domingo, 27 de diciembre de 2009

De fiestas y libros


Los tiempos ameritan otros temas, sobre todo, después del difícil año que vivimos en el país. Desde la crisis de seguridad hasta la de salud, el año quedó en nuestra memoria como si lloviera sobre mojado. Viene otro año, y aunque algunos auguran malos presagios en la economía, no debemos asumir que así serán.
Por lo pronto, me aparto un tanto de la política para hablar de algunas lecturas y libros que me han acompañado en las últimas semanas, además de la ya obligada lectura de periódicos, revistas, estudios y documentos. Para no alargarme más, les recomiendo el infalible humor inteligente de Guillermo Fadanelli. Su novela “¿Te veré en el desayuno?” hizo más ligero mi viaje por la sierra oaxaqueña. No menos recomendables son otros relatos como Más alemán que Hitler, Cuando la vea la voy a matar, Compraré un rifle y la novela Lodo por mencionar algunas de sus obras. También ahora podemos leer sus lamentos y reniegos moralistas los lunes en El Universal.

De otro escritor mexicano, Jorge Volpi, leí el “Insomnio de Bolívar, cuatro consideraciones intempestivas sobre América Latina en el siglo XXI”. Se trata de un buen repaso a la actualidad latinoamericana, la democracia, el subdesarrollo político y el renacer de caudillos regionales. El libro incluye un buen breviario de autores latinoamericanos nacidos en la década de 1960.

Un libro que me encantó por su impacto visual fue “Banksy, Wall and piece”. La publicación compila la obra “efímera” y sugestiva apuesta de Banksy, ese artista británico callejero y clandestino, provocador e irreverente. Banksy el artista que ha metido en problemas a las autoridades, que ha burlado la buena conducta inglesa, ha plasmado en sus intervenciones urbanas, poderosas imágenes, metáforas y alegorías que retuercen con humor, nuestros sentidos. El artista inglés y maestro del graffiti es una muestra del poder del aerosol más allá del vandalismo.

Para tiempos difíciles conviene leer la actualización del texto de Gabriel Zaid que circula en las librerías: “Empresarios oprimidos”. El título en realidad se refiere a las posibilidades del país de generar riqueza entre los muchos pobres que pueblan el territorio nacional. En verdad que la lectura de este pequeño, pero sustancioso libro es alentadora en tiempos nublados. Las alternativas puntuales que demuestra Zaid, me hacen pensar en el ensayista como un Amartya Sen mexicano, o como otros lo han comparado, como un Muhammad Yunus. En verdad que la lectura de este libro puede ser reveladora para más de un gobernante dispuesto a transformar entornos de pobreza.

La producción lagunera ha sido buena en este cierre de año, aunque no la difusión. Van algunos libros. De Edgar Salinas, ya he reseñado en esta columna (21-XI- 09), “Arqueología de un imaginario: La Laguna”. Una reflexión sobre la identidad lagunera a través de la literatura regional.

Toda una revelación y un acontecimiento literario resultó la publicación de La Biblia Vaquera de Carlos Velázquez. Se trata de un libro de relatos (la descripción es inexacta,) marcados por “el triunfo de la lógica sobre el corrido”. El escenario posnorteño demarca otras identidades dispersas de lo lagunero norteño. Es una auténtica muestra de nuestro (¿decadente?) presente lagunero. La Biblia Vaquera, según palabras de Sergio González Rodríguez, es el “libro de narrativa convocado a cambiar la recepción y la percepción de la literatura mexicana” (Reforma, 16-VIII-09). Hay que tomar en serio sus palabras, y sobre todo, hay que seguirle el rastro a los textos de Velázquez.

Sobre historia de Torreón, un excelente libro de Javier Ramos Salas que próximamente circulará en enero, “Entre el esplendor y el ocaso algodonero. Ensayo sobre el desarrollo urbano de Torreón”. Con gusto volví a releer de un plumazo su cuidadosa investigación. No me adelanto, pero escribiré una reseña con motivo de publicación.

Una novela histórica, aunque difícil de adquirir por su escasa difusión, es “El brigadier, mi destino la Independencia de México” de Jorge Zarzosa Garza. La novela tiene el mérito de rescatar la memoria documental de Pedro Zarzosa y situar su valiosa aportación a la Independencia, a lado de los grandes hombres de la historia nacional.
Por lo pronto todavía me esperan la novela premiada de nombre irresistible, “Travesti” de Carlos Reyes. También el nuevo libro de Jaime Muñoz Vargas, Leyenda Morgan. Un novela voluminosa novela de Magda Madero, “Arno y los ojos de Rea”.
No digo más, y en deseo de que estos días nuestros lectores hayan pasado una feliz navidad.

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sábado, 19 de diciembre de 2009

La reforma del poder


Douglass North


¿Puede ser México de otra manera? ¿Los mexicanos podemos cambiar conductas tan recurrentes como negativas, entre ellas la corrupción? ¿Nuestros políticos pueden actuar de otra forma, ofrecer otros resultados de cara al ciudadano? ¿Acaso la ley se podría convertir en una referencia general y no un desprecio generalizado? ¿Debemos conformarnos con que “así somos y no hay remedio”? Al tono de pesimismo o en mejor de los casos, escepticismo acerca de las posibilidades para mejorar nuestra vida pública, bien vale releer la historia reciente para reconocer cambios favorables en nuestro país. Es cierto que tenemos muchos rezagos y carencias, pero al igual que nosotros, otros países han construido desde peores condiciones un futuro deseable. Corea del Sur, Irlanda, España, Chile e incluso Brasil son algunos ejemplos. ¿Cómo le hicieron esos países para ser exitosos, para salir del atraso?

Sin ánimo de agotar las explicaciones, ofrezco una referencia desde la aceptada y funcional teoría institucionalista, de la cual su principal exponente es el profesor Douglass North (premio Nobel de economía en 1993). En su libro Instituciones, cambio institucional y desempeño económico (1990), North escribió: “las instituciones son las reglas del juego en una sociedad, o más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana. Por consiguiente estructuran incentivos en el intercambio humano, sea político, social o económico. El cambio institucional conforma el modo en que las sociedades evolucionan a lo largo del tiempo”.

Describo dos ejemplos que explica la teoría. El comportamiento de los legisladores está modelado por las instituciones, por lo tanto, su conducta refleja las mismas. De esa manera, si los diputados o senadores que emanan del poder público no regresan al público, al votante, es porque no hay realmente un puente formal que obligue a los primeros a regresar con los electores, es decir, no tiene inventivos formales para hacerlo. En este sentido si quisiéramos propiciar un cambio en el desempeño, pero sobre todo, en la relación entre legislador y ciudadano, tendrían que cambiarse las actuales reglas del juego. No hay nada obligue o incentive para bien, que un legislador regrese y rinda cuentas a su electorado, mucho menos tenemos una relación en la cual los electores podamos apremiar o castigar su trabajo.

Otro ejemplo común lo tenemos en la criminalidad, bien estudiada por el economista Gary Becker. En México, antes y después de la “guerra contra el narco”, el índice de impunidad alcanza hasta un 95%, en consecuencia los delincuentes tienen un alto grado de rentabilidad y un riesgo bajo de ser castigados, pues el entorno institucional es ineficiente y débil. Así, los incentivos a quienes delinquen son muy atractivos en la medida que reflejan el comportamiento (la reglas del juego) de las instituciones.
Si queremos políticos productivos y que podamos llamar a cuentas, si queremos una seguridad eficiente, una cultura de la legalidad, tenemos que cambiar el entorno institucional y el ejemplo que en la práctica de ahí deriva.

