sábado, 25 de julio de 2009

Más pobre y desigual


El próximo año, 2010 será el Bicentenario de la Independencia y el Centenario del la Revolución en México. En las condiciones actuales, ¿hay algo que celebrar? O mejor dicho: ¿Qué tanto ha cambiado el país a la fecha? ¿Cuánto ha avanzado? Negar los cambios sería absurdo. Hoy por hoy nuestro país está integrado, a diferencia del siglo XIX y la política no es un asunto de violencia a la hora de renovar el poder. Del siglo XX y la Revolución somos herederos de las instituciones públicas que actualmente continúan vigentes entre nosotros, por ejemplo, el IMSS y el Banco de México.

No obstante, pareciera que en México, hay ciertas constantes, cierta raíz que no podemos cortar y que está tan vigente como en el pasado. Me refiero al atraso y su manifestación más dura: la pobreza. Y eso es lo que recientemente nos vuelve a recordar el INEGI y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). Esta semana se revelaron los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (ENIGH), y como sabemos, la pobreza, lejos de disminuir, aumenta. Con datos duros, se estima que 50.6 millones de mexicanos viven en la pobreza, de los cuales, unos 19.5 se encuentran en pobreza extrema, lo cual implica para estos pobres entre los pobres, pobreza alimentaria. En este sentido, si algo caracteriza nuestro país en esa historia a “celebrarse”, es la profunda desigualdad, pero a diferencia del Bicentenario y la Revolución, ahora la desigualdad aparece multiplicada.

Paradójicamente, entre el periodo 1992-2008, la pobreza de patrimonio disminuyó de 53.1% a 47.4% y la alimentaria de 21.4% a 18.2%. A pesar de ello, se incrementó de 2006 a 2008, en 4.5 millones el número de personas pobres de patrimonio y en 880 mil el número de pobres alimentarios (CONEVAL, 2008). Para el Secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, el aumento se debe a un “bache”, que si bien es cierto, la crisis económica agravó la situación, ésta no cambió mucho la tendencia de las últimas dos décadas. A pesar de los grandes programas asistenciales, primero Solidaridad, luego Progresa y Oportunidades, y ahora Vivir Mejor, los resultados más que benéficos, han sido contraproducentes como bien lo demuestra Santiago Levy en su libro, “Buenas Intenciones, Malos Resultados: Política Social, Informalidad y Crecimiento Económico en México (2008)”. Las buenas intenciones del gobierno, a través de los programas para el desarrollo social y combate a la pobreza, están generando malos resultados.

Otra consecuencia de esta política, expresa Levy, es la generación de “incentivos perversos” hacia la informalidad, es decir, mexicanos que trabajan, pero lo hacen desde la economía informal, beneficiándose a su vez, de los programas sociales que pagan los contribuyentes. A pesar de todo, algunos no han perdido la esperanza en México. Uno de ellos es el profesor Georg Friedman, que en su reciente libro sobre el futuro, “The next 100 years”, imagina a México como una de las grandes potencias para fines del siglo XXI. Mientras tanto, a la luz de los problemas nacionales, parece que hemos extraviado el rumbo, ahora que sabemos que el país es más pobre y desigual.

jueves, 23 de julio de 2009

Los Soprano



No sólo en Michoacán, México… también en Nueva Jersey, EUA, fue desarticulada una red de corrupción que incluye a varios políticos, alcaldes, diputado, e incluso religiosos. Como si se tratara de Los Sopranos, la extorsión, el soborno, el lavado de dinero y el tráfico de órganos humanos están presentes en los cargos hechos por la justicia estadounidense.
Insisto, como lo hice recientemente en mi artículo El espejo inglés, la pequeña gran diferencia, entre la corrupción vecina y la nuestra, está en aplicación efectiva de la justicia como contra parte de la impunidad.

sábado, 18 de julio de 2009

La justicia se va de vacaciones



A veces es más poderoso lo que se deja de hacer, que lo que se hace. No “hacer” se convierte en un símbolo de peso que habla. Con inmediatez, el mensaje impone un estado, muestra una actitud y sobre todo, habla hacia los demás. En muchos sentidos, no gobernar o simular un gobierno, es una característica de la clase política mexicana que conduce las instituciones. Pareciera que abdicar al gobierno, es una forma recurrente y cara de gobernar. Se dejan espacios públicos, se abandonan funciones y responsabilidades, que luego vienen a ser llenados o sustituidos por algunos poderes fácticos como monopolios empresariales, sindicatos, crimen organizado, entre otros.

