El
inmenso desierto no deja de impresionar. Son los paisajes, pero sobre todo el
silencio. Al internarnos en algún lugar de esas llanuras, nos descubrimos. Pero
el desierto, que aparentemente está tan desolado, alguna vez fue mar. Ya sea en
Cuatrociénegas o en Rincón Colorado, atestiguamos aquellas épocas marinas. Las
rocas todavía son testigos de aquel profundo pasado. Nuestra historia es
pequeña al lado de las capas que formaron Coahuila. Épocas que se cuentan por cientos de siglos. Aún
así, esa inmensidad puede ser frágil por la mano del hombre.
La
naturaleza cambia a las sociedades, pero también las sociedades transforman su
entorno: es la historia humana. Un día, el río que durante cientos de años
fluyó libre, es transformado en fuente económica. La historia se repite una y
otra vez. A veces es tragedia, otras rara conservación. Para no ir tan lejos,
el río Monclova fue un afluente decisivo en su historia, hoy ese río no existe,
sino AHMSA. No se trata aquí de ver las cosas en blanco y negro, sino las
contradicciones frecuentes entre la economía y la ecología; las fuentes de
trabajo y la conservación del ambiente. Aunque no siempre es así, la historia
suele estar llena de tragedias y destrucciones.
En La Laguna hemos sido pródigos con esas tragedias. Las lagunas de
Mayrán y Viesca son historia. Hay mantos freáticos agotados y devastamos
bosques de mezquite. Ahora hasta nos parece normal la erosión de nuestra
tierras. Pero el curso sigue.
No
obstante, la sequía también la comparte la economía. En el país han sido varios
sexenios de estancamiento económico. Tanto, que hasta el Gobierno de Enrique
Peña Nieto registra menores niveles de aprobación que sus antecesores en la presidencia.
Por lo mismo, la gran apuesta del Gobierno para crecer a como de lugar es la
Reforma energética. En ese capítulo de expectativa económica, aparece Coahuila.
Esto significa empleos y crecimiento económico.
Es
muy posible que en los próximos años se multipliquen las inversiones para
extraer energéticos en el norte del Coahuila, en particular las reservas del
llamado gas shale que ya se extrae por todos lados en Estados Unidos. El éxito
económico ha sido tal, que incluso se ha llegado a calificar ese gas como el
futuro energético. ¿Pero en verdad lo es? Tratándose de oportunidades
económicas, parece absurdo cuestionar. Está bien documentado el método de
extracción del gas por medio del fracking o fractura hidráulica. Quizá pensarán
que sólo se trata de fracturar las rocas en las profundidades del subsuelo con grandes
cantidades de agua. Pero el método del fracking
implica la mezcla de cientos de compuestos químicos altamente tóxicos y
perjudiciales para la vida. Se extrae el gas y se extrae el dinero. En cambio
hay evidencia impactante de los daños que se generan en los mantos freáticos y el
ambiente. En consecuencia, existen numerosos casos en Estados Unidos de daños a
la salud de animales y personas.
Tanto
es el daño del fracking, que en países como Francia, Italia, Suiza está
prohibido. También algunos estados en
Canadá, Estados Unidos, Australia, Sudáfrica y España han prohibido realizar
fracturas hidráulicas.
¿Y
qué dice nuestro gobernador Rubén Moreira? Cito unas declaraciones en un periódico oficial (20 de marzo, 2014):
"Respeto mucho las diversas opiniones, pero considero
que es importante dar la información pertinente para todos, que la población
esté enterada del proyecto que se plantea realizar (…) la explotación de gas
shale se realiza en Estados Unidos, con excelentes resultados y sin ningún
problema, ya que ha creado cientos de miles de empleos, además de generar otros
beneficios tanto al país, como a su población (…) Se han considerado las posiciones del medio
ambiente, pero creo que no se ha entendido lo que es el fracking, ya que no se
realiza con explosiones, sino con agua, la cual se recicla”.
Es
costumbre de Moreira II, el gobernador que tapó el megafraude de Moreira I, no
expresar la información pertinente, sino la conveniente. Es cierto, en Estados
Unidos la explotación del gas shale ha generado millones y millones, pero al
mismo tiempo ha sembrado graves daños a la salud pública en las poblaciones
donde se ha explotado. ¿Se imaginan que el agua en las casas sea inflamable? El
fuego parece poco en relación al daño que se ha hecho a las personas que viven contiguas
a los campos de explotación en Estados Unidos. ¿Será una tragedia que viene para Coahuila?
Posdata. ¿Qué pensará Englantina Canales, Secretaria de
Medio Ambiente?
El Siglo de Torreón
26 de marzo 2014