lunes, 30 de enero de 2012

Policía metropolitana


Cerró la semana con el anuncio de la Policía Metropolitana para La Laguna. No sé si la nueva política que arrancaron las autoridades de Coahuila y Durango genera esperanza de ofrecer una seguridad efectiva a los ciudadanos. Ojalá así sea, porque es bien sabido que el crimen en nuestras ciudades opera regionalmente y en buena medida, esa policía nace para responder a ese fenómeno.

A pesar de que la región tienen una Zona Metropolitana con presupuesto federal, a los laguneros no cuesta pensar, y sobre todo, actuar como región desde la política. Menciono algunos temas cruciales en nuestras ciudades: Agua, transporte y alcohol. En ninguno de esos tres converge una política regional de gran calado. Por el contrario, tenemos una dispersión institucional, a veces con esfuerzos contrapuestos. Es el agua el más evidente; como si el acuífero “diferenciara” a los municipios.     

En ese sentido, la nueva policía metro busca atender el problema regionalmente. Un primer pasó avanzó con la figura militar del mando único. Pero ¿cuál será la efectividad de esta policía? Por ahora eso no lo podemos calificar, acaso hasta el primer semestre de su operación. En principio el lanzamiento de esa corporación parte de un proceso de acreditación previa. Parece poco, pero paulatinamente los filtros de confianza se comienzan a generalizar en los principales municipios del país. Tan solo ese punto, se ha convertido en el camino para transitar de los esquemas tradicionales de policía, a un nuevo paradigma nacional. Ya llevamos años, y todavía nos faltan más. 

Según afirmó el gobernador Rubén Moreira, la policía metro combatirá los delitos de alto impacto como el secuestro y la delincuencia organizada en los municipios de la zona. Aunque sin muchos detalles, no se habló de las letras “chiquitas” del Convenio de Coordinación Interestatal que firmaron las diversas autoridades. Igualmente está por verse la propuesta jurídica para incorporar la nueva policía a la operación de los estados. Por lo pronto, los principales indicadores, siempre incómodos para estos temas, tanto que a veces se oculta o se registran mal las cifras, serán la mejor prueba de utilidad pública de la nueva policía.  

Director de cultura



Desde esta columna una felicitación al escritor Jaime Muñoz Vargas, quien ha sido invitado por el alcalde Eduardo Olmos a dirigir la Dirección de Cultura. Acertada decisión. Gana la Administración, y sobre todo, gana Torreón. Muñoz Vargas tiene visión, liderazgo y mucho que aportar. Felicidades.


25 de enero 2012 Milenio 
http://impreso.milenio.com/node/9100857

Elecciones ¿todo se vale?


En tiempos de elecciones casi cualquier cosa es válida para avanzar. Por eso no extraña el escándalo de espionaje al Poder Legislativo. Aunque es ilegal, su práctica es común. Pero hay casos emblemáticos que no quedaron impunes; pienso en Watergate y la caída del mismísimo presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, quien no dudó en utilizar ciertas “ventajas” para vencer a sus oponentes electorales.  

Regresemos al caso mexicano. Hace algunos años, en 2008, el influyente senador Manlio Fabio Beltrones denunció ante las autoridades el espionaje telefónico del que fue objeto. Al final se dio con un grupo de espías que apuntaron su origen en el Estado de México. Ya se imaginarán. Aunque el escándalo se esfumó, de por medio se detuvo a un ¡ex funcionario! del mismísimo Cisen y otros cómplices que después libraron la cárcel. Así de fácil.

El caso de espionaje telefónico que nuevamente se destapó en la Cámara de Diputados, parece una reedición de aquel momento. Rumbo a las elecciones todo es posible, incluso la ilegalidad. Como la espada de Damocles, otra vez los medios y los fines. No hace falta que los partidos pretendan un “blindaje” contra el dinero y el poder del narco. Sencillamente con la disputa interna entre ellos basta. 
Lo grave no es solamente el espionaje, sino que las autoridades contribuyan a la impunidad. Por lo mismo, la práctica sigue intacta y llega hasta al poder legislativo sin que pase nada. O ¿esta vez será la excepción? La protesta de los legisladores fue unánime, a tal grado que emitieron un punto de acuerdo para que la Procuraduría de la República investigue el caso. Pero si la historia se repite y queda impune el espionaje como en otros tantos casos, ¿qué podemos esperar los ciudadanos que no pertenecemos a esa pequeña élite del legisladores?

Rumbo a la contienda presidencial puede esperarse cualquier cosa, con tal de vencer al adversario o de asegurar el triunfo de la grande. En cierto modo es la naturaleza de la política. Así,  no sabemos qué escándalos están por venir.  Pero sin escándalos de por medio, y sólo con pura deliberación, los candidatos ya escatiman los debates. Por eso, en su afán de no discutir, ya se consulta al IFE sobre lo que se puede hacer y no hacer. Es bien sabida la aversión de nuestros hombres públicos al debate, a pesar de que la comisión del órgano electoral les diga en los próximos días que sí son factibles los debates. Ojalá que en ese punto, la contienda presidencial no nos defraude. 

27 de enero 2012

Los candidatos ante las televisoras


A veces la historia parece repetirse. Nos encontramos en un punto parecido al año 2006, cuando las dos cámaras en el Congreso aprobaron la llamada “Ley Televisa”. De esa manera el Legislativo entregó con previa ventaja y bajo presión, la renovación del espacio radioeléctrico, incluyendo su versión digital, al temido duopolio de las televisoras: Azteca y Televisa. La ventaja quedó consumada en el Diario Oficial  de la Federación, pero un momento de lucidez en nuestra historia, llevó a la Suprema Corte de Justicia a derogar esa ley.

