jueves, 13 de enero de 2011

Coahuila, hábitos y prácticas culturales

(Para la realización del texto, agradezco a la presidenta del Conaculta, Consuelo Sáizar, el acceso que me dio a los datos desagregados para el estado Coahuila).

La semana pasada comenté en este espacio, los principales resultados del más reciente estudio de opinión dedicado a los hábitos y prácticas de consumo culturales. La encuesta auspiciada por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) fue aplicada en 32 entidades federativas, lo que permitió generar una muestra ampliamente representativa de la relación entre los mexicanos y las llamadas actividades culturales.

Las miles de encuestas aplicadas, son es realidad, parte de un extenso estudio del Conaculta, que incluye la actualización del “Atlas de infraestructura y patrimonio cultural de México, 2010”; una especie de “abc” de los museos, bibliotecas, centros culturales y zonas arqueológicas del país.
De manera muy general, ya se pueden conocer los principales resultados comparados por estado, los cuales muestran similitudes en cuanto al bajo nivel educativo de los mexicanos, pero también se observan diferencias entre los estados, en particular cuando se trata de acceso y consumo de bienes culturales: llámese museos, conciertos de música, arte, danza, teatro, cine, libros y bibliotecas.

Hace unos días, el escritor y poeta Jesús R. Cedillo, lamentaba la desaparición de librerías en Texas, para luego concluir que los mexicanos de un lado y de otro, no suelen leer ni en inglés ni español. Este dato es verificable para Coahuila en la investigación contratada por el Conaculta. La relación de los coahuilenses con el libro y la lectura es paupérrima. Por ejemplo, 82 por ciento de los coahuilenses, es decir, la gran mayoría, no ha comprado un libro en el último año. Pero independientemente de las compras, en ese lapso anual, 69 por ciento no leyó siquiera un libro. Sólo 14 por ciento declaró haber leí al menos uno. De ese pequeñísimo porcentaje que sí leyó: 50 por ciento compró libros; 37 por ciento leyó libros prestados y 24% lo hizo gracias a un regalo.
Si nos centramos en la minoría de coahuilenses que sí lee, sólo 12% frecuenta diariamente los periódicos. 1.2 por ciento los lee en Internet. ¿Si los coahuilenses leen tan poco, entonces dónde se informan de lo que sucede en el país o en su localidad? Sencillo: 90 por ciento recurre a la televisión. No voy a recordar aquí las advertencias de Popper y Sartori sobre la “mala maestra”.
En otro ámbito, el gobierno de Coahuila ha impulsado una inversión millonaria en centros culturales y museos. Sin embargo, en el último año, 46 por ciento de los coahuilenses declaró no haber asistido a ninguno, y sólo fue al menos una vez, el 31 por ciento. En otras palabras, tenemos una infraestructura valiosa, pero subutilizada. Entre las causas principales por las cuales la gente no recurre a un museo en el Estado, están dos: falta de tiempo y dinero.   

Ya hablamos de la lectura y los museos, pero ¿qué pasa con las actividades artísticas como la danza, las artes plásticas, la literatura, el teatro y la música? Todas esas prácticas culturales tienen un denominador común para los coahuilenses, aunque perfectamente la afirmación cabe en el plano nacional. Me refiero a la lejanía con las que son percibidas. Por lo tanto, en la práctica, la cultura queda en un asunto de minorías. De esa manera, la posibilidad o al menos la aspiración de estudiar algún nivel de música, danza, teatro, literatura o artes plásticas, se ve como inaccesible, porque como me explicó recientemente Norma González Córdova, no hay la condiciones para desarrollarlas.

Algunos datos del último año: en danza, 69 por ciento no asistió a ninguna actividad, 18 por ciento sí lo hizo. En teatro, la cifra no se aleja mucho: 86 por ciento no ha ido a ver ninguna obra, 11 por ciento sí fue. En artes plásticas: 89 por ciento no fue a ninguna exposición, mientras que un 10 por ciento sí participó. En cuanto a los conciertos de música en general, la cifra cambia: 46 por ciento fueron a un concierto, contra un 33 por ciento que al menos asistió una vez. Bien dicen que en gustos se rompen géneros. Así, 54 por ciento frecuenta la música de banda y grupera (de “pasito duranguense”). En contraste, el público que prefiere consumir conciertos de música clásica, ronda el 4%. ¿Qué estrategia tiene la Camerata de Coahuila para acrecentar este porcentaje?

A grosso modo esas son la cifras, no obstante, la interpretación de las mismas nos señala la débil relación entre el público y el consumo cultural. Buen reto y responsabilidad tienen las distintas instituciones públicas y privadas en conservar, y sobre todo, acrecentar públicos. En pocas palabras, se trata de crear más puentes, para que paulatinamente pasen de las minorías a las mayorías. En un sentido más amplio: hacer cultura.


Nota metodológica
: se aplicaron 1000 cuestionarios en vivienda conforme a la distribución de las secciones electorales reportadas por el IFE en Coahuila. El nivel de confianza es de 95%, con un margen de error estadístico de +/-3%. El estudio fue patrocinado por Conaculta.  

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