miércoles, 31 de marzo de 2010

Octavio Paz



No conocí a Octavio Paz, en cambio sus libros y sobre todo, la magnífica edición que el Fondo de Cultura hizo sobre sus obras completas, me han acompañado estos años. Y en verdad lo agradezco.
Sí conocí y saludé a su esposa, Marie-Jo, en el primer coloquio internacional sobre el poeta, celebrado en el ITAM allá por el año 2000. También he tenido buena conversación con su editor, mi primo Aldolfo Castañón.
Hoy, 31 de marzo recordamos con gratitud el aniversario del poeta:

LA EXCLAMACIÓN

Quieto
no en la rama
en el aire
No en el aire
en el instante
el colibrí

(De Ladera este, 1969)

sábado, 27 de marzo de 2010

Los enredos de Monterrey



Competencia por la violencia, es quizá uno de los aspectos que describe desde hace años lo que sucede en tantas zonas de México. Así uno de los conceptos más aceptados y recurridos para definir al Estado, es el utilizado por el sociólogo alemán Max Weber: el monopolio de la violencia. Pero la violencia en nuestro país está ahora dispersa, tiene competidores y responsables.
Y si bien, la violencia no está en todos los lugares, ni en todos los estados, la percepción guía la dura realidad. El índice de violencia y conflicto se concentra en algunas zonas, por lo que resulta inexacto afirmar retóricamente, como el cliché político favorito las autoridades: “es en el todo el país”. No obstante, la percepción sobre la violencia, al menos en lo que va de esta “guerra”, ya la perdió el gobierno. Una encuesta reciente de Gabinete de Comunicación confirma lo que otros estudios de opinión han registrado: la mayoría de los mexicanos, el 59% nos dice el estudio, perciben que la guerra la va ganando el crimen organizado. Sólo 21% de los encuestados cree que la va ganando el gobierno.

Y si bien, la percepción no necesariamente coincide con la realidad, se suele imponer a ella como algo “verdadero”. Por eso le resulta tan difícil a la presidencia de Felipe Calderón, cambiar de tema. Se trata de una presidencia monotemática que cuando quiere hablar de otra cosa, termina inevitablemente dominada por el principal problema abordado.
Así, durante la semana, un visible y desesperado Ejecutivo, trató de justificar la lucha contra el crimen, porque al fin el país está en manos de una “ridícula minoría”. Minoría por cierto, que cobra impuestos (antigua función del estado) y reclama la violencia sin importar su origen.
Bajo un entorno de debilidad institucional como la actual, donde el Estado no tiene el monopolio de la violencia, el sentido del poder legítimo pierde sentido. ¿Qué caso tiene elegir a un alcalde cuándo este vive en otro país como sucede en Juárez? ¿Cuál es la nueva justificación de las autoridades ante la incapacidad actual gobierno de cara a la inseguridad? ¿Qué pensar del sistema de justicia, cuando los reos salen de penal como quien sale por su casa (Tamaulipas, Zacatecas)?

En todo esto, un caso que corre el riesgo de extenderse, es el recién sucedido en Nuevo León. Ahí, tras la refriega entre criminales y el ejército en un entorno universitario, resultan varios muertos civiles que terminan por minar la credibilidad del ejército. Luego pasan dos días “como si nada sucediera”, para luego terminar reconociendo la situación. Ante ayer fueron los “pandilleros” de Juárez. Ayer los “sicaros”. ¿Cuántos errores así podremos resistir ante la creciente presión social de la comunidad?

El gobernador Rodrigo Medina, quien se asume todavía en campaña porque no se ha dado cuenta que ahora es gobierno, decide apartarse por unos días para no asumir la responsabilidad del cargo. De tal forma, como ya es común, no hablar de la situación es la “estrategia” porque al fin los hechos, pierden gravidez o desaparecen. Lo sorprendente, lo insultante es la respuesta del gobernador: publicar un desplegado en dos planas y convocar a una marcha.
No es extraño por lo tanto, la expresión de un ciudadano cuando recordando las promesas de campaña de Medina, le pide no que “de la vida por Nuevo León”, sino que simplemente de la cara. Estéril forma de gobernar la Medina, quien en vez de actuar, decide excusarse en la cuestionada marcha. Por eso, algunos grupos expresaron a través de mantas que quien se debe marchar es el gobernador.