Por eso me parece positivo el debate abierto por el presidente Felipe Calderón al proponer al Congreso de la Unión una Iniciativa de Reforma Política en diez puntos. Y me parece positivo en dos sentidos: por un lado, ya no estamos hablando de discursos presidenciales, sino de una iniciativa en papel, la cual ya está propiciando un debate entre los diferentes actores políticos. Por otro lado, una reforma al poder de esta naturaleza estaría regresando poder a los ciudadanos para así incidir en la política. Detrás de esta propuesta, encuentro una sentida y añeja demanda para cambiar y acercar la relación entre políticos y ciudadanos.

Candidaturas ciudadanas, reelección en legisladores y presidentes municipales, disminución de diputados y senadores, segunda vuelta electoral, son algunas de las diez propuesta que contiene la iniciativa. Varios políticos han criticado que la iniciativa de reforma se queda corta, pero lo cierto es que a partir del documento la propuesta se puede mejorar y enriquecer. Ahí está por ejemplo la propuesta de Reforma del Estado publicada recientemente por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. También están las propuestas del senador Manlio Fabio Beltrones.

El debate está abierto y la oportunidad de avanzar en la reforma del poder abre las posibilidades de un cambio institucional importante, a fin de fortalecer al tan debilitado ciudadano.

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martes, 15 de diciembre de 2009

El rostro de Berlusconi



Berlusconi: se trata acaso del hombre más poderoso de Italia, el mismo que tras los escándalos salió fortalecido... Ahora, tras un discurso fue agredido dejando a Il Cavalieri degradado ante la lente de los medios. La imagen muestra a un hombre desconcertado, dismunído por la agresión.

No puedo menos que recordar al filósofo de la violencia Thomas Hobbes, cuando advierte que un hombre, por más poderoso que sea, puede ser asesinado por el más débil. El llamado de Hobbes advertía los "incovenientes" del Estado de Naturaleza, incluso en los Estados más "avanzados".

sábado, 12 de diciembre de 2009

Bienvenida la reelección


Mito, tabú, aún así, el tema de la reelección en México no pude ignorarse ni tampoco aplazarse más. Máxime por tratarse de un tema que puede posibilitar la rendición de cuentas, el profesionalismo en la política e incluso, una relación distinta entre políticos y ciudadanos. No obstante, a la población en general el tema no le gusta, en buena medida por la calidad de políticos y sobre todo, por la desgracia de los resultados. ¿Quién en su sano juicio quisiera reelegir a muchos de los políticos que tenemos? Pero me temo que este rechazo proviene de un educación oficialista, producto del régimen posrevolucionario que elevó al pedestal una frase actualmente hueca: “Sufragio efectivo no reelección”.

Si algo debemos desmontar, deconstruir diría el filósofo argelino Jacques Derrida, son esos mitos que heredamos de la “Revolución”. Como escribieron recientemente Héctor Aguilar Camín y Jorge Castañeda, “México es preso de su historia” porque "nos sobra pasado, pero nos falta futuro”.

Así, mucho antes que Francisco I. Madero tomara la causa política de la “no reelección” para Presidente de la República, Porfirio Díaz luchaba por el mismo fin, acaso porque otro presidente en el poder, Benito Juárez, no dejaba la silla tan deseada. A Juárez ni el viento lo movió de la presidencia, cargo que ejerció durante 14 años consecutivos hasta que eso sí, le llegó la muerte. Esto sumó más del doble de tiempo que su “Alteza Serenísima”, Antonio López de Santa Anna, quien fue y vino de la presidencia –en once ocasiones–, como quien va al supermercado. El problema de la duración del poder fue resuelto hasta 1929 con la creación del Partido Nacional Revolucionario (ahora PRI), a fin de frenar los asesinatos entre los aspirantes. Sin embargo, esta limitación terminó con los años, por extenderse a otros cargos de elección popular como diputados, senadores y presidentes municipales. Al final, esta limitación terminó por inhibir también el derecho de los ciudadanos para llamar a cuentas a sus gobernantes.

Para fines prácticos, nuestro sistema político permite votar, pero sin recibir a cambio ninguna garantía o mecanismo de control sobre los representantes a quienes otorgamos el poder. Esto es tanto como comprar un producto en el mercado, y no recibir ninguna garantía o factura que ampare un defecto o una devolución si la mercancía está dañada o es claramente insatisfactoria. Por lo tanto, el votante está impedido a reclamar, a llamar a cuentas al político.
El voto se convierte así en un boleto de ida que no tiene regreso, ni garantía. De esa manera, la relación actual entre los políticos y los ciudadanos es desigual porque legalmente así está instituida. Y si no rinden cuentas, es porque no está establecido en ningún mecanismo que permita a los votantes apremiar o castigar a los políticos. Se tendría que transformar la relación para producir otros efectos.

En este sentido, durante la ceremonia por su tercer año de gobierno en Palacio Nacional, el Presidente Felipe Calderón propuso la reelección de legisladores y de alcaldes en todo el país, “para obligarlos a una rendición de cuentas”. Además, habló de impulsar la participación de la sociedad a través de figuras como la iniciativa ciudadana, el referéndum, y la posibilidad de participación en los procesos electorales “sin rigideces”. ¿Se referirá a las candidaturas ciudadanas?

El sistema político actual no puede producir los efectos deseados en la ciudadanía por la sencilla razón de que no fue dispuesto para empoderar a los votantes. Si queremos obtener otro resultado, será necesario cambiar las reglas de juego, donde entonces sí, el ciudadano no sea un mero observador, sino un auténtico partícipe con el poder de elegir, pero también de castigar.
Países como Chile, Argentina, Brasil, Uruguay y hasta El Salvador, han incorporado en sus sistemas electorales la reelección como una forma de representación inclusiva, sujeta a que el ciudadano pueda evaluar si su representante popular realizó un buen trabajo o no. Sólo de esa manera, los representantes populares estarían siendo responsables directos ante el ciudadano y no solamente ante las complacientes dirigencias partidistas.

Al respecto, el poderoso senador Manlio Fabio Beltrones ha expresado textualmente su interés por impulsar estas reformas políticas, pero al igual que lo propuesto por Calderón, no se ve claro para cuándo. De concretarse una reforma de esta naturaleza, estaríamos dando un paso para transformar las tan deterioradas relaciones entre políticos y ciudadanos.
Si bien, una reforma así no es la panacea y mucho menos la solución al decoroso comportamiento de los políticos, sí estaría enfocada a generar productividad y buen desempeño, bajo un esquema de incentivos entre representante y representado. Ojalá pronto podamos ratificar o reprobar el trabajo de nuestros políticos, puesto que ya es hora de regresar el poder a los ciudadanos.

