viernes, 26 de agosto de 2011

Luto nacional




25 de agosto en Monterrey fue una nueva escalada de violencia, el ataque contra la población demostró que no tiene límites. El luto nacional es dispar. Después de la barbarie, queda la dignidad de la memoria. Tras la fuego dela violencia tenemos la obligación de construir el memorial.


No pierdo la esperanza. De toda esta degradación vendrá la construcción de un México mejor. La violencia emplaza a la sociedad y quizá eso nos obligue al fin a emplazar a los políticos.

jueves, 25 de agosto de 2011

Manual para entender la deuda de Coahuila


Ahora que la mayoría de nuestros diputados locales han aprobado más deuda para pagar la deuda de Coahuila, conviene revisar con calma lo que significan 33 mil millones de pesos. Por lo mismo, es necesario detenerse en el manual para entender le deuda del Estado. Tomo algunos puntos del útil documento que se encuentra en las oficinas de todo gobernador en tiempos de alternancia:

La deuda “es para beneficio de los coahuilenses” (cambie la opción según el estado de la República donde se encuentre).

Repítase a sí mismo cien veces y otras tantas a los medios: la deuda siempre es buena (no importa que usted no lo crea).

Para evitar burocracias, agilizar trámites y ahorrar tiempo a la hora de contratar deuda, no dude en falsificar documentos, inventar decretos y dar como ciertas referencias en los periódicos oficiales. Son los fines, no los medios.

No hay que “satanizar” la deuda, todo se invirtió en infraestructura (?).

El problema no es deber más de lo que ingresa, sino contar con mayoría en el Congreso de la Unión. Sólo así se garantiza el rescate en el presupuesto de egresos.

Si quiere endeudar a su estado, asegúrese de tener un congreso local en “sintonía”. Para eso sirven las mayorías, incluso para ir contra los ciudadanos.

Si recibe constantes críticas, lo presionan los medios y la oposición, no se preocupe, culpe a los otros. Diga que se trata de una “campaña perversa” en su contra. No hable del tema, busque otros.

No escatime recursos: ¡33 mil millones no es nada! 1300 millones de intereses tampoco son nada si de popularidad, fuerza electoral y carro completo se trata. Además, rumbo al sueño de la presidencia de la República todo se vale.

Si las conocidas calificadoras degradan abruptamente la calificación de su estado, diga que esas mismas calificadoras también se “equivocaron” en Estados Unidos, es decir, allá también avalaron los fraudes financieros.

Si usted ocupa el puesto de secretario de finanzas actualice las fórmulas financieras para complacer a su gobernador: 2+3=4. Si al final del sexenio las cosas ya no funcionan, renuncie y no conteste llamadas.

Si a su oficina de gobernador llegan informes de que el dinero no alcanza, sólo pronuncie tres palabras mágicas: deuda, deuda, deuda.

Si acusan a uno de sus secretarios o funcionarios cercanos, mejor diga que no los conoce. Al fin son campañas “orquestadas”.

Corrupción, desvío de recursos, enriquecimiento (in)explicable… olvídese de esas palabras maliciosas, seguramente son un invento de la oposición.

Nota: El manual del gobernador para contraer deuda con cargo a los contribuyentes, aplica a todos los partidos políticos sin excepción.

24 de agosto 2011

miércoles, 24 de agosto de 2011

Economía del desperdicio

Con cierta facilidad el pretexto para no hacer o dejar de hacer es la falta de dinero. Cuando hay un problema se dice desde el poder público que para resolverlo se necesita más dinero. Al final el argumento se centra en los dineros como si éste fuera la sencilla solución de a+ b= c.
Escuchamos de cifras millonarias, sabemos con regularidad de inversiones gubernamentales cuantiosas que van de los costos a los sobrecostos, de la utilidad al desperdicio. El problema no es tanto la falta de recursos, sino el uso y abuso de los mismos. No falta enumerar ni tampoco ejemplificar los casos que ya son emblemáticos en la educación pública, en la seguridad, en la infraestructura y hasta en las instalaciones legislativas.