Por entonces las campañas a la presidencia de la república estaban en su apogeo. Dos de los tres candidatos principales, Felipe Calderón del PAN y Roberto Madrazo del PRI no se pronunciaron por temor a ser borrados de la pantalla. Apotegma de la  posmodernidad: Si no estás en la televisión no existes. Andrés Manuel López Obrador si expresó con claridad una posición crítica al respecto. Al final, una exitosa campaña en su contra, “un peligro para México”, descarriló las preferencias a su favor. Quizá por eso, ahora se presenta como el candidato de la “república amorosa”. Aunque hay que reconocer que sí ha vuelto a fijar una postura al respecto, ya no tan dura, pero sí crítica, donde se opone al monopolio.
Javier Corral, panista crítico que ha seguido el tema durante años escribió ayer en su editorial: “De manera vergonzosa se repite la historia, participan casi en su totalidad los mismos actores, aunque algunos en diferentes puestos, y parece que nada se aprendió de aquel hecho ominoso que reveló el poder de un par de empresarios que usan como cañón la pantalla de la TV para apuntalar y expandir sus negocios y desnudó la mediocridad de una mayoría legislativa rendida ante ellos”.

Ante el duopolio, los candidatos han sido tímidos. Ernesto Cordero expresa generalidades y se pronuncia a favor de la competencia. Por las mismas, Santiago Creel, dice competencia sin comprometer su opinión, todavía recuerda como lo borraron en 2008. Y Josefina Vázquez Mota mejor ni dijo nada. Enrique Peña Nieto sencillamente se inclina por la competencia, aunque no aclara si eso genera una mayor concentración para el duopolio televisivo.
Por lo pronto el fallo de la Comisión Federal de Competencia quedó en privado y no se conocerá en tanto no sean notificadas las partes en disputa: por un lado, las televisoras, por otro el consorcio de Carlos Slim. Hay algo en todo esto que nos orilla a  elegir entre el mal y el mal. Si se concede el deseo a las televisoras, habría mayor competencia en la telefonía móvil, en manos casi toda, de un solo empresario. Pero el costo de esta decisión sería justamente el engrandecimiento de duopolio televisivo. ¡Ni para dónde hacerse!

Una referencia a nuestra historia contemporánea. Eran otros tiempos, otras las formas. Por eso Emilio Azcárraga Milmo, en la cumbre de su poder al frente de Televisa, pudo declarase como “soldado del presidente” o “soldado del PRI”. Eso en los tiempos de la “presidencia imperial”. Ahora, tras los casis 12 años de alternancia, el hijo del Tigre, puede mandar como León. Ya no hace falta asumirse como soldado, porque en su temor de no aparecer, la clase política está condicionada al poder de la televisión. Y ahí sí, el papel del soldado ya no es la televisora, sino el Ejecutivo del país.  

25 de enero 2012

domingo, 29 de enero de 2012

Mejor mátenme


Murió Miguel Nazar Haro, una de las glorias negras del México autoritario. Junto a hombres legendarios como Fernando Gutiérrez Barrios, Javier García Paniagua y el último mando de la triste y célebre Dirección Federal de Seguridad, José Antonio Zorrilla, hicieron de la policía un brazo represor de la política. Nazar Haro fue clave en la guerra sucia que hizo el Estado durante las décadas de los sesenta y ochenta del siglo pasado.

En 2004 fue arrestado por la denuncia de la entonces Fiscalía Especial para Movimientos Políticos y Sociales del Pasado. Se le acusó por la tortura y desaparición de Jesús Ibarra Piedra, integrante de la Liga Comunista 23 de Septiembre, además de otros miembros. Cuando fue detenido en la ciudad de México, le dijo a los agentes la Agencia Federal: “Mejor mátenme, comandante, esto es injusto, me desilusiona que yo haya dado mi vida a la nación y a la patria y me hagan esto”.

martes, 24 de enero de 2012

Juan Antonio García Villa, 50 años de militancia

Hace un par de semanas tuve el honor de presentar el libro, “50 años de PAN, sucesos, anécdotas y testimonios” (2012, 121 páginas), escrito por el reconocido panista, Juan Antonio García Villa. La mesa de presentación tuvo un presidio de lujo: el maestro Saúl Rosales y Jaime Muñoz Vargas. Lo cual nos dice mucho de la pluralidad y perfil de su autor.
El libro está basado en la compilación de diversos artículos que fueron publicados en la prensa, en su mayoría durante el año 2011. La edición conmemora los 50 años de García Villa como militante del PAN. Ingresó en 1961, cuando tenía 16 años y Jacinto Faya, “el hombre que vale por cincuenta”, fue su mentor y a la larga, también amigo.


Escrito de manera ágil, el libro se lee de una sentada, y verdaderamente el recurso de las anécdotas hace un texto sabroso que no regatea humanidad a los actores y sus circunstancias históricas. En este caso, las anécdotas permiten al autor abordar una historia que no debemos olvidar: el lento y largo tránsito de un régimen autoritario a la democracia. Así, desde mi punto de vista, esa es la mayor aportación de García Villa, porque nos da un testimonio de primera mano sobre la formas de hacer política en un México antidemocrático y unipartidista (léase PRI), donde la violencia llegó a ser un recurso común para frenar la oposición. Por lo mismo, el libro no sólo es de interés para los militantes panistas, sino para todo aquel que le interese la historia política del país durante la segunda mitad del siglo XX. Más aún, está escrito con el espíritu de la microhistoria que tanto alentó Don Luis González y González.


