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viernes, 28 de julio de 2023

Athena no es ficción

 



La realidad supera la ficción y la ficción completa la realidad. La literatura está poblada de ejemplos. A lo largo del tiempo, la imaginación mantiene esa tensión entre lo real y lo ficticio. De esa manera, las letras dan forma a otra realidad. Se alimentan mutuamente.

Durante siglos dominó el libro como vehículo para la ficción, especialmente en hojas de papel. Sin embargo, vivimos otra época, dominada hasta el cansancio, por pantallas. Tan así, que la posición cotidiana de las personas es la cabeza agachada. ¿Será un signo de los tiempos? Lo de hoy son las series y las películas en línea. El año pasado salió la película francesa, Athena (2022), del director Romain Gavras. La trama se sitúa en un barrio imaginario de Francia, "Athena". Entre los edificios que conforman los guetos populares, descendientes de migrantes de Marruecos y Argelia, llenan las calles. Como es habitual en dichas zonas, la policía asedia violentamente a los jóvenes, pero en esa ocasión, asesinan a un joven árabe de trece años, lo cual no sólo ocasiona la ira del barrio, sino prende la protesta violenta contra la policía. Desde los edificios, Karim, el hermano del adolescente asesinado, lidera la revuelta. Organiza a cientos de jóvenes que toman la estación de policía, incluyendo sus propias armas. Desde los edificios, organizan barricadas y atacan con bengalas, cohetes, piedras, bombas molotov. Por momentos, la escena parece un festejo con fuegos de artificio. Por lo mismo, nada más lejos del glamour francés, que el alzamiento de los jóvenes contra las autoridades. El film es explosivo y ofrece una mirada desde los manifestantes. Su apuesta resultó premonitoria. En otra escena, aparecen ahogados por la multitud, los policías bien pertrechados, mas resultan insignificantes ante la masa. Hasta ahí, la ficción del relato cinematográfico. No obstante, la realidad es terca y lapidaria. Recientemente en las calles de Nanterre, al oeste de París, el joven Nahel de diecisiete años, conduce su vehículo y es detenido por dos policías en motocicleta. Lo que en principio parece un incidente de tráfico cualquiera, sube de tono, cuando uno de los agentes apunta su pistola al joven conductor que intenta huir. Enseguida sucede el impune asesinato frente a la cámara del teléfono de un ciudadano. El video pronto se hace viral en las redes. Más todavía, enciende la mecha de la tercera revuelta francesa de los últimos años. En Francia, las manifestaciones están a flor de piel. Los "chalecos amarillos" en 2018, tras el aumento del combustible y en contra de las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron. Los disturbios de 2005, cuando la policía persiguió a dos jóvenes, Bouna Traoré (de quince años) y Ziad Benna (de diecisiete años). En la persecución, los jóvenes se refugiaron cerca de un transformador y mueren electrocutados. Lo que siguió fue la ira colectiva en las calles. Los disturbios recientes tras el homicidio de Nahel, parecen la reproducción de Athena, no obstante, es la realidad. Entre los jóvenes franceses, se asume en automático la violencia de la policía, sobre todo, si se es árabe o negro. En su momento, como ministro del interior, Nicolás Sarkozy llamó a limpiar de "escoria" a la periferia de París. El presidente Macron afirmó que Francia necesita "orden, calma, unidad", sin embargo, culpó a los padres de los jóvenes manifestantes, muchos adolescentes, y a las redes sociales como TikTok y Snapchat. En medio de todo eso, queda el rechazo a la política económica y la vigencia aberrante del racismo. En pocas palabras: Francia, más allá de los Campos Elíseos.

11 de Julio 2023

El Siglo

https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2023/athena-no-es-ficcion.html

miércoles, 7 de junio de 2023

Kissinger

 


La política es un pacto con el diablo, y el diablo se llama Henry Kissinger. Político de largo aliento, asesor de altísimo nivel, artífice de política internacional, mediador, belicista y prolífico autor. Su legado marcó la segunda mitad del siglo XX y sus palabras todavía se escuchan en la actualidad. El pasado 27 de mayo, cumplió cien años. A la distancia, su influencia desde el poder y detrás del poder, lo convirtieron en una leyenda con rasgos brillantes y también siniestros. Icono de la política mundial, acercó en una misión secreta a Estados Unidos con China en 1971, a fin contraponer el poderío de la Unión Soviética. ¿Algún parecido con la actualidad?

Para 1973, fue mediador del conflicto entre Israel y Egipto, tras la guerra del Yom Kippur. A partir de su posición, lo mismo incitó la guerra que la paz. De esa manera, cuando la campaña de Estados Unidos contra Vietnam, se convirtió en fracaso insostenible, operó el proceso de pacificación. La historia se repitió en Irak y Afganistán.

