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miércoles, 18 de abril de 2012

Historia del PRI en Torreón


Bajo el título “Ellos fueron nuestros presidentes. Vida política a través del Comité Municipal del PRI-Torreón” (Amanuense editorial, 2011, 183 páginas), Salvador Hernández Vélez coordinó en coautoría con Jaime de la Fuente Hernández y Liliana de la Fuente Puentes, el libro que aborda la historia de PRI en Torreón. Quizá no reparemos en un detalle, pero en su larga existencia de 83 años, el PRI lagunero carecía de una historia mínima, o al menos un corpus para rescatar aquella memoria. En ese sentido, el libro de Hernández Vélez es una aportación a la historia política, y por lo tanto, la historia del poder en la ciudad. La publicación interesa desde varias perspectivas. La historia del partido que mayormente ha gobernado la ciudad; la historia de los hombres detrás de la institución; la historia de género con la tardía inclusión de las mujeres en la política del voto.


Escrito en pequeños relatos y episodios cronológicos, el texto, como dice en la introducción Humberto Roque Villanueva, es mitad crónica, mitad análisis. El libro se basa en fuentes hemerográficas de los periódicos El Siglo, La Opinión y el Noticias. Incluso, al transcribir esos diarios, quedó plasmado el estilo periodístico de cada época.
Cito un párrafo significativo: “Entre zafarranchos y escándalos se llevaron a cabo ayer las elecciones. La Ferita y La Paloma Azul fueron teatro de choques sangrientos. Hubo varios heridos, la manifestación fue disuelta por las tropas federales. Varias aprehensiones”. Ese fue el tono de la elección donde Nazario Ortiz Garza fue electo gobernador de Coahuila y Pascual Ortiz Rubio presidente de la República. Hasta 1929 el ambiente electoral en el país se resolvía con violencia. Fue Plutarco Elías Calles, el genio institucional que fundó el Partido Nacional Revolucionario, quien logró establecer una pacífica transferencia del poder. Aunque su trasmisión para mal de la democracia, sólo aceptó un partido.


En esa circunstancia, el primer Comité en Torreón tuvo como presidente a Isidoro Mijares; Julio Larriva vicepresidente; Rafael Martínez y Aureliano secretarios; vocales: Bibiano Andrade, Alfonso Rodríguez, Manuel Ríos, Gilberto Caballero y Juan de la Cruz.
A pesar de la hegemonía del partido, el conflicto y las dificultades están presentes. Por ejemplo, no era la primera vez que en Torreón dos candidatos se proclamaran alcaldes simultáneamente. Tampoco fue la primera vez que un alcalde “legítimo” quizo tomar la alcaldía por el electo legalmente. En 1940 compitieron Julio Larriva y Francisco de la Fuente. Ambos denunciaron chanchullos. Al final Larriva fue alcalde, pero dos años después se suicidó.


Por otra parte, Hernández Vélez hace una notable reivindicación de la memoria de Mariano López Mercado, y su “sacrificio por el partido” por dejar la alcaldía. Al tiempo, ganó el PAN la primera alcaldía con Jorge Zermeño de candidato; pero esa es harina de otra historia que pronto se publicará.


11 abril 2012
Milenio http://www.milenio.com/cdb/doc/impreso/9144198

viernes, 2 de marzo de 2012

El fantasma de Mariano López Mercado



Extrañas coincidencias, pero aquel 23 de marzo de 1995 se celebró el primer aniversario de la trágica muerte de Luis Donaldo Colosio. También fue la fecha en que un grupo de mujeres laguneras, con el tiempo Mujeres por Torreón, publicó el primer desplegado contra el gobierno federal por el alza de impuestos y de paso, protestaron en la explanada de la presidencia municipal contra el gobierno local. Por entonces al mando del priista Mariano López Mercado. Fue una época difícil para el país.

Se repetía el ciclo sexenal de la crisis económica, y eso que íbamos rumbo al primer mundo (Salinas dixit). Igualmente el ambiente político estaba tenso porque veníamos de una serie de asesinatos políticos, aunado a la rebelión zapatista en Chiapas que mostraba descarnadamente la desigualdad en el país. Años más tarde, en ese ambiente el PRI perdió por primera vez la mayoría en la Cámara baja, 1997, y tres años después la presidencia de la República en el 2000.


En esas circunstancias, Mujeres por Torreón inició una serie de protestas contra el gobierno de López Mercado. En respuesta, el alcalde descalificó la primera protesta por considerar que ese grupo fue utilizado por un partido político, refiriéndose al PAN. Y en efecto, varias de sus integrantes estaban en la filas de Acción Nacional, pero esencialmente su demanda trascendió los partidos políticos. Mujeres por Torreón fue un grupo pionero en exigir transparencia de los recursos públicos. Por esos días el tema sólo estaba en la agenda de académicos y periodistas, todavía se encontraba muy lejos de las leyes o sencillamente de ser una herramienta para los ciudadanos como la tenemos ahora (no despreciemos nuestro presente).


Con valentía aquellas mujeres posicionaron públicamente dos puntos: la preocupación sobre la disparada deuda del Ayuntamiento y la transparencia de los dineros públicos. A punta de protestas y desplegados las mujeres demostraron el valor de la persistencia. Diez meses después, el 13 de diciembre, el alcalde López Mercado presentó su renuncia bajo el eufemismo de las “razones personales”. 

El talón de Aquiles de aquél alcalde empezó en el Simas, ampliamente señalado por una serie de manejos ineficientes y corruptos. Pero a Mariano no lo tumbó la ineficiencia ni la corrupción de su gobierno, sino la animadversión del gobernador Rogelio Montemayor Seguy. En ese caldo, por decirlo así, Mujeres por Torreón supo leer la opinión general de los ciudadanos. A los pocos meses, su movimiento fue canalizado exitosamente con la candidatura del panista Jorge Zermeño Infante. La suerte estaba echada y así sucedió la primera alternancia en la ciudad para el trienio 1997-1999. También varias Mujeres por Torreón llegaron al poder.

En mi opinión, el actual acalde Eduardo Olmos Castro no debe subestimar el desplegado que recientemente un grupo de mujeres publicó. Hay un caldo en la opinión pública. Él lo sabe bien. Tampoco se puede excusar todo el tiempo argumentado que son tiempos electorales. Sin embargo, no comparto la petición de renuncia, en cambio sí considero vital para la administración la rendición de cuentas. En un año y nueve meses Olmos Castro puede forjar el destino de cómo será recordado.


Posdata. El súper asesor del alcalde en el quinto piso conoce bien esta historia porque fue uno de sus protagonistas ¿habrá aprendido algo? ¿O ya no quiere acordarse? Ojalá sea de utilidad su consejo, porque si no, ¡qué desperdicio!



2 de marzo 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9122522