Leamos al autor: “De verdad, vistas las cosas a la distancia, se necesitaba entonces una dosis superlativa de idealismo para atreverse a formar parte de Acción Nacional… En general, militar en la oposición hace cincuenta años era adentrarse en un escenario de altísimo riesgo. Implicaba estar dispuesto a sostener una lucha desigual, siempre cuesta arriba, esforzada, prácticamente sin posibilidad de obtener reconocimiento alguno, sino más bien de sólo cargar costos e incomprensiones hasta de amigos”.
Si el PAN comenzó en 1939 en La Laguna, fue hasta 1978 cuando el partido cobró fuerza electoral. En ese año acaso, ganaron la alcaldía de Torreón, con el entonces candidato Edmundo Gurza. Al año siguiente, y tras competir en tres elecciones anteriormente, García Villa se convirtió en el primer diputado federal panista por Coahuila. Detrás de su triunfo hay una paciente historia de oposición y convicción democrática. Eran las épocas en las que PAN batallaba para conseguir candidatos, porque nadie quería atreverse. Muy diferente ahora, que el deseo por las candidaturas suele terminar con facilidad en autofagia.


La historia que aporta García Villa rescata del olvido a los “héroes cívicos anónimos” que dieron vida y sobrevivencia a la oposición. Su texto es una memoria que dignifica aquella historia, pero igualmente ofrece elementos para dimensionar el presente del PAN en el poder.
La lectura de este libro bien puede servir como referencia a los militantes que todavía ejercen el poder, porque en sus páginas atestigua el compromiso que parece haber olvidado el PAN desde el poder. Sin duda, es una lección de la historia que tendrían que recuperar.



22 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9099247

miércoles, 18 de enero de 2012

Debate panista (entre el avión, el piloto y los pasajeros)


En nuestro país, los hombres públicos están más acostumbrados a los aplausos que a los debates. Incluso la palabra misma parece disgustar a un buen número de personajes públicos. Pero en buena medida, el espíritu de la democracia alienta el debate y la deliberación pública. Por lo mismo, más que rehuir, hay que alentar esas discusiones. En general, las elecciones son un tiempo propicio para el debate, pero en realidad tenemos pocos, porque los protagonistas no quieren, ni desean confrontar sus posiciones con los competidores.

Ayer fue ocasión para un nuevo debate entre los aspirantes panistas a la presidencia de la República. Pero debate es un decir. A diferencia de otros encuentros, no hubo propiamente debate, fue más bien un encuentro tímido, evitando no ir demasiado lejos para no cometer errores o caer en provocaciones. Con el encuentro de los panistas los electores pueden completar el perfil del posible candidato. Santiago Creel se centró en el tema de seguridad y recalcó cada vez que pudo, que él es un hombre de experiencia en la materia. Incluso presumió que durante su cargo como secretario de Gobernación, el índice de violencia estuvo en los niveles más bajos. Aunque evitó confrontaciones, sí dijo que se necesita cambiar la estrategia del presidente Calderón, y para ello propone una especie de ministro del interior.

Josefina Vázquez Mota me pareció la más conservadora de los tres, su discurso lo basó en la familia, los valores y la educación para hacer un México posible. No obstante, me pareció valioso que rescatara en su discurso la propuesta de reforma política para reducir el congreso, promover la reelección y quitar parejo el fuero a los funcionarios. Para Josefina la educación es lo que puede hacer mejor al país. Sin embargo, es difícil compartir su punto, sobre todo, si  recordamos su labor en la Secretaría de Educación Pública y la nulidad que le causó  “La Maestra”. Consciente de que va la arriba en las encuestas, no desaprovechó la ocasión para ratificar que los panistas la prefieren por encima de Creel y mucho más que Ernesto Cordero.

Por su parte, el favorito del presidente, Cordero, se concentró en el tema de la economía, y no se cansó de decir que él sí sabe llevar el país, tanto como el copiloto del avión. De esa manera preguntó a los panistas: ¿prefieren al piloto o algún pasajero para conducir el avión? Por momentos Cordero sí quiso confrontar a sus compañeros, echándoles en cara que no son incondicionales del proyecto calderonista. En consecuencia, él mismo se presenta como la mejor opción entre los panistas. En tiempos de turbulencia económica advirtió: “más nos vale que el próximo presidente sepa conducir la economía”. Para él, Santiago y Josefina son simples pasajeros.

Lo que sí tuvieron en común los tres panistas, además de no debatir, fue tratar de diferenciarse, aunque no creo que lo lograran, de los candidatos del PRI y el PRD. Los tres insistieron en que el PRI es “un regreso al pasado”. (¿emisarios del pasado reloaded?) Y el PRD un populismo. Hubo en el encuentro de ayer, ya dejemos la palabra debate, un listado de qué hay que hacer, pero al final, nos quedamos sin los cómos. ¿Los dirán en la próxima? 