El político de origen alemán (nació en 1923), nacionalizado estadounidense, recibió el premio Nobel de la Paz junto al diplomático vietnamita Le Duc Tho. Tan cuestionado el premio, que mejor no fue a recibirlo. Así de absurda es la política donde el poder es desmedido. Dicho de otra manera, la gran institución sueca, reconoció al promotor de guerras, masacres y golpes de estado.

Asesor de Seguridad Nacional de Richard Nixon y después, Secretario de Estado, promovió intervenciones en Latinoamérica, en particular, apoyó la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Por cierto, los documentos de esas decisiones, son públicos. El polemista hasta la médula, Christopher Hitchens, acusó a Kissinger de ser criminal de guerra, que debía ser juzgado como Pinochet o Slobodan Milosevic. Si bien, hubo varios intentos por llamarlo a cuentas en diferentes cortes, quedó intocado.

Pero los políticos de estado se mueven en ámbitos oscuros. Maquiavelo vio con claridad que los hombres públicos no tienen la moral de los hombres privados. Para bien y para mal, el politólogo, marcó una larga época. Kissinger es idolatrado lo mismo por republicanos o demócratas. En Estados Unidos, esa diferencia es un decir, porque la política exterior conserva la misma línea, aunque ahora está mermada por el poderío chino. Al respecto, el polémico político dedicó un denso libro escrito en primera persona, para comprender la historia de China y su relación diplomática con Estados Unidos. Con toda su pericia, advierte que no es conviene una confrontación con el gigante asiático.

Su más reciente libro, Liderazgo, seis estudios sobre estrategia mundial (2022), aborda los casos de Konrad Adenauer, Charles de Gaulle, Richard Nixon, Anwar Sadat, Lee Kuan Yew y Margaret Tacher. Nos dice que "las instituciones necesitan liderazgo para ayudar a las personas a ir desde donde están a donde nunca han estado y, a veces, a donde apenas imaginan que pueden llegar. Sin liderazgo, las instituciones pierden el rumbo y las naciones se exponen a una irrelevancia cada vez mayor, y en última instancia, al desastre".

Pragmático, regresa al punto del argumento: "Estas páginas tratan de líderes que en la infinita disputa entre lo deseado y lo inevitable, comprendieron que es la agencia humana lo que convierte en inevitable aquello que parece serlo. Son importantes porque fueron más allá de las circunstancias que heredaron, y así llevaron a sus sociedades hasta la frontera de lo posible".

Destaca el papel del presidente Richard Nixon, quien sacó una lección de su experiencia en la Segunda Guerra mundial: "su país debía desempeñar un papel más importante en el orden mundial que nacía entonces. A pesar de ser el único presidente estadounidense que ha dimitido de su cargo, entre 1969 y 1979, modificó las tensiones existentes entre las superpotencias en lo peor de la Guerra Fría, y sacó a Estados Unidos de la guerra de Vietnam. De paso, situó la política exterior estadounidense en una posición global y constructiva, abriendo las relaciones con China, iniciando un proceso de paz que transformaría Oriente Próximo y haciendo hincapié en un concepto de orden mundial basado en el equilibrio".

Otro libro reciente e inquietante, La era de la Inteligencia Artificial (2021), expresa serios cuestionamientos al impacto tecnológico y el futuro de las sociedades. Por momentos, da la impresión que Skynet (en Terminator), no es ciencia ficción. El texto está escrito con el ex director de Google, Eric Schmidt, y el decano del MIT, Daniel Huttenlocher. Aquí paramos, con las luces y sombras de un hombre centenario.

30 de mayo El Siglo

https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2023/kissinger.html

martes, 4 de abril de 2023

Corrección política

 



Más allá de la tecnología, lo que va del siglo XXI puede caracterizarse como el siglo de la corrección política. Una palabra, un gesto, o una opinión pueden ser motivo de linchamiento. Para el caso, no importan los argumentos, sino las reacciones por aquello que se considera "correcto", así sea absurdo o visiblemente contradictorio.

Ortega y Gasset consideraron que vivimos bajo el brutal imperio de las masas. En su versión actualizada, se impone la tiranía del "pensamiento" políticamente correcto. Bajo ese supuesto, hasta la más célebre obra de arte es equiparada con pornografía. ¡Toda una obscenidad!