Tan sólo hace algunos días, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, respondió a la desesperada demanda de varios padres de familia que padecieron la terrible tragedia en la guardería ABC y la muerte de 48 infantes. Patricia Duarte, una de las familiares de las víctimas que pidieron la intervención de la Corte, declaró que ya no confían en las autoridades estatales y federales, y que incluso, veían corrupción y protección a los responsables. Al respecto, la respuesta de la Corte fue clara y breve: no podían tomar el caso porque la Ley orgánica del poder judicial, indica y obliga al receso de la Corte, y por lo tanto, al periodo vacacional de los ministros. El ministro Guillermo Ortiz Mayagoitia, recordó que el trabajo anual de la Corte se divide en dos periodos. “El trabajo se ordena, no se interrumpe”, precisó, al indicar que el primer día hábil de agosto inicia el segundo periodo de sesiones.

Esta situación terminó por acarrear más mala fama a nuestras instituciones de justicia, ya de por sí, en el suelo. Basta leer los comentarios de la noticia, que muchos internautas hicieron en las principales páginas web de la prensa nacional. Si bien es cierto, la Corte no es la autoridad inicial correspondiente a la que debieron de acudir los ciudadanos, ni tampoco es el medio formal para una denuncia, dado que la Corte no es un Ministerio Público para llamar a un proceso y juzgar a los culpables. Lo relevante en dado caso, y de ahí su función, es el dictamen, el pronunciamiento que sí puede influir o esclarecer un problema de corrupción como el de Hermosillo. En otras palabras, la Corte, dada su facultad de llevar casos relevantes sucedidos en la nación, mandó un mensaje erróneo a quienes piden justicia. Esto, en el terreno de las percepciones se volvió absurdo e injustificado para muchos ciudadanos que no son abogados ni técnicos, pero que demandan justicia.

Formalmente, la Corte tiene razón al suspender el periodo, porque así lo programa la ley, e incluso a reservarse el derecho de admitir directamente una demanda ciudadana, pues sólo sería a través de instituciones políticas como el Congreso, los ayuntamientos o los estados. Sin embargo, la Corte desaprovechó un caso emblemático de corrupción, para enviar un gesto de apoyo y respaldo a la ciudadanía. Se trataba de una actitud simbólica para generar confianza, ahora tan perdida en las instituciones de justicia. Luego entonces, no extrañan los altos niveles de impunidad. Seguramente, en agosto la Corte tomará el caso y se pronunciará meses después, pero haberse negado de esa forma en ese momento, anteponiendo el periodo vacacional, resultó como haberles dicho a los ciudadanos afectados, que la justicia puede esperar, al fin se va de vacaciones. Regularmente en la política, pesa más las apariencias que las realidades. Y de esa manera, la Corte pronto se forjó una imagen inoportuna e insensible, no obstante la muerte de los menores.