Al mismo tiempo, la política de avestruz impulsada por el “joven” Medina, pretende polarizar a la población suponiendo que quien no marcha está con el narco. Vaya forma de afrontar los problemas: si no estás conmigo, estás contra mí.
Lejos de ser una particular situación, el caso de Medina se vuelve ejemplar sobre lo que tantos funcionarios y políticos terminan por hacer, no sólo en los problemas que competen a la seguridad, sino también en los que constituyen otras dimensiones de la vida pública.
Al final, los que pierden no son la “ridícula minoría”, sino la mayoría que padece sus efectos.

martes, 23 de marzo de 2010

A pesar del liderazgo

Ya en plena competencia electoral, el PRI en Gómez Palacio tiene al fin candidata en la persona de Rocío Rebollo Mendoza. El anuncio fue hecho por Carlos Herrera, quien al mismo tiempo recalcó que en ese municipio no hay liderazgos políticos. ¿A qué se referirá? Rocío es una buena candidata, tiene una interesante y consistente trayectoria política, además de haber desempeñado con seriedad sus cargos públicos. ¿Qué tanto le pesará el desastroso gobierno municipal? Próximamente los sabremos.

lunes, 22 de marzo de 2010

Volver a Juárez



La fotografía muestra con claridad la expresión del hombre. El drama de una lucha que se percibe perdida, sin sentido. Nietzsche decía que cuando miras el abismo éste también te ve y eso lo que se percibe en la mirada captada por la lente. El rostro del presidente Felipe Calderón y sus gestos, son elocuentes del entorno, esa realidad que nos rebasa. Me refiero a la imagen que circuló en varios diarios nacionales tras su tercera visita a Ciudad Juárez en un lapso de cuarenta y cinco días. Calderón regresó a la ciudad fronteriza con la finalidad de supervisar el programa “Todos somos Juárez”, el cual busca reconstituir el tejido social.

Sin embargo, la visita presidencial estuvo rodeada previamente por el asesinato de tres personas ligadas al Consulado de Estados Unidos en la ciudad. La condenación del hecho fue realizada incluso, por el presidente Barack Obama. Luego vino el escándalo por las palabras de Janet Napolitano, Secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, quien afirmó que la participación del ejército en esa ciudad “no ha ayudado”.

Más allá de la indignación de los funcionarios mexicanos, las palabras de Napolitano no son las de una funcionaria novata en asuntos de seguridad, ni tampoco se trata de las declaraciones de una burócrata que desconoce México.
Napolitano, abogada y dos veces gobernadora del estado vecino de Arizona, conoce la situación de México de tiempo atrás, debido a la natural relación bilateral entre ambos países. Antes de ser la exitosa gobernadora de Arizona, fue fiscal por el mismo estado, lo que le permitió tratar de cerca las problemáticas de seguridad. Desde su perspectiva como conocedora del tema, la presencia del Ejército mexicano en Ciudad Juárez no ayudó a detener la ola de violencia, por lo que sugiere que Estados Unidos necesita trabajar más con el País para frenar el crimen organizado. En este sentido, no sería la primera vez que el gobierno vecino interviene directamente en el país. Basta con echar una mirada al siglo XIX.

El Secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, descalificó la afirmación de Napolitano: "No quiero pasar por injusto frente a una afirmación que a mí me parece reprobable, hay que entender el contexto en que fue dicho. No acepto, por falso, que se diga que el papel de las Fuerzas Armadas en Juárez es insustancial o insuficiente".
En un principio la “guerra” contra el crimen organizado le había ganado legitimidad al gobierno de Calderón, sin embargo tras tres años de violencia, la situación es percibida, así lo constatan las encuestas, como un fracaso del gobierno federal. En todo esto, Ciudad Juárez ha sido tratada aparte, acaso por el reconocimiento tácito de ser una ciudad fallida, donde su alcalde reside tranquilamente en El Paso.

El laberinto de Juárez, además de marcarnos negativamente, puede ser también la muestra de que no sólo con las armas se “gobierna”. De esa manera, la propuesta social hecha por las autoridades federales podría transformar sustancialmente el abordaje del problema y la construcción de las soluciones en el largo plazo. Ojalá así sea, porque lo otro sería extender nuestro fracaso como sociedad.
20 de marzo de 2010
el siglo de torreón

domingo, 14 de marzo de 2010

Maciel por siempre

De Calderón en Reforma

Jamás olvidaré la valiente y decidida denuncia contra los abusos de Marcial Maciel, que hizo hace algunos años mi estimado profesor en el ITAM, José Martín Barba. Fue por años catedrático en Harvard. Hombre serio y reflexivo, crítico y humanista en su formación erudita, expuso sin tapujos el daño que Maciel, hombre fuerte de los Legionarios de Cristo, hizo a él y a otros compañeros.
Hombre de legión, Maciel sigue dando después de muerto. Triste historia, y más triste aún por la tolerancia del Papa carismático.

