Odiosas las comparaciones. Al mismo tiempo necesarias, imprescindibles para algunos casos. Están por ejemplo, las estadísticas anuales que nos indican el decomiso de drogas en México. Paradójicamente, pero sin la espectacularidad y la violencia, en el sexenio pasado se alcanzaron algunos picos históricos en cuanto a decomiso de enervantes, sin embargo, en sexenio actual de “la lucha por la seguridad pública” no se han desplazado esos logros. Eduardo Guerrero los ha llamado "hoyos negros de la estrategia contra el narco".
Así, durante los Diálogos por la seguridad, el presidente Felipe Calderón abrió el debate para un supuesto cambio de estrategia. Ahí se dijeron muchas cosas, discursos que por momentos convencían de su autenticidad.
No obstante la barbarie e incluso la banalidad del mal, el fuego no ha apagado el fuego, ni el sistema de justicia ha cerrado la pinza. Al mismo tiempo se habla de reformas como una posibilidad institucional para el cambio. Pero la extinción de domino y la “inteligencia financiera”, son medios irrelevantes hasta ahora.
Tan sólo hace algunos días, otro gobierno extinguió, (no la vida), sino la friolera de unos 800 millones de euros, algo así como 1000 millones de dólares a un mafioso de la Cosa Nostra. ¿Y la Cosa Nuestra cuándo?