A la magnificencia de los murales de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, repleta de desnudos, sobrevino la corrección del Papa Pío IV, quien mandó tapar los rabos en 1564. Algo similar sucedió después con las esculturas que pueblan el Vaticano. Para evitar los genitales expuestos, se añadieron hojas de parra e higueras. Hasta la fecha, los curiosos pueden apreciar las hojas en los cuerpos. Sin embargo, la historia no deja de ser irónica. Un buen día, el duque de la Toscana regaló a la reina Victoria, una copia del David en 1857. Según la leyenda, la enorme pieza sorprendió por su entera desnudez a la reina, quien mandó tapar la pudenda parte expuesta con una hoja de parra. Quizá la anécdota nos resulta graciosa, pero muestra la mentalidad de la época victoriana, en relación a los cuerpos y el sexo. Con razón, en su famosa historia de la sexualidad, el filósofo francés Michel Foucault, se preguntó si después de esos dos largos siglos estaremos ya liberados de aquella moral.

A veces las cosas no cambian mucho y prevalece la corrección, a fin de conseguir un jugoso trato económico. De esa manera, en 2016 se repite la historia. La visita del mandatario iraní a Roma, llevó a las autoridades italianas, a cubrir los desnudos en varias salas donde pasó el gobernante. Se preparan unos plafones blancos para cubrir las esculturas, a fin de evitar las escenas de pudor. Por entonces se dijo que fue una forma de respeto a la cultura y sensibilidad. Así el eufemismo.

Como obra extraordinaria, el David continúa conmoviendo. Al ver esa pieza, uno se queda boquiabierto. Frente al mármol, tratamos de imaginar la maestría y perfección del artista para dar vida a la roca. Filas y filas abarrotan la sala. Siglos después, su presencia nos asombra.

Hace unas semanas, en una escuela de la capital del estado de Florida, Tallahassee, la maestra Hope Carrasquilla, se vio obligada a renunciar. La causa: mostrar a los alumnos de sexto grado una imagen del David, dentro la clase de historia del Renacimiento. Algunos padres se quejaron y presionaron a la junta de la escuela para reprender y despedir a la maestra. Según las quejas, los padres asociaron la obra clásica a la pornografía. ¡Creo porque es absurdo! La calificación de la obra como obscena, es sin duda, ridícula, pero también muestra una cierta mentalidad en el estado que suelen decidir elecciones para la presidencia de los Estados Unidos. Congruente con esa manifestación, el gobernador Florida, Ron DeSantis, se presenta como guardián moral, frente a los grupos de la diversidad sexual y otros ámbitos a favor de los derechos civiles. El más reciente litigio lo llevó contra el parque de diversiones Disney, por oponerse a la tolerancia hacia dichas minorías. Desde antes, DeSantis promovió una ley para restringir la enseñanza de la educación sexual y la identidad de género. Lejos de ser excepción, las luchas del gobernador lo empujan en sus aspiraciones presidenciales. Ya rebasa a Donald Trump en las encuestas y al grisáceo presidente Joe Biden. Para 2024, no nos extrañe su posible avance electoral. Veamos otra perspectiva. Los amantes y defensores de las armas en Estados Unidos, ya olvidaron la masacre de San Valentín en 2018, cuando en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas, de Parkland, Florida, un exalumno de 19 años, mató a 17 personas con un rifle de asalto. El contraste es lapidario, porque allá, las armas no son obscenas, ni objeto relevante de indignación. Quizá convenga decirlo con corrección política: son un derecho que protege la segunda enmienda de la constitución.

El Siglo, 4 de abril 2023

https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2023/correccion-politica.html


domingo, 17 de agosto de 2014

Ciudadanos ¿quiénes son?


