domingo, 14 de febrero de 2010

Juárez-Torreón



El discurso sobre la guerra siempre es más extenso y brillante que el de la paz.
Aún así, no podemos renunciar a la inteligencia, a la civilización más que a las armas, la violencia, la barbarie. En lo inmediato se ha atendido más con las armas que al la construcción del largo plazo en las bases de la sociedad. Así han pasado tres largos años, porque se apostó más a la violencia que a la reconstrucción social. Primero fueron las policías y luego el ejército. Pero poco se avanzó en educación, en dignificación de espacios, en la multiplicación de oportunidades. Y este es justamente una ruptura visible que podemos leer para las propuestas que los gobiernos Federal y Estatal han anunciado para Juárez y Torreón.

En el caso de Ciudad Juárez, el Presidente Felipe Calderón constató los reclamos directos de varias madres de familia cuyos hijos fueron asesinados. El sentido reclamo de una de las madres, Luz María Dávila expresó en buena medida la desesperación, la impotencia y el dolor que hay detrás de muchos mexicanos. “Lo que quiero es justicia” reclamó la señora Dávila.
¿Qué hacer entonces? Nuevamente se anunció un plan, un cambio de estrategia. Calderón, además de ofrecer disculpas a las madres, anunció un plan para Juárez. En el encuentro denominado: “Todos Somos Juárez, Reconstruyamos la Ciudad”, el Ejecutivo Federal informó que la propuesta comprende cuatro ámbitos: la recomposición del factor institucional; el factor operacional y la depuración de las policías; el factor social, que incluye los temas de educación, salud, espacios públicos y, la participación ciudadana.

¿Hay novedad en la propuesta? ¿Tiene sentido después de tanta violencia? Los dos primeros rubros ya los conocemos y también los desalentadores resultados, pero los últimos dos, resultan novedosos en el discurso gubernamental.
El plan propuesto incluye explícitamente dos elementos destinados a atender algo más profundo y de largo plazo como son: educación, valores, cultura cívica, atención a grupos vulnerables, rescate de espacios públicos. Pero al mismo tiempo, reconoce el ejecutivo que “no escucharon” a la ciudadanía, y para lo cual se pretende privilegiar la participación ciudadana. Se trata pues de mecanismos como las políticas públicas e incluso la gobernanza, para ir más allá de la gobernabilidad.

Quizá por eso, en su discurso del 9 de febrero en Palacio Nacional, el Secretario de la Defensa, el General Guillermo Galván, incluyó en su discurso el concepto de “cohesión social” como signo del cambio de estrategia. Ante el fracaso de las armas, ante el efecto limitado de la fuerza, comienzan a cobrar fuerza conceptos como integración social, inclusión, cohesión social, cultura cívica.
En un importante estudio de la región latinoamericana, la CEPAL midió el impulso de esas prácticas encaminadas a la difícil tarea de restaurar el tejido social. Retomo el siguiente extracto: “En física, una definición simple de cohesión considera el cruce de tres variables que relacionan los elementos dados de un conjunto, a saber: la distancia entre los elementos, la integración entre ellos y el todo y la fuerza que los conecta. Respecto de la vida en sociedad, guardando las diferencias pero rescatando las analogías, la cohesión puede entenderse como el efecto combinado del nivel de brechas de bienestar entre individuos y entre grupos, los mecanismos que integran a los individuos y grupos a la dinámica social y el sentido de adhesión y pertenencia a la sociedad por parte de ellos”.

De esa manera, la cohesión social se refiere tanto a la eficacia de los mecanismos instituidos de inclusión social como a los comportamientos y valoraciones de los sujetos que forman parte de la sociedad. Los mecanismos incluyen, entre otros, el empleo, los sistemas educacionales, la titularidad de derechos y las políticas de fomento de la equidad, el bienestar y la protección social. Los comportamientos y valoraciones de los sujetos abarcan ámbitos tan diversos como la confianza en las instituciones, el capital social, el sentido de pertenencia y solidaridad, la aceptación de normas de convivencia y la disposición a participar en espacios de deliberación y en proyectos colectivos (Cohesión social, Cepal, 2007).

Visto en nuestro entorno lagunero, resulta coincidente ese cambio de estrategia en relación a la problemática de la inseguridad. El Gobernador Humberto Moreira también anunció un nuevo “Plan Torreón”, el cual ya no se centra exclusivamente en los cuerpos de seguridad, sino se desdoblará, según se anunció, en “acciones en materia de empleo, economía familiar, educación, deporte y servicios primarios”.

Ambos anuncios de planes para Juárez y Torreón son en principio positivos por su intención social, no obstante, falta conocer los detalles, la letra pequeña. Falta ver, para bien de la sociedad, el impacto de los mismos en esa necesaria labor por la cohesión social.

el siglo de torreón
13 de febrero 2010
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