En México hay cierta generosidad hacia quienes ejercen el poder y deciden sobre los recursos aportados por los contribuyentes. Una obra pública temina por costar dos, tres, cuatro o hasta más veces de los planeado. Igualmente un gobierno se puede endeudar hasta quebrar, al final son los contribuyentes los que pagan los platos rotos. En Coahuila ¡sí lo sabemos y a qué costo!
La lógica del desperdicio: detrás de una política se asume que con más recursos el desempeño será mejor. Ahí está el caso de la seguridad pública y el crecimiento notable de los presupuestos. El resultado raya en el desastre, aunque solicitar más dinero da la sensación a los gobernantes de “hacer algo” por la seguridad de los ciudadanos. Por lo mismo tantos alcaldes indignados con la federación por no haceder al ahora famoso subsidio para la seguridad.

El argumento no está tanto en el dinero sino en la aplicación del mismo. Contrario a lo que piensa, no se trata de aumentar los presupuestos, sino de mejorar la aplicación del gasto. De poco sirve una inversión millonaria cuando la utilidad pública no es significativa. En promedio, las entidades del país destinan 67 por ciento de su presupuesto para gasto corriente. En otras palabras, sale más caro el gobierno a los ciudadanos que el beneficio que obtienen del él.
Recientemente las quejas se vuelven a centrar en el gasolinazo. Sin embargo, detrás de una gasolina aparentemente baranta está un subsidio descomunal a los automovilistas. Tan sólo para este año, el subsidio cuesta cuatro veces más que los grandes programas sociales del gobierno federal como oportunidades y seguro popular. 130 mil millones quemados superan por cuatro al presupuesto de la mayor univerisdad del país.

A ese ritmo la economía del desperdicio no tiene futuro. En nuestro presente ya se discuten los presupuestos del año que entra, pero nada se habla a favor de la autonomía fiscal para los estados y los municipios. Los límites de esa economía no van venir de los políticos, ni de los ciudadanos. El límite en el mediano plazo estará en el petróleo. Entonces sí haremos un reforma fiscal.

21 de agosto 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9012604

Prioridades

Por aquí y por allá se resienten los efectos de la crisis. Aunque no se le crea, Barack Obama afirma que los estadounidenses “siempre seremos un país triple A”. Grecia, Italia y otros “pigs” son una pesada carga para sus contribuyentes. La fiesta se acabó y es hora de pagar los platos rotos. Cada norteamericano debe 45 mil dólares por concepto de la deuda gubernamental, aunque probablemente aumente la cifra por el nuevo techo aprobado en el Congreso. Pienso en todo esto y pronuncio ese refrán: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, echa las tuyas a remojar.

Paradójicamente, en México la fuente de la crisis financiera no provino del gobierno nacional. Por fortuna ese México quedó en los libros de historia. Los últimos tres sexenios (Zedillo, Fox y Calderón), han sido institucionales al mantener la disciplina fiscal. Al mismo tiempo, el nuevo federalismo promovido desde Zedillo generó un empoderamiento inusitado de los gobernadores. Los subsiguientes presidentes reforzaron el pacto federal con miles de millones de pesos. Entonces, ser gobernador se convirtió en la mejor posición política: poder sin contrapesos, dinero sin rendición de cuentas.

No hay que desestimar, como suelen hacerlo nuestros políticos, la deuda de las entidades federativas, en especial las que tienden a la inviabilidad financiera. Por lo mismo, la lógica del chantaje se impone a las prioridades del país. El presidente nacional del PRI explica esa lógica sin ambages: “A mí que no me salgan con que quieren la reforma laboral primero ni la de seguridad ni la política. Primero la reforma a la Ley General de Coordinación Fiscal”.

