viernes, 28 de julio de 2023

Villa, actor de Hollywood

 


La leyenda se mezcla con el mito. Cien años después, su nombre sigue vivo. Tras el asesinato, un 20 de julio de 1923, en Parral, el nombre del revolucionario Francisco Villa, sólo creció más. Su vena popular continúa en el presente. Como sucede con otros grandes personajes, hay algo de su historia que está vivo aquí y allá. Por lo mismo, no me deja de sorprender que, hasta veladoras, junto a San Judas Tadeo y otros santos, se pueden encontrar. Las imágenes abundan y se reflejan en esencia su carácter popular. Villa representó la revolución desde abajo, aunque vale aclarar, que tanto él, como Zapata, perdieron la guerra frente a los sonorenses. El más sagaz de esa línea, formó un partido político que duró setenta años en el poder.

Con motivo del centenario luctuoso, se han realizado diversas conmemoraciones, incluyendo la designación del año de Villa por el gobierno federal de la 4T, tan afín a los símbolos. Por supuesto, el personaje, como cualquier otro, está sujeto a polémica y a una variedad de interpretaciones. Algunos lo adoran por sus acciones revolucionarias, otros lo vituperan por bandolero y asesino. Pero el historiador no es un juez. Al respecto, conviene recordar al brillante historiador francés, Marc Bloch, quien no sobrevivió al nazismo y, sin embargo, alcanzó a legar un libro iluminador sobre el oficio de historiar. Ahí advirtió de la tentación de juicios y adjetivos. Por lo mismo, es error de aficionado, asumir la historia como un tribunal desde el presente. En el mejor de los casos, esa actitud demuestra un ingenuo anacronismo, pero también, deshonestidad intelectual, de quien pretende desde el presente, juzgar el pasado. La historia es la ciencia de los hombres, y su función es ayudarnos a comprender. En ese sentido, hay que quitarnos de prejuicios para acercamos al pasado. Dicho eso, es fascinante conocer a los sujetos de la historia en su complejidad, más allá de la pobre imagen de buenos y malos, tiros y troyanos. La figura de Villa es extraordinaria por las facetas que tuvo, en especial, por romper el destino de la vida alrededor de la hacienda. Tras el asesinato del presidente Francisco I. Madero en 1913, Villa fue el continuador del maderismo a través de la División del Norte. Su grito fue ¡Viva Madero! Él personalmente subió una escalera y cambió el nombre a la antigua calle de Plateros, por Madero. Fiel a su violento estilo, advirtió que quien se atreviera a quitarla, lo fusilaría. ¡Nadie lo hizo! Actualmente, esa calle en la ciudad de México, es el mejor ejemplo de cómo transformar una vía de automóviles, en una calle para peatones. Otro rasgo del personaje, se puede sintetizar en las tomas militares. Veamos un ejemplo. Tomó tres veces Torreón, las dos primeras como héroe revolucionario en 1913 y 1914; la tercera, en 1916, como sanguinario forajido.

La excepcional personalidad y las hazañas revolucionarias, pronto llamaron la atención de los políticos y militares estadounidenses desde 1911. En la prensa gringa lo calificaron como un Robin Hood mexicano, y en algún momento en 1914, lo vieron como presidente de México, aunque siempre rechazó esa posibilidad de acceder al poder. Lo suyo fue la revolución popular en su vertiente armada.

La empresa cinematográfica estadounidense, Mutual Film, le ofreció un contrato para grabar la vida del general Villa. De golpe, pasó de revolucionario a actor de Hollywood. En dicho film, se interpretó asimismo, y también lo hizo el actor Raoul Walsh. La película se estrenó en Nueva York en 1914 con escenas reales de las batallas de Torreón y Ojinaga. Lamentablemente la cinta se perdió. A partir de entonces, no dejó de ser tema del cine. Para 1934 se estrenó en Estados Unidos, Viva Villa, actuada por Wallace Beery. En México, el prolífico Fernando de las Fuentes dirigió Vámonos con Pancho Villa (1936), basada en la novela de Rafael F. Muñoz. Domingo Soler hizo las veces de Villa en una película con dos finales. Uno para el público, y otro censurado, por ser sumamente violento, al más puro estilo Villa. Busquen los finales en You Tube. Pedro Armendáriz también interpretó al general, en Pancho Villa y la Valentina (1959). El español Antonio Banderas actuó como Villa; la película es bastante mala. Y la lista da para escribir un libro del tema. No obstante, lo de hoy son las series por streaming en la red. Recién se estrenó en diez episodios, "Pancho Villa, El centauro del Norte" por Star Plus. El actor coahuilense, Jorge A. Jiménez, hizo una interpretación notable y la serie da un perfil histórico razonable, sin hacer hagiografía, pero tampoco olvida los episodios sangrientos y oscuros del personaje entre 1916 y 1920, año de su rendición.

