domingo, 22 de noviembre de 2015

Pecados de la carne


Hasta la cocina llega la política. No sé ustedes, pero ya no extraño el salero en los restaurantes. Aunque el grano de sal da sabor a la vida, no dejan de impresionarme quienes sin probar bocado, ya echaron dos o tres veces la sal. Dados a la hipertensión, el gobierno decidió quitar hace algunos años, los saleros a los mexicanos. Nos dicen que esa política va a ayudar a que menos ciudadanos mueran, sobre todo, cuando hay tantas causas y tan democráticas. Por lo pronto, se ha generalizado la regla de retirarlos de la mesa.







Ya en otros ocasiones nos han advertido sobre el daño del tabaco y el alcohol. De esa manera, incrementan los impuestos, prohíben los anuncios y hasta saturan con campañas necrofílicas las cajetillas de los tabacos. Hasta ahora, se han salvado de esa campaña refrescos, quesos y golosinas. ¿Se imaginan fotos de cadáveres en las gaseosas bajo la leyenda inquisitoria "la azúcar mata"?
Recientemente la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, dependiente de la Organización Mundial de la Salud, advirtió sobre el consumo de carnes y su relación con el cáncer. La OMS evaluó el consumo de carne roja y de carne procesada. El resultado: su ingesta produce cáncer. Cáncer colorrectal. Cáncer de próstata. Cáncer de páncreas.
De acuerdo con un panel de 22 científicos, la carne roja produce cáncer. Más todavía si es procesada. Por lo tanto, si usted quiere vivir cien años, váyase olvidando de cualquier tentación de la carne. Ya sea de res, ternera, cerdo, cordero, caballo y cabra. Prepárese para dejar bifes, filetes, birrias, menudos, cabritos, carnitas y hasta deliciosos caldos de res. También vaya dejando todas esas carnes curadas, ahumadas y hasta fermentadas. Adiós a los chorizos, jamones, patés, salchichas, cecinas, tasajos, hamburguesas, salamis, pepperoni, tocinos y chicharrones. ¡Mejor ni piense en ellos!
Sin tener el monopolio, los norteños gozamos a mansalva las carnes. A la menor provocación hacemos una carne asada. Y no hay reunión que se precie de tal, si el asador no está encendido con tremendos filetes en el fuego. El olor de cadáver asado nos recuerda instintivamente, que fue la carne y no los tubérculos, la que aportó las proteínas suficientes para desarrollar el cerebro. Vaya paradoja, ahora se predica desde el mundo vegano. Si hemos de creer a los científicos, más nos vale renunciar al legendario desayuno norteño: machacado con huevo. No sé ustedes, pero todavía no imagino ese mundo.
Los científicos nos dicen, que hasta la forma de cocinar afecta: "Cocinar a altas temperaturas o con la comida en contacto directo con una llama o una superficie caliente, como la barbacoa o el sartén, produce más de ciertos tipos de químicos cancerígenos". La divulgación de los datos de la OMS corrió como pólvora en los medios internacionales. Justo en esos mismos medios se registró también que la gente muere de accidentes automovilísticos, hambrunas, guerras y hasta fanáticos religiosos que en nombre la fe, asesinan multitudes. Ya en la obviedad, nos dicen que vivir puede llevarnos a la muerte.
Para "tranquilidad" de los mexicanos, una funcionaria de la Cofepris, afirmó que comer carne es seguro. El problema está en las sustancias que le adicionan. Supongo que algo similar se puede decir de los autos. Son seguros, el problema está en la velocidad; en quienes los manejan.
A estas alturas de la historia, ya casi nadie repara que durante siglos, comer carne fue sinónimo de lujo, abundancia y excepción. Ahora los mercados son carnívoros a una escala inusitada. Para millones de personas que salieron de la pobreza a finales del siglo XX, significó agregar a su dieta porciones de carne, que desplazaron cereales, verduras y arroces. Pero ¿cuántas muertes estima la OMS por comer carne roja? Cito el informe: "las dietas ricas en carnes rojas podrían ser responsables de 50 mil muertes por cáncer al año en todo el mundo. Estas cifras contrastan con el cerca del millón de muertes por cáncer al año en todo el mundo atribuibles al consumo de tabaco, las 600 mil por año debido al consumo de alcohol, y más de 200 mil muertes anuales vinculadas con la contaminación del aire". Al final, los 22 científicos nos dicen que es más fácil morir de cualquier otra cosa, que por comer carne. Dicho esto, ¡buen provecho!
4 de noviembre 2015
El Siglo