La Ley de Coordinación Fiscal son las reglas del juego para repartir a estados y municipios las participaciones federales. Por lo mismo, no importan los temas cruciales en el Congreso, si antes no se atiende la negociación de los dineros para financiar el “progreso improductivo”.
En dicha lógica no hay exclusividad partidista, porque al fin los partidos y su dirigencias responden a intereses similares. Si la representación política proviene de los ciudadanos, el poder ya no regresa a ellos. Las prioridades de nuestros representantes están en otro lado: el presupuesto para los partidos, el control de los cargos públicos, el monopolio de la política.

Que espere la reforma laboral, al fin el país está sobrado de empleos. Que espere la ley de seguridad nacional, no importa que se pierdan más vidas o que el Ejército actúe de facto. Que espere la reforma política, no importa la disfuncionalidad de las instituciones y la crisis de legitimidad. ¡Vaya visión de Estado!
 
En otras cosas, escribe un inteligente lector que se “cuestiona y se responde”. Augusto Hugo Peña escribe a propósito de mi columna sobre la deuda de Coahuila (7 de agosto). Le agradezco su comentario y sobre todo la generosidad por compartir los secretos de un “auténtico” análisis político. Sin duda sus cartas al lector han ilustrado a toda una generación de estudiosos de la política. Nuevamente, mi agradecimiento por su revelación.

10 de agosto 2011

Por eso estamos como estamos

Hace años leí un clásico sobre la economía mexicana escrito por Gabriel Zaid: El progreso improductivo, 1979. Lo encontré en casa de mis padres. El título hizo irresistible su lectura y pronto atendí las páginas. Ahora agradezco que ese libro estuviera entre mis lecturas sobre la economía y política mexicana.

De alguna manera, el politólogo Carlos Elizondo Mayer-Serra ha escrito una actualización de aquel libro. “Por eso estamos como estamos. La economía política de un crecimiento mediocre” (Debate, 2011, 347 páginas).
El título del libro es sugerente, más cuando se advierte al lector por la economía política de un crecimiento mediocre. En los últimos quince años, hay avances en México, pero no los suficientes para se competitivos.

El libro de Elizondo tiene el valioso mérito de exponer una visión general sobre el país: de dónde viene, dónde está y hacia dónde va. La exposición en ese orden resulta didáctica para el lector no familiarizado con los diversos estudios que se han realizado sobre el país en la última década.

El libro no se queda en la descripción de los problemas: compara con otros países, revisa alternativas, observa políticas existosas, pero también desnuda lo que no funciona y explica por qué. En pocas palabras su visión del país, a pesar de la mediocridad, no es fatalista. Por lo mismo insiste en las reformas, los cambios institucionales para salir del atraso.
 
Si bien, Elizondo no nos ahoga en el pesimismo, su análisis es duro, realista y en más de una ocasión nos deja un sabor amargo que incita a la indigación. La tesis central que propone el académico consiste en que la actual “distribución del poder, las instituciones existentes y una sociedad que participa poco en la búsqueda del interés general han impedido crecer a mayores tasas de forma sostenida”.

A diferencia de Jorge Castañeda en su reciente publicación sobre México y los mexicanos, Elizondo no propone una intepretación culturalista, sino institucionalista. La cual resulta más adecuada para despejar prejuicios y comprender desarrollos o subdesarrollos. Por lo mismo, Elizondo no cree en las frases hecas sobre los mexicanos: “no tenemos remedio”.
 
“Mejorar, escribe Elizondo, no es un asunto de otros: es nuestro. Tiene que ver con nuestras decisiones y con las instituciones que construimos. Estamos como estamos por lo que hacemos, no por lo que somos”.

Es un lugar común culpar a los políticios ¿pero no es la sociedad la que explica a sus políticos. En ese sentido, Elizondo comienza su libro planteando claramente cómo se puede crecer y sobre todo, cómo podemos estar. Así, enumera una agenda factible en diez puntos y considera su inclusión de cara al 2012.
Sin mucha novedad, pero sí con un sentido de urgencia, las claves para el desarrollo están en la competencia, los derechos universales, la meritocracia, las reglas del juego y ¡un estado fuerte!