Sin duda, Villa está más vivo que nunca. ¿Qué significa esto? El deseo popular de justicia y la lucha por las causas sociales. Como pocos, Villa encarnó ese espíritu y cien años después, algo queda de aquella personalidad tan singular.

25 de julio 2023
El Siglo

Porfirio


Se fue Porfirio Muñoz Ledo (1933-2023), político de largo aliento. Brillante, crítico y cambiante como el viento. Su nombre queda en la historia política de los últimos cincuenta años. Era difícil no quedar envuelto en su retórica, sobre todo, por la inteligencia de sus palabras. Con la muerte de Porfirio, se va acaso, el último político de ese calado. No tiene herederos en la política contemporánea, en consecuencia, queda un vacío grande.

Athena no es ficción

 



La realidad supera la ficción y la ficción completa la realidad. La literatura está poblada de ejemplos. A lo largo del tiempo, la imaginación mantiene esa tensión entre lo real y lo ficticio. De esa manera, las letras dan forma a otra realidad. Se alimentan mutuamente.

Durante siglos dominó el libro como vehículo para la ficción, especialmente en hojas de papel. Sin embargo, vivimos otra época, dominada hasta el cansancio, por pantallas. Tan así, que la posición cotidiana de las personas es la cabeza agachada. ¿Será un signo de los tiempos? Lo de hoy son las series y las películas en línea. El año pasado salió la película francesa, Athena (2022), del director Romain Gavras. La trama se sitúa en un barrio imaginario de Francia, "Athena". Entre los edificios que conforman los guetos populares, descendientes de migrantes de Marruecos y Argelia, llenan las calles. Como es habitual en dichas zonas, la policía asedia violentamente a los jóvenes, pero en esa ocasión, asesinan a un joven árabe de trece años, lo cual no sólo ocasiona la ira del barrio, sino prende la protesta violenta contra la policía. Desde los edificios, Karim, el hermano del adolescente asesinado, lidera la revuelta. Organiza a cientos de jóvenes que toman la estación de policía, incluyendo sus propias armas. Desde los edificios, organizan barricadas y atacan con bengalas, cohetes, piedras, bombas molotov. Por momentos, la escena parece un festejo con fuegos de artificio. Por lo mismo, nada más lejos del glamour francés, que el alzamiento de los jóvenes contra las autoridades. El film es explosivo y ofrece una mirada desde los manifestantes. Su apuesta resultó premonitoria. En otra escena, aparecen ahogados por la multitud, los policías bien pertrechados, mas resultan insignificantes ante la masa. Hasta ahí, la ficción del relato cinematográfico. No obstante, la realidad es terca y lapidaria. Recientemente en las calles de Nanterre, al oeste de París, el joven Nahel de diecisiete años, conduce su vehículo y es detenido por dos policías en motocicleta. Lo que en principio parece un incidente de tráfico cualquiera, sube de tono, cuando uno de los agentes apunta su pistola al joven conductor que intenta huir. Enseguida sucede el impune asesinato frente a la cámara del teléfono de un ciudadano. El video pronto se hace viral en las redes. Más todavía, enciende la mecha de la tercera revuelta francesa de los últimos años. En Francia, las manifestaciones están a flor de piel. Los "chalecos amarillos" en 2018, tras el aumento del combustible y en contra de las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron. Los disturbios de 2005, cuando la policía persiguió a dos jóvenes, Bouna Traoré (de quince años) y Ziad Benna (de diecisiete años). En la persecución, los jóvenes se refugiaron cerca de un transformador y mueren electrocutados. Lo que siguió fue la ira colectiva en las calles. Los disturbios recientes tras el homicidio de Nahel, parecen la reproducción de Athena, no obstante, es la realidad. Entre los jóvenes franceses, se asume en automático la violencia de la policía, sobre todo, si se es árabe o negro. En su momento, como ministro del interior, Nicolás Sarkozy llamó a limpiar de "escoria" a la periferia de París. El presidente Macron afirmó que Francia necesita "orden, calma, unidad", sin embargo, culpó a los padres de los jóvenes manifestantes, muchos adolescentes, y a las redes sociales como TikTok y Snapchat. En medio de todo eso, queda el rechazo a la política económica y la vigencia aberrante del racismo. En pocas palabras: Francia, más allá de los Campos Elíseos.

11 de Julio 2023

El Siglo

https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2023/athena-no-es-ficcion.html