lunes, 20 de octubre de 2014

Guerrero en llamas


Era junio de 2013 y ante los medios dos hombres sonrientes se abrazan y posan frente a la cámara. Es el gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre y el cantante Luis Miguel. Por entonces se anunció un cara campaña para promocionar la imagen del estado, no obstante que el municipio de Acapulco desbancó a ciudad Juárez como el sitio más violento del país, lo cual ya es mucho decir. Ahora, la viva imagen del gobierno es un edificio en llamas. ¿Para qué sirve un gobierno así?
 15 de oct 2014
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1047472.ciudadanos-onappafa.html

Ciudadanos Onappafa II

Más que los políticos, son los ciudadanos los que dan contenido a la política. Prácticas, formas y expresiones perfilan la cultura política de una sociedad. Bien dicen, que no hay democracia sin demócratas. De la misma manera, son las prácticas de los ciudadanos las que afirman una cierta cultura cívica, unas relaciones socialmente compartidas. Así, la calle como espacio común, define la manera que en los ciudadanos asumen la política. por ejemplo, la limpieza de una calle depende más de los ciudadanos, que de las autoridades. Y vaya que las diferencias se notan cuando comparamos ciudades o colonias dentro de una misma ciudad. ¿Por qué unas son limpias y otras no? Igualmente cuando observamos el comportamiento vial entre automovilistas y peatones, damos cuenta de los valores que imperan en el espacio público. No se trata de una disquisición filosófica, sino en concreto de un respeto mínimo en el constante tráfico. ¿Han observado cómo en la ciudad los automovilistas no respetan siquiera las cebras que demarcan los pasos peatonales? Desde esas prácticas, tampoco extraña que en Torreón, 1 de cada 4 ciudadanos utilice indebidamente el espacio reservado para discapacitados en los estacionamientos (Enadis: 2010).
Si hay un ejemplo por excelencia que define los valores de los ciudadanos en una ciudad como Torreón, no son las desairadas elecciones, sino la amplia aceptación de portar en los automóviles placas ilegales. Sí, placas piratas bajo el emblema de la marca registra (no es broma), Onappafa. En los últimos años se multiplicaron las "placas" onappafas, y ya en el colmo de la semántica, hasta "copropafas" aparecieron. ¿Cuántos autos con placas piratas circulan por la calle? ¿Cuántos más bajo el sello de "amparados"? ¿20 o 30 por ciento de los vehículos en la ciudad? Lo significativo de esas "placas" es la aceptación bien extendida y hasta orgullosa de la ilegalidad en las calles. En otras palabras: ciudadanos Onappafa. ¿Quiénes son? Ciudadanos que exigen derechos, pero no quieren obligaciones. Ciudadanos que desean mejores calles, pero no pagan impuestos para mejorarlas. Ciudadanos afectados por la inseguridad, pero indignados porque la autoridad quiere aplicar la ley. Ciudadanos que se creen más "listos" que los demás, porque no pagan la tenencia. Ciudadanos dispuestos a romper la ley, pero exigirla cuando se trata de su problema. Ciudadanos disfuncionales que reflejan gobiernos disfuncionales. El "detalle" de las placas habla mucho de nuestros valores cívicos en la ciudad. De nadie más, más que de nosotros mismos.
Ahogado por la falta de dinero, el gobierno de Coahuila impulsó una reforma al código penal, para ahora sí proceder contra los onappafas. Ante el nuevo operativo, uno pensaría que ahora sí el gobierno va a meter orden, y ojalá así sea. Sin embargo, bajo la presunción de que se trata de otro operativo más, los ciudadanos onappafa saben bien que siempre habrá forma de darle la vuelta a las obligaciones. Si el gobierno aprieta, entonces las organizaciones presionan hasta hacer de los operativos, un esfuerzo irrelevante. Al mismo tiempo un gobierno que renuncia a sus deberes termina por alimentar el círculo vicioso. Lo grave del asunto es que en la calles siempre habrá, bajo esas reglas del juego, motivos para doblar la ley. Entonces ¿tendríamos que sorprendernos de la inseguridad que nos agobia? Es curioso cómo el gobierno mide con distintas varas. Mientras ciudadanos onappafa señalaron en las pancartas de protesta, "otro moreirazo", el mismo gobierno ha dejado impune la megadeuda. ¿Será que también tenemos un gobierno onappafa? Todo parece indicar que sí.

