miércoles, 10 de junio de 2009

Más sobre Asamblea de Culturas

Compilo las preguntas y respuestas del caso "Asamblea de culturas"

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Se publicó ayer en este diario el artículo titulado “Asamblea de Culturas”, de Carlos Castañón, donde me acusa de plagiar, en un reciente libro del mismo nombre, la obra que hace varios años editó Elisa Gutiérrez Galindo, llamada Catálogo de extranjeros. Vamos aclarando. Primer asunto: en el Archivo Municipal existen más de dos mil quinientos expedientes que pertenecen a otros tantos extranjeros, y en donde se asientan datos acerca de su procedencia, estado civil, ocupación, religión, etc. Tal información está expresada en formularios del Departamento de Migración, y fue manifestada por cada uno de los inmigrantes que arribaron a estas tierras. Por otra parte, al ser documentación pública, está al alcance de quien la quiera consultar.

Segundo asunto. Repito una vez más lo que he dicho en varias ocasiones: mi respeto y admiración por el trabajo desarrollado, tanto por Elisa, como por quienes también me antecedieron en la dirección del Archivo. Aclaro aquí que ambos libros sí tienen diferencias, y profundas en cuanto al contenido (por eso preferí no hacer mención del Catálogo), pero no estoy desacreditando el trabajo anterior.

Tercer asunto. Para fundamentar su acusación de plagio, dice Castañón que Asamblea “muestra los mismos datos, pero ordenados de forma diferente” y además que “La publicación contiene prácticamente la misma información que ahora, sin pudor alguno, nos presenta como nueva”. Por supuesto que la manera de ofrecer la información es absolutamente distinta (prefiero que el lector juzgue cuál de las dos es un poco más atractiva), pero si Castañón compulsa con seriedad los dos textos, se dará cuenta que hay al menos doscientas diferencias, todas documentadas, por las cuales es un absoluto disparate hablar de plagio. Algunos ejemplos tomados del Catálogo: el Sr. Jorge Furusawa Furusawa aparece como chino y luego como japonés (pp. 167 y 665); El Sr. Jorge Jaik Chabab aparece como español y después como libanés (pp. 440 y 700); el Sr. Tomás López Alonso viene como norteamericano, siendo que es español (pp. 821 y 451). Repito: más de doscientos casos similares no aparecen en Asamblea de Culturas.

Omite Castañón que 252 páginas de Asamblea contienen varias listas, que son parte fundamental del texto. Es más: sólo esas listas son ya una diferencia sustancial. En resumen: Son bases de datos diferentes, es información ofrecida de manera diferente, eliminando de Asamblea más de doscientas casos que aparecen en el Catálogo. ¿Dónde está el plagio? Creo que el “profesional de la historia” Carlos Castañón, no comparó bien dos libros totalmente distintos. (Quien desee el inventario de las diferencias, puede solicitarlo a:

7 de junio de 2009

jorgerdzp@hotmail.com

Jorge Rodríguez Pardo

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¿Libros totalmente distintos?

En torno a la respuesta de Jorge Rodríguez Pardo, director del Archivo Municipal, quiero reiterar lo expuesto en el artículo “Asamblea de culturas” del sábado pasado, publicado en el espacio editorial de este periódico. Lo interesante de la respuesta de Pardo, es que al fin reconoce, lo cual es revelador, que la publicación de Asamblea de culturas, se basa en la misma información del Catálogo de extranjeros, 2002. Y casualmente es muy similar, incluyendo las fotos. Pero le pregunto a Pardo, por qué reconoce hasta ahora, que es expuesto su plagio. Y si no hubiera sido así, ¿también lo habría reconocido? Pardo ofrece en su carta de ayer, una serie de “diferencias” que no son sustanciales, y que por lo tanto, no se apartan del corpus principal del Catálogo de extranjeros, lo cual constata el análisis comparativo de ambos libros que resumí en mi artículo. No hay diferencia sustancial entre ambas publicaciones. Le invito a que los comparen lectores especializados o no, para que verifiquen el plagio que comete. No está de más recordarle a Pardo la definición de la Real Academia Española sobre plagio: Copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias. Finalmente, le recomiendo a Pardo leer en mi blog las referencias bibliográficas de instituciones como el CIDE, la UNAM, UANL y otras, que han reseñado en los años recientes mi trabajo profesional como historiador.

Con atención, Carlos Castañón Cuadros

7 de junio de 2009

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Nuevamente, Carlos Castañón pone en mis labios palabras que no he formulado. Se lo voy a decir de manera más llana: Yo revisé, uno a uno, todos los expedientes que componen el Fondo Extranjerías, que es, si no lo ha entendido, la misma fuente de la que parten las dos obras (Catálogo de Extranjeros y Asamblea de Culturas). Por tanto, de tal revisión y entendimiento de los expedientes, en Asamblea de Culturas ya no aparecen más de doscientas personas.

¿Vinieron a solicitar su baja voluntaria? No. Más bien, encontré diversas causas por las que no debieran figurar en el texto nuevo. ¿Deben figurar como inmigrantes a Torreón más de 50 personas por las cuales solamente, en un telegrama o en un oficio, el Departamento de Población le pregunta al presidente municipal si radican aquí? No. ¿Decenas y decenas de personas fallecidas vinieron a avisarme que sus nombres o apellidos aparecen en el Catálogo alterados, o con sexo cambiado, o con nacionalidad inexacta, o repetidos en dos sitios primero con un nombre y luego con otro? Creo que no.

Incluso en su libro sobre inmigración china a La Laguna, Castañón incluye al Sr. Furuzawa como chino, y afirma que otro chino procede de Saigón, lo cual evidencia (en el mejor de los casos) que no acudió a los expedientes.

Con esta respuesta doy por terminada una discusión que considero necia y amañada por parte de Carlos Castañón. Yo no hablo con los muertos, ni mucho menos hice un “copiar y pegar”. Revisé 2,600 expedientes y publiqué, esperando que con pocos errores, la valiosa información contenida en el Fondo Extranjerías.

10 de junio de 2009

Jorge Rodríguez Pardo,

Director del Archivo Municipal de Torreón.

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Quizá Rodríguez Pardo ya olvidó lo que escribió a raíz de mi artículo, pero lo recuerdo: "Elisa Gutiérrez Galindo, a la sazón directora del Archivo Municipal, publicó en 2002 el libro mencionado, basándose en el contenido de los expedientes igualmente referidos." Y si bien, el funcionario habla de las particularidades que él aportó, no reconoce que el corpus de la obra publicada en 2002, es en lo sustancial, el mismo.

Por lo demás, me llama la atención, que su "argumento" final, lo cual es triste, lo dedique a calificarlo como "necio y amañado". No habría sido mejor, a bien de la honestidad intelectual, escribir: Edición corregida y aumentada del Catálogo de extranjeros, 2002.

con atención, Carlos Castañón, 10 de junio de 2009