Gustosos por el mundo de las apariencias, culpamos de los problemas públicos a la minoría en el poder. El juicio tiene razón en buena parte, pero también está incompleto. Aunque, tampoco faltan razones para las condenas, los reproches, las decepciones y hasta los golpes. Hace algunos años, en la "plenitud del poder" Silvio Berlusconi fue golpeado por un ciudadano en la calle. Tanto hartó il cavaliere que terminó ensangrentado.
En esa narrativa, parece que los únicos responsables de la vida pública son los políticos. En México hemos construido un discurso sobre la culpabilidad de nuestros males públicos. Por lo tanto, el principal blanco está en los políticos, ¡y vaya que sobra razón! Pero algo más grave oculta el señalamiento, cuando los ciudadanos en la responsabilidad pública, se excluyen como si fueran de otro mundo. Siempre los otros son los culpables.
Como hombre público, el político podrá encarnar todos los males señalados por los ciudadanos, pero, si de algún lado sale el político es de la sociedad misma. Entonces, más que sorprendernos sobre los políticos, habría que ver antes a los ciudadanos. Sin duda alguna, para comprender nuestra vida pública, hay que ver más que a los políticos, a los ciudadanos. ¿Quiénes son?
Recientemente se publicó un extenso y bien explicado estudio sobre las prácticas de los ciudadanos en el país. Promovido por el entonces IFE, el Informe país sobre la calidad de la ciudadanía en México (2014, 277 páginas), es una investigación que muestra prácticas compartidas entre los mexicanos. La relevancia del Informe está en la aportación de datos puntuales sobre valores, percepciones y prácticas ciudadanas. En pocas palabras, la manera en que hacemos ciudad de manera cotidiana.
El primer dato que salta a la vista es la enésima confirmación de que los mexicanos desconfiamos de las instituciones públicas. Por ejemplo, una de las fortalezas en las democracias consolidadas, es el estado de derecho, pero muchos ciudadanos en México (66%), considera que la ley se respeta poco o nada. ¡Así ni cómo! La desconfianza en la ley es un círculo vicioso que reproduce a su vez otras prácticas. Cuando algún ciudadano es víctima de un delito, la respuesta más común es no denunciar. 6 de cada 10 no denuncian por tres razones: No sirve de nada (63%); falta de confianza (52%), y malas experiencias en el pasado (40%). Aunque ahora el gobierno envía a la cárcel a las llamadas autodefensas que no se alinean con su política, el surgimiento de grupos que toman la justicia por propia mano, parece producto de las mismas prácticas que tenemos como sociedad. ¿Habría que sorprendernos?
Votar no es la única forma de participación ciudadana. Es sólo una parte. Así lo preocupante no es sólo el abstencionismo que suele otorgar un cheque en blanco a los gobernantes, sino el pobre nivel de vida comunitaria. En otras palabras, los mexicanos somos poco unidos para las causas en común. La mayor asociación se da entre los grupos religiosos, ahí, sólo un 20% de mexicanos participa. 18% forma parte de alguna asociación de padres de familia. 14% participa en algún grupo deportivo. 11% está en un partido político. Casi 7% asiste a reuniones vecinales en su colonia. En términos generales, no hay un amplio interés en los asuntos comunes, pero sí lejanía. Allá que lo hagan otros dirán.
De acuerdo con el estudio, "el reto de fortalecer la vida comunitaria en México es tan grande como importante en la consolidación de su democracia. Aunque en las últimas décadas ha sido testigo de la institucionalización de elecciones libres y justas, México tiene todavía un desafío pendiente en la generación de una cultura cívica más vibrante y comprometida."
Somos una democracia en busca de ciudadanos. 53% de los mexicanos apoya la democracia como forma de gobierno. A 8% le da lo mismo, y al 23% preferiría un gobierno autoritario. Nunca falta quien extrañe a Díaz Ordaz.
Pero no todo está perdido. Confiamos en el ejército, en los maestros y todavía en la iglesia, no obstante los pederastas. Desconfiamos eso sí de los diputados, que están en la escala más baja de descrédito. Le siguen los partidos políticos, con un 19% de confianza. Y las policías, con un 32%.
Mucha responsabilidad tiene el gobierno con sus resultados, pero más responsabilidad tiene una ciudadanía tan poco comprometida con su comunidad, con su espacio público. Al final del día, no nos sorprendamos por lo que reflejan los políticos de sus ciudadanos.
16 de julio  2014
El Siglo de Torreón 

domingo, 11 de agosto de 2013

Nos han fallado


La naturaleza del poder no cambia mucho ni tampoco sus aspiraciones. Cambian sí los actores y las circunstancias. Las intrigas, el golpeteo y la cortesía acompañan todo el tiempo. Se puede jugar todo por conseguirlo, y también se suele perder todo cuando no se tiene. Hay una larga literatura que ha descrito las glorias y desgracias. A base de historias, los ejemplos y las comparaciones sobran. Al fin, es también la naturaleza humana.

Algunos hombres de poder suscitan admiración, pero otros, desprecio. Quizá sean los más. No me asombra quien ejerce el poder; es lo que se espera. Asombra quien habiéndolo conseguido, no lo asume ni por asomo. El caso contrario es el poder que desborda. Alguna vez uno, en nuestras modestas tierras, afirmó encontrarse en “la plenitud del pinche poder”. Dicho en otras palabras, en la impunidad absoluta. Pero dadas las condiciones en México, más que democracia, abunda la cleptocracia. En un entorno así, lo relevante es llegar al poder, aunque su ejercicio no pase más allá de los beneficios privados. Es el poder público al servicio de los bienes privados: la república inútil.
Un gran sociólogo alemán caracterizó esos gobiernos como patrimonialistas. En sus vertientes, hay un cierto gobierno notable en el México de nuestros días. Es el de los aspirantes al poder que se conforman con llegar. Ya no preocupa tanto ejercerlo, darle contenido, sino puro usufructo de los bienes públicos. Responsabilidad y resultados salen sobrando. Tampoco extraña una percepción bien extendida sobre este tipo de políticos, que pudiéramos caracterizar como fallidos. Pero no nos engañemos, porque en realidad sólo reflejan a la otra parte: los ciudadanos.