15 de octubre 2014
El Siglo de Torreón
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1047472.ciudadanos-onappafa.html

Cuando despertó, la violencia todavía estaba allí


Como una mala película de terror, se repiten las escenas de barbarie y violencia. Justo en el año de las reformas, cuando nos dijeron que todo iba ir mejor, que al fin México se mueve, la realidad parece anclarnos. No se trata solamente de casos aislados, de eventos o hechos esporádicos en algunos estados.Tampoco se trata, como tantas veces se dijo en el sexenio calderonista, de criminales contra criminales, sino de la amenaza a la sociedad misma. Cuando por fin las cosas tomaban mejores rumbos, una matazón nos recuerda donde estamos. Cuando por fin el gobierno logró cambiar la narrativa de la violencia por las reformas, una serie de ejecuciones como las ocurridas en Tlatlaya por el ejército, empañan el camino. Y las cifras, por más rasuradas y arregladas en algunas procuradurías estatales, muestran aumentos de robos y secuestros. Aunque los homicidios bajaron en el país, no bajó así la impunidad de los criminales que marcan el camino en estados como Michoacán, o que deciden terminar con docenas de normalistas en Guerrero. Ni qué decir de Tamaulipas.
Desde antes de la toma de posesión como presidente, Enrique Peña Nieto logró cambiar el discurso oficial, antes dominado exclusivamente por la inseguridad. Así se pasó a un discurso de optimismo con un endeble contenido, pues las reformas todavía están por verse en acción. A través de las archinombradas reformas se suplantó aquella terrible narrativa de robos, secuestros y muertos. Pero la realidad no cambió. Sin embargo, como advertimos en aquel momento, dejar de hablar de un problema, no es resolverlo, ni tampoco componerlo. De esa manera, a la vuelta de dos años y ante la expectativa de reformas como la energética, la violencia reclama su lugar en el discurso. Ante los terribles sucesos en Iguala, el presidente no le quedó más que regresar a un tema que ya se creía olvidado en la narrativa oficial.
Michoacán o Guerrero acusan una descomposición mayor donde el crimen tomó los gobiernos. A pesar de que lo negó una y otra vez, el mejor ejemplo es Fausto Vallejo. Egidio Torres en Tamaulipas conduce un gobierno de palabra, porque en los hechos, en el estado mandan otros. Ángel Aguirre, tan brabucón con los medios y la crítica, sólo contará los días para que su gobierno termine después de Ayotzinapa. Por lo pronto, el gobierno federal ya envió a la precaria Gendarmería a apagar el fuego en Iguala. Pero lejos de sorprendernos que un alcalde esté coludido con el crimen, sólo ratifica la película de terror que aún no termina en varios sitios del país. Entonces el problema no sólo era de partido, o de que se fuera del gobierno un hombre como Calderón, que basó su legitimidad en policías y militares. En el sexenio anterior vivimos una violencia sin precedentes de la cual todavía no nos reponemos. A pesar de la gravedad del problema, hemos avanzado muy poco en construir instituciones sólidas y eficientes para impartir justicia. Tal vez ahora tenemos un gobierno más ordenado en su control de medios y opinión pública, pero en lo que respecta a la seguridad, la herida sigue peligrosamente abierta.
Muy eficiente ha sido el PRI para ganar elecciones, aunque no queda claro que sea eficiente en una de las funciones primordiales del estado: la seguridad.
Tlatlaya y Ayotzinapa son dos extremos que enfrentan al gobierno de Peña Nieto. Está claro que la estrategia de sacar del discurso la inseguridad llegó a su límite, porque la violencia lo sobrepasó. Habrá quien en medio de todo esto piense en las elecciones y la disputa por el poder. Desarticulado el PAN como oposición y ahora el PRD con el caso de Guerrero, el camino queda libre para un partido único. Aun así, estamos lejos como lo evidencia el gobierno actual, de garantizar la seguridad. No necesitamos recordar las cifras: la impunidad está tan presente ayer como ahora. Cuando despertó, la violencia todavía estaba allí.

8 de octubre 2014
El Siglo de Torreón 

Barril sin fondo


El gobierno de Coahuila anunció la contratación de un nuevo crédito para pagar más deuda. Como un alcohólico que no puede dejar de beber, la autoridades del estado nos hablan de 2 mil millones de pesos más para pagar las deudas con proveedores. ¿Y los 35 mil millones de Moreira I no fueron suficientes? Como mal parroquiano, las finanzas estatales se definen por "la última y nos vamos", o "que tanto es tantito". Desde su adicción, el alcohólico sigue y sigue, al igual que la cuenta. En estado actual de cosas Coahuila no puede solventar más gasto, por la sencilla razón de que todo lo tiene comprometido. Después de tanta negación, Moreira II bien podría reclamar el dinero que saqueó Villarreal y compañía. Pero claro, eso sólo pasa en Estados Unidos. Nosotros somos especiales.