Recientemente, el juez federal estadounidense, Denny Chin, argumentó, tras la lectura de la sentencia de 150 años a Bernard Madoff, ese famoso criminal que tejió un fraude ultramillonario: "Tenemos que mandar el mensaje más duro posible. Los símbolos son importantes en las sentencias". Contrario a lo esperado, la Corte en México, simplemente se fue de vacaciones.

sábado, 11 de julio de 2009

Mayoría absoluta

¡Al fin terminaron las campañas! Después de largos meses de ruido y una receta de 23 millones de spots, mismos que no sirvieron para posicionar con utilidad, un conocimiento mínimo del Congreso ante a los ciudadanos. Como es sabido de todos, ahora el PRI llevará la batuta en la Cámara de Diputados y por lo tanto, decidirá el rumbo del presupuesto del Gobierno Federal. Entre las diferentes lecturas que podemos hacer del pasado 5 de julio, está el hecho contundente de que los votantes rompieron el ciclo del gobierno dividido que venía presentándose desde 1997. En el pasado reciente los legisladores de los principales partidos, tenían que negociar y consensar las decisiones tomadas en el Congreso.

Ahora, después de dos sexenios, el PRI controlará, junto con el Partido Verde, una parte clave del rumbo del país. Algunos han atribuido el regreso del PRI a la ayuda dirigida por las maquinarias Estatales priistas, y tienen razón en parte, pero en lo medular, me parece, y esto a la luz de los números de la elección, lo que observamos fue un voto claro para cambiar al partido en el poder. El hecho puede parecer obvio, pero no lo es, sobre todo, después del desprestigio y desgaste de la palabra “alternancia” en el país. Quizá, una de las pocas cosas que sí ha logrado la democracia mexicana, es la alternancia en el poder. Hoy por hoy en México, un partido en el poder, lo mismo puede perder que ganar, derivado de la competencia política. Como un modesto logro, ahí está ya instalada la alternancia. Y justamente, hace doce años, los votantes rompieron el monolito del poder priista en el Congreso. Posteriormente, vino en el 2000, la victoria esperanzadora de Vicente Fox con el PAN y el ¡Verde Ecologista!

A la vuelta de esta historia, el PRI ganó la mayoría, tendrá el control del Congreso, y por lo tanto, la guía del propio Gobierno Federal. Pero si bien, la victoria priista fue contundente y recordó las viejas épocas del carro completo, lo cierto es que no logró un aumento significativo de votos con respecto a la elección del 2006. Al revisar con calma los resultados de la elección, se observa que en realidad el voto del PRI no creció sustancialmente. Su variación fue de 0.9%, por el contrario, lo que resaltó la victoria priista fue el desdén de los votantes al PAN y el desplome del PRD. El PAN retrocedió 4.2% con respecto a su votación anterior, y el PRD, lo hizo con 7.8 %. Aún así, la caída del PAN no es tan dramática como parece, dado que ha llevando un gobierno con varias crisis como la de salud, inseguridad y económica. Normalmente, en otras democracias, esto les hubiera costado 10 o 15 puntos menos.

Pero regresemos a la alternancia. La experiencia histórica en nuestro país, nos recuerda que después 2000, los electores había echado al fin, al viejo partido en el poder, no sólo querían un cambio, sino también justicia y la esperanza de salir del atraso. Lo cierto es que después de Fox, no se logró un cambio significativo, tampoco se generó justicia ni rendición de cuentas. Y finalmente, seguimos con el atraso económico. El PAN, que durante su larga lucha de oposición pugnó por esas causas, se mimetizó rápida y cómodamente con la cultura del anterior partido y los peores vicios del pasado.

Habrá que ver hasta qué punto, esta situación se puede repetir funestamente con el PRI. Es decir, la nueva alternancia, dotada de mayoría absoluta en el Congreso, no garantiza que el PRI actúe con responsabilidad y mucho menos, que procure un compromiso con la rendición de cuentas. Por lo pronto, seguiremos el comportamiento de la nueva mayoría, en un entorno con expectativas económicas adversas y un creciente déficit en las finanzas públicas. Lo cual, no son buenas noticias.