Ustedes escojan el lugar y los nombres, casi encontrarán un patrón de la inutilidad política. Como una expresión común de malestar, retomo dos voces. Una: “Los políticos son los que nos han fallado y nos han llevado a donde estamos. El origen de todo esto que pasó en Guerrero tiene un nudo político, y por eso el Ejército en qué vergüenzas anda cayendo. ¿Cómo es posible?”.

Dos: “El problema es político. Los gobernadores, que, más que gobernar, desgobiernan, no tienen el carácter suficiente para aplicar la ley porque tienen miedo”. Tal vez exista nostalgia del pasado, pero ambas expresiones podría haberlas dicho cualquier ciudadano en las calles, con la particularidad que las expresaron recientemente un par de generales retirados. Lo relevante de la crítica no es que provenga de unos militares, eso es lo de menos. Lo grave es la descripción de un estado común entre políticos mexicanos. Sería absurdo decir que todos, pero a juzgar por los resultados y las responsabilidades, a muchos les dio por llegar al poder para no ejercerlo. En esa lógica, basta conformarse con estar, sin importar el valor público que se genera. Hay mucho de fallido en esa visión que encuentra en el poder un accesorio vacío. Pero también hay mucho de común entre los políticos que nos han fallado.

9 de agosto 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9188410

domingo, 21 de julio de 2013

Extraordinario Nelson Mandela


Es extraordinario que una persona del talante de Nelson Mandela viva entre nosotros, a pesar del grave estado de salud en que se encuentra. Mandela sobrevivió a la pesadumbre del siglo XX, y en pleno siglo XXI es una leyenda por su enorme legado. Madiba (conocido así entre los viejos de su clan), es la otra cara de la moneda de un siglo terrible en el que nació, allá en 1918. Fue la era de guerras mundiales, genocidios, totalitarismos, regímenes fascistas y profundos racismos. Pero al mismo tiempo, un espíritu como el de Mandela enseñó que en la política se pueden lograr imposibles, incluso contra la represión, la ceguera humana y la fuerza del Estado.

En estos días he regresado a una serie de textos de Mandela, publicados tres años después de que fuera encarcelado en 1965, por buscar la liberación de su pueblo. Sudáfrica vivía opresión y racismo de Estado, apartheid, el cual encumbró legalmente la superioridad de la “raza” blanca sobre la negra. Sin duda, la peor herencia colonial en tiempos de modernidad, tecnología y democracia. Desde el Congreso Nacional Africano lucharon en varios frentes por la liberación. Una vertiente radical hizo el llamado a las armas y el terrorismo. Otra línea moderada, peleó pacíficamente por la igualdad y el reconocimiento de los derechos civiles. En la lucha, Mandela pasó de la radicalidad política que utiliza la violencia, a la resistencia civil. Al mismo tiempo, el gobierno endureció más su política contra las llamadas Campañas de desafío. No sólo encarceló a los disidentes, también los masacró. Si las armas no fueron motivo de liberación, tampoco lo fueron por los años sesenta, los discursos públicos, que cada vez se hacía más escasos y clandestinos. Entonces Mandela optó por la letras para denunciar los que es vivir en la segregación: “He sabido que se ha promulgado una orden de prisión en mi contra y que la policía me está buscando… he escogido este último camino que es más difícil y que supone más riesgos y asperezas que estar sentado en la cárcel. He tenido que separarme de mi amada esposa y de mis hijos, de mi madre y de mis hermanas, para vivir como un proscrito en mi propio país. He tenido que cerrar mi despacho, que abandonar mi profesión y vivir en la pobreza, en la miseria como muchos de mi pueblo lo hacen. No dejaré Sudáfrica, no me entregaré. Sólo a través de asperezas, de sacrificio y de una acción militante puede ganarse la libertad. La lucha es mi vida. Continuaré luchando por la libertad hasta el fin de mis días” (1961).

Mandela sobrevivió a la cárcel 27 años, para lograr lo imposible en la política. El resto de la historia sencillamente es extraordinaria. Mario Vargas escribió un texto inmejorable (El País, 30-VI-13): “Mandela es el mejor ejemplo que tenemos —uno de los muy escasos en nuestros días— de que la política no es sólo ese quehacer sucio y mediocre que cree tanta gente, que sirve a los pillos para enriquecerse y a los vagos para sobrevivir sin hacer nada, sino una actividad que puede también mejorar la vida, reemplazar el fanatismo por la tolerancia, el odio por la solidaridad, la injusticia por la justicia, el egoísmo por el bien común, y que hay políticos, como el estadista sudafricano, que dejan su país, el mundo, mucho mejor de como lo encontraron”.