Día mundial sin auto

Los cambios también empiezan por los mensajes y las pequeñas acciones. El lunes pasado el colectivo de mujeres ciclistas "Bicionarias Laguna" invitó a los alcaldes de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo a realizar acciones con motivo del Día Mundial Sin Auto. Algunos servidores públicos fueron en bici a su trabajo, otros compartieron el coche, e incluso, el alcalde Luis de Villa, se fue caminando al trabajo. El objetivo fue dar un descanso al automóvil y hacer conciencia de ciudades más humanas e incluyentes. La movilidad es fundamental para espacios más equitativos y eficientes, pero la mayoría de los presupuestos públicos se destina a los automóviles, que sólo transportan a la tercera parte de la población. En consecuencia pagamos por una exclusión urbana de peatones y ciclistas. Ya es hora de equilibrar la cosas.

El Siglo de Torreón 24 de sept 2014
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1040405.de-moyotes-mosquitos-y-zancudos.html

Fina persona


Con razón de sobra, nuestros políticos son el centro de las críticas, el repudio y hasta los males públicos. Ese discurso está bien aceptado en la opinión pública, de tal forma que cuestionarlo es inadmisible. En la avasallante lógica de la colectividad, los culpables son ellos y nadie más. Sin embargo, para decepción de ese pensamiento, los políticos no son los únicos actores en la vida pública, y no siempre, son los más decisivos. Tampoco, para desilusión de los críticos, son los únicos responsables de eso que llamamos política. Con desdén suele decirse que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen. Pero como bien apunta Antonio Navalón, tenemos los gobiernos que se nos parecen. Frecuentemente aquellos hombres que despreciamos hasta la ignominia, no vienen de fuera de la sociedad, sino provienen de la sociedad misma. Cuando señalamos a los diputados como representantes del desprestigio público, señalamos también a la representación de los ciudadanos de tal o cual distrito en país. Pero lejos de haber un ruptura entre unos y otros, como sugiere la crítica convertida en cliché, hay una cierta congruencia entre las prácticas políticas de ambos. No es solamente que el político al obtener el poder se transforme, sino que sus prácticas para bien o mal, reflejan un mismo piso compartido con los ciudadanos. De nadie más. A los nombres particulares, sean regidores, diputados o distinguidos gobernadores, lo que se corresponde son una serie de prácticas compartidas que se aceptan y se reproducen. No descubro nada nuevo, más bien trato de describir la correspondencia que hay entre políticos y ciudadanos. Más que hacer una distinción, habría que empezar por reconocer un piso común. La crítica más recurrente supone una separación de ambos. Unos, los ciudadanos, son puros. Otros, los políticos, son el mal. No obstante, cada vez que apuntamos de los hombres públicos sus vicios, errores o corruptelas, habría que dar un paso atrás para comprender, no las diferencias, sino la congruencia de las prácticas. De esa manera, encontramos cotidianamente similitudes que no deseamos ver, porque al final es más sencillo culpar a unos, que aceptar lo propio. Así, es más revelador de nuestra vida pública lo que hacen los ciudadanos, que los representantes públicos.
Recientemente, tras el huracán que afectó a Baja California, se evidenció en extremo el comportamiento de los ciudadanos. No de todos, pero sí de una significativa masa que se apoderó de las calles mientras el caos reinó en la ciudad. El paso de "Odile" causó graves daños, pero esa fuerza natural mostró que al no haber autoridad todo está permitido. En consecuencia se generalizaron los saqueos y la rapiña en los comercios. Pero no se trató solamente de "recolectar" alimentos o agua para la supervivencia, sino de ir por televisores, cerveza y hasta artículos navideños, como quien prepara con antelación las fiestas. Al mismo tiempo, en las colonias de Los Cabos, también se organizaron defesas contra los delincuentes que más tarde volvieron a saquear comercios. Bajo cierta variante, "Odile" también convocó a Fuente Ovejuna. Con el pretexto de la masa anónima saquear se volvió común. En un acto de congruencia, Joaquín Téllez Álamo, coordinador de Protección Civil en el municipio de Cabo San Lucas, salió del anonimato de la masa. Su domicilio se convirtió en bodega de motocicletas, refrigeradores, estufas, camas, bicicletas, aparatos electrodomésticos, y hasta muebles de salas. El hombre hizo su propia tienda departamental, según mostró la Procuraduría General de Justicia de Baja California, quien detuvo a la fina persona. Sólo falta que el ayuntamiento le otorgue un bono de productividad.
Pero dejemos las eventualidades climáticas, porque es en el día a día cuando los ciudadanos demuestran el contenido de la política. Más vale que no nos sorprendamos.