miércoles, 8 de julio de 2009

El PRI a la vuelta de la esquina

De Paco Calderón

Regresamos nuevamente a las elecciones. Entiendo que el tema no es grato por razones conocidas, entre ellas, una clase política que goza cómodamente, de los niveles más bajos de credibilidad ciudadana. Sólo un 4% de los mexicanos confía en los políticos. En consecuencia, para la mayoría ciudadanos, la política y los políticos es algo que genera animadversión y de lo cual, se prefiere evitar en las conversaciones cotidianas. Sin embargo, más allá de las fobias y las filias, renunciar a la política, es algo que nos sale muy caro a los mexicanos. Por ejemplo, recuerdo algunas consecuencias: políticos irresponsables, instituciones corruptas, funcionarios abusivos, gobernadores sin límites, maestros y alumnos reprobados, son algunas de las situaciones que diariamente abonan al atraso del país. Justamente, en este sentido va la afirmación de que nos sale muy caro no atender la política, o lo que es lo mismo, dejar la política sólo a los políticos.

El 5 de julio serán las elecciones para renovar Diputados Federales en el Congreso de la Unión. Dos situaciones marcan esta elección. Por un lado, el tema del voto nulo o voto en blanco, promovido lo mismo por académicos, intelectuales y ¡hasta políticos! Las razones son muchas y visibles para quienes promueven esta campaña. Podría resumirse así: políticos que emanan de los ciudadanos, pero que se vuelven contra ellos. El otro tema, lo ha puesto nuevamente Alejandro Martí, el empresario que hace un año sufrió la terrible pérdida de hijo en un secuestro. Martí llama a los candidatos a comprometerse ante notario, de mejorar la seguridad en el país.

Sin embargo, ni una propuesta, ni la otra, son en realidad suficientes para mover a la clase política al compromiso y al cambio profundo, mientras no existan medios como la reelección, el plebiscito y el referendo. El PAN ha decepcionado a los electores; el PRI ha refinado sus viejas prácticas y el PRD está en perpetuo conflicto. Al final, los ciudadanos nos vemos con pocas opciones, pero al mismo tiempo, no podemos renunciar a la política. ¿Y cómo van las preferencias en La Laguna? En el Distrito 02 de Durango, Ricardo Rebollo lidera contundentemente el voto de los electores.

En Torreón, el mapa electoral se divide en dos distritos. El cinco, pinta con fuerza para PRI y su candidato Miguel Riquelme. Mientras que el seis, la cosa está más interesante por lo siguiente: de ganar el PRI, con Héctor Fernández Aguirre, estaría apuntalando casi en automático, la victoria de ese partido para la renovación de la Alcaldía de Torreón. Por el contrario, el candidato del PAN, si logra imponerse, daría respiro y esperanza al panismo local, tan vapuleando por sus propios miembros. Al final, las encuestas nos anuncian un PRI a la vuelta de la esquina. ¿Hará mejor las cosas?

Players of life, junio 2009

lunes, 6 de julio de 2009

El regreso del PRI



Interesantes lecciones nos dejó la elección de ayer. Sin ánimo de abordar todos los temas, me centro en uno: el hecho de que el proyecto del Presidente Felipe Calderón fue rechazado rotundamente. La elección intermedia es una especie de "referendo", lo cual nos ha dimensionado el tampaño de la desaprobación. En varias entidades fue "carro completo" para el PRI, incluyendo desde luego, Coahuila.

El PAN no sólo pierde en el Congreso el primer lugar y el veto presidencial, también pierde las gubernaturas que ya tenía como San Luis Potosí y Querétaro. Tragedia para el PAN.

Ahora bien, lo que (pre)ocupa es la responsabilidad que pueda sustentar el "nuevo" PRI. Ya sabemos que en México la alternancia no genera rendición de cuentas ¿Por esta ocasión lo hará? No lo creo.

sábado, 4 de julio de 2009

El espejo inglés



Ya por fin termina el proceso electoral. A partir del domingo por la noche, tendremos la mayoría de los resultados de la elección y nuevamente, estaremos ante otro ciclo de tres años en la Cámara baja. ¿Qué tan diferentes serán estos diputados que vienen, con respecto a los que se van? ¿Qué tanto cambiarán las cosas? ¿Será el inició de una transformación profunda, o simplemente una triste repetición del pasado? Para tratar de contestar a estas preguntas, les propongo vernos en el espejo inglés y su equivalencia de poder legislativo en el parlamento. Durante los pasados meses de mayo y junio, la política inglesa se vio sacudida por varios escándalos de corrupción y abusos de poder, lo cual no dista mucho de lo que sucede en México.

