sábado, 28 de noviembre de 2015

Ni leer, ni sumar

Nadie duda de los beneficios de la educación. Tan así, hasta se dice que la educación libera. De cierta manera uno crece bajo la consigna de que estudiar es lo que nos va a sacar adelante en la vida. Pero desde hace tiempo que la educación en México no garantiza la movilidad social. Tampoco invertir miles de pesos en educación, garantiza a los padres, y mucho menos a los alumnos, que cuenten con un empleo digno. Ante esa realidad, se asumen las condiciones del mercado, porque sencillamente es lo que hay. Entonces, a pesar de la economía, queda el recurso de la educación. Pero, ¿qué tanto los jóvenes que ahora estudian en la primaria o secundaria salen bien preparados? ¿Cuánto del empeño en las clases se ve reflejado en los estudiantes?
Recientemente la Secretaría de Educación Pública dio a conocer los resultados de la evaluación de miles de estudiantes en el país. Por medio del Plan Nacional para la Evaluación de los Aprendizajes (Planea, 2015), se aplicaron pruebas a los alumnos de sexto de primaria, tercero de secundaria y del último grado de educación media. De cierta forma, Planea sustituye a la prueba ENLACE, pero como ustedes saben, cada vez que llega un nuevo gobierno, las mismas cosas cambian de nombre. A decir de las propias autoridades, Planea es un versión mejorada de la prueba ENLACE. La evaluación mide dos áreas de competencia fundamentales: lenguaje y comunicación (es decir, comprensión lectora); y matemáticas. Entre los objetivos de la prueba, está en conocer la medida en que los estudiantes logran dominar el conjunto de aprendizajes esenciales al término los cursos. ¿Cuál fue el resultado? Estudiantes que pasan horas y horas sentados, pero que al final de los años, no logran comprender la lectura, aunque sepan leer. A eso súmele un desempeño desastroso en matemáticas. Vayamos a los números. 6 de cada 10 alumnos acaban de terminar la primaria el verano pasado, y sin embargo, no saben resolver problemas matemáticos elementales. 5 de cada 10 batalla para leer textos. En pocas palabras, saben leer, pero no comprenden lo que leen. Difícilmente podremos aspirar a ser un país de lectores, si desde el origen cargamos serios problemas para comprender lo que leemos. Los malos resultados que muestra Planea, confirman lo que ENLACE había documentado en los últimos años.
Al mismo tiempo, la SEP ha insistido también en la evaluación de los maestros, ahora con la novedad de criminalizarlos si no presentan el examen. Más todavía, con la policía por delante, se vigiló la evaluación de los maestros. Pero ¿cuál fue el resultado?, 66 por ciento de los aspirantes a docentes no es "idóneo". Más allá de la Reforma Educativa, que en realidad fue Laboral, la educación en el país parece atrapada en un círculo vicioso entre maestros y alumnos. Así pasan los años, y el avance es insignificante. Al final, la desigualdad educativa sólo se corresponderse a la desigualdad económica. Pero el problema es mayúsculo, y no se resuelve nada más con dinero y tecnología. La OCDE ha demostrado recientemente que el uso de computadoras y tabletas en las escuelas -incluidos los países ricos-, no hace mejores estudiantes. Por lo mismo, en el caso de México, el problema es más elemental: lectura y matemáticas. Quizá entonces, la educación en el país se ha convertido en un negocio de particulares que no se responsabilizan por la calidad del aprendizaje. O quizá, la educación implica entretener a miles de jóvenes sin que eso se traduzca en un aprendizaje efectivo. Paradójicamente el problema no sólo lo enfrentan las escuelas públicas, sino también las privadas.
Mientras tanto, la política reina sobre la educación. Al respecto, es revelador lo que una institución como la SEP afirma sobre Planea: "Es importante señalar que estas evaluaciones de logro no están diseñadas para evaluar la calidad educativa de los planteles o el desempeño de sus docentes. Tampoco deberán usarse para premiar o castigar a estudiantes, docentes o escuelas". En otras palabras: sabemos dónde está el problema, pero no vamos a hacer nada. Mover a México.
25 de noviembre 2015
El Siglo