El Siglo de Torreón
12 de diciembre 2009

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sábado, 5 de diciembre de 2009

Torreón en datos duros




Para Heriberto Ramos

¿Quién es quién en los municipios de Coahuila? ¿Cuáles son los municipios que presentan el mejor desempeño general? ¿Bajo qué criterios medir los resultados? ¿Cómo comparar los 38 municipios y en relación a qué? Esta semana la Auditoría Superior del Estado de Coahuila, dirigida por el contador Armando Plata Sandoval, presentó nuevamente un panorama general y preciso, claro y contundente, cuidadoso y necesario sobre las finanzas del Estado.ç

El Informe del Resultado de la Cuenta Pública 2008, compila el desempeño de los municipios y demás entidades en el Estado durante los últimos cinco años. Se trata de un documento técnico y extenso sobre la aplicación de los recursos públicos, es una especie de “Quién es quién de los municipios” que permite conocer con precisión el estado de las finanzas públicas. El Informe se construyó por medio de ocho indicadores básicos en referencia a un punto común (la media estatal por ejemplo) que permite compararlos. Esos indicadores van desde la autonomía financiera de los ayuntamientos (recursos propios) hasta la eficiencia administrativa y su proporción en relación al gasto corriente y la inversión pública.

En este sentido, bien vale echar un vistazo a los datos concretos del Informe, para así entonces, situar al municipio de Torreón. En el tema de la autonomía financiera, es decir, donde se mide cuánto vale el municipio en relación a los ingresos propios que recauda, podemos dimensionar para la base del presupuesto que se ha ejercido en 2008, 1447 millones de pesos), que sólo vale menos de la mitad: 41% (593 millones) son generados por el municipio. El resto se completa con participaciones federales y estatales. De ahí la importancia para el municipio de generar una recaudación eficiente de los impuestos locales, para así proyectar un presupuesto estable de recursos no petroleros. De esa manera los municipios de Ramos Arizpe, Torreón e Hidalgo son los que mayor autonomía tienen en el Estado. Los que menos ingresan: Lamadrid, Viesca y Abasolo.

Si analizamos el indicador de la proporción del gasto corriente, el cual se refiere al dinero utilizado para que la administración municipal opere, Torreón dedica 53% del total de sus recursos, lo cual es una cifra alta que refleja la ineficiencia en términos de administración pública. Lo deseable es alrededor de un 30%, porque mientras más cueste operar un ayuntamiento, menos inversión pública beneficiará a sus habitantes. Ahí el costo de oportunidad es alto. Sin embargo, en Coahuila hay municipios más ineficientes aún: Allende dedica 79% de sus recursos; Frontera 79% y San Juan de Sabinas 77%. Saltillo por ejemplo, un municipio de dimensiones similares a Torreón, utiliza hasta un ¡66%! de sus recursos para funcionar. Esto quiere decir que a los contribuyentes de esa ciudad les sale, como dice coloquialmente en sus clases el economista Isaac Katz, “más caro el caldo que las albóndigas”. Todo un reto de eficiencia tiene el alcalde electo Jericó Abramo Masso.



En el tema de la burocracia, los recursos destinados a servicios personales y pago de personal, el ayuntamiento de Torreón creció (¿justificadamente?) en los últimos seis años su nómina. En el año 2004 se destinó 278 millones, en 2006 pasó a 335 millones para luego llegar en 2009 a 442 millones. Se disparó la nómina, pero no así los servicios, la calidad, ¿la eficiencia?
En este sentido, los ayuntamientos que más gastan en burocracia, paradójicamente son municipios pequeños como San Buenaventura que dedica 48% de su presupuesto, Francisco I. Madero con 47% y Nadadores con 44%. Torreón gasta 29% y Saltillo 34%.


¿Y con tanto gasto cuánto queda para la inversión pública? Poco cuando se sostiene un elevado gasto corriente. Los ayuntamientos que más invierten por cuenta propia son Candela (58%), Progreso (56%) y Ramos Arizpe (47%). Saltillo invirtió la raquítica suma de 22%. Torreón asignó el 32%, con la particularidad de que en los últimos seis años esa inversión ha competido con lo gastado en burocracia. Si a esto le sumamos el gasto corriente, sencillamente concluimos que a los ciudadanos no sale más caro sostener el funcionamiento del ayuntamiento que el beneficio obtenido.


Por lo tanto, lo que éste regresa en bienes y servicios a los habitantes llega muy mermado. Gastan un peso, pero nos regresan menos de 50 centavos. Si lo planteamos en términos de utilidad, sale perdiendo la ciudadanía, lo cual produce un alto costo de bienestar social.






Me queda claro que si en el próximo Ayuntamiento de Torreón se lo proponen, el alcalde electo Eduardo Olmos, bien puede fincar las bases e iniciar la construcción de una administración eficaz y razonable, competitiva y fuerte, pero sobre todo, a favor de los ciudadanos.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Medir para mejorar

Si no lo puedes medir, no lo puedes evaluar y por lo tanto mejorar. Así se resume un principio básico en la administración: medir para mejor. Esa es la propuesta que desde el año 2002 viene realizando la asociación civil conocida como Instituto Ciudadano de Estudios Sobre Inseguridad Pública (ICESI). Esta semana la AC presentó los resultados de la sexta Encuesta Nacional sobre Inseguridad en la solemne sesión del Consejo Nacional de Seguridad Pública. Reunidos los principales políticos del Estado Mexicano, desde el Presidente de la República hasta los Gobernadores, Ministros y Secretarios constataron una radiografía de la inseguridad que incomodó a muchos. Como bien reza el dicho, la verdad no peca pero incomoda.

Los medios dieron más atención al enojo de los gobernadores que a los resultados del estudio. Hay que decirlo con autocrítica, pesa más la anécdota que la valiosa información de la encuesta en materia de inseguridad. Llama más la atención más la queja de un Peña Nieto (PRI) cuestionando la metodología o el llamado a la opacidad del gobernador de Michoacán Leonel Godoy (PRD). Más aún fue difundido el reclamo de Osuna Millán (PAN), el gobernador de Baja California declarando que la encuesta “ya no nos sirve” por tratarse de los datos de 2008.
Si bien la encuesta del ICESI no busca remplazar, sino complementar la información del gobierno, sus resultados proporcionan datos valiosos para elaborar diagnósticos precisos y confiables, orientados a informar a los ciudadanos, además de facilitar el diseño de políticas eficaces en seguridad pública.

La hechura de la encuesta es bastante sólida ya que se basa en estándares metodológicos comparables a los utilizados internacionalmente y por las Naciones Unidas. La muestra del estudio es representativa de las entidades federativas en el país y se levantaron 71, 370 encuestas en vivienda. La encuesta de inseguridad permite estimar las características de la prevalencia y la incidencia delictivas ocurridas durante 2008, los porcentajes de delitos no denunciados y no registrados (cifra negra), la magnitud y características de la victimización, la percepción de los ciudadanos sobre la inseguridad y la actuación de sus autoridades.
Por ejemplo, el estudio muestra que la cifra negra de los delitos no denunciados por diversas razones –desconfianza, temor, desinterés–, es de 85%. Esta cifra resulta congruente cuando sabemos que 84% confía poco y nada en las policías municipales, aunado al 85% que desconfía del Ministerio Público. Pero vayamos al termómetro del delito a fin de tener un panorama general de la inseguridad en el país.