sábado, 13 de marzo de 2010

Pocas nueces



Hace varios que se rompió la hegemonía del partido oficial. El 2000 fue un año esperanzador para muchos mexicanos que votaron por el cambio. Se esperaba, se exigía mucho de la elección. Las expectativas fueron altas, y quizá por ello vino después una profunda decepción. Hace diez años, muchos votamos para sacar a las “víboras y tepocatas”, pero éstas nunca desaparecieron, ni tampoco se crearon las bases para terminar con los resabios del autoritarismo.
Luego entonces, a fuerza de realidad, fuimos conociendo la acepción mexicana de “alternancia”, que no aparece en los estudios de ciencia política de Robert Dahl, Gabriel Almond, Samuel Huntington. Acaso la excepción sería la del politólogo español Juan Linz.

En México asistimos a la alternancia, sin mudar del todo a un régimen sólidamente democrático. Las viejas estructuras del edificio autoritario quedaron tan vigentes como en el pasado. De esa manera la percepción de la corrupción fue forjada eficientemente por el PAN en estos años, a tal grado que en muchos de los estudios de opinión, el PAN desbancó al PRI como el partido el partido más corrupto.
Así, la alternancia en el poder significó un cambio de personas y partido, pero esto no condujo necesariamente a una puntual rendición de cuentas, a una justicia generalizada. Por el contrario, la impunidad sigue siendo el sello de la vida pública. Recuerdo bien como el ex presidente Fox ofreció “peces gordos” y encargó esa función al Secretario de la Contraloría, hoy Función Pública. Francisco Barrio Terrazas, un hombre de buena fama pública, pero de escasos resultados, porque al final, los “peces gordos” nunca llegaron.

A la vuelta de diez años, en estos simbólicos que coinciden con el Bicentenario, la antigua Contraloría pasó de la innovación a la irrelevancia. La Contraloría fue creada en los tiempos de la “renovación moral” y estuvo a cargo de Samuel del Villar. Con el tiempo, el órgano encargado de combatir la corrupción, terminó siendo el encubridor de la misma. No extraña por lo tanto, una fallida pretensión presidencial por desaparecer dicha secretaría.
Desde hace tiempo que el viejo esquema de contrapeso en el poder es obsoleto. La Contraloría evidenció su incapacidad para combatir la corrupción, desde el momento mismo en que terminó siendo una entidad dependiente y parcial al servicio del ejecutivo en turno. Bajo esa relación, la Contraloría se volvió disfuncional para el control y vigilancia, porque al fin terminó vigilándose a sí misma como quien es juez y parte.

En este sentido, mucho ruido se ha hecho en el Ayuntamiento de Torreón sobre las pretendidas irregularidades de la pasada administración. El impugnado Contralor Municipal, Lauro Villarreal, ha señalado malos manejos e irregularidades en el municipio, especialmente en el SIMAS. Desde los megatanques hasta los seguros de funcionarios, se anuncian anomalías por varios cientos de millones de pesos. Y mientras tanto en los medios se dice que si Simas, que si los seguros, que si los microcréditos, pero al final los señalamientos del Contralor Villareal, sólo corren el riesgo de convertirse en exposiciones mediáticas para cumplir con el escándalo, e incluso en un medio de chantaje contra el adversario político. Esta historia ya la conocemos, y desde hace años que se anuncian las auditorías en SIMAS sin que por ello la Contraloría procure responsabilidades.

Bien dicen en política que la forma es fondo. Por eso, más allá del espectáculo, tratando de olvidar el sainete de la semana en la Cámara de Diputados ¿Qué ha resultado en beneficio de los torreonenses el espectáculo entre Lauro Villareal y el décimo regidor panista, o éste último y el tesorero Pablo Chávez sobre el escándalo de los recibos? Me temo que nada, porque el espectáculo no genera gobierno ni responsabilidad. Finalmente, después del escándalo, no conocemos responsabilidades ni responsables. La labor que ahora lleva el vigilante del Ayuntamiento de Torreón, puede convertirse con facilidad en una “llamarada de petate”, en un fuego fatuo que sólo venga a constatar el triste y decepcionante desempeño de los gobiernos a la hora de combatir la corrupción.

