martes, 16 de septiembre de 2008

De controversias y fallos

Lo que puedas arreglar pacíficamente, no
lo intentes arreglar por la guerra o por un proceso

Régis Debray

La política, duro terreno para ingenuos y desesperados, es tan también el terreno de disputas, conflictos, diferencias y tempestades. Un malentendido de forma, puede llevar a un problema de fondo, de la misma manera que una mala relación aumenta innecesariamente las diferencias. Los que saben de estas cosas, prefieren antes que nada, la política en frío -cálculo, paciencia, prudencia-, que la política en caliente, donde las pasiones se desbordan por encima de la razón.

En abril de 2007, año del centenario, el Ayuntamiento de Torreón al mando de José Ángel Pérez, decidió impugnar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la creación de la Secretaría de Desarrollo Regional de La Laguna (SDRL) por considerar que invadía la esfera municipal y su autonomía, además de duplicar funciones con la actual administración. Aunque en el fondo se vio con recelo la dependencia estatal por pretender ejercer funciones electoreras.

El suceso desencadenó una abierta disputa entre algunos funcionarios del gobierno municipal y estatal, especialmente entre el alcalde de Torreón y el Secretario Eduardo Olmos, ahora candidato a diputado local. En medio de los dimes y diretes, una ocurrencia del edil lagunero obligó a parar las obras realizadas por el gobierno estatal en la ciudad. Justo cuando parecía calmarse las aguas, regresaban los golpes de ambos lados. Después de un largo, costoso y desgastante proceso para ambos gobiernos, pero sobre todo para el gobierno panista, vino la resolución de la Corte sobre el caso.

¿Quién tiene la razón? ¿Es inconstitucional la SDRL? Finalmente, el pasado 5 de agosto, la respuesta de los 11 Ministros de la Corte fue unánime: la SDRL no es inconstitucional, ni tampoco puede considerarse que invade la esfera municipal. En tanto se supo la noticia del fallo, la mayoría de los medios regionales interpretaron el hecho como un revés al gobierno municipal.
Sin embargo, es limitado pensar que el Gobierno de Humberto Moreira ganó y el de José Ángel Pérez perdió. Ya bien lo decía Carlos Castillo Peraza, el filósofo de la transición en México, un buen político es aquel que le ahorra tiempo a la gente. Si aplicamos este argumento a la multicitada controversia constitucional entre el Estado de Coahuila y el municipio de Torreón, veremos que no solamente los ciudadanos perdimos tiempo, sino también dinero y esfuerzo.

Al final no ganó el Estado ni el municipio, ni tampoco la decisión de la Corte sentó un precedente trascendente para los municipios en México. Al final, los que perdimos fuimos los ciudadanos. No Moreira ni Pérez. Así nuestra política.
Players of life
septiembre 2008