“Detrás del éxito chino o brasileño está una élite política y económica que cree que puede construir un mejor futuro y han logrado trasmitir ese espíritu a sectores amplios de la población. Rumbo a la sucesión del 2012 ¿habrá algún candidato que proyecte esa visión?

19 de agosto 2011
Milenio  http://impreso.milenio.com/node/9011579

Monsiváis aforista

Circula ya un pequeño libro publicado por Seix Barral con aforismos y citas del gran Carlos Monsiváis: Autoayúdate que Dios te autoayudará (2011). Las pequeñas ráfagas de sus textos fueron compilados por Francisco León. Va una brevísima selección temática:
 
Economía
“La flojera del mexicano” más bien se llama desempleo.
La miseria colectiva se ostenta como continuación del progreso.
Amistad que no se refleja en la nómina es pura demagogia.
 
Moral
Nadie mantiene una conducta irreprochable dos días seguidos.
Cuán fácil es mantener la virtud si nadie nos asedia como es debido.
Sólo renunciaré al voyeurismo si me permiten tocar.
Hay lágrimas tan viriles como puñetazos.
El pecado sin las malas palabras como que no sabe.
Soy optimista porque creo en mi mala suerte.
 
Historia
La Historia es la única zona donde no rige la impunidad.
La realidad del mito es la irrealidad del país.
Sin la Chingada, las conversaciones se oyen falsamente nacionalistas.
 
Crítica
La crítica es manejable, la admiración no.
El resentimiento social por su casa empieza.
Solicitar la crítica ha sido demandar el elogio.
 
Política
Ante cámaras y micrófonos, el Estado reconoce ser la solución.
A un país se le gobierna desde los ritos.
Lástima que cada gobierno tarde seis años en enterarse de lo que pasó en su sexenio.
Todo cambia, todo se transforma: todo sigue igual.
 
 17 de agosto 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9010207

¡31 mil millones! Preguntas a Rubén Moreira


Por otras vías de transparencia, al fin sabemos de la pesada carga financiera que tiene el estado de Coahuila. La Secretaría de Hacienda publicó lo que nuestros funcionarios estatales prefieren evitar. Por lo mismo, es crucial preguntar al gobernador electo, Rubén Moreira, qué hará al respecto.

¿Cómo afectará la deuda pública a su gobierno? ¿De qué manera se va a enfrentar a la pesada carga?

¿Cuál será el impacto de la deuda en la operatividad del gobierno estatal, sobre todo, en los programas de inversión pública? ¿Cuál el costo de oportunidad?

Ahora que Coahuila avanzó en el combate a la pobreza ¿Cómo impactará la deuda en los programas sociales destinados a los sectores vulnerables?

Si la deuda per cápita de los coahuilenses es de 11 mil 633 pesos, ¿no es más de lo que recibe en apoyos sociales un coahuilense en marginación?

¿Por qué si se contrajo una deuda tan grande, todavía hay obras inconclusas?

¿Cuánto se paga de intereses por concepto de la(s) deuda(s)? ¿No serían mejor unas finanzas sanas que unos intereses largos?

Fuente: Coahuila web oficial



Resultado del link, ???

¿Qué se oculta o se quiere ocultar para no informar puntualmente sobre el estado de la deuda pública? Haga el ejercicio en www.coahuila.gob.mx y vaya a las ligas de transparencia, información fiscal y deuda pública. ¿Por qué no se informa?

¿Se va a realizar una renegociación de la deuda para aligerar los pagos? Si es así, ¿quién se benefició con los contratos anteriores?

¿Por qué la mayoría priisita en el Congreso acaba de avalar reformas a la Ley de deuda pública? ¿Acaso el estado necesita dinero a corto plazo para solventar más deuda?

Es cierto que sin deuda no hay desarrollo, como afirmó hace unos meses durante la campaña. ¿Pero se puede hablar racionalidad financiera cuanto nuestra deuda es igual a nuestro presupuesto anual?

¿De qué manera va a ordenar las finanzas del estado? ¿Quiénes van a ser los funcionarios responsables además de los contribuyentes?