7 de julio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9185518

Y mi voto para… Candigato Morris


De tan convencionales las campañas políticas, mejor terminó por entusiasmarme otro animal. Para ser exactos un gato muy político: el Candigato Morris. Y cómo no adorar un felino que maúlla y ronronea. Su mensaje es tan claro como sencillo: “Ante la cantidad de ratas que acechan esos puestos sólo un gato podrá poner orden”. Se trata del candidato más interesante a la alcaldía de Xalapa. Tanto, que a unos días de las elecciones hoy sabemos más de Morris, pero no de los contendientes formales, lo que aparecerán en la boleta el próximo 7 de julio. ¿Alguien los recuerda?

En poco tiempo nuestro gatito Morris ganó la popularidad que ya quisieran los candidatos del PRI y del PAN en ese municipio. Una simple página del Feis, superó fácilmente en seguidores y likes a los políticos. Pero el Candigato no promete más que los demás: ¡descansar y retozar!
Una antigua y muy actual tradición liga a los personas con los animales. Desde las fábulas de la antigüedad, hasta el bestiario y la zoología fantástica tenemos en los animales, símbolos profundos de las costumbres y prácticas. Por eso me interesó más Morris, que “los mismos de siempre”.
La reacción fue previsible. En el PRI lo acusaron de ser una campaña negra para demeritar el voto hacia ese partido. En el PAN lo descalificaron por ser una falta de respeto. Algo similar declaró una diputada local del congreso de Veracruz: “falta el respeto a las instituciones y a las elecciones”. Lo más curioso es que nadie consideró que sea una falta de respeto asaltar el erario, endeudar las finanzas o hacer un gobierno ineficaz, carente de valor público. Lo que sí reconoció el candidato del PRI en Xalapa, es la falta de confianza de los ciudadanos en los políticos. ¡Y no es para menos!

El éxito de la contracampaña de Morris no responde, como piensan algunos, a “intereses oscuros”, sino algo más evidente y general entre los ciudadanos: el hartazgo hacia nuestros políticos. La desconfianza hacia las instituciones y la crisis de credibilidad de los partidos. Por eso Morris, nuestro querido gatito, va más allá de lo local, porque de cierta manera expresa ese malestar y al mismo tiempo, un deseo de aliviarlo. Sin mucho que decir, el presidente del Tribunal Electoral de Veracruz, consideró a Morris un “riesgo y peligro”. Pero no hay más reconocimiento del fracaso de la clase política, cuando las autoridades se alarman por un felino político. ¿Qué será cuando llegue un león? Una consejera del Instituto Electoral hizo un llamado a no votar por el Candigato. ¿En verdad, tanto preocupación les da un gato? ¿No les preocupa más la credibilidad, la confianza, el gobierno eficaz, la responsabilidad?




Cangidato nos ofrece algunas advertencias útiles para próximos comicios: Que no te digan por quién votar, dale un zarpazo a los malos candidatos; Te conviene votar por otro animal; Para tapar los baches de Xalapa… ¡Yo tengo suficiente arena!; No soy gato de nadie; ¿Xalapa sin ratas? Morris sí puede; Cansado de votar por ratas, vota por un gato.

Como una nueva manifestación del anulismo, Candigato Morris vuelve a traer el tema del gobierno y la corrupción. Si acaso, por una vez, la razón se apodera de los legisladores, ya es hora en nuestro país que anular los votos afecte negativamente el presupuesto de los partidos como en otros democracias. ¡Hacer una auténtica reforma política!

3 de julio 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9185164

sábado, 18 de mayo de 2013

Giulio Andreotti

1919-2013

“Mis amigos que hacían deporte murieron hace tiempo”, solía decir el político italiano Giulio Andreotti, quien murió a los 94 años, el pasado seis de mayo. Maestro de la política, Andreotti, fue siete veces primer ministro de Italia. Su historia es parte de la historia política de Italia desde la Segunda Guerra mundial. 

Encarnó al político weberiano por excelencia, tanto que hasta se le apodó el Belcebú. Incluso, sobrevivió a los procesos judiciales que lo relacionaron con la Cosa Nostra. Por su formas, Andreotti fue lo contrario a Berlusconi, es decir, alejado del burdo espectáculo. 