El Siglo de Torreón
1 de octubre 2014

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De moyotes, mosquitos y zancudos


Por estos días, nada más lagunero que los moyotes. Nada más íntimo que su presencia. El asunto podría parecer trivial, hasta que las picaduras nos recuerdan una fina violencia. No sé cuántas veces he sido pinchado desde que empezaron las lluvias, pero la cuestión ya toma importancia cuando las marcas muestran su territorio. En sigilosa advertencia, escuchamos un ruidillo zumbado las orejas. Basta con un solo moyote para arruinar la noche. Pero no importa la hora, al fin las picaduras están a la orden del día. Hay algo omnipresente en ese ejército con alas. Si creíamos habernos librado de alguno, siempre queda el lugar para otro, otro y otro.
Tras un año notablemente lluvioso en la región, lo cual es mucho decir en nuestros páramos y ardientes yermos, los moyotes se han vuelto nuestros más fieles seguidores. La vida florece con el agua y con ella un crecimiento exponencial de hambrientos mosquitos. Así, las lluvias nos dieron tregua con el calor, no así con los millones de zancudos.
Hace unos días, Macario Schettino, quien para su suerte vive en México, me preguntó con desconcierto: ¿qué son los moyotes? Mosquitos, zancudos o moyotes, aquí no nos queda duda del significado, ni de su insistente existencia. En la capital del país, otrora sede del imperio Mexica, se perdió en el tiempo el uso de la palabra náhuatl: móyotl. Para los chilangos moyote es un vocablo incomprensible. Para los laguneros es una aguda presencia.
El escritor Saúl Rosales nos dice en su último libro, Jales sobre el habla lagunera, que la palabra moyote es un tesoro literario. Además, tenemos que agregar: también es un dolor de cabeza. Rosales nos explica que móyotl, convertida en moyote, es esa palabra que abandonó el mundo Mexica y encontró perdurable acogida en la Región Lagunera. Esta es una comarca no náhuatl en su origen, pero sí dotada de condiciones ambientales más que propicias para la sobrepoblación veraniega de los "mosquitos zancudos" mencionados por Bernardino de Sahagún. En una suerte de identidad cotidiana, cada vez que pronunciamos la palabra moyote, traemos al presente, la herencia tlaxcalteca en La Laguna.
En la desesperación por tanto moyote, mi buen amigo Heriberto Ramos, nos recomendó la planta Citronela para ahuyentar, no sé si los malos espíritus, pero al menos a los mosquitos. Quizá, de ahora en adelante necesitemos en la región una política pública que haga de esa planta, la más querida planta lagunera. A la par de las palmeras y mezquites, tendríamos abundantes Citronelas en camellones y jardines públicos.
Hace tiempo, Javier Leyva, hombre apasionado de los cactos, la historia y su comunidad, me compartió aquella terrible historia, de cómo durante años, el abuso de pesticidas y químicos en el campo lagunero, arrasó no sólo con las plagas, de paso mató a la fauna. Así se exterminaron parvadas vitales para la región. Como un principio torcido, al eliminar un mal, se provocó otro mayor. Esparcidas desde los cielos, toneladas de DDT rompieron la cadena alimenticia de las aves y también acabaron con ellas. Finalmente regreso al principio. Con los moyotes, los laguneros tenemos literalmente un lazo de sangre. Por aquí y por allá ya somos parientes.

El Siglo de Torreón
24 de sept 2014
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Recuerdos de la deuda


