Ahora que es tiempo de elecciones, y que los candidatos de distintos colores andan algunos, pidiendo el voto, otros mendigándolo, las campañas son un motivo para cuestionar los liderazgos que salen a la calle. Esta contienda electoral, bajo el sello excesivo que impone la república del spot, ha obligado a los candidatos a caminar los distritos, de donde saldrán los votos para elegir diputados federales. Al respecto, conviene bien, hacerse de buenas lecturas, y sobre todo, lecturas prácticas que aporten al análisis de nuestros pretendidos “representantes” populares. En este sentido, circula ya el nuevo libro de Ana María Salazar Slack, “Manual de Liderazgo. Para no ser un líder jurásico”, una lectura que recomiendo ampliamente a nuestros aspirantes, pero también, a quienes creemos que en este país se pueden forjar liderazgos comprometidos con el desarrollo común. Al respecto, vale hacer una lectura de este breve y sencillo Manual, para tratar de construir, a base de pequeños granos de arena colectivos, mejores tiempos para los ciudadanos. Actualmente, la política, los políticos y los partidos, cultivan un enorme descrédito, y por lo tanto, rechazo. ¿Pero cómo construir liderazgos bajo otro modelo, otro paradigma? ¿Qué hacer para procurar nuevos valores, capaces de transformar nuestra lacerante realidad nacional?
Ana María Salazar propone este Manual, como una serie de recomendaciones para una clase política que posiblemente todavía no existe, pero que vendrá. Las recomendaciones son para todo aquel que aspire a ser un buen líder político, un líder capaz de entender, no su momento ni el de su partido, sino el momento de los ciudadanos. Para tal propósito, Salazar hace un recuento del viejo liderazgo, ya que para promover el cambio en el estilo jurásico, se requiere antes, conocer precisamente, cuáles son las características que se deben evitar para quien aspira a ser un líder político y social moderno. Entre ellas se encuentra la imposición, en el mejor recuerdo del autoritarismo, seguido de la opacidad en el ejercicio del poder público. También es común en esta cultura jurásica, que la política no es un asunto de méritos, ni del nivel de educación, tampoco de las propuestas, sino de la capacidad de funcionar en un sistema autoritario, donde predomina la lealtad ciega y el compromiso de no hacer sombra a los jefes. ¿Digo algo que no esté presente en nuestras instituciones? El liderazgo jurásico, generó una zoología política destacada: de las Elbas a los Deschamps. Salazar las describe como: Elbaesteraptor; Maestrus tiranicus; Madrazus Magulladus; Foxitaurus; Porfiruatus tiranus, entre otros.
¿Pero en qué consiste el nuevo paradigma de liderazgo propuesto en el Manual? Las tendencias que impulsan el liderazgo político moderno, tienen que ver al menos, con seis aspectos. 1) El acotamiento del uso de la fuerza, es decir, ya no se trata en los tiempos actuales, de imponerse autoritariamente y mucho menos, de hacer uso de la fuerza para imponer una decisión pública. 2) El líder moderno adopta y asume la cultura de la transparencia, como un sello de su compromiso público por abrir los espacios. 3) Está en un entorno de oposición sólida, esto significa que el político actual está rodeado de diferentes actores que se oponen a su poder. No va solo como en los tiempos del partido único. 4) Fortaleza y acción de los medios. El entorno está ampliamente monitoreado por los medios de comunicación que exhiben y critican los comportamientos. 5) El uso de la tecnología es fundamental, desde las redes sociales en Internet, hasta los espacios de videos como You Tube, acotan y definen la pluralidad de fuentes y canales de comunicación que rodean la vida moderna. 6) Globalización de las ideas y las expectativas de buen gobierno. En el mundo globalizado, las ideas y los conceptos corren como pólvora e imponen tendencias, y por lo tanto, agendas de gobierno basadas en experiencias exitosas.
Para no perdernos en las características antes anunciadas, menciono dos ejemplos de nuestro presente jurásico, pero al mismo tiempo, dos ejemplos que muestran el conflicto con las nuevas circunstancias. El Gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, pretende censurar You Tube, y termina por multiplicar el video “Yo lo vi robando…”. El segundo ejemplo: en tiempos de la transparencia, la líder nacional del PRI, Beatriz Paredes, no atiende a la obligación de revelar su sueldo, y simplemente ignora las nuevas reglas. Esta clase de liderazgo está desfasado en el presente, sin embargo, los conflictos que genera, bien pueden ser una oportunidad ciudadana para impulsar un liderazgo moderno, para No ser un líder jurásico.