En mayo, el presidente de la Cámara de los Comunes del parlamento británico, Michael Martin, dimitió a su cargo, debido a una serie de reportajes publicados por el periódico The Daily Telegraph, donde se exhibió los gastos excesivos e injustificados de algunos diputados. La situación fue tan comprometedora, que el Parlamentó encausó la dimisión del presidente de la Cámara. En poco más de 300 años, no se había presentado un caso así. El último registrado, fue el de John Trevor, presidente que aceptó sobornos y fue obligado a dejar el cargo en 1695.
El desprestigio público de Martin, vino a raíz de que se comprobó que varios diputados utilizaron los recursos públicos para su beneficio personal. Lo mismo se pagan muebles y electrodomésticos, que películas pornográficas, todo con cargo a los contribuyentes, lo cual indignó de sobremanera a los británicos, también golpeados por la crisis económica mundial. Por si fuera poco, Martin, trató de impedir que se publicaran los gastos de los diputados, lo cual agravó más las cosas y precipitó su salida.

El escándalo, no sólo se quedó en los medios, sino que precipitó la salida de varios ministros del gobierno británico al mando del laborista Gordon Brown. Los ministros del Interior; y de Comunidades y Administraciones locales salieron tras el escándalo. A los pocos días, esta situación se reflejó consecuentemente en las elecciones locales celebradas en el mes de junio. Los ciudadanos castigaron al partido laborista, mandándolo al tercer sitio y el primer ministro Brown, figura equivalente al presidente de la república, por poco cae.

¿Qué lecciones nos deja el espejo inglés? ¿Qué diferencias encontramos entre el Parlamento inglés y el Congreso mexicano? El asunto inglés confirma la universalidad de la corrupción y el abuso de poder a costa de los ciudadanos. Ni lo ingleses ni los estadounidenses, ni tampoco aquellos ciudadanos de las democracias más avanzadas, están libres de corrupción y debilidades humanas. Entonces, si al igual que los mexicanos, también pueden ser corruptos, ¿dónde está la diferencia? En esencia, lo que esos países han logrado construir y conservar con éxito para el bien mayor de los ciudadanos, es una serie de mecanismos e instituciones que inhiben la corrupción y los abusos, porque la tendencia general se da en una autoridad que procura justicia y llama a rendir cuentas. Esto no significa que no tengan corrupción, pero al menos, logran contenerla como una tendencia general.

Han formado un estado de derecho, donde la impunidad no es la regla. Quizá por eso, mientras Inglaterra ocupa el lugar 16 en el Índice de Transparencia Internacional, México está en el 72. Otro indicador internacional, desarrollado por el Banco Mundial, expresa que nuestro país reprueba en materia de gobernabilidad y estado de derecho.
Por eso, entre nosotros los mexicanos, la frase “rendición de cuentas” no tiene sentido, ni tampoco hace referencia a algo claro, concreto y puntual. Al contrario, el reino de la impunidad, termina por dominar todos los ámbitos de la vida pública, es decir, no sólo se trata del gobierno y la burocracia, sino también de los ciudadanos, donde en la primera oportunidad, rompen las reglas.

Entre nosotros, se pueden morir 48 niños, y no pasa nada. No cae ningún “pez gordo”, y mucho menos, aún cuando se comprueben actos delictivos. Por si fuera poco, lejos de afectar los partidos de donde emanan los políticos, terminan siendo refrendados en sus Congresos locales. Ahí está Oaxaca y Puebla. Algo muy descompuesto hay en nuestra vida pública, para asumir cada día, que la impunidad es nuestra “ley”.