Cada 16 septiembre, las fiestas patrias son motivo de días inhábiles en el trabajo, descanso para los niños en la escuela y repetidos "vivas" para México. Pero dejemos las conmemoraciones y festividades nacionales, porque nunca falta la resaca tras los aniversarios. Durante los años setenta del siglo pasado celebremos y celebramos hasta que la resaca nos llevó a la cruda realidad. Eran los años donde se descubrieron nuevas fuentes de petróleo en el país. Por entonces el presidente José López Portillo, un hombre que defendió el peso como un "perro", informó a los mexicanos que ya no éramos un país pobre, sino que había que "administrar la abundancia". ¡Viva México! Y el futuro corrió por cuenta de los "veneros del diablo". Con ese optimismo gubernamental gastamos y gastamos lo que todavía no teníamos, hasta que la fiesta se acabó.
Al igual que el clima, los aires internacionales cambiaron y los precios del petróleo derrumbaron las abundantes expectativas, pero ya nos habíamos endeudado. De paso, la economía mexicana también se derrumbó. Luego vino Luis Echeverría y otra crisis nos alcanzó. Fue la secuela perfecta de una película de terror. No obstante, la tragedia económica no venía desde afuera, sino del gobierno mismo. Otra vez los efectos de la fiesta nos afectaron. A la distancia, un escritor de la onda, bautizó aquellos sexenios como la "docena trágica". Sin embargo, los problemas de la deuda no acabaron ahí. Un buen día, un presidente pelón, carismático y reformador, terminó su sexenio quebrando el país. La causa, según se dijo, fue un "errorcillo de diciembre". Más mal no nos podía ir, y al fin tuvimos una tregua para los sexenios de Zedillo, Fox y Calderón. En ese inercia positiva, la deuda pública se mantuvo a niveles razonables, sin que el gobierno fuera esencialmente problema para los ciudadanos.
Enrique Peña Nieto, el presidente que logró el paquete de reformas más importantes en los últimos 18 años, recibió un gobierno con finanzas públicas sanas. Desde el año pasado, rompió una regla de la ortodoxia financiera. Su gobierno contrajo deuda para financiar el gasto. En 2013 el déficit fue de 4.1 por ciento del PIB. Tanto, como en los exuberantes años setenta. Este año, nuevamente el gobierno federal volverá a contratar deuda. Es decir, vamos a pagar la operación del gobierno con dinero prestado.
Para el gurú de la Secretaría de Hacienda, Luis Videgaray, el país "todavía requiere de un impulso contracíclico para lograr llegar a los niveles de pleno empleo, de ahí que en este momento el no utilizar el déficit público probablemente sería un acto de gran irresponsabilidad".
Desde esa política, parece que en este momento no vivir de prestado sería irresponsable. ¡Cómo han cambiado los tiempos! En el pasado, México vivió muy malas experiencias con el manejo de la deuda pública. Quiebra tras quiebra, aquellos gobierno dejaron un profundo retroceso que sólo agravó desigualdad y pobreza. En los años recientes, nuestro país fue reconocido internacionalmente por el buen manejo de las finanzas. Tras las crisis global de 2008, México pasó bien la tormenta, no así la endeuda economía gringa, además de un buen número de países europeos. Quien dijera, a la vuelta de los años, sí hicimos bien la tarea. Por segundo año consecutivo el gobierno anunció más contratación de deuda. Ahora de 3.5 % del PIB. Si bien es cierto, actualmente no tenemos un problema con la deuda, experiencias en el pasado nos llaman a desconfiar. Hacienda acaba de proponer el paquete económico para 2015 con más déficit. La razón se justifica porque busca "suavizar la trayectoria del gasto y no afectar la dinámica positiva que ha venido observando la economía mexicana" (Comunicado de Hacienda, 14-IX-2014). En cuestión de días, Hacienda dice una cosa, pero el Banco de México dice otra. De esa manera, el Banxico volvió a recortar la previsión anual del crecimiento para el país. ¿Qué no estábamos en una dinámica positiva? ¡Vaya galimatías! Por lo pronto, restan cuatro años al sexenio. Que ¡Viva México!

El Siglo de Torreón
17 de septiembre 2014

http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1038071.recuerdos-de-la-deuda.html

La culpa es de los medios


De vez en vez, surgen justificaciones ramplonas, clichés que se repiten a falta de argumentos, honestidad o algo de pensamiento. De esa manera, hay quien prefiere culpar a los otros, para no asumir las propias responsabilidades. En esa lógica, siempre es más fácil señalar a terceros, que reconocer los errores. Como un guión predecible, encontramos hombres públicos que excusan su ausencia de liderazgo, victimizándose ante el clima, un gobierno "perverso" o simplemente contra los medios de comunicación.
















Recientemente, un hombre representativo de la mediocridad política, Gustavo Madero, quien dirige Acción Nacional, demostró su capacidad discursiva contra los medios. La profundidad del argumento maderista encontró en los medios a los culpables de la decadencia panista: "El PAN enfrenta trascendidos, acusaciones sin denuncias, delitos sin testimonios, cobardes difamaciones sin voz y sin rostro para alimentar esta política del espectáculo y de la trivialización, en donde lo que menos importa son las posiciones ideológicas".
Quizá convenga recordar, bajo cierto orden cronológico, la sucesión de escándalos y denuncias de corrupción estelarizados por connotados y desconocidos panistas. De esa manera, la renovación de la dirigencia del PAN mostró las diferencias entre los grupos, lo cual es normal en la política, pero de paso evidenció señalamientos puntuales por los "moches" solicitados en la Cámara de Diputados, entre ellos, los protagonizados por el festivo coordinador de la bancada panista, Luis Alberto Villarreal. Pero pasó la elección en el mes de mayo y ganó nuevamente Madero. Por supuesto, se omitió el asunto de la corrupción y Villarreal siguió de fiesta.
En los primeros días de julio, aparecieron unos jóvenes panistas en Jalisco, quienes declararon su admiración por el nacional socialismo. Sin tapujos se mostraron conmemorando el aniversario de su admirado Führer. Como un perfecto oxímoron, el suceso "ario" identificó a los jóvenes de "morenazis".
Por entonces estuvo de moda el mundial futbol, donde unos desconocidos panistas de la delegación Benito Juárez, se lanzaron a la fama como los golpeadores de Brasil. El resto de la historia ya la conocemos, pero el daño ya estaba hecho. Y si las acusaciones de corrupción no tumbaron al coordinador de los diputados panistas, una fiesta bien provista tumbó a Villarreal de la Cámara. Queda claro que dentro del maderismo, no se sanciona la corrupción, pero sí la pachanga.
Uno tras otro, la colección de escándalos fue bien difundida por los medios, pero el problema no es de los periódicos, la radio, la televisión o la Internet, a ellos sólo les regalaron una nota que vende o se tuitea bien. El punto de fondo es la miseria del PAN como partido político después de ser gobierno, y sobre todo, la decadencia como oposición. Semejante desfiguro en el 75 aniversario.
En un luminoso e imprescindible ensayo publicado en 1947, Daniel Cosío Villegas, señaló que "Acción Nacional se desplomaría al hacerse gobierno". 53 años después llegaron al gobierno y tras 12 años, el PAN quedó desplomado por el PAN mismo. A estas alturas, la exposición en los medios es lo de menos, mejor escuchemos la filosofía Madero expuesta en el consejo nacional del 6 de septiembre: "El PRI aparece como el partido más corrupto en una proporción de cinco a uno contra el PAN, y eso es lo que tratan de revertir ellos a través de esta guerra de narrativas… No niego que como en toda comunidad humana, en la nuestra, lleguemos a presentar actos de corrupción o comportamientos individuales licenciosos, pero los panistas siempre hemos luchado y seguiremos luchando por combatirlos".
Para Madero lo perverso no es la corrupción en los partidos, sino que uno es más malo que otro. Entonces, a partir de ahí los ciudadanos tienen que elegir entre el menos corrupto. ¡Vaya elección! En las crisis PAN, también hay minorías críticas, pero marginales, como la voz de Luis Felipe Bravo Mena, quien no dudó en pedir perdón por los errores del partido.
Si bien hablé del PAN y su decadencia, quien mejor definió el momento mexicano, fue el presidente Enrique Peña Nieto. Para el mandatario reformador, la corrupción en el país es "una debilidad de orden cultural". Sin comentarios.

