sábado, 2 de mayo de 2009

Influenza nuestra



Nos llueve sobre mojado. Esa parece ser la percepción generalizada de la población, tras la crisis de seguridad, tras la crisis económica mundial, y ahora, una crisis más en la salud. Pero más allá de la percepción, lo cierto es que una y otra, y ahora este Virus renombrado como Influenza Humana (A H1N1), golpean de verdad nuestro entorno. En otras partes del mundo, la situación tampoco difiere mucho, dado los reportes recientes de la Organización Mundial de la Salud (consúltese en la web oficial: who.int/es), y la auténtica pandemia en la que se ha convertido la gripe. Hasta ayer, según el reporte actualizado del organismo internacional, se había notificado oficialmente 331 casos de infección humana en once países.

El Gobierno de los Estados Unidos de América había registrado 109 casos humanos confirmados por medio de análisis de laboratorio, uno de ellos mortal, y en México otros 156 casos humanos confirmados, 9 de ellos mortales. También se notificaron casos confirmados mediante pruebas de laboratorio, ninguno de ellos mortal, en los países siguientes: Alemania (3), Austria (1), Canadá (34), España (13), Israel (2), Nueva Zelandia (3), Países Bajos (1), Reino Unido (8) y Suiza (1).
A la par de la pandemia, hubo otra que rápidamente se esparció: los rumores, las especulaciones, las opiniones irracionales, e incluso burdas y elaboradas teorías de la conspiración, tan presentes entre nosotros desde el “compló”.

De la noche a la mañana, rápidos “expertos” en epidemiología, brotaron como virus en correos electrónicos, para dar sus argumentos de conjuras, complots y conspiraciones político-electorales, económicas, internacionales, e incluso hasta terroristas. En todo esto, lo menos que se pueda aplicar es una obligada crítica, un sano escepticismo, no para descreer o desestimar irresponsablemente, sino para dimensionar la gravedad misma del problema, y en consecuencia actuar.

Al respecto, hay que reconocer la acertada actuación del Estado mexicano en general, y no solamente del gobierno a secas. Si algo hemos visto por estos días, es la decisión vertical, puntual y clara de las autoridades. Incluso, por raro que parezca, la auténtica coordinación entre los diferentes órdenes de gobiernos, más allá de partidos y competencias. En consecuencia, el Estado no escatimó en cerrar lugares, limitar tránsitos y parar labores en escuelas y comercios. Quizá algunos vean esto con desconfianza, como bien lo mostraron las encuestas de María de las Heras y las del Gabinete de Comunicación Estratégica, donde un 30% de la población considera que el gobierno oculta información. Sin embargo, las fuentes de información internacional han venido a confirmar la que oficialmente se difunde en el país. La otra parte, la que nos toca a los ciudadanos, también ha respondido inmediatamente, no solamente por el temor, sino también por la prevención, y aunque la medida no es tan efectiva como se cree, el uso cubrebocas, se ha generalizado como signo de participación.

Por otro lado, hay que recordar que el mismo Estado que hace varias semanas era señalado como “fallido”, ahora responde sólidamente como institución. Y justamente, este es el sentido de institución pública que quisiéramos ver los ciudadanos, no solamente en casos de excepción o contingencias como la presente, sino todos los días en los servicios que presta el Estado, en la calidad del gobierno y sobre todo, en la responsabilidad pública para con los ciudadanos.

2 de mayo
El Siglo de Torreón