Las cinco entidades que los ciudadanos perciben como las más inseguras son DF, Chihuahua, Estado de México, Baja California y Durango. Las menos inseguras: Nayarit, Baja California Sur, Querétaro, Colima y Yucatán.
Las cinco entidades que concentran el mayor número de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes son Sinaloa (43.7), Chihuahua (42.1), Guerrero (30.2), Durango (27.8) y Baja California (27.7). Por el contrario, los estados donde la violencia es mínima: Yucatán (2.5), Querétaro (3.4), Tlaxcala (3.8), Baja California Sur (5.1) y Guanajuato (5.1).

En este sentido, afirmar que toda la inseguridad recorre por igual el país es una afirmación inexacta, más cercana a la opinión que al conocimiento. Pero al mismo tiempo es frecuente escuchar el argumento que agrupa todo en un mismo saco. La violencia se concentra en varios estados, pero no en todos. Mientras unos comparten índices delictivos comparables a estados fallidos como Afganistán e Irak, otras entidades como Yucatán están por debajo de Estados Unidos, India o Israel.
Más vale que los gobernadores indignados, así como los demás funcionarios encargados de velar por la seguridad retomen estos datos a fin de mejorar la seguridad. Al final, no se trata de descalificar, sino de conocer para resolver.

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sábado, 21 de noviembre de 2009

Arqueología de La Laguna



La perspectiva muestra ángulos, vistas que unos ven y otros no. Los mismos trazos percibidos desde fuera ofrecen otra lectura, y a veces para ver con claridad hay que alejarnos, cambiar de lugar. De esa misma manera, interrogarnos sobre la identidad o la pertenencia a un sitio, una ciudad, una región, implica también una perspectiva, un cierto abordaje que varía según quien percibe. En este sentido, la historia de La Laguna puede ser abordada desde la literatura, y justamente esa es la propuesta que nos hace Edgar Salinas Uribe en su nuevo libro: “Arqueología de un imaginario: La Laguna”. El ensayo de 110 páginas fue recientemente publicado bajo el sello editorial de Juan Pablos y el Ayuntamiento de Torreón.

“¿Qué va de La Laguna? ¿Para qué vivir allí? ¿Por qué ir a morir en sus desiertos?” se pregunta Salinas Uribe en una búsqueda por explicar su estancia en La Laguna. Sin embargo, al tratar de explicarse para sí su por qué en estos desiertos, el autor propuso una explicación de la región, la identidad y el constructo del imaginario que llamamos desde el siglo XVI La Laguna. Si nuestro gran historiador Sergio A. Corona Páez explicó la construcción cultural de los laguneros a través del rigor y la profundidad de leer los documentos de otros siglos, Salinas Uribe lo hace desde los cuentos, las novelas y los poemas escritos desde el imaginario lagunero. En el libro recorre Una estepa del Nazas del poeta Manuel José Othón para luego ir a la poética hecha canto cardenche: “Yo ya me voy/ a morir en los desiertos,/ me voy de ejido/ a esa Estrella Marinera” dice una estrofas más emblemáticas del canto lagunero.

El Yo ya me voy a morir en los desiertos, afirma su autor, es algo de lo mejor de la poética cardenche, esa que más allá de rimas y métrica, versos y estrofas correctas, se teje con sotol, desierto, mucho trabajo, cansancio, explotación y exceso de nostalgia, ya sea de lo que fue, de la mujer imposible o de la risa que no será.

El libro hace una auténtica arqueología, acaso como quería el filósofo francés Michel Foucault, a través de las letras dispersas en el árido paisaje lagunero: de Magdalena Mondragón a Yolanda Natera, de John Reed a Francisco L. Uriquizo, de Saúl Rosales a Jaime Muñoz Vargas y Francisco Amparán, hasta llegar incluso a la versión ultramoderna de Wenceslao Bruciaga y sobre todo, Carlos Velázquez. Por cierto, este último ya célebre por la Biblia Vaquera (un triunfo del corrido sobre la lógica).

Hay algo de Octavio Paz y Sigmund Freud en la Arqueología, porque trata de explicar la identidad lagunera no solamente en los lugares comunes de un equipo de fútbol, sino en las posibilidades que ofrece la literatura y la historia. Por eso el libro abre un camino en dos sentidos: por un lado, las letras forjadas en el arte del cuento, la novela y la poesía; por otro, en las explicaciones que historiadores como William Meyers, Manuel Plana, Corona Páez y María Vargas Lobsinger por mencionar algunos, han realizado sobre nuestra historia. De ahí que el ensayo nos marque varias etapas que pasan por la economía agrícola algodonera, esa época de oro donde el agua del río Nazas fue una fuente extraordinaria de riqueza hasta la ciudad industrial y moderna. No obstante, entre ambos momentos, Salinas Uribe retoma la ruptura de 1936: “con el decreto del 6 de octubre está fechada, también, el acta de defunción del Padre fundador de La Laguna moderna”.

En fin, no se trata aquí de contar el libro sino de apuntar una discusión que ha retomado el autor sobre la identidad y lo lagunero. A esta discusión están invitados, porque el próximo jueves a las 8 de la noche en las instalaciones del Icocult, debatiré al respecto con Salines Uribe. Ahí los esperamos.

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viernes, 13 de noviembre de 2009

De San Pedro a Juchitepec



Dos municipios opuestos, radicalmente diferentes, geográficamente distantes y económicamente incomparables. Se trata de dos caras de una misma realidad en el país. San Pedro Garza García en Nuevo León es uno de los municipios más ricos de Latinoamérica, junto con la delegación Benito Juárez. Ahí el nivel de riqueza per cápita es sobresaliente. Al mismo tiempo, Juchitepec es un municipio plagado de carencias, marcado por la migración hacia los “Yunaites”. Tal y como concluye duramente el Índice de Desarrollo Humano Municipal en México generado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En nuestro país coexisten municipios con un desarrollo similar al observado en Estados Unidos o en los países que integran la OCDE, pero por otro lado, también es posible identificar circunscripciones con niveles de desarrollo inferiores a los del África Subsahariana.

Sin embargo, a pesar de la radicalidad de sus circunstancias, ambos municipios comparten una cara de la misma moneda: la inseguridad, el hartazgo general de sus habitantes.
En San Pedro, el polémico alcalde Mauricio Fernández expresa sus intenciones de ir más allá de sus funciones, incluso por encima de la ley, con tal de disminuir el crimen, de erradicar el cáncer de la inseguridad. El mismo día de su toma de protesta como nuevo alcalde anunció la muerte de un conocido criminal que azolaba tranquilamente la zona metropolitana. La polémica, pero también la seducción del personaje aumentó como burbuja cuando anunció un grupo de “limpieza” para combatir a los criminales incluso por encima de la ley. Las simpatías de muchos no se hicieron esperar, e incluso el propio Fernando Martí reconoció: "Como activista social no puedo decir que estoy de acuerdo. Como ciudadano, como sentir ciudadano, creo que a todos nosotros hasta gusto nos dio".

En las condiciones actuales, donde el Estado mexicano es incapaz de garantizar la seguridad, las manifestaciones por encima de la ley encuentran terreno fértil. De esa forma, cuando aparecen personajes dispuestos a combatir la criminalidad sea como sea, aparece también la aprobación de muchos, que cansados o temerosos, ven con buenos ojos la barbarie para acabar con la barbarie. Nada más riesgoso que este silogismo de violencia. Jesús Silva Herzog Márquez describió la imprudencia del alcalde como un “populismo justiciero” a riesgo de sacrificar leyes e instituciones.