Para salir de la deuda en los próximos seis años, ¿qué va hacer? ¿Aumentar impuestos, contraer más deuda, reducir el gasto corriente del gobierno o bajar la inversión pública?

Lo menos, gobernador electo, es la trasparencia. Lo más, es la rendición de cuentas, la utilidad pública que genere su gobierno.

7 de agosto 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9005023

Coahuila según el Coneval

Fuente: Coneval 2011

Una de los sellos del gobierno estatal de Coahuila que termina, fue una notable distribución de los programas sociales. Desde vales para comprar zapatos hasta sopas y materiales de construcción. El más popular de los programas fue la “Tarjeta de la gente”, luego “Tarjeta del hogar”. El programa consiste en un monedero electrónico con 200 pesos mensuales destinado a generar “justicia social para todos”, por lo mismo fue enfocado a las personas y familias más vulnerables de Coahuila. Debido a la transición de un gobierno a otro, varios de los programas fueron suspendidos, entre ellos la famosa Tarjeta. ¿Acaso la enorme deuda afecta ya la operatividad de los mismos?

A la luz de los nuevos informes de Coneval (2010) y Desarrollo Humano de la ONU (2011) conviene preguntar sobre el impacto y la efectividad de los programas sociales para reducir la pobreza. En general, el primer resultado que salta a la vista lo registra Coneval. Entre 2008 y 2010, se redujo cinco puntos la población pobre en Coahuila. Esto significa que la pobreza pasó de afectar a 870 mil coahuilenses a 770 mil.
En otra medida, también convergen en el estado los programas sociales del gobierno federal (Oportunidades, Seguro Popular y Setenta y Más). ¿Pero qué tanto los programas sociales bajaron la pobreza en el estado?

La pobreza extrema apenas si varió: ¡0.3 puntos! ¿Por qué los millones de pesos destinados a los programas no logran mover ese segmento? En cambio la pobreza moderada bajó 4.8 puntos. Los avances más significativos fueron en la cobertura de los servicios de salud y la seguridad social. No así en la carencia de alimentos, donde la crisis económica provocó el aumento de cuatro puntos esa dimensión de la pobreza. Dicho de otro modo, la carencia alimentaria aumentó de 448 mil personas a 573 mil.

De acuerdo con las evaluaciones, la efectividad de los programas sociales es dispersa. Mientras unos logran paliar la pobreza en algunos sectores de la población, otros sencillamente no encuentran efectividad. Tanto Coneval como la ONU coinciden en sus recomendaciones: focalizar adecuadamente los programas; tener reglas claras; padrones e información transparente; y evitar subsidios regresivos.

A principios de 2010 la “Tarjeta de la gente” fue suspendida por abusos e irregularidades en el 20 por ciento del padrón. ¿Cuánto se perdió en el camino que al final no benefició a quienes sí lo necesitaban? ¿Por qué hasta la fecha los padrones manejados por el gobierno de Coahuila son herméticos, como no sucede con los padrones federales?

Bien dicen que el diablo está en los detalles. Por eso, lo menos que podemos exigir del combate a la pobreza con recursos públicos, es un manejo efectivo y transparente, de tal manera que los recursos sean utilizados de la mejor manera. 
Más allá de los apoyos sociales, la clave de una auténtica equidad está la economía y la generación de riqueza.

5 de agosto 2011 
Mileniohttp://impreso.milenio.com/node/9004079

miércoles, 3 de agosto de 2011

Ciclovía ciudadana 2



Ciclovía ciudadana




Tomar la política...

Mala fama


En las últimas semanas la atención mediática regresó a Elba Esther Gordillo, ese personaje “clásico” de la política en México. La disputa se dio con un viejo discípulo de la maestra, Miguel Ángel Yunes. A partir de ahí, fueron y vinieron acusaciones de corrupción sobre el manejo de recursos públicos. Las cifras no son poca cosa. Sergio Aguayo Quezada calculó que “en los tres primeros años de gobierno de Felipe Calderón (2007-2009), el grupo político encabezado por La Maestra ha manejado recursos públicos por un mínimo de 345 mil 785 millones de pesos y un máximo de un billón 611 mil 771 millones”.

