Al finalizar este mes, un reducido número de diputados elegirá a tres nuevos consejeros del IFE. Esto coincide con el veinte aniversario del Instituto, que sin lugar a dudas sostuvo la democracia mexicana y posiblemente una nueva alternancia en el poder.
Algunos han señaldo en el IFE, una institución debilitada y al servicio de los principales partidos. Lo cierto es que este IFE no ha tenido el carácter, y mucho menos la independencia de los consejeros como Merino, Woldenberg o Granados Chapa. No se trata de nostalgia, pero sí de reconocer logros y avances en la democracia mexicana que han retrocedido.
Aún así, y con la "intentona" de los actuales consejeros (al mando de Valdés Zurita) de subirse exhorbitantemente el sueldo, en la opinión pública el IFE mantiene niveles razonables de credibilidad.
Aún así, y con la "intentona" de los actuales consejeros (al mando de Valdés Zurita) de subirse exhorbitantemente el sueldo, en la opinión pública el IFE mantiene niveles razonables de credibilidad.
Fuente: Enfoque, Reforma (17 de octubre, 2010)
Por otro lado, y esto es uno de los saldos de la transición mexicana, han sido contraproducentes las transferencias millonarias a los partidos. Esto ha viciado el sistema de partidos y ha convertido a la democracia mexicana en una de las más caras. Por eso, los partidos encontraron una fuente (casi) inagotable de recursos sin que necesariamente el desarrollo democrático sea favorable a los ciudadanos. Ya no hablemos de rendición de cuentas, o de transparencia, ahora en caída. Las gráficas, publicadas en Enfoque de grupo Reforma, muestran ese crecimiento improductivo de recursos públicos. ¿Quién dice que veinte años no es nada?