Son memorables algunos de sus aforismos: “El poder desgasta sólo a quien no lo tiene”. Y para quienes esperan inútilmente la pureza en la política: “Menos las guerras púnicas, me han atribuido realmente de todo”.

lunes, 29 de abril de 2013

Los jóvenes y la política (II)

Jóvenes encapuchados dañan la Universidad Nacional. Jóvenes tranquilamente saqueando camiones comerciales en Morelia. Jóvenes en los bloqueos de carreteras en Guerrero. Pero estos jóvenes, por fortuna, no son una mayoría radical en el país, sino pequeños grupos que evidencian las carencias del estado mexicano. Un estado que prefiere dejar hacer, dejar pasar, en vez de actuar. Los costos son palpables: oficinas privatizadas, carreteras tomadas e impunidad en las calles. ¿Acaso nos sorprende?
Alejémonos de la radicalidad política, el vandalismo de una minoría y los paristas profesionales. Porque si esos extremos de la vida pública no representan a los jóvenes, entonces ¿dónde están? ¿cómo asumen la política? Esta discusión la abordamos en la Universidad Iberoamericana de Torreón el pasado 23 de abril. A la mesa asistieron el maestro Gerardo Rivera, un buen académico de la ciencia política, mi compañero de medios Miguel Crespo y un servidor. Retomo parte de mi intervención en la mesa.

Los últimos resultados de la Encuesta Nacional de Valores en Juventud (n=5000, 2012) dan algunas pistas generales sobre los jóvenes, aunque sin duda, hay comportamientos y relaciones más profundas que no puede captar la encuesta, o apenas los atisba. En México la cuarta parte de la población tiene entre 15 y 29 años, por lo mismo es revelador de nuestras relaciones lo que reflejan los jóvenes.
Prácticamente al 90 por ciento no le interesa la política, y sólo el 9.5 por ciento declaró que le interesa mucho. Pero este dato aparentemente abrumador no significa que los jóvenes no hagan política, ni tampoco que estén ajenos a la misma. Más bien, lo que evidencia esa mayoría es un rechazo a las formas tradicionales de la política. Sólo piensen en los partidos y los principales líderes políticos. 37 por ciento percibe a los políticos como deshonestos, y sin duda, tienen razón. Al 22 por ciento no le interesa la política, y otro 22 por ciento declara que no le entiende.

Nuevamente, las formas tradicionales de política (partidos, candidatos, gobernantes, voto), son poco relevantes para los jóvenes. Para el 60 por ciento la política es poco o nada importante. Incluso, 40 por ciento no quisiera tener de vecino a “gente que ande mucho en la política”. Así o más desprestigiada la actividad más importante en toda sociedad. 45% de los jóvenes no se identifica con ningún partido. Quienes declaran alguna preferencia partidista, 25 por ciento se identifica con el PRI, 11 por ciento con el PAN y 10 por ciento con el PRD. 61 por ciento aprueba la democracia como forma de gobierno en México. Contrario a la calificación de otras generaciones, los jóvenes califican con 6.9 (en una escala del 1 al 10) a la democracia mexicana. Sin duda, a mayor edad nos depara el desencanto.
Como en todo, la información cuenta. El 61 por ciento se informa sobre noticias del país a través de la televisión. 11 por ciento lo hace por medio de Internet, 5.8 escucha noticias en radio, y mejor, 4.9 recurre al Facebook. Olvídense del Twitter, sólo alcanza para el 0.3 por ciento. Uno de los formatos tradicionales de la información es el periódico, pero el 40 por ciento no lee nunca un periódico. Sólo 9.6 por ciento lo lee una vez a la semana. No es casualidad que el dato coincida con el 9.5 que sí le interesa mucho la política. Sin embargo, en ese punto ya no estamos en la política, sino en la educación, y ahí, nos urge calidad.

Por acá el primer texto sobre los jóvenes y la política. 

28 de abril 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9179043

lunes, 11 de junio de 2012

Recomendaciones para un debate



En nuestro país estamos más acostumbrados al aplauso que a la discusión. Desde esa práctica, se expresan lugares comunes cuando sucede algún debate: “abundaron las descalificaciones”. Pero si un punto define parte de la democracia, es sin duda, la deliberación. Es decir, la discusión en torno a las decisiones públicas. El debate es la esencia de parlamentos y congresos, cabildos y consejos. 

No hay democracia sin discusión, sin deliberación.   

Poco habituados a las discusiones públicas, los debates en México generan gran expectativa por su joven tradición, tanto como la propia democracia en nuestro país. A ese ritmo, tenemos muchas elecciones pero pocos debates. Muchos votos, pero pocos ciudadanos reclamando el producto del sufragio. Para nuestros políticos dos debates parecen muchos, pero en las democracias maduras hay docenas de ellos antes de conseguir una candidatura.
Como sea, habrá que aprovechar la ocasión del debate presidencial para cultivar una de las virtudes de la democracia

Vayamos por partes. 