En otro punto de país, en condiciones opuestas a las conocidas en Nuevo León, cuatro sujetos, entre ellos dos policías federales, fueron identificados por algunos habitantes y posteriormente detenidos por las autoridades bajo la presunción de secuestro. La voz rápidamente se corrió y varios cientos de habitantes “arrebataron” a las autoridades municipales de Juchitepec, a los cuatro detenidos. Bajo la firme convicción “popular” de linchamiento, los habitantes furiosos golpearon a los criminales e incendiaron un sitio de la presidencia municipal. La turba pretendía rociarlos de gasolina y prenderles fuego –situación que a muchos pareció sensata−, otros ya traían a uno de los sujetos detenidos con una soga al cuello para colgarlo. Al final, cientos de policías intervinieron y rescataron a los criminales de la espontánea iniciativa popular.
En ambos casos, aún y con las diferencias visibles entre los municipios de Nuevo León y el Estado de México, existe una población azolada por el crimen, cansada de la inseguridad. No nos extrañen por lo tanto, los linchamientos en nombre de una justicia colectiva o la ferviente aprobación de la violencia ante el visible vacío que deja el Estado en grandes zonas del país, y que el propio gobierno ha llamado “zonas de impunidad”.

Esta condición bien puede generar situaciones donde con facilidad se justifica la barbarie de la justicia por la propia mano. Una especie de estado de naturaleza, argumentó en el siglo XVII el filósofo inglés Thomas Hobbes, donde manda el más fuerte, para luego ser sustituido precariamente por otro más fuerte y luego otro. Justamente esta debilidad en el largo plazo subyace a la seducción de la justicia por propia mano. La tentación de la justicia no por la vía de las leyes y las instituciones, es más atractiva y “razonable” para diversos grupos sociales que no ven de las autoridades avances en materia de seguridad.

Según el prestigioso estudio sobre la democracia en Latinoamérica, el Latinobarómetro (2008), el 61% de los mexicanos estaría dispuesto en tener un gobierno no democrático si este resuelve los problemas económicos. ¿Estaremos acaso ante la preferencia de un régimen autoritario a cambio de seguridad? No lo creo, pero algunas expresiones por ahora resultan preocupantes.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Intercom










Por estos días la prestigiosa reunión internacional de museos en Torreón, así que no sólo de fútbol vive el hombre... De esta manera nuestra ciudad está en el mapa. Les dejo la web y el programa de inauguración: http://www.intercom2009.com.mx/espanol/index.html. Mañana por supuesto mi ponencia.

Territorio Santos Modelo


Bien por el TMS, la inversión y la atracción que conlleva para la ciudad... mal, la ya común negligencia del ayuntamiento por habilitar la zona. Los gobiernos de Torreón y Coahuila salieron buenos para colgarse la medallita ¿Y las vías Apa?

martes, 10 de noviembre de 2009

Caudillo


De latín capitellus, el caudillo es la cabeza, el líder, la institución misma, trátese de la verdad o del Estado. De Guerrero a Santa Anna, de Iturbide a Victoria, de Zapata a Villa hasta la "gloriosa" institucionalización, la figura del caudillo en nuestra historia...

sábado, 7 de noviembre de 2009

Ahora sí

Ahora sí nos dicen nuestros políticos, el año que entra vendrá la verdadera reforma, la necesaria, la profunda, la de largo alcance. Ahora sí se podrán de acuerdo y discutirán con tiempo para construir los cambios que requiere el país. La promesa parece razonable, se escucha convincente e incluso sugiere que ahora sí hablan en serio. De pronto, tras avanzar con la aprobación de la Ley de Ingresos (ley donde se fijaron los impuestos), los legisladores se iluminaron para luego reconocer que lo aprobado no era lo deseable pero sí lo posible, al fin, el año que entra, el del peregrino Bicentenario, saldrá la “reforma” buena aseguran. Pero no perdamos de vista lo que declararon los principales actores políticos, a fin de no caer en las promesas prometeicas que cada fin de año ocurren.

Después de avalar por unanimidad el paquete fiscal, César Nava, el líder panista que naufragó en sus palabras, aceptó: "No creo que haya nadie satisfecho con un paquete de esta naturaleza, y es por eso que estamos convencidos de la importancia de una reforma fiscal de fondo que implique cambios profundos". La medianía, el punto de conformismo lo lleva a asumir que "por ahora tenemos un paquete fiscal y cumple con la expectativa para el 2010”.

Por su lado, el priista Francisco Rojas no ocultó su vocación salvadora: “En el PRI sabemos que el crecimiento será insuficiente, pero también que las tareas básicas del Estado podrían estar en riesgo si no dotamos al gobierno de elementos presupuestales indispensables... con la aprobación de los nuevos impuestos no sólo se salvó un plan fiscal y se garantizó la viabilidad de las finanzas públicas y de la economía nacional, sino se salvó al Estado mexicano de un grave riesgo”. Manlio Fabio Beltrones, el poderoso senador priista enarbola un discurso digno de todo hombre de Estado, con la salvedad de que se trata de una postura personal, por eso propone bajar el Impuesto Sobre la Renta de 30% a 25. Según declaró sobre el Impuesto al Valor Agregado: “La tasa de 16% es muy alta, debería ser de 12% pero que todos paguen. Esto identificando en que no existan excepciones y que se genere una canasta básica de alimentos, pero que sea generalizado el impuesto al consumo al 12 por ciento”.

Luego el Presidente Felipe Calderón reconoció la aprobación del paquete fiscal, pero al mismo tiempo hizo un llamado, como en otras ocasiones, para hacer los cambios de fondo, los mismos que él no ha logrado impulsar. Quizá por eso afirmó: “Quiero convocar a los actores económicos, políticos y sociales de México a que por la vía del diálogo y del entendimiento acordemos la ruta económica que nos permita acelerar el crecimiento y el empleo. Que construyamos a fondo, a través del diálogo, un pacto, un verdadero pacto por el empleo en el País y por el crecimiento de nuestra economía, que discutamos entre actores económicos, legisladores, Gobierno, Gobernadores, cuál es la ruta que nos permita hacer de la economía mexicana la economía que queremos que sea: moderna, competitiva y generadora de empleos".

Pero en el fondo, sea el PAN, el PRI, el Presidente o el casi jefe de Gabinete, el senador Beltrones, el tema de los impuestos en México seguirá siendo un tema de inequidad, donde el Estado y por lo tanto, quienes deciden, no cuentan con incentivos para romper con el corto plazo, con lo políticamente incorrecto (IVA en medicinas y alimentos), con los privilegios y otras distorsiones en la economía Mexicana. Difícilmente podría producirse un efecto diferente con las reglas del juego actuales. La tan deseada “reforma profunda” que tanto pronuncia últimamente el Presidente, no parte del terreno fértil de los ciudadanos para luego regresar a ellos, sino que simplemente trata de llevar las cosas, de tal manera que no se muevan mucho.

