realidad se encargó de recordarnos dónde estamos, más allá del artificio gubernamental. De las reformas se espera mucho para "mover" a México. Pero todavía están la mayoría, por conocerse en acción. El turno ya tocó a la reforma política, en especial al mecanismo de consulta popular. ¿Cómo nos fue?
No hay duda del valor democrático de las consultas populares. El mejor ejemplo, y lo digo con envidia de la buena, es la consulta popular que llevó a los ciudadanos de Escocia, a plantear la separación del Reino Unido. Una pregunta muy sencilla sobre permanecer o separarse. Finalmente los escoceses reafirmaron su integración al Reino y con ello fortalecieron, a través de la consulta, la unidad. Al mismo tiempo, quedó claro por qué ese país es una democracia con una gran tradición liberal.
En México, el recientísimo mecanismo aprobado en la reforma política, resultó un fracaso porque ni siquiera las preguntas llegaron a la consulta. Por el contrario, la Suprema Corte revisó las preguntas del PRD sobre la reforma energética, del PAN sobre el salario mínimo, y del PRI con la popular propuesta de reducir legisladores. Ninguna a su juicio es procedente, por contraviene las reglas actuales y la constitución. Ninguna tampoco, alcanzó la "trascendencia nacional". Visto así, esa parte de la reforma política fue un fiasco que sirvió para recabar millones de firmas y tirarlas a la basura. Más grave aun, fue el simulacro de los partidos que alimentó el tema en los medios nacionales, pero al final, se quedó en una convocatoria estéril. ¿De qué sirvió la reforma y su flamante ley federal de consulta popular si no puede proceder a favor de los ciudadanos?
De acuerdo con la nueva ley, "la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno". Hasta ahí muy bien. El texto legal es una auténtica lección de liberalismo político. No así su aplicación, porque finalmente no llegó a nada. Quizá habría que agregar una nueva definición de la democracia mexicana, como el arte de perder el tiempo. Tanto alboroto por el salario mínimo, y tanta sensación por quitar diputados para finalmente anular las firmas para la consulta. Ni ganas quedaron ya de replantear la reforma energética. 
La inoperancia de la nueva ley no se debe a un error, sino a la inquina de la clase política. Medios de participación como la consulta, son una amenaza al monopolio de los partidos sobre la política. Pero no lo perdamos de vista, esa fallida parte de la reforma política, es reveladora de la disfuncionalidad de origen. ¿Cómo vendrán el resto de las reformas si los legisladores nos acaban de entregar un ley inoperante? Al paso que vamos, no me sorprendería mañana, que el llamado paquete de reformas, también resultó un fracaso que tendrá que ser "perfeccionado". ¡Vaya país!

5 de nov 2014
El Siglo

FUTBOL Y POLÍTICA



O todos coludos, o todos rabones. Sin embargo, hay unos más ciudadanos que otros. Por supuesto no es madre de la caridad, sino empresa privada. La goleada del Santos al Ayuntamiento de Torreón en eso de los impuestos lo dice todo. Para no ir tan lejos, demuestra las prioridades del gobierno.

22 de oct 2014
El Siglo

Antimanual del ciudadano

Cansados de la política, pensamos en los ciudadanos como una fuente inagotable de pureza. Tan mala imagen tiene nuestros políticos, que los ciudadanos nos parecen el último refugio de la sociedad. Hartos de nuestros gobernantes, elogiamos las vías ciudadanas como la única forma admisible. En la crisis de legitimidad de los representantes públicos, las “organizaciones de la sociedad civil” se presentan como una vía más confiable. De esa manera, ante la desconfianza, tenemos más fe en las asociaciones civiles o en las llamadas organizaciones no gubernamentales. 

Por puro contraste, todo lo que suene a ciudadano está “bien”.  Pero la vida pública es más compleja que unas categorías o unas diferencias conceptuales entre políticos y ciudadanos. No se trata de “tipos ideales”, sino de actores que en el fondo, reflejan comportamientos más profundos de la sociedad. Y ahí, no importan mucho la diferencia entre políticos y ciudadanos, por ser al fin artificiosa. Nada más ingenuo que decir: “no soy político”. Pero al mismo tiempo, nada más rentable que asumirse desde la negación a la ciudadanía. Así aparecen grupos de ciudadanos organizados, que sin estar en un partido político reproducen prácticas similares. ¡Sí! Esas prácticas que tanto detestamos.  Quizá la única diferencia es el acceso a bolsas millonarias o a la encarnación más viva del poder: la violencia.

Lejos de la idealización de los ciudadanos, hay prácticas que se corresponden y se parecen a las que odiamos tanto en nuestros políticos. Veamos algunas estampas.

El monopolio soy yo. Nadie es más importante en las asociaciones civiles, que la nuestra. Las demás también hacen trabajo, pero la mejor, la verdadera y sobre todo, la auténtica, es la que llevamos nosotros. Como si fuera un extensión del ego personal, se asume un ego colectivo.

Se vale criticar, pero a mi no critiques. Contrario a la apuesta liberal de la democracia, donde la crítica y debate son una esencia de la vida pública, en el microcosmos de las organizaciones de la sociedad civil, la crítica es deseable hacia fuera, pero nunca adentro. Se vale señalar con todo a los políticos en el gobierno, pero no se permite la crítica a los críticos. Como en el mundo de las redes sociales, los comentarios en contra se borran y de paso, se bloquea a los usuarios que cuestionan.

La tolerancia no es para nosotros. Si hay un discurso políticamente correcto, es el de la tolerancia. Tolerancia de opiniones, de grupos, de creencias está bien para los políticos, pero no para los ciudadanos organizados. Diferir es mal visto, y no adoptar la opinión de la mayoría, es casi una condena.

Tan largos unos como otros. Se ha hablado de la transparencia como un valor fundamental de la democracia. También se ha dicho que la rendición de cuentas es un deber del gobierno. Pero al revisar las cuentas de los ciudadanos asociados en redes de colonos o grupos de interés, encontramos tanta opacidad como en el gobierno. Al final llegan al mismo punto: los fraudes no son exclusivos de los políticos.

Superioridad moral. En el quehacer de las organizaciones, siempre hay quien habla desde la superioridad moral. Cargados con una batería de adjetivos, nos dicen quienes hace bien, y quienes hacen mal.  Así, cualquier foro es la ocasión para pontificar. Si otros ciudadanos colaboran con el gobierno, son “acarreados”. Si nosotros colaboramos con el gobierno, somos especiales e importantes.  

Demerite a los demás. Reflejo de los complejos personales, hay en el ámbito de los ciudadanos, un gusto por demeritar todo lo que no sea el trabajo propio. Si está bien el de otra asociación, demerítelo. Si está mal, diga mil veces que está mal. De esa manera quedará satisfecho con su trabajo, como quien asume haber descubierto la tierra.

Autoelogio, autoelogio y más autoelogio. De lo que se trata es de que brille uno.  La organización sólo es el vehículo para la promoción personal. Deje de lado el trabajo duro, usted salga en la foto. Llegue al momento oportuno cuando las cámaras estén encendidas. De lo que se trata es de aparecer. No lo olvide, la foto es lo más importante. Incluso si puede, regale un objeto personal a manera de relicario. 


El antimanual del ciudadano  continuará…

29 de oct 2014
El Siglo
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1052161.antimanual-del-ciudadano.html