Cuando
leí declaraciones del gobernador Rubén Moreira, no lo podía creer. Esperé a
verificar otras fuentes. Esperé a que pasara más tiempo, tal vez era un error,
o una frase fuera de contexto como suele suceder, pero luego encontré las
mismas declaraciones repetidas en varios medios impresos. No había duda. Sus
palabras fueron tan claras: “Torreón está a toda madre” (Milenio Laguna,
5-IX-2013).
Desde la óptica del gobernador, está tan bien la seguridad en la
ciudad, que hasta nos presume como un “caso de éxito”, que incluso es reconocido
por el Gobierno Federal. Retomo parte de las declaraciones de Moreira II sobre
la buena seguridad que vivimos en Torreón: se ha recuperado la calma y ahora es tiempo de atender
problemas en colonias, generar empleos y realizar obras de infraestructura… Torreón
estaba secuestrado, pero ahora estamos tranquilos.
Durante
el arranque de un programa para pintar fachadas en el poniente de Torreón,
particularmente en la colonia Aquiles Serdán, expresó el señor gobernador: "¿Por qué digo que
Torreón está a toda madre? Porque se está ahora muy bien en donde estamos. ¿A
poco no?"
Las declaraciones de
Moreira II no sólo son desafortunadas, sino incitan a la indignación. Decir que
“Torreón está a toda madre”, demuestra la distancia que hay entre el político y
la realidad cotidiana de la ciudad. Además, la impertinente frase sólo ratifica
la arrogancia del gobernador con respecto a los terribles años que hemos vivido
desde la guerra imbécil de Calderón, pero también desde la corrupción rampante
en el gobierno de su hermano Moreira I, cuando funcionarios del gabinete de
seguridad terminaron prófugos o desaparecidos. La expresión de Moreira II
evidencia la soberbia y el desprecio a las víctimas y sus familiares. ¿Qué
pensarán los miembros de una asociación como Fundec? ¿Cómo se sienten los laguneros que han
padecido por años la violencia, la impunidad de un Estado inútil?
Es fácil decir que “Torreón
está a toda madre” en el poniente de Torreón, o en tantas otras partes de la
ciudad, cuando se viaja en una camioneta blindada protegida por un convoy numeroso
de guardaespaldas, policías y militares bien armados. Así, cualquiera puede
afirmar a los cuatro vientos que “Torreón está a toda madre”. A diferencia de
los miles de ciudadanos que han sufrido robos violentos, ellos no tienen el
privilegio de contar la seguridad del gobernador para proteger su patrimonio.
Ni qué decir de la enorme cifra negra de secuestros y extorsiones que siguen
asolando la ciudad. Es cierto que la violencia en Torreón ha bajado, pero
también ha subido en Matamoros y San Pedro. Nada más entre los meses de enero y
julio de 2013, se han registrado 204 homicidios en esos tres municipios. En el último año ha cambiado
la dinámica criminal no sólo en Torreón, sino en la zona metropolitana. Bajas y
altas de la violencia en los municipios conurbados, pero ¿se debe a la
eficiencia de las autoridades o al exterminio de un grupo criminal sobre otro?
En el mundo de Moreira II,
es decir, la continuidad de moreiralandia, Torreón es un caso de éxito en disminución de
la violencia, porque como ha demostrado el Consejo Cívico de las Instituciones
de La Laguna (CCIL) y el Observatorio Nacional Ciudadano, la Procuraduría de
Justicia del Estado de Coahuila sabe resucitar muertos y borrar homicidios del registro oficial. De
esa manera, quitando un homicidio ayer, dos hoy y mañana seis, la violencia en
Torreón sí puede disminuir. En el gobierno de Moreira II saben bien que
alterando las cifras de los homicidios dolosos, pueden “mejorar” el desempeño
de los indicadores en el Sistema Nacional de Seguridad Pública. El informe
anual 2012 de CCIL (lo pueden consultar en http://www.ccilaguna.org.mx/documentos-publicos/midlag-informe-anual-2012-marzo-2013.pdf), documenta que Coahuila informó 286
homicidios de 491 registrados públicamente en la prensa. Tan fácil como
omitir ¡205 homicidios! Pero no lo dudemos: “Torreón está a toda
madre”.