Al final, la historia terminó evaporándose con el escándalo mismo. Por esos días La Maestra declaró a un periódico español que sabía de su “mala fama”.  En medio de las críticas, advirtió a uno de sus amigos de carecer de “autoridad moral” para criticarla.
La Maestra es con seguridad una de las personas más poderosas del país, aunque su poder no se traduce en una mejor educación pública. Más allá de la figura mítica, ¿por qué los resultados desastrosos en la educación? ¿Dónde están las claves del desastre? A simple vista uno pensaría que el problema es el dinero. Pero el rubro al que más se destina dinero público es a la educación. Tan sólo para este año, se ejercen del presupuesto federal más de 230 mil millones de pesos. Si no es el dinero, ¿entonces qué?

La SEP acaba de publicar los resultados del Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes para otorgar plazas en el ciclo 2011-2012. En general los aspirantes a maestros reprobaron. En promedio tuvieron una calificación de ¡56.5! La entidad mejor calificada fue Querétaro con 61.3. La peor, Tabasco, con 49.6. En Coahuila, los aspirantes a una plaza docente promediaron 56.4. Incluso los docentes en servicio no lograron ni el “panzazo”, se quedaron en la raya con 59.3 aciertos. Los aspirantes de nuevo ingreso registraron, 54.5.
En la Comarca Lagunera de Coahuila la situación no fue distinta. Los futuros docentes laguneros para las escuelas públicas no superaron en promedio los ¡53.7 aciertos!.
Hasta aquí uno pensaría que el examen a los futuros docentes es un filtro para escoger a los mejores. Pero la SEP y el sindicato han logrado acuerdos generosos. Si un docente logra un puntaje destacado, pasa. Si reprueba, ¡también pasa! Estamos ante un esquema de incentivos perversos. Tan sólo el 30 por cierto de los aciertos son suficientes para estar en “aceptable”. 

Lejos de que el Examen Nacional sirva para contratar a los mejores, la evaluación es un aval para llenar las aulas con maestros reprobados. No nos extrañemos luego de alumnos igualmente reprobados.

Con frecuencia escuchamos a los políticos afirmar que la educación es el camino para el desarrollo. También se dice que la inseguridad se combate con educación. ¿Será con esta educación de reprobados? 

3 de agosto/ 2011

lunes, 1 de agosto de 2011

El país de La Laguna

No se alarmen, esta columna no tiene que ver con la aspiración más reciente del Estado de Laguna, sino con su historia, identidad y cultura. Si retomo la palabra “país” para el título del texto, es ante todo por su significado antiguo. El diccionario de las autoridades en el siglo XVIII, define país como región. Así era reconocida La Laguna en el amplio septentrión novohispano por la Corona española. 

El Dr. Sergio Antonio Corona Páez, brillante académico y cronista de Torreón, es quien ha estudiado el tema con mayor profundidad. Hace algunas años Corona Páez entregó una profusa y erudita tesis doctoral que llevó a otras dimensiones el conocimiento sobre la región, su economía y cultura durante los siglos XVII y XVIII.
Su aportación científica, como bien ha escrito el Dr. Pablo Lacoste se ha convertido en un referente metodológico para los estudios de historia económica en Argentina, Chile y Perú. No es poca cosa: ¡un lagunero que exporta un paradigma de estudio!

Por eso hay que celebrar, y sobre todo leer, las nuevas ediciones de La vitivinicultura en el pueblo de Santa María de las Parras y El país de La Laguna, ambos libros editados por Jaime Muñoz Vargas y promovidos con generosidad por Federico Sáenz Negrete.