18 de enero 2012

lunes, 16 de enero de 2012

Estimado Gobernador


Rubén Moreira Valdez


por estos días usted nos envía un mensaje a los “estimados contribuyentes”. Como tantos otros ciudadanos coahuilenses, recién recibo la notificación de las obligaciones fiscales por derecho vehicular. Es cierto, enero no sólo es el mes de las fiestas, sobre todo, es el mes de los impuestos. No voy a objetar las obligaciones que como ciudadanos tenemos, porque sencillamente el gobierno se construye con la sociedad, aunque a veces parece desentenderse de ella.

Respetuosamente nos comunica que el Gobierno a su mando, estableció durante el mes de enero, el Fondo para otorgar estímulos fiscales de contribuciones estatales, “en reconocimiento a la acción responsable” de los ciudadanos. Luego nos dice: “Sin duda, el pago oportuno de nuestras contribuciones, permitirá disfrutar de más obras y programas sociales en beneficio de todos los coahuilenses, acciones que se harán de su conocimiento, señalando el destino de dichos recursos, compromiso primordial de mi Administración”.

Así, recientemente se le ha criticado por no cumplir su promesa de campaña de eliminar la tenencia. Pero esa crítica no va al fondo de la cosas. El problema de fondo en Coahuila, y ese el punto que a muchos contribuyentes responsables nos indigna, es que el dinero de las aportaciones  no va a parar en inversión pública o beneficios sociales. Va para pagar una descomunal deuda que todavía no se explica ni se puede explicar. Mejor hablar con la verdad gobernador: el Estado le urge dinero porque ya no le alcanza para cubrir la deuda que dejó su hermano. Un deuda por cierto, que el Congreso “legalizó” en una sola bolsa, como si 5 mil 300 millones de pesos fueran una minucia firmada con documentos falsificados.

Este es el punto que debería decir de frente a los coahuilenses: sus impuestos se destinan a pagar una buena parte de la deuda que se contrató con documentos falsos; al mismo tiempo, sus impuestos pagan la riqueza y buena vida de una red de corrupción que goza todavía de impunidad.  Estimado gobernador, deje la retórica de la “confianza” y “el nuevo pacto social”. Mejor reconozca con todas sus palabras que los impuestos estatales no son para “beneficio de todos los coahuilenses”. Más bien son para beneficios de unos cuantos: los funcionarios que usted conoce del gobierno anterior; los banqueros que también ganaron al tomar como “buenos” documentos apócrifos.  ¡Esos sí que disfrutan!

Responsabilidad no sólo es pagar impuestos, sino que el gobierno a su cargo esclarezca y llame a cuentas a los responsables de un atraco que deja mal parados a los ladrones de banco. Hasta entonces sí hablaremos de confianza y legitimidad, de transparencia y legalidad, de un Coahuila próspero y competitivo. Mientras tanto, pagar impuestos en Coahuila es una obligación que asumo bajo protesta.         


13 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9094060     

Alfonso Reyes y las encuestas


Sobre la historia de la opinión pública en México se cita tradicionalmente el clásico estudio, La cultura cívica, publicado en 1955 por los politólogos norteamericanos Gabriel Almond y Sidney Verba. Pero el gran Alfonso Reyes nos deja noticia en Los trabajos y los días, de los estudios emprendidos en 1943 por el Instituto Científico de Opinión Pública, a cargo del Dr. Laszlo Radvanyi. 

Aquellos estudios se hicieron para conocer la percepción sobre el costo de la vida, la unidad nacional (eslogan de campaña del presidente Manuel Ávila Camacho), y la participación de México en la Segunda Guerra mundial. Reyes, que fue uno de nuestros más grandes escritores, valoró las encuestas como “un arma de apreciable alcance”. Pero a diferencias de los muchos opinadores que ven con desdén esos estudios, Reyes no escatimó mérito científico en aquellas nuevas herramientas que nombró como el “escrutinio de paja”, por ser las entrevistas una representación de la población misma. 


Milenio http://impreso.milenio.com/node/9095160

Peña Nieto ¿lo que el viento a Juárez?


Sin sobresaltos. Esa es la conclusión que deriva de las encuestas sobre los errores de Enrique Peña Nieto. Los diferentes estudios que se publicaron, dejan en claro que hasta el momento, esos errores no impactaron negativamente en el puntaje que registra Peña. A pesar del efecto mediático, la insistencia y hasta las burlas en las redes sociales por aquellos libros que no leyó ni recordó el candidato priista, éste continúa a la cabeza de las preferencias por un  buen margen.

 Las encuestas de Mitofsky, Parametría y BGC lo confirman, además de registrar hasta ahora, un rango de 18 a 24 puntos de ventaja a favor del PRI. Seguramente las mediciones que vengan en los próximos días ratificarán el curso de la contienda hasta ahora. Dicho sea de paso, ese puntaje no es inamovible. Por lo mismo, las opiniones públicas pueden generar espejismos. A veces un medio piensa que es el “Medio”. Cuenten también a las redes sociales. Sobreestimadas para este caso. Pero se necesita algo más que esa pretensión para que la opinión pública abrace una tendencia general.

En democracia se está ante la tiranía de la opinión pública
Al decir tiranía, no necesariamente lo hago en el sentido negativo, porque sobrevaluar la opinión de los doctos nos llevaría a suponer un inexistente pueblo de filósofos. Y eso sólo existe en La República de Platón. Por lo pronto, así arranca enero, y los rivales de Peña Nieto, tanto López Obrador, como el que sea del PAN tendrán que hacer algo más si quieren remontar la ventaja que lleva el PRI. 