Por eso, no es extraño que las encuestas de percepción realizadas a los ciudadanos mexicanos no se pierden en la opinión, sino corroboran la realidad del gobierno. Por ejemplo, la encuesta de Reforma publicada el pasado 27 noviembre, registró con claridad la percepción de los mexicanos con respecto al tema de los impuestos. La mayoría, es decir, el 80% de los mexicanos no considera que el gobierno haga buen uso de sus impuestos. Más lapidario aún es el 88% de la población que lejos de pensar que los impuestos benefician a la gente, percibe se utilizan para privilegiar a unos cuantos. Y esa señal fue ratificada nuevamente por el poder legislativo al ceder ante los intereses fácticos de una televisora capaz de borrar a los políticos presidenciables.

El regalo de poco más de cinco mil millones de pesos se consumó al reformar la Ley Federal de Derechos, donde se regula el espacio radioeléctrico que concesiona el Estado mexicano. Al regalar esos impuestos a las futuras concesionarias de celulares, los legisladores mandan la señal a los ciudadanos que a unos sí se les incrementa los impuestos y a otros simplemente los exenta. Nuevamente estamos en ese círculo vicioso donde la diferencia es visible para los ciudadanos de primera y de segunda, donde el colofón es el privilegio para unos cuantos en detrimento de muchos. En eso consisten los incentivos de nuestras instituciones, mientras no exijamos un cambio de reglas, los resultados serán los mismos.

7 de noviembre

El Siglo de Torreón

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Tristes trópicos


De Tristes trópicos al Pensamiento Salvaje, recordamos a Claude Lévi Strauss(1908-2009).

sábado, 31 de octubre de 2009

Entre basura y parquímetros


Cabildo, punto de mediocridad


¿Qué es lo que hace a una ciudad más competitiva que otra? ¿Por qué unas son más exitosas? ¿Cómo medir el desempeño de un gobierno municipal? ¿Cuáles son las ventajas comparativas? Preguntas como estas han sido estudiadas y pueden ser consultadas en esa formidable base de datos llamada “Premio Gobierno y Gestión Local” realizado por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). A través de su convocatoria, diversos especialistas y estudiosos de los municipios en México, han evaluado cientos de programas exitosos desarrollados por los gobierno locales. Algunos ayuntamientos innovan y mejoran procesos, otros transparentan e incentivan la participación ciudadana, otros más rompen esquemas disfuncionales y algunos construyen el futuro desde su presente con una planeación clara y cuidadosa.

Los cientos de casos exitosos documentados por el CIDE muestran que las posibilidades de cambio en la vida pública, están en la base del país: los municipios. Especialistas en el tema como Enrique Cabrero y Alicia Ziccardi (2003) han argumentado que las “ciudades competitivas” son aquellas ciudades que logran participar en el mercado internacional y nacional, atraer inversión, generar empleo, ofrecer una mejor calidad de vida a quienes la habitan e incluso una mayor cohesión social. La competitividad supone un proceso fuertemente localizado que fomenta la especialización y la eficacia local en áreas como la economía, pero también, y esto no hay que perderlo de vista, en la promoción del desarrollo sustentable y la cohesión social para combatir la exclusión.

De esa forma, estos dos últimos factores de competitividad se vuelven fundamentales en la proyección de la ciudad que se quiere ser, que se quiere construir. Si pensamos en lo que sucede con nuestro municipio, Torreón, podemos aplicar esta lectura para conocer de qué está hecha una gestión pública, en especial cuál es su visión de largo plazo.
En lo inmediato, quiero concentrarme en comentar dos temas que por estos días pueden ser decididos por nuestra autoridad municipal. Por consiguiente, esas decisiones van a definir a nuestra ciudad en los próximos años. Me refiero a la recolección de la basura y el uso de los parquímetros en el centro histórico. Sobre el caso de la basura, sorprende la manera en la que se ha manejado un asunto tan cotidiano como relevante, y que al mismo tiempo involucra de manera directa a los ciudadanos.

Después de 15 años de un contrato ventajoso para la empresa y caro para los ciudadanos, el presente Ayuntamiento le llegó la hora de decidir. Por lo menos, la autoridad tuvo dos años de antelación para armar sin contratiempos la licitación. En vez de construir una decisión para el futuro, con miras a producir opciones sustentables, recursos e incluso dinero para los ciudadanos de Torreón, la situación del servicio de limpieza terminó por convertirse en un triste e irresponsable caso. Prácticamente la empresa Promotora Ambiental (Pasa) marcó el camino, impuso la agenda y finalmente parece que ya tomó la decisión por las autoridades. Por eso, más que ofrecer un 14% menos en el costo del servicio, Pasa “nos hace el favor” de un descuento.

Es decir se trastocaron los papeles y el sentido de autoridad, porque al final, todo parece indicar que la decisión sobre el contrato que estará vigente los próximos 15 años, la tomó la empresa y no el Ayuntamiento, quien contrata con el dinero de los contribuyentes. Resultado: una decisión de interés público tomada por una empresa privada, es decir, una expropiación de la funciones del Alcalde y el Cabildo, eso sí, con cargo al erario, pues el contrato rondará los 1500 millones. Un clásico de la política diría, paga el pueblo los pecados del príncipe, en este caso, pagamos muy cara la mediocridad del Cabildo y la responsabilidad de la autoridad. Mientras tanto, las políticas exitosas, las experiencias municipales que sí funcionan están en otra parte e incluso en comunidades rurales como Teocelo, Veracruz.

En cuanto al tema de los parquímetros, podemos identificar un riesgo similar al de la basura, pues en estas semanas se ha publicado que el Ayuntamiento planea concesionar los parquímetros de Torreón, aún y cuando esa área del gobierno es claramente redituable desde su desempeño económico. En números redondos el Departamento de Parquímetros genera un millón 300 mil pesos por mes y el costo de operación ronda los 100 mil pesos. De concesionarse el servicio, estaríamos nuevamente ante una situación donde se privatiza el espacio público en beneficio privado, excluyendo a su vez la posibilidad de reintegrar esa utilidad en beneficio del Centro Histórico.

La aplicación de un programa transparente (cuánto, cómo, cuándo y dónde se recauda), así como la reinversión de esos recursos públicos aportados por los laguneros, podría ayudar a favorecer la imagen y el espacio del Centro. Concesionar el servicio, implicaría en el plazo de 15 años, otros 1500 millones de los contribuyentes sin tener la posibilidad de reintegrarlos a la ciudad. ¿Habrá al fin una autoridad que asuma los retos y las responsabilidades que implica pensar el largo plazo? ¿Dónde están los contribuyentes para exigir cuentas claras y decisiones inteligentes en beneficio de la comunidad?

sábado, 24 de octubre de 2009

Apagar el fuego



Nuestros políticos no serán acaso, buenos políticos, pero sí buenos actores. Después de la tragicomedia legislativa en la semana, los diputados aprobaron nuevos impuestos, eso sí, ya pasadas las elecciones. Entre tanto, tomaron una decisión que nos involucra nos a la mayoría. Conviene preguntarnos: ¿La miscelánea fiscal que aprobaron por mayoría los diputados hará de México un mejor país? ¿Estos nuevos impuestos generarán la infraestructura para el desarrollo en el futuro?