El país de La Laguna es el mejor estudio sobre los orígenes de la región y su configuración identitaria. Corona Páez ofrece una clara y erudita narración sobre la construcción cultural de la Comarca Lagunera desde la óptica de la larga duración. Como Braudel, el historiador lagunero propone una interpretación para un largo periodo que abarca cinco siglos. El río Nazas y el Aguanaval, la vid y el algodón, los tlaxcaltecas y los españoles, los jesuitas y la religión son  los principales protagonistas de una historia marcada por el esfuerzo, la esperanza, la libertad y el orgullo.

La reedición de los libros de Corona Páez son una ratificación del trabajo cronista y mayor historiador lagunero. Los dejo con las palabras oportunas palabras de Federico a la introducción del País de La Laguna: “En tiempos de desesperanza, de miedo, de egoísmo, de falta de imaginación, servirá saber que desde hace cuatrocientos años corre por nuestras venas sangre de razas esforzadas, generosas, alegres, osadas, que no se amedrentaron ante ninguna adversidad. Saber eso servirá de inspiración para arrostrar estos tiempos con el ánimo siempre en alto”.

Gracias Sergio, gracias Federico por recordarnos la grandeza que los laguneros no debemos olvidar.
31 de julio 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9000913

La hora de los legisladores. A propósito de Javier Sicilia.

Venimos con buena voluntad. Así se escucharon nuevamente las palabras del poeta en el Alcázar. El diálogo comenzó con los versos de María Rivera y después un duro minuto de silencio.
Fuerte y claro habló el poeta Javier Sicilia ante la pequeña élite política del Congreso. Ahí estaba el senador Manlio Fabio Beltrones, Francisco Rojas, Josefina Vázquez Mota, Carlos Navarrete, José González Morfín, Carlos Ramírez, Francisco Ramírez Acuña y otro grupo influyente de diputados y senadores.

La voz del poeta exigió a los legisladores lo que muchos ciudadanos quisieran decir: “De cara a esta realidad, pero también sabedores de que ustedes tienen una gran responsabilidad que desde su humanidad y su condición de legisladores deben asumir, venimos hasta aquí no para que nos digan que ustedes no son responsables, que la culpa la tienen las bancadas de los otros partidos o el ejecutivo o el judicial. No venimos tampoco a escuchar posicionamientos de partido, sino a que por primera vez rindan cuentas ante la nación y la historia, y nos digan, de un vez por todas, si van a optar por la paz o por la guerra”.

El mes pasado el diálogo fue con el presidente. Ayer tocó el turno de los legisladores. Durante el discurso, Sicilia insistió en la corresponsabilidad del Congreso y exigió una profunda e inmediata reforma política que incida en los comicios del 2012. ¿Se imaginan candidaturas independientes, revocación de mandato, referéndum, plebiscito, voto blanco con impacto en el presupuesto de los partidos…? La responsabilidad es para todos los partidos, pero sobre todo para el PRI, que desea que las cosas no cambien rumbo al 2012. Ojalá me equivoque.
El movimiento de Sicilia cobra nueva fuerza y como reconoció el senador Navarrete, puede ser un catalizador para los cambios en el Congreso.

Durante la crisis política que el gobierno no supo entender en 1968 y que terminó con la aberrante matanza de Tlatelolco, la mayor reforma política que ofreció el presidente Díaz Ordaz fue bajar la edad para obtener derecho a votar. Así se pasó de 21 años a 18. Eso fue y nada más. Hoy México vive circunstancias distintas, y el tiempo demanda una alternativa viable para los ciudadanos. No los partidos, no los políticos profesionales. 

La promoción de una reforma política quizá no nos haga una mejor democracia, pero sí un régimen menos malo, menos inequitativo, con más opciones para los ciudadanos.

Directo de Sicilia a los legisladores: “estos instrumentos que ustedes nos niegan y tienen secuestrado al país son, en las circunstancias actuales, vías fundamentales e idóneas para rehacer la vitalidad perdida de nuestras instituciones”.

¿Qué más tiene que pasar en el país? ¿Cuánta violencia para que se atiendan los llamados? El poeta católico concluyó así sus palabras: “Hay que escoger entre la condenación y la conversión”. Es la hora.

29 de julio 2011