Sin duda el mes clave para los candidatos puede ser abril. Todavía faltan las sorpresas que suelen salir en elecciones, en esto siempre hay algo que se comporta como rueda de la fortuna. Quién sabe si a Peña Nieto, el curso de la elección le hará lo que el viento a Juárez ¿Seguirá la misma tendencia triunfadora? No lo creo, pero eso también depende de la campaña que hagan sus competidores, porque al paso que van, no se percibe mucho cambio. 


domingo 15 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9095160

jueves, 12 de enero de 2012

La Estela de Luz y el Baluarte

¿Para qué sirve el gobierno? La pregunte no es una preocupación académica, ni tampoco una disquisición teórica. De ahí que cotidianamente los ciudadanos palpen para bien o para mal a su gobierno. El sentido del mismo está en función de su utilidad pública. Entonces hablamos de legitimidad.

Hace unos días el gobierno de Felipe Calderón inauguró dos grandes obras, por su dimensión ambas figuran como emblemas. Me refiero a la polémica “Estela de luz” en el ombligo del país (no podía ser de otra manera), y el puente Baluarte en el Estado de Durango. La primera se proyectó para festejar el bicentenario de la Independencia. Las críticas a esa obra fueron innumerables, tanto que el día de la inauguración, también se presentaron algunos grupos para protestar. La obra fue renombraron como un monumento a la corrupción. Y de hecho, su breve historia así lo acusa. El costo de la Estela se proyectó inicialmente en unos 400 millones, pero terminó por costar mil 35 millones de pesos. ¡Nada más! 

No estoy en contra de los monumentos, pero ¿teníamos que pagar tanto? Algunos incluso, compararon nuestro momento con aquél del porfiriato, cuando se inauguró la famosa Victoria alada, mejor conocida como Ángel de la Independencia. En pleno festejo el régimen se derrumbó. Desde luego hoy no estamos en esas circunstancias, pero la Estela parece una ironía de nuestros tiempos. Un auténtico desperdicio.

En la sierra de Durango se inauguró un prodigio de la ingeniería, una obra monumental. El puente Baluarte tuvo un costo de 2 mil 180 millones de pesos, un poco más del doble de la Estela. Mientras el primero tendrá un impacto económico en los estados de Durango y Sinaloa, el segundo queda en calidad de un lujoso adorno. Con sorna, ayer los tuiteros buscaron un uso para la Estela.

Las comparaciones son odiosas, pero en México no estamos sobrados, y sin embargo gastamos como los países ricos (y eso que no hablamos de elecciones). Vuelvo a la pregunta: ¿Para qué sirve un gobierno que invierte dos mil, pero despilfarra mil? 


11 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9092862

lunes, 9 de enero de 2012

Con encuesta o sin encuesta


Métodos y selecciones, lo cierto es que en política no hay un solo camino. Pero las circunstancias apremian. Así, retrasar una decisión puede resultar costoso para un partido que aspira a conservar el poder. Ritmos distintos asumieron las cúpulas de los partidos para seleccionar al candidato del 2012. El PRI quedó con Peña Nieto sin muchos problemas, salvo deshacerse del bulto en la dirigente nacional. El PRD, tan propenso a los conflictos internos, resolvió con elegancia la candidatura de López Obrador. 

El PAN es la incógnita y mientras el tiempo pasa, ninguno de sus tres candidatos parece llenar la tan deseada estafeta. Antes que ser candidato, hay que parecerlo. Y aunque los pretendientes panistas, Cordero, Creel y Vázquez Mota insisten, todavía no hay uno que pese como candidato. Está por verse. Pero el tiempo para consolidar una candidatura se agota y ese tiempo que pasa juega en contra del PAN.

Por lo mismo, la extraviada dirigencia de Madero no encuentra cómo bajar a un aspirante como Creel y se inventa una fallida “encuesta indicativa”. Ante la negativa de los candidatos no oficiales, Vázquez Mota y el mismo Creel, la propuesta de encuesta fue retirada por el Comité Ejecutivo Nacional.

Desde luego, el candidato de Calderón, Ernesto Cordero sigue pensando que la indicativa era una “buena idea”. Y sin duda que lo era para él, porque en buena medida la militancia se vería condicionada a votar por el candidato oficial. Se pensó que para asegurar el triunfo en la interna, la nómina federal es indispensable para esos casos. Pero con encuesta o sin encuesta, la posible candidatura del PAN se forja ya bajo un sello de debilidad.  

Lo paradójico es que en esas circunstancias, el partido en el poder parece cultivar su retiro del poder. Después del fracaso con la encuesta, ahora se proponen ir a otro debate entre los precandidatos. Lo cual abre nuevamente el trecho de la elección interna hasta febrero. Pero si bien el fracaso fue para la cúpula panista, desechar la encuesta fue una pequeña victoria de Creel y Vázquez Mota a fin de equilibrar la competencia. 
Quizá Calderón ya olvidó que cuando él buscó la candidatura, ganó a pesar de ir en contra de la preferencia oficial. Ahora parece empeñado en promover a un hombre igual o más gris que él. 

Si el panismo no da señas pronto de resolver su elección interna, estaría disputado el segundo o el tercer lugar para las elecciones de julio. 