  • Ante todo hay que mantener la calma y tener en claro los puntos que se quiere exponer. Sin esos dos ingredientes, el candidato empieza perdiendo. Las palabras convencen, pero si el candidato no está tranquilo, el cuerpo te traiciona. Pesa más el lenguaje corporal, que el verbal.


  • Más que hablar, hay que escuchar. La lengua puede ser el peor enemigo de uno. Fox es un genio en ese arte. Un mal consejo para cualquier debate es enojarse. Nunca falta quien pierde los estribos. Hace unos días y sin pudor por estar frente a las cámaras, un diputado griego (por si fuera poco, “neonazi”), no toleró la discusión y agredió a dos diputadas. Primero arrojó agua a una de ellas y luego se fue golpes contra otra. El hombrecito huyó de la televisora donde sucedió el debate.


  • Para nuestro caso los golpes son verbales. No lo olvide. Por eso, conocer las debilidades propias resulta tan útil, como saber las del adversario. Se puede agredir al oponente, pero si el ataque no es convincente, éste será irrelevante o incluso se volverá contra uno. Winston Churchill nos recomienda: “no responda ofensas, reviértalas”. Más que el guión del candidato, cuenta su capacidad de reacción e improvisación. 


  • Un debate es la oportunidad para conocer al candidato de frente, su alcance y el nivel de su discurso. Por lo mismo, la apariencia cuenta tanto como la propuesta o el argumento. En ese punto, puede ser que la propuesta de un candidato sea buena, pero mal expresada, el argumento queda condenado a la irrelevancia. 
  • Por eso, más que pronunciar largas frases (no vaya ser que se le acabe el tiempo), prepare frases breves y claras que sinteticen su idea. Demasiada complejidad mata el encanto o la efectividad del mensaje.   


  • Aunque el debate llama al diálogo y la discusión, al final, el candidato no puede perder de vista que le habla a los ciudadanos y sus potenciales votantes. Así que no desaproveche la oportunidad de dirigir su oferta política.


Los debates cuentan, influyen y forman opinión, pero no siempre definen elecciones cómo aquella histórica entre Kennedy y Nixon. En países como el nuestro todavía pesa más la capacidad del partido en las calles. Salvo que fuera desastroso el debate, entonces el impacto pudiera traducirse en votos. Veremos qué sucede este domingo.  

11 de junio 2012

lunes, 2 de abril de 2012

Cuota de género

En los años de la transición creció la participación de las mujeres en cargos de representación popular, sin embargo, el número todavía no es suficiente para hablar de una paridad entre hombres y mujeres. Por eso, se propuso a nivel de partidos la llamada “cuota de género”. Quizá el nombre no nos guste, pero sí es relevante en la búsqueda de equidad. El compromiso más inmediato se llevó a la Cámara de diputados por un grupo plural y destacado de mujeres, entre las que se encuentran ahora varias candidatas (Josefina Vázquez Mota, Beatriz Paredes e Isabel Miranda de Wallace, Xóchitl Gálvez y Amalia García).

Hace unos meses, en diciembre de 2011, los diputados aprobaron las reformas al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), para evitar que las diputadas llamadas “Juanitas”,  entreguen su curul a hombres después de solicitar licencia. Por otro lado, el mismo Cofipe expresa claramente que las candidaturas de “los partidos políticos deberán integrarse con al menos cuarenta por ciento de candidatos propietarios de un mismo género, procurando llegar a la paridad”. Para una cultura predominantemente machista, la equidad de género en los partidos no es evidente ni necesaria. Con razón Pascal Bruckner lo describió como “falocracia”.


Por eso el PRI y el PAN, hay que destacar la excepción del PRD, no les importó cubrir con el principio mínimo de equidad que señala la ley. Por el contrario, el IFE, y sobre todo, el Tribunal Electoral echaron para atrás las propuestas de los partidos que incumplieron con la equidad. A pesar de la ley, los representantes de esos partidos todavía se inconformaron con las autoridades. Ahí está la injustificable defensa de Rogelio Carbajal del PAN, y del experimentado Sebastián Lerdo de Tejada por el PRI. Hacer bien las cosas desde el principio no es una característica de nuestros partidos. Al menos en este punto, hay aplaudir el contrapeso del IFE y el Tribunal.


Por lo pronto, en Coahuila el PAN ya retiró la candidatura al senado de Jesús Ramírez Rangel y falta una más para la candidatura a diputado. En el PRI están esperando a que el Tribunal o el IFE les regresen sus candidaturas. Por cierto, no me extrañaría que la candidata Hilda Flores, privilegiada en la lista por ocupar el décimo lugar al Senado, intentara regresar para ceder su lugar en el legislativo. Quizá esta vez se tope con el IFE.
28 de abril 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9136960