Predeciblemente la respuesta es no. No se sentaron las bases para una fiscalización moderna, ni tampoco de ahí saldrá la inversión para el desarrollo. Y si no es así, entonces qué fue lo que aprobaron la mayoría de los diputados. Aprobaron un paquete fiscal para “librar” el año que entra, 2010. Por lo tanto, para octubre y noviembre de ese año, estaremos nuevamente ante el mismo problema: un gobierno que no puede sostener su gasto. En este sentido, el alcance de la miscelánea responde al corto plazo, es decir, fue impulsada para inmediatez insostenible del gobierno, para unas finanzas que dependen enfermizamente del petróleo. La historia se repite, ante la urgencia de compensar el ingresó de la renta petrolera, nuestros diputados se han avocado a apagar el fuego, pero no a proponer un solución mayor.

La fórmula combina aumento de impuestos con déficit público. Otra vez, lo que imperó en el Congreso fue el posibilismo ante la incapacidad de no asumir los costos de lo necesario, lo deseable. No importa que en lo individual muchos legisladores reconozcan la necesidad de hacer las llamadas “reformas estructurales”. Igualmente resulta irrelevante el acertado diagnóstico y la pertinente propuesta del Centro de Estudios de Finanzas Públicas del Congreso, si al fin los legisladores están atendiendo otras cosas menos al interés público, al bienestar del país. A pesar de la retórica de Francisco Rojas y su dolor por México, o la valentía patriotera de Fernando Gómez Mont.

Entones, si quienes toman las decisiones conocen los casos de éxito, si cuenta con la propuesta pertinente, si saben la importancia de construir el largo plazo ¿por qué no se materializa? Dado que ya no es posible encontrar una respuesta lógica, habrá que decir, como lo hizo hace algunas semanas Ciro Gómez Leyva, que nuestros animales políticos son “una generación política genéticamente mal dotada para la grandeza”.

Imposibilitado desde las elecciones federales, el PAN fracasó en impulsar la propuesta del presidente Felipe Calderón. El PRI más cauto, esperó a que pasara el tiempo, para luego decepcionar con su paquete fiscal. Pero ni uno ni otro atienden al largo plazo, son simples remedios inmediatos para una realidad que demanda compromiso, responsabilidad y resultados. La propuesta fiscal para aumentar impuestos recurre a la misma fórmula imaginativa: gravar a los de siempre.

Desde hace tiempo, uno de los órganos que sí funciona en el gobierno, la Auditoría Superior de la Federación, ha recordado que la ineficiencia fiscal de México, lo sitúa en el peor índice entre las naciones de la OCDE. En consecuencia, tenemos a unos cuantos sosteniendo al Estado y muchos “colgándose” de la aportación de estos. No se trata descubrir un misterio, sino de aplicar las líneas de acción empolvadas en los archiveros de los legisladores.

Por ejemplo, retomo el área de oportunidad señalada por la Auditoría: “Ante los retos y demandas sociales, así como la impostergable necesidad de un sano financiamiento del desarrollo del país, se requiere de decisiones consecuentes para mejorar la eficiencia recaudatoria del Estado, siendo necesario para ello dotar de mayores facultades recaudatorias a estados y municipios, ampliar el padrón de contribuyentes, combatir decididamente la evasión y elusión fiscal, eliminar el sector informal de la economía y el contrabando, simplificar y mejorar la progresividad del marco regulatorio impositivo, otorgar certidumbre jurídica al contribuyente, establecer una política fiscal de largo plazo que propicie certeza a las inversiones, y mejorar la recuperación de las obligaciones fiscales a través de juicios”.

De esta manera, uno de los problemas de legitimidad en el tema de los impuestos es que estos no se traducen beneficios para los mexicanos, como una educación de calidad, servicios públicos de primera o telecomunicaciones competitivas. Al final, los impuestos sirven para sostener un Estado obeso e ineficiente.

En principio, estaría de acuerdo en que subieran de los impuestos, aunque no en el sentido en que lo hicieron los legisladores, sino de promoviendo una forma moderna, equitativa y generalizada a toda la población a través del consumo. Sin embargo, qué beneficio vamos a obtener a cambio: ¿un mejor país? ¿Leyes que se cumplen y políticos que las observan? ¿Condiciones para el desarrollo del futuro? Siento decepcionar al lector, pero nada a cambio. Dentro de dos meses, los mismos diputados que ahora nos incrementan los impuestos, serán lo que no los pagarán en diciembre.

jueves, 22 de octubre de 2009

Mediocridad pura


Decepcionante la propuesta, decepcionante la aprobacion de los nuevos impuestos. Nuestra clase política, tan imaginativa como pertinente, recetó a los ya contribuyentes, una nueva carga. ¿A cambio de qué? ¿Acaso de resultados palpables y benéficos para la población, para el país?
Al fin, una clase que no le interesa el futuro ni nada que implique más, es decir, mediocridad pura. Aquí un artículo de Ciro Gómez Leyva a propósito de la mediocridad.

lunes, 19 de octubre de 2009

Eduardo Olmos



Se confirmó al fin el amplio triunfo de Eduardo Olmos del PRI para la alcaldía de Torreón. La diefrencia con Jesús de León Tello según el PREP del IEPC quedó en 19.93 puntos, lo cual confirma varias cosas:
-La alternancia en el municipio y un votante proclive a apremiar y castigar. Desde finales de 1990 Torreón no está casado con un partido.
-La base tradicional de votantes del PAN se dispersó por lo menos desde 2008.
-Es cierto que los programas sociales (tinacos, pintura, tarjetas de la gente) empujaron el voto, pero no de forma significativa como sí lo hizo el ineficiente gobierno panista. Al final, eso pesó más.
-Tras el amplio margen de victoria, Olmos despierta una gran expectativa, por lo tanto, está obligado a realizar un buen gobierno: capaz y eficiente, con liderazgo e innovador, responsable y sobre todo, con miras al largo plazo (no sólo los próximos cuatro años).

sábado, 17 de octubre de 2009

Una Corte decorativa



En una película que me agradó, Backyard (Traspatio), del director Carlos Carrera, la actriz principal Blanca Bravo (Ana de la Reguera) hace el personaje de policía investigadora para el asunto de las muertas de Juárez. Una escena recordé esta semana: La agente Bravo encuentra el cadáver de una mujer asesinada y después llega el comandante de Juárez para afirmar tranquilo y con pausa: “Siempre llegamos tarde y mal”. Justamente esta aseveración me recordó el papel de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al pronunciarse en la semana sobre el lamentable conflicto de Oaxaca. Llega tarde y mal. Tarde, porque tuvieron que pasar varios años para reconocer lo evidente: la omisión e incapacidad de las autoridades a la hora de resolver el conflicto y en particular su corresponsabilidad en los hechos. Mal, porque el pronunciamiento es un llamado de palabra que no tiene eco ni consecuencias.

Los argumentos de la Corte concluyeron que sí hubo violaciones graves a los derechos humanos y que también hubo negligencia por parte de las autoridades, en particular del Gobierno Estatal de Oaxaca. El Ministro Guillermo Ortiz comentó: "Para mí el reproche fundamental es que no se cuidó el orden público en la ciudad, y que esta omisión, que fundamentalmente la veo a cargo del señor Gobernador, dio como resultado que el desorden generalizado produjera, por parte de los particulares, la afectación de derechos humanos fundamentales". Un tono similar usó el Ministro Genaro Góngora: “El gobernador Ulises Ruiz Ortiz es responsable por tratar de solucionar el conflicto de manera tardía y por haber ordenado, pese a tener todo en contra, el operativo fallido para desalojar el zócalo”.

