sábado, 9 de enero de 2010

Primeros días


La administración municipal, a cargo del presidente Eduardo Olmos, cumple ya con poco más de una semana. De antemano aclaro que en ese tiempo es difícil dar un balance, juzgar sobre los primeros días. Sin embargo, sí es posible hacer un recuento, a fin de valorar el inicio desde el viernes primero de enero, cuando el actual Ayuntamiento asumió formalmente el poder.
Bien dicen que la primera impresión no se olvida, recordando así el peso de las percepciones sobre la realidad. En este sentido, vimos un arranque decidido de la administración en materia de mantenimiento público. Y ese es el primer sello que queda del arranque del gobierno municipal. Ante el deterioro evidente, ante el abandono y la negligencia de los servicios públicos en la ciudad, el nuevo gobierno está haciendo lo que está obligado hacer.

Dar un necesario mantenimiento: pintar, barrer, pavimentar, revisar el alumbrado. Las acciones no son triviales como sugirió el ex alcalde, sobre todo si pensamos que un entorno descuidado no se valora ni se aprecia. En condiciones de abandono, el aspecto invita incluso a un mayor deterioro del espacio público, y por lo tanto, de la relaciones entre los ciudadanos. De esta manera, el arranque de Olmos atiende lo inmediato, lo urgente y lo que mayoría de los ciudadanos expresaron tiempo atrás en las urnas.

Otra acción visible, y que a más de uno llamó la atención, fue la presencia sumamente activa del Gobernador Humberto Moreira en la ciudad. Nos “acostumbramos”, por decir de una manera: al conflicto, las diferencias, la inoperancia y las malas relaciones entre los gobierno Municipal y Estatal. Por si no fuera poco, se llegó al absurdo de parar las obras y proceder una demanda. En poco más de una semana eso cambió. El Gobernador Moreira, que pasaba fugazmente por la ciudad, estuvo anunciando el arranque de inversiones estatales e inició programas con el gobierno municipal.

Un tercer aspecto relevante de la semana lo vimos con el despido de 78 sindicalizados “exprés”. Con esa acción el Ayuntamiento demostró claramente su carácter y decisión frente a una situación irregular que pretendía mantener a un grupo político del anterior alcalde. El hecho no sólo distorsionaba el tabulador salarial del propio sindicato, sino que además se había realizado al margen de la legalidad laboral. Con esa decisión, el alcalde Olmos dejó en claro y ratificó lo que había afirmado previamente. Hasta ahí tres sucesos que marcaron el inicio del nuevo Ayuntamiento.

Por otro lado, un asunto atropellado se suscitó en el DIF cuando el director pretendió dar “borrón y cuenta nueva” al personal de la institución. Esa situación, impropia para una institución pública o privada fue revisada a fin evitar un conflicto mayor. Sobre todo, por tratarse de un espacio necesario para la asistencia social.
En general hubo un buen arranque desde tres aspectos: las obras públicas, la coordinación entre gobiernos y el carácter mostrado por el Ayuntamiento. Pero insisto, todavía es prematuro dar un juicio más hecho sobre el desempeño, habrá que dar seguimiento a la consistencia de las acciones durante el resto del año. Por lo pronto, el inicio ofrece buenas expectativas del gobierno de Eduardo Olmos.

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