El Siglo de Torreón 
10 de septiembre 2014

http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1035794.la-culpa-es-de-los-medios.html

80 del Fondo


Nunca está demás el festejo por los libros, sobre todo, en un época donde las formas de lectura han hecho de la pantalla, el nuevo modelo del libro. Durante milenios, la lectura fue a través de pergaminos, pliegos y hasta glifos escritos a mano. La imprenta, un feliz invento del siglo XV, multiplicó el acceso a la lectura. En los últimos años, pasamos de la lectura en papel a las páginas digitales. De esa manera, nos tocó vivir una época de cambios significativos en la formas de leer. Incluso la manera tradicional de biblioteca ahora parece reservada a la "nube", las memorias electrónicas, las tabletas y los teléfonos.
En ese tránsito, este mes celebramos el 80 aniversario del Fondo de Cultura Económica (FCE), una de las más importantes y emblemáticas editoriales en México. Como otros grandes instituciones del estado que emanaron del régimen posrevolucionario, nació en 1934, un editorial para dotar de lecturas especializadas a los nuevos economistas del país. No había por entonces material para los estudiantes de la nueva carrera de economía. Ante la carencia, un brillante y visionario académico, Daniel Cosío Villegas, impulsó la creación de la editorial mexicana. No es de extrañar que él mismo fue también el promotor del Colegio México, una de las mayores instituciones académicas del país. Retomo de Héctor de Mauleón, el momento en que Cosío Villegas buscó a la editorial española Espasa Calpe, para plantear la publicación de literatura económica destinada a Latinoamérica, pero su asesor, el célebre filósofo José Ortega y Gasset, la rechazó porque entonces la cultura española "se volvería una cena de negros".
Gracias a la "cena", el FCE fructificó en México para bien del conocimiento en Hispanoamérica. Así, tal fue la relevancia de la nueva editorial, que una de las grandes obras de la sociología, me refiero a Economía y sociedad de Max Weber, fue traducida primero al español en 1944, antes que al inglés. Para 1934, el Fondo apenas había publicado 16 libros. Actualmente su catálogo cuenta con miles. No obstante de ser un empresa de gobierno, es innegable el valor y la aportación cultural del FCE. Para la dicha de lector regreso una y otra vez a las obras completas de Alfonso Reyes y Octavio Paz. Recientemente encontré la obra de Jorge Cuesta para mi biblioteca personal, todavía de papel. Pero también están por ahí los ejemplares de Juan Rulfo, Carlos Pellicer, José Emilio Pacheco, Carlos Fuentes, Manuel José Othón, Francisco L. Urquizo, Enriqueta Ochoa, Giovanni Sartori, Norberto Bobbio, Paul Ricoeur, Michel Foucault, George Steiner, Gaston Bachelard, Bertrand Russell, Claude Levi-Strauss, Roger Caillois, Alexis de Tocqueville, Edmundo Burke, Elionor Ostrom, Douglas North, Dani Rodrik, Gary Becker y no sé cuántos otros más.
Para quienes nos dedicamos profesionalmente a la historia, están los imprescindibles de Hayden White, Paul Veyne, R. G. Collinggwood, Robert Darton, Marc Bloch, Roger Chartier, Jacques Le Goff, Fernand Braudel. Jules Michelet y Leopold von Ranke. Todos gracias al Fondo.
La editorial celebra su aniversario, a pensar de Leo Zuckerman, quien recientemente sugirió en uno de sus textos, la desaparición de la editorial por recibir subsidios del Estado. ¿Se imaginan? Es cierto que la tendencia actual del Estado es acortarse, pero aún así, el Estado no es una empresa privada, sino una entidad de bien público. De esa manera, tendríamos que cerrar bibliotecas, deportivas, universidades, museos y hasta hospitales públicos porque su existencia depende en su gran mayoría de subsidios. La institución del FCE ratifica el valor que una empresa de gobierno tiene para la sociedad. ¡Enhorabuena por los 80 años!
EL ASTILLERO
Entre 2011 y 2012, se cerraron cuatro librerías en Torreón, entre ellas una sucursal del FCE. Hace un par de semanas abrió El Astillero, en la avenida Morelos, 567 poniente. La nueva librería cuenta con un buen número de publicaciones del Fondo, además de otras editoriales. Hay una cierta esperanza cuando una librería abre sus puertas, sobre todo, para una ciudad como la nuestra. ¡Felicidades Ruth y Germán!