6 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9090235

La sequía





La sequía es el mal. Esa es la impresión que nos queda después de tanta nota dedicada al tema. Las declaraciones de las autoridades también parecen asumir la sequía como el mal. Al respecto ya se buscan fondos de desastre y más subsidios que alivien la falta de agua. Hace unos días, en Durango, el presidente de la República expresó que la sequía ya afecta a casi el 60 por ciento del territorio nacional. Tal es la gravedad del problema que hasta se cambiaron las reglas de operación del Fondo de Desastres Naturales con la finalidad de repartir recursos a los estados afectados.

Pero no hay moralidad de la sequía, y mucho menos en la naturaleza. Se trata más bien de valoraciones que asignamos a esos fenómenos. No nos engañemos al culpar a la sequía. La economía lleva otro ritmo, muchas veces contradictorio a la naturaleza. Una razón sencilla: la demanda nunca se acaba, a pesar de que los recursos son limitados. Solamente cuando los recursos se agotan, entonces sí pensamos en otros caminos. Por lo tanto, si no hay subsidio que alcance para la sequía, ¿no es hora de cambiar de rumbo, de hacer otras cosas?


Por lo pronto, nos empeñamos en ir contra la corriente. Ya se anunció que Durango recibirá recursos por la sequía que afecta a la mayoría de sus municipios. Igualmente, en los últimos días de diciembre Coahuila fue declarado por la Secretaría de Gobernación como zona de desastre. En este caso, las declaratorias de desastre no resuelven el problema de fondo, ni tampoco van a cambiar la naturaleza. En nuestro empeño por los recursos somos capaces de agotarlos, a veces irremediablemente



El México colonial, se alimentó de la misma fuente de agua que los aztecas hasta que la demanda los rebasó. Así secaron el acuífero de Chapultepec del que tanto dependían. Como nos dice Alejandro Rosas, el México independiente lo pagó, y se tuvo ir más allá de la ciudad para conseguir el agua. A la fecha, la disponibilidad en el valle es un serio problema, a pesar de que las lluvias alimentan el drenaje.

En La Laguna lo sabemos bien, pero preferimos ir en contra. Qué tanto es “tantito”. 



Hasta decimos con candidez: “vencimos al desierto”


Sin embargo, no sobran los diagnósticos, no así las políticas para el cambio. La sequía de 1948 a 1951 en la región evidenció la sobreexplotación del acuífero, pero sobre todo, dejó a los productores laguneros contra la pared. Escasez continua de agua, altos costos y a la larga, la caída del precio internacional de la fibra fragmentó la economía. De esa manera, el empuje del algodón que tanto riqueza generó, entró en decadencia marginal para dar paso a una reconversión económica. En plena crisis nació el principal sector agropecuario. Ahora se vuelve a escuchar de la sequía como un desastre. ¿Estaremos en el mismo punto?


El problema no es tanto la sequía, sino nuestra relación con el agua disponible. Ahí la desproporción. Auges y caídas son los ciclos naturales que marcan a la región y otras zonas del país, pero seguimos empeñados en la agricultura como si sobrara agua. En algún momento, una lejana población reconoció que talar árboles desmedidamente no tenía futuro, con las décadas la principal empresa de Finlandia se reinventó para dar el salto de las materias primas a la investigación y la tecnología. El ejemplo: Nokia.


8 de enero 2012
Milenio http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9091232

jueves, 5 de enero de 2012

Del Estado laico y otras razones

Recién se acaba de confirmar para marzo la visita del Papa Benedicto XVI a nuestro país. No han faltado las voces que ligan esa visita con un propósito ¡electoral! A veces en esto de la política hay quien solo ve “moros con tranchetes”. Aunque en lo personal no soy afecto a la visita religiosa, tampoco la rechazo y mucho menos pienso que la visita apoye una campaña electoral. Esto me recuerda a la ocurrencia de un obispo que el año pasado, afirmó que una llamada papal frenó el apoyo de uno de los ministros de la Suprema Corte a favor del aborto.


Pero independientemente de la visita, la religión en México enciende debates. El mes de diciembre cerró con una reforma constitucional en la Cámara de Diputados sobre las prácticas religiosas. La reforma al artículo 24 vino a regular lo que de facto ya se practica. Es decir, la garantía de libertad religiosa y la profesión privada o pública de esa fe. Es común que diversas celebraciones religiosas realicen sus actos en las calles (el santo patrono, la virgen, la Semana Santa…), sin que por ello veamos una amenaza al Estado laico.

Por el contrario, ese artículo garantiza la diversidad y el derecho de los ciudadanos. Pero en el país, hay en algunos sectores cierto resquemor con los temas religiosos. 



Todavía se argumentan sucesos históricos del siglo XIX como si el presente no fuera el siglo XXI.

Así los relojes y los temperamentos cuando se habla de política y religión. La última reforma relevante en este tema la hizo el presidente Carlos Salinas de Gortari en 1992, cuando a través de la Ley de Asociaciones religiosas y culto público, reconoció la diversidad de cultos. Y de paso, logró su reconocimiento.
Argumentando una defensa del Estado laico, el diputado del PT Gerardo Fernández Noroña, célebre por sus exabruptos, “denunció” al presidente Felipe Calderón por “serias” violaciones al Estado laico. Por un lado el hecho de que el mandatario asistió a misa; por otro, la reforma constitucional. Ni uno ni otro “atentan” contra el Estado laico. Que un mandatario profese a nivel personal sus creencias religiosas, no es motivo necesariamente para hablar de una amenaza. Otra cosa sería que el mandatario tratara de imponer su creencia personal como política de Estado. No es el caso.