Mal haría el Contralor Villareal en repetir el papel del otrora “hombre de hierro” durante el frívolo sexenio foxista, donde los “peces gordos” fueron charalitos. No vaya resultar que el pescador resulta pescado por su ineptitud. Ojalá que no sea así y pronto conozcamos lo que tanto se anuncia en los medios para beneficio de la confianza y credibilidad del gobierno de Eduardo Olmos.
Si el Contralor se queda en lo mediático, habrá aportado mucho a la percepción de fraude que genera la democracia. No está de más recordar una reciente encuesta donde sabemos que siete de cada 10 mexicanos se sienten insatisfechos con la manera en que la democracia funciona (El Universal, 9-III-2010). Quizá como el refrán, hay mucho ruido y pocas nueces. A estas alturas, lo menos que podemos esperar es seriedad.

13 de marzo 2010
el siglo de torreón
twitter.com/uncuadros

miércoles, 10 de marzo de 2010

La política como desplegado




Política, conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios.
Ambrose Bierce, Diccionario del Diablo, 1911.


Desde hace tiempo, el desplegado en la prensa es una forma común en los medios impresos y electrónicos. En la política también es común “litigar” en los medios como si la validez del hecho fuera un juicio formal. Desde reclamos hasta denuncias, los desplegados llaman a alguien en específico, pero también la llamada es compartida a la “opinión pública”. Ante el interesado, pero sobre todo ante los demás, el desplegado se convierte en una forma, no siempre decorosa o civilizada, de hacer política. La opinión pública, el pueblo o el presidente, suelen ser testigos de críticas, elogios, agradecimientos y todo tipo de demandas, sean estas lo más variopinto posible, como el cuidado de una plaza o la exigencia de una reforma política.

En la semana, Sergio Aguayo Quezada comentó como le “tupieron” por firmar el desplegado titulado: No a la generación del no. Firmar desplegados políticos, escribió Aguayo, exige pronunciarse públicamente sobre asuntos generalmente polémicos y asumir las consecuencias que se deriven de ello.
Igualmente, durante la semana, varios desplegados mostraron con claridad el clima preelectoral, es decir, la disputa del poder que se vive en Gómez Palacio, Durango.
En ese estado se renovará la gubernatura, las alcaldías y las diputaciones locales, lo cual ha encendido las pasiones políticas al grado de publicar desplegados. Lo curioso, lo llamativo del caso, es la intencionalidad por exhibir los conflictos y las diferencias fuera del Partido Revolucionario Institucional, tan dado a la disciplina partidista.

Así, un ex presidente municipal, Octaviano Rendón Arce, publicó una misiva dirigida a la presidenta nacional del PRI, Beatriz Paredes. En ese desplegado, expuso con claridad la situación política rumbo a la elección municipal en Gómez Palacio: “Sin mayor afán que encontrar eco a un llamado de alerta, pero ante todo recurriendo a la más alta instancia de dirección de nuestro instituto político, expongo públicamente el riesgo electoral en que se encuentra nuestro partido de no actuar con justicia y con responsabilidad en la selección del o la candidata del PRI” (El Siglo, 3 de marzo, 2010).

La alerta que señala Rendón Arce, se refiere al “único interés de que no se arriesgue la elección municipal con la posible prolongación del mandato de Ricardo Rebollo en la persona de su hermana Rocío Rebollo Mendoza”. Sin rodeos, el ex alcalde expone el evidente diagnóstico negativo de la actual administración priista: deuda y más deuda pública. No es difícil inferir que la fallida administración juega en contra del candidato, ¿candidata? priista.
Con una desastrosa administración municipal, accidentalmente a cargo de Mario Calderón Cigarroa, el PRI gomezpalatino ha estado cultivado una derrota inédita. En otro artículo publicado el 23 de enero pasado en esta columna, señalé algunas razones que apuntan las condiciones para el triunfo de Augusto Ávalos Longoria, abanderado de la Coalición, el PAN y quién sabe más. Entre la razones, además del extraviado desempeño del Ayuntamiento, está la división, ahora visible en el PRI.

A pesar de la pretendida intención para que no entren “los intentos de división”, Rendón Arce deja ver en realidad la posición del principal grupo priista del municipio. Por eso su juicio es tajante: “un gobierno que equivocó el servicio por el servirse”. En este sentido, el repudio de un grupo priista hacia los responsables de la actual administración coincide con una percepción generalizada que al menos, desde hace casi dos años aparece en las encuestas. Me refiero a la desaprobación general de los gomezpalatinos hacia el actual gobierno local. A estas alturas, poco se puede hacer. Por eso no será sorpresa la eventual victoria de Ávalos.