El Siglo de Torreón
3 de septiembre 2014
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Campillo, primer año de gobierno

Atrás quedó la competida elección, donde José Miguel Campillo Carrete ganó la alcaldía de Gómez Palacio. Al tiempo, este mes se cumple un año de su gobierno al frente del Ayuntamiento. Visto a la distancia, hay elementos suficientes para valorar el gobierno local. El primer cambio lo notamos en su figura política, la cual denota un salto relevante del entonces candidato, al actual gobernante que se enfrenta al peso de las responsabilidades públicas. Seguro, ordenado y claro en sus planteamientos, así llega Campillo al primer año. Al mismo tiempo, se ha mostrado como un alcalde conciliador, y sobre todo, con la valiosa cualidad de escuchar. En ese sentido, se nota la buena relación con el gobernador Jorge Herrera Caldera, quien ahora sí regresa a La Laguna de Durango. Igualmente ha destacado la buena relación con la Federación para atraer recursos y programas al municipio. Es notable el desfile de secretarios de estado que vinieron a la ciudad.
Entre el año 2013 y el actual, 2014, no sólo Gómez Palacio, sino la zona metropolitana, comenzaron paulatinamente ha dejar la crisis de inseguridad, y sobre todo de violencia que vivimos durante varios años. En esas condiciones, uno de los aspectos a destacar del gobierno de Campillo fue la coordinación lograda con los gobierno del estado, y sobre todo, el gobierno federal, para trabajar, ya no exclusivamente en un plan de contención, sino de prevención. La mejor muestra la podemos palpar en las calles, desde la intervención que se hizo en el cerro de La Pila, otrora escenario de crimen y violencia. Cual fue mi sorpresa, en una tarde del pasado mes de abril, que al subir en bicicleta al emblemático cerro, encontré una zona rehabilitada como espacio deportivo, además de una memorable vista de la ciudad. Bien acondicionado e iluminado, el cerro donde hace 100 años se libró una de las más cruentas batallas de La Laguna, está ahora tomado por deportistas, niños y familias que acuden diariamente al lugar.
Muchas veces escuchamos hablar de la reconstrucción del tejido social, pero más allá del concepto, encontramos en la práctica formas y lugares para la convivencia. A través de inversiones en áreas deportivas, y en la promoción de actividades públicas en espacios abiertos, el gobierno de Campillo logró darle sentido social a su administración. Como un buen ejemplo de rescate de espacios públicos y sobre todo, de convivencia, está la deportiva Guadalupe Victoria. Donde antes era un polvoso terreno, se construyó con toda la mano, la deportiva alrededor de las colonias Felipe Ángeles y Cinco de Mayo. En otro aspecto de su gobierno, Campillo ha logrado posicionar durante su primer año, un cambio gradual en la imagen urbana de la ciudad. Bajo el programa estrella de la administración llamado "Gómez con ganas", se ha ganado la aprobación de los ciudadanos por medio campañas de servicios públicos en las colonias. 
Un aspecto de esa campaña llevó a pintar cientos de bardas afectadas por el grafiti. Sin lugar a dudas, el cambio también empieza por la imagen misma de la ciudad. Pero no todo es miel sobre hojuelas para el gobierno de Campillo. Al igual que Torreón, comparte una oleada de robos y asaltos. Por lo mismo, un tema pendiente de su administración, es la conformación de una policía municipal que pueda atender la seguridad de los ciudadanos. Esa historia la conocemos bien en Torreón, donde rehacer la corporación ha costado años y todavía no se tienen buenos resultados para bajar esos delitos.
De cara al primer informe de gobierno, el acalde Campillo Carrete ha demostrado capacidad y eficiencia en la complicada labor de administrar un municipio. Discreto y sin protagonismos, al final del día, el alcalde gomezpalatino, está entregando una administración estable y funcional. Ojalá así continúe.
MUSEO DE LA CIUDAD
Entre las buenas noticias, el gobierno de Gómez Palacio recién adquirió la casona Faya, construida en 1912. Se trata de un edificio histórico con reconocible valor arquitectónico. Ubicado en la avenida Morelos, albergará el museo de la ciudad, que tanto le falta a Gómez Palacio. Con la acertada dirección de Yeye Romo, al frente del Instituto Municipal de Cultura, no dudamos que el museo habrá de convertirse en una referencia obligada de la ciudad.