A pesar de que la reforma fue aprobada por mayoría del PAN, PRI y algunos diputados del PRD, la discusión en el Congreso fue dura. Tanto, que la priista María de los Ángeles Moreno recordó a sus compañeros de partido los documentos del PRI, donde se defiende el Estado laico. Uno de los argumentos en contra presume que esa reforma favorece a la Iglesia Católica.


Pero en ningún momento el texto constitucional señala preferencias hacia la religión mayoritaria en el país, sino sencillamente reconoce la diversidad. El diputado Alejandro Encinas consideró la reforma como un retroceso, no obstante que el texto nunca deja en duda la libertad, la diversidad y el derecho a las creencias religiosas.
Así, siempre hay algunos que ven lo que quieren ver. En realidad, la reforma religiosa sólo es una puesta al día de la constitución mexicana porque se legalizó lo que de facto ya venía funcionando, sin que ello implique un monopolio religioso.



4 de enero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9089102

lunes, 2 de enero de 2012

El fin de la guerra

Cierra el año y una de las noticias que más lo marca es el fin de la guerra en Irak. Aunque se anuncia el fin, todavía no sabemos cuándo terminen sus efectos. Casi 10 años después Estados Unidos, bajo el mandato de otro presidente, cumple una de sus promesas de campaña: sacar al ejército norteamericano de Irak. 


Los costos fueron estratosféricos, tanto que ahora son una pesada carga, en conjunto con el fobaproa gringo, para la economía. Ya dice su carismático presidente: ¡hay que salvar a la clase media! Las cifras oficiales emitidas por la Casa Blanca redondean en 4500 muertes las bajas de los soldados estadounidenses. 137 mil vidas de civiles y “enemigos” tan sólo en Irak. El costo de esa guerra basada en una serie de supuestos falsos fue de un trillón de dólares (un mil millones de billones).


En su conjunto, la Universidad de Brown calculó el costo de las guerras post 9/11 en Oriente (Irak, Afganistán y Pakistán), en unos 4 billones de dólares. Más de 31 mil norteamericanos murieron incluyendo las fuerzas de seguridad iraquí, afgana y otras fuerzas aliadas con Estados Unidos. La otra cara de la moneda: 225 mil civiles muertos. Esas guerras además crearon 7.8 millones de refugiados en la zona (véase costsofwar.org).
A ese nivel, hablar de cifras resulta descomunal. En México, el problema de la cristiada (entre 1926 y 1933), costó de acuerdo con Jean Meyer, unas 250 mil vidas. Actualemente sin “guerra”, la errática política contra las drogas emprendida por el gobierno federal en 2006, ya contabiliza unas 60 mil vidas. ¿En dónde iremos a parar?



Entre los muchos libros, reportajes y documentos oficiales sobre las guerras post 9/11, se hace ya una suma del terror. Recientemente leí la breve crónica, Diario de Irak, escrita a “salto de mata” por Mario Vargas Llosa. El novelista estuvo ahí en 2003, y por entonces escribió sobre la libertad salvaje: “Irak es el país más libre del mundo, pero como la libertad sin orden y sin ley es caos, es también el más peligroso”. En algún momento, el novelista peruano dialogó con un abogado sobre la terrible situación del país. ¿Cómo le hacía para sobrevivir? No perdía el humor: “El cinismo estoico es una bocanada de civilización en estos casos, una excelente estrategia de los seres pensantes contra la desesperación”.


En otra de sus andanzas Vargas Llosa dio con una librería ambulante, donde encontró el libro de Neruda, Confieso que he vivido, traducido al persa y publicado en Teherán.
Hace algunos años vi la exposición de Fernando Botero sobre la infamia norteamericana de Abu Ghraib. El pintor colombiano explicó que esas pinturas la hizo no porque creyera que iba a cambiar la realidad, sino sencillamente, para que al paso de los años no se olvidara. Y en efecto, su interpretación es tan impactante que uno sale de ahí estupefacto.



Ahora se anuncia que la guerra en Irak terminó, pero ¿cuándo empieza la paz si el leguaje la política se sigue hablando a bombazos?


28 de diciembre 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9086149

Don Homero

Sin que termine el año, no he querido dejar pasar la ocasión para recordar a Homero del Bosque Villarreal (1915-2011), quien falleció el pasado cuatro de junio. Don Homero se destacó en varios ámbitos como abogado, docente, notario, político y cronista de Torreón. Perteneció a la clase política de lo que ahora se diría la “vieja guardia”, a la cual, los libros, la historia y la cultura no eran ajenos a su quehacer público. Por el contrario, encontraron en personas como Don Homero, un fin práctico. 


Su ascenso como presidente municipal en las elecciones de 1978, se dio con el ejército al frente. Aquellos comicios, donde compitió el legendario panista Edmundo Gurza, fueron por mucho los más reñidos y polémicos entre el eterno partido, el PRI, y el PAN. Acaso el panista ganó, pero el régimen se impuso no tanto en las urnas, sino por la fuerza. A cambio se reconoció por primera vez el triunfo municipal azul de Carlos Alberto Páez Falcón en Monclova.


