sábado, 6 de junio de 2009
Asamblea de culturas
Asamblea de culturas o de cómo plagiar un libro con dinero público
Pocos son los libros que se publican en Torreón, y más aun, sobre temas como la historia de la Región o de la ciudad. Por eso, un nuevo libro de historia no debe pasar inadvertido. En este sentido, hace algunos días se realizó la presentación del libro “Asamblea de Culturas en La Laguna”, publicado por el Ayuntamiento y el Archivo Municipal de Torreón. La edición consta de quinientos ejemplares y es atribuido a Jorge Rodríguez Pardo, quien se desempeña como director del Archivo Municipal de la ciudad. Se trata de un ejemplar voluminoso de 467 páginas, donde se compilan miles de expedientes de los extranjeros que vinieron a la región en busca de mejores caminos y oportunidades. El tema resulta bastante atractivo, sobre todo, por las raíces extranjeras que terminaron por asumir a La Laguna, como patria adoptiva.
Al respecto, Rodríguez Pardo afirma con pasión, que la elaboración del trabajo fue “tan retador y tan gratificante”. La fuente de los datos compilados en el libro, proviene del archivo de extranjerías, clasificado y capturado por los archivistas del Instituto, en una base de datos, que por lo menos, existe desde hace siete años. ¿Pero cuál es el valor de este libro? ¿Cuál es su aportación a la historia de la ciudad y la Región? A primera vista, y sobre todo, para el público no especializado o aficionado a la historia, el libro parece una novedad y una prometedora investigación. Sin embargo, al recorrer con detenimiento las páginas del libro, encontramos inmediatamente que no se trata de una investigación, ni tampoco de la interpretación de un científico social que ayuda a comprender el pasado.
Más bien, el libro es un enorme compilado que retoma la base de datos ya existente en el Archivo. No obstante, Rodríguez Pardo, no explica intencionalmente, ni tampoco da el crédito adecuado a quienes generaron la base de datos, simplemente nos dice con entusiasta voluntad: “Era una obligación hacer pública la información contenida en este libro.” ¿Pero no era también una obligación dar los créditos correspondientes? ¿Tampoco era una obligación reconocer el trabajo previamente publicado, citarlo al menos? Hasta aquí la situación no es tan grave.
Lo verdaderamente inaceptable, lo profundamente deshonesto de este “trabajo” es haber omitido deliberadamente, el libro que plagió Rodríguez Pardo. Y para muestra, no se necesita hacer una análisis muy profundo de Asamblea de Culturas, para demostrar que se trata de un pastiche, es decir, un trabajo que muestra los mismos datos, pero ordenados de forma diferente, de tal manera, que se da la impresión de ser una creación independiente. En otras palabras, nuestro “autor”, plagió hábilmente una obra previamente publicada en el año 2002 por Elisa Gutiérrez Galindo, ex directora del Archivo. El libro plagiado se titula “Catálogo de extranjeros“, y fue publicado también por el Ayuntamiento. La publicación contiene prácticamente la misma información que ahora, sin pudor alguno, nos presenta como “nueva” Rodríguez Pardo.
La situación presenta, para recordar la definición de Ambrose Bierce sobre el plagio: “una coincidencia literaria entre una prioridad carente de mérito y una posteridad honorable”. Como profesional de la historia, y como Presidente de la Academia Lagunera de la Historia, uno no puede avalar este tipo de fraudes y mucho menos aceptar, que con dinero público, se insulte la inteligencia de los lectores. Basta con cotejar una publicación con otra para evidenciar el plagio que nos receta el funcionario público. Al respecto, ofrezco en mi blog una serie de pruebas documentales y comparativos que evidencian con claridad, el trabajo “tan retador” de nuestro “autor”.
Lo curioso del caso, es que libro viene avalado por el mensaje del Alcalde José Ángel Pérez, quien escribe que el libro de Rodríguez Pardo, viene “a prestar un necesario servicio a la historia de Torreón”. Como si el Alcalde no tuviera suficientes problemas, como para firmar todavía un libro plagiado. ¿No habría sido mejor dictaminar la obra, informase con algún conocedor previamente? ¿Por qué que no se recurrió a la opinión de un profesional, al dictamen de un perito doctorado en historia y reconocido académicamente lo mismo en Estados Unidos que en Francia, como es el Cronista de la Ciudad, Sergio Antonio Corona Páez?
En el fondo, situaciones como estas, vienen a ilustrar la forma en la que los políticos gobiernan este país, es decir, designan no al más capaz o preparado para un puesto técnico como la dirección de un Archivo, sino se paga un favor político derivado de una campaña. A eso se limita el profesionalismo en la política. Bien recuerda un viejo sabio de origen chino: los líderes lo son, no porque lo sepan todo, y sean muy inteligentes, sino porque se rodean de gente capaz que les complementen sus carencias. Finalmente, si una persona roba un objeto en una tienda es aprehendida, pero si plagia un libro, ¿también?