El Siglo de Torreón
27 de agosto 2014
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La vida dulce y sabrosa de los diputados


Entre los trabajos de la política, ¡pocos como los de diputado! Muy buen sueldo, excelentes prestaciones, pocas responsabilidades, y sobre todo, poco trabajo. ¡Oh Patria querida! que el cielo 500 diputados te dio. Acostumbrados a lo bueno, los legisladores tienen el trabajo de calentar la curul y levantar la mano para las votaciones. Algunos, en la prisa del arduo trabajo, ni siquiera asisten a las sesiones. Tanto demandan los asuntos del país, que a veces, ni tiempo queda para las durísimas responsabilidades parlamentarias. Por eso el sueldo siempre se queda corto, aunque el sacrificio por la nación, es compensado con guirnaldas de oliva. Verdes o azules, abundan los laureles del "moche". Desde el Congreso, el compromiso público resulta desmedido.

Es mucho el sacrificio por los mexicanos, que un buen día, el diputado del Partido Verde Ecologista de México, Ernesto Núñez, decidió aprovechar la riqueza de la cultura. Para la ocasión, se inspiró en un festival cultural en Zitácuaro, pero el alcalde de esa entidad, divulgó el gusto por los diezmos de los recursos públicos. De esa manera viene la multiplicación de los panes: "Yo a todos los diputados les doy el diezmo. Un ejemplo: de 6 (millones) serían 600 (mil). Él, cuando me dijo: En lo cultural se puede sacar más... no hay problema. O sea, a lo mejor separar dos millones de pesos… gastarnos cuatro". Con los diputados no es cuestión de blancos y negros, sino de rojos, amarillos y azules. En plena contienda interna por la presidencia nacional del PAN, brillaron las capacidades legislativas de los "moches". De esa manera, los diputados lograron gran fama como representantes de los mexicanos. Luis Alberto Villarreal tuvo notoriedad por sus capacidades legislativas. Fue reconocido en fama y buenos oficios para gestionar recursos.

Por entonces, su cargo en el Congreso como representante panista, no sólo fue ratificado por Gustavo Madero, sino que lo fortaleció contra las molestias del trabajo. Para relajar el estrés legislativo, optó por el baile y las reuniones exclusivas con sus compañeros de bancada, hasta que la fama de su trabajo le exigió dejar a "disposición" su cargo. Ya con calma, Villareal recordó que la atención a su trabajo, fue de "profesionales". La diputada del PRD, Purificación Carpinteyro, supo bien hacer las labores de su cargo y sobre todo, tomar las ventajas de la Reforma en Telecomunicaciones.

Por ello no duda en probar para sí, los beneficios de la nueva ley:

"Yo creo que ya nos sacamos la lotería". Hábil y clara, la legisladora reconoció el negocio y de paso defendió su suerte al declarar: "Las conversaciones difundidas hacen eco de lo que intereses monopólicos y sectarios han intentado siempre hacer: convertir en el centro de atención los asuntos privados de una persona desviando la atención sobre lo que debe de mantenernos atentos, los debates sobre las Leyes Secundarias de Telecomunicaciones". Y como un escándalo desplaza a otro, por fortuna ya olvidamos a quien en su momento, también fue diputado del PRI, Cuauhtémoc Gutiérrez. Hoy por hoy, el ejemplo de trabajo lo da Ricardo Monreal, quien insistió en regresar las compensaciones que la tesorería depositó a su partido político, Movimiento ciudadano. 15 millones devolvió al erario, porque él trabajó desinteresadamente en las reformas del país. Sin tantas complicaciones, así la vida dulce y sabrosa de los diputados.

DESPUÉS DE LAS ELECCIONES El PAN en Coahuila quiere ganar en la mesa, lo que en las calles fue incapaz de lograr: el voto de los ciudadanos. Es cierto que la ley electoral en Coahuila beneficia al PRI, pero es más cierto que el PAN no hizo nada por ganarse la confianza y el voto de los electores. ¡Así ni cómo! Para consuelo, las futuras elecciones serán bajo nuevas reglas que corrigen aquellas distorsiones, donde el segundo partido más votado, queda casi, sin representación.

El Siglo de Torreón
20 de agosto 2014

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