Pero la votación entre los ministros estuvo divida, de ahí que se expusieron también opiniones como la del ministro Salvador Aguiano: “Ni las autoridades estatales ni las federales incurrieron en violaciones de garantías. Los integrantes de la APPO son un grupo subversivo, que pese a ello eran seres humanos y tenían derechos”.
Finalmente, tras la investigación que duró 19 meses y costó alrededor de 15.4 millones de pesos, la Corte llegó a la conclusión de que el tristemente célebre Gobernador de Oaxaca por el PRI, Ulises Ruiz, violó las garantías.

El Pleno de la Corte determinó que los hechos y omisiones demostrados en la investigación sobre lo sucedido en Oaxaca entre 2006 y 2007 constituyeron una grave violación de las garantías. De paso los ministros resolvieron que el ex presidente Vicente Fox no tuvo responsabilidad, si a esto le llaman no hacer nada. Quizá por el fracaso de Atenco, Fox no pudo o no quiso entrarle al problema y tuvo que venir a finales de diciembre el presidente entrante, Felipe Calderón para solucionar el conflicto. Al respecto el ministro Gudiño comentó en el pleno que “el gobierno federal dejó por mucho tiempo en un estado de abandono absoluto a Oaxaca, al negarle el apoyo de las fuerzas federales que estaba obligado a brindar; parecía no haber estado”.

La resolución de la Corte a lo más que llegará, y ojalá me equivoque, será a publicarse en el Diario Oficial de la Federación, en la Gaceta del Gobierno del Estado de Oaxaca y en el Semanario Judicial de la Federación. ¿Pero la justicia? ¿La rendición de cuentas? ¿Las pérdidas millonarias y el daño al patrimonio público? ¿La muerte de varias personas, incluyendo el periodista norteamericano Brad Will? ¿La impunidad de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO)? ¿La responsabilidad de Ulises Ruiz y sus funcionarios?

En una democracia funcional, México no es el caso, un pronunciamiento similar como el que realizó hace unos días la Corte, obligaría en lo inmediato a la renuncia del gobernador. Acá sin inmutarse, nuestro Ulises contesta por medio de un comunicado de dos líneas que su gobierno estará “atento”. Ayer declaró: “no voy a renunciar”. Ulises Ruiz puede dormir tranquilo porque lo que diga la Corte se limita a un acto declarativo, y por lo tanto, decorativo. De esta manera, las pretensiones de hacerle un juicio político son irrelevantes porque al fin estarán en el dominio de su propio partido. Triste, predecible final.

domingo, 11 de octubre de 2009

Charrismo mexicano



Las noticias que se han ventilado sobre el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y su infaltable líder esta semana, no son novedad. Más aún forman parte de un largo y certero diagnóstico sobre los problemas nacionales. Dicho de otra manera, el problema de los sindicatos es tan sólo uno de los capítulos que aquejan la vida nacional, pero también, es un asunto que expone a todas luces el subdesarrollo del país. Pero aclaro de una vez mi postura antes de entrar en materia. No estoy en contra de los sindicatos ni mucho menos de su existencia y su razón de ser. Más bien considero que son derecho ganado con mucho esfuerzo por las sociedades que nos antecedieron.

En ocasiones ese derecho llevó trágicamente un desenlace violento que les costó la vida a muchos trabajadores. Sin embargo, como ha sucedido con otros logros en el país, los sindicatos se distorsionaron, perdieron el rumbo y ahora, en vez de ser una defensa de los agremiados, son la palanca para riquezas personales, liderazgos perversos, chantajes nacionales. En realidad esta situación que marca lo mismo al sindicato de la educación, el petrolero, el minero y nuevamente el electricista, es producto de un marco institucional que alienta, cobija, tolera, reproduce y hasta respalda legalmente.

En buena medida, los excesos que conocemos son parte de ese arreglo institucional que impera en el país. Se trata de un esquema presente tan vivo como en el pasado. Algunos ejemplos como las partidas millonarias que transfiere el gobierno, eso sí, con cargo a los contribuyentes, para las privilegiadas dirigencias sindicales. Una vez ahí, no importa cuál es su destino, ni tampoco conocer en qué se gasta. Mucho menos pensar en rendir cuentas. Y justamente ese el significado de “autonomía” para los sindicatos gubernamentales.

Si hoy vemos una y otra vez los abusos como en los viejos tiempos del monopolio partidista, es porque las antiguas estructuras nunca se desmontaron. Son los resabios del autoritarismo. Esto significa que seguimos jugando con las mismas reglas del juego, luego entonces, los resultados no tendrían que ser de otra manera sino los mismos. Los desastres que ya conocemos: empresa pobre, sindicato rico.

En medio de la crisis económica, el presidente Felipe Calderón bien pude impulsar la revisión de este añejo problema, sobre todo ante la urgencia y el carácter inaplazable con el asunto del SME. Una posible hipótesis sugiere, tras negarle la “toma de nota” al líder de los electricistas de Luz y Fuerza, Martín Esparza, que ahora sí se hará algo de fondo con el problema que se viene arrastrando desde hace varios sexenios. A principio de su gobierno, Calderón no recurrió al “golpe de timón” para deponer a líderes sindicales corruptos. Le apostó al gradualismo, incluso a negativa la alianza con la maestra Elba Esther. Ahora que las cosas se han vuelto más complicadas, se abre una valiosa oportunidad de retomar el problema a fin de recomponer el rumbo. ¿Qué pasa con otros líderes sindicales? ¿Por qué siguen impunes?

Bien dicen que en la política no hay casualidades, y ojalá así lo sea con la orden de aprehensión que le espera al líder virtual de los mineros, Napoleón Gómez Urrutia. También, esta semana surgió una oposición al sindicato de Petróleos Mexicanos, en particular para que su líder Carlos Romero Deschamps −el mismo que presume a los reporteros exclusivos relojes−, no se reelija como de costumbre.
¿Esto nos indica que hay una estrategia trazada por el Gobierno Federal? De ser así, son buenas noticias, porque en muchos años, los gobernantes toleraron la corrupción. Por el contrario, si en estos conflictos el Gobierno termina cediendo al chantaje, a la extorsión, el intento por resolver el problema quedará como un discurso de buenas intenciones.

A todo esto ¿qué tienen qué decir y hacer nuestros productivos, visionarios legisladores? La legislatura anterior nos presumió de sus avances y logros, pero no fue capaz de construir las condiciones para el largo plazo. Prestos a apagar el fuego con reformas pequeñas, porque era “lo posible”, renunciaron al futuro por atender el corto plazo. La legislatura anterior dejó el tema de la reforma laboral guardado. No quiso asumir el complicado asunto en materia de trabajo, incluyendo el espinoso caso de los sindicatos. En este sentido, la responsabilidad ahora la tiene el Congreso, en especial el PRI, aunque no le guste, aunque e no lo quiera reconocer. Una razonable reforma laboral puede cerrar la pinza con el problema de los sindicatos que carga el Estado y paga la sociedad.

La solución no está en propinar un “golpe de timón” a estos poderosos personajes de nuestra débil democracia, pero cómo ayudaría, sobre todo, sí necesariamente va acompañado el golpe con cambio radical en las reglas del juego. ¿Le entrarán los legisladores? ¿El PRI nos mostrará su compromiso?