Pero más que hablar de la historia política de Don Homero, quiero recordar su labor como historiador de Torreón. Eligió ante todo el género de la crónica como modelo de historiar. A diferencia de otras crónicas que se han escrito sobre Torreón, entre ellas la clásica de Eduardo Guerra (1932), su crónica es personalísima porque dejó ahí plasmados gustos, intereses, amistades, lugares y un buen número de anécdotas sobre la vida en la ciudad. Y ese sin duda, es el principal valor de su obra: aportar una muy personal mirada sobre la ciudad.


Sus dos principales libros, Aquel y Este Torreón (1983, 1985) abarcan un largo periodo entre 1915 y 1984. A partir de ahí reeditó bajo otras versiones más recientes, aquellas obras. También dejó algunos opúsculos sobre la Casa del Cerro, la Casa mudéjar, Historia del Club España y de la Cruz Roja.


La sensibilidad con la cultura lo llevó a impulsar como presidente municipal la construcción actual de la biblioteca en la Alameda Zaragoza. Su conocimiento de la historia también lo reflejó al construir una serie de monumentos a personajes claves en la fundación del Torreón moderno. Por cierto, la degradación actual a la que asistimos, ha degollado esos monumentos en el bulevar Constitución, y es fecha, que la incuria de las autoridades no ha resuelto sustituirlos. Ya como cronista, promovió con éxito el rescatar del Viejo Torreón en el sector Alianza y la maravillosa Casa del Cerro. 
Al final, la memoria de Don Homero, es también la memoria de la ciudad.


30 de diciembre 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9086948

domingo, 1 de enero de 2012

Una historia de bicicletas


A partir de1940 el auto desplazó a la bicicleta en la ciudad 


Más allá de los temas tradicionales, la historia es un campo que llama a la innovación en temáticas e interpretaciones que permitan explicar el pasado desde el presente. Desde luego, una historia así conlleva la superación de nuestros héroes e imágenes, para dar lugar a otras explicaciones. En nuestra ciudad hay historias trilladas, la revolución es una de ellas. Por lo mismo, faltan un sin número de temas y visiones por explorar. Una de esas temáticas tiene que ver con el transporte en Torreón. En las postrimerías del siglo XIX el medio de mayor impacto fue el ferrocarril. Paralelo a ese transporte estaban los caballos, las mulas y los burros como fuerza de tracción. Por entonces el oficio de cochero era muy popular. Nuestros archivos urbanos todavía conservan testimonio de aquellos días.

Av. Juárez, en la época de transición de la bici al automóvil.
Fuente: AMT,  1956


En principio Torreón también fue diseñado para los peatones, de ahí las banquetas tan espléndidas y anchas que sobreviven en el centro de nuestra ciudad.  Por pura comparación, el modelo actual impone la economía del automóvil y por lo tanto, la tacañería de las banquetas. Habría que hacer algo al respecto, ahora que se habla tanto de recuperar espacios públicos. El otro medio de transporte que rápido ganó popularidad fue la bicicleta. Introducida en forma desde que llegó el ferrocarril a estas tierras. Entonces se multiplicaron los usuarios en dos ruedas.

Tulitas, la hija de Federico Wulff, recordó en sus memorias que a principios del siglo XX “se puso de moda” la bicicleta en Torreón. Textualmente nos dice: “andábamos por toda la ciudad, una operación que resultaba muy breve, ya que ninguna calle estaba pavimentada y todas estaban cubiertas de polvo de un pie de profundidad”. ¡Ya se imaginarán!
Fuente: Directorio comercial, 1908.


Circularon diversos modelos de bicicletas, la más popular fue la inglesa, que logró su estándar definitivo en 1893. También había marcas como la “Indian”, “Columbia”, “Cadillac” y “Perry”. Todos modelos memorables. 
Indian, 1925


Columbia, modelo conmemorativo

Cadillac, 1941
Fuente: HST, 19 junio 1925

Por lo menos, hasta la década de 1920 la ciudad tenía ocho bicicleterías, pero es muy posible que fueran más. La efervescencia fue tal, que en el caluroso verano de 1922 el Cabildo de Torreón ordenó emitir placas para bicicletas y motos, además del impuesto consabido. Hubo protestas y los ciclistas buscaron en vano una excepción. Había tal rigor, que todavía en la década de los setenta del siglo pasado, andar en una bicicleta sin placas no sólo era causa de multa, sino de decomiso del vehículo. Como medio de transporte más accesible, también se volvieron comunes los robos. Por lo mismo nuestras hemerotecas están plagadas de ladrones de bicicletas.
Fuente: Directorio comercial, 1905



Aunque en Torreón ya había automóviles en la primera década de 1900, y con el tiempo un portentoso club, el transporte dominante era en dos ruedas. Actualmente decretar impuestos a las bicicletas sería aberrante, pero no así a los automotores. Por cierto, Gerardo Esquivel ha sido uno de los pocos en elogiar la tenencia. No obstante, nuestros brillantes legisladores en Coahuila no depuraron de la ley de ingresos 2012, el antiguo impuesto a las bicicletas. Así, sólo ratifican el absurdo: publíquese pero no se cumpla.

Durante varias décadas la bicicleta fue el transporte más popular en la ciudad, hasta que el automóvil desplazó a ese medio en los años cuarenta. El Torreón del siglo XXI todavía privilegia a los automotores como protagonistas de la ciudad. Pero algunos signos nos dicen que no siempre será así. La historia nos presenta esos cambios. No dudo que en los próximos años la bicicletas, como las banquetas volverán a recobrar su antiguo y digno lugar.  Para entonces, Torreón será una ciudad más equitativa.