sábado, 25 de abril de 2009
Política, valores y cultura
La democracia es ante todo, una práctica, un ejercicio que se asume cotidianamente. A casi 100 años de la llamada Revolución, nuestro país ha tratado de buscar un lugar en los principios democráticos escritos en la Constitución. No obstante de las luchas, los esfuerzos y hasta la esperanza en un futuro mejor, la práctica de la democracia es algo que no termina de cuajar bien en México. Aunque sí hemos avanzado en aspectos importantes, como pasar de repartirnos el poder a balazos, sangre y fuego, para organizar elecciones de manera pacífica y a través de las instituciones. Ya lo decía el filósofo Karl Popper, la democracia es un sistema que permite trasmitir el poder sin derramar sangre.
Sin embargo, la democracia no se agota, ni es solamente el voto mismo. Más bien, la democracia exige una práctica constante de valores como la libertad, la tolerancia, la confianza, la participación, la solidaridad entre los ciudadanos y la legalidad, por mencionar los principales. En su conjunto, estos valores representan la cultura cívica o la cultura política de una sociedad, en tanto costumbres, prácticas y formas de hacer. Los grandes sociólogos y politólogos del pasado, como Maquiavelo, Tocqueville o Montesquieu, carecían de instrumentos para medir esos valores. Sin embargo, recurrían a la historia, la observación, y finalmente, a la sabiduría para describir a los pueblos y su relación con la política, entendida esta como espacio público, es decir, responsabilidad común. En la actualidad, las formas y los métodos para conocer a la sociedad han cambiado, y se recurre a estadísticas y encuestas para conocer el perfil de la misma.
Desde el año 2001, la Secretaría de Gobernación, ha realizado un formidable estudio para conocer las prácticas de los mexicanos en relación a la democracia, y justamente la semana pasada, se divulgaron los datos de la cuarta Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas (ENCUP). ¿Cómo viven los mexicanos la democracia? ¿Qué piensan de la política y los políticos? ¿En quién confían y cómo participan?
En general, los resultados del estudio son preocupantes, y en buena medida reflejan la profunda insatisfacción de los ciudadanos, ante su sistema político, pues a pesar de aprobar la democracia, los mexicanos no logran encontrar resultados claros y contundentes. Peor aún, los logros que se habían obtenido con tanto esfuerzo en el pasado, como la garantía de elecciones limpias, se perciben ahora con una profunda desconfianza. Para traducirlo en números, presento los resultados más significativos:
3 de cada 10 mexicanos está insatisfecho con la democracia. El dato es tajante, y revela la disfuncionalidad del sistema político y sus principales operadores en los partidos. Lo que significa que 7 de cada 3 respondió tener poca o nada de confianza en los partidos políticos. Aunado a que 3 de cada 4 encuestados expresan que los diputados y senadores toman más en cuenta sus propios intereses o los de sus partidos al elaborar las leyes. Sólo 1 de cada 10 ciudadanos cree que los funcionarios públicos toman en cuenta los intereses de la población.
Y entonces, ¿en quién confían los mexicanos? Confían en la familia, los médicos, el ejército (ahora tan presente), la iglesia (¡a pesar de los pederastas!), pero no así en los sindicatos, la policía, los partidos políticos, los senadores y los diputados, quienes invariablemente suelen ocupar con orgullo el último lugar.
En cuanto a la legalidad, el 64% considera que la ley no se respeta en México, y por si fuera poco, cuando se logra aplicar, el 68% de los mexicanos considera que se aplica para beneficio de unos cuantos.
Pero no deseo culpar de todo a los políticos y los partidos, porque finalmente estos actores de poder, emanan de la sociedad misma. Y si han hecho y deshecho, es porque del otro lado, existe una sociedad abúlica, desinteresada, irresponsable y poco participativa, que en la práctica permite y solapa esta situación. Entonces, nos encontramos en un círculo vicioso: ciudadanos apáticos, políticos cómodos.
Detrás de los números, se evidencia una sociedad pasiva que reclama derechos, pero rehúye obligaciones. A pesar de que la política nos influye a todos, puesto que los políticos toman las decisiones públicas más importantes que nos afectan para bien y para mal, 63% de los mexicanos le interesa poco y nada la política, a tal grado que un 66% de la población no le interesan las próximas elecciones para elegir diputados federales el próximo 5 de julio. Por eso, el 64% no sabe siquiera, cuánto dura un diputado en su cargo. En consecuencia, un apabullante 66% cree que las elecciones en México no son limpias.
Si hablamos de la participación ciudadana, los datos no son menos preocupantes. 3 de cada 4 no considera asociarse o colaborar con otros ciudadanos para resolver un problema que afecta a la comunidad, y 95% ni siquiera considera acudir a los representantes populares (diputados y los senadores) para atender una problemática. Llama la atención, a propósito de la inseguridad, que 78% de los mexicanos considera que es el gobierno quien debe solucionar los problemas, y sólo un 16%, piensa que la sociedad es corresponsable. En conclusión: Se buscan ciudadanos ¿Usted es uno? Porque el país, si avanza, no será por los políticos, sino por los ciudadanos.