sábado, 6 de septiembre de 2008

Segundo Informe


Dominado por lo poderes fácticos, vulnerado por la violencia y la oleada del crimen organizado o desorganizado, limitado por el mediocre desempeño de la economía, avasallado por la impunidad que el mismo sistema político alienta, Felipe Calderón llega así al segundo año de gobierno, no como el presidente del empleo, más bien el mandatario de la seguridad.
La novedad en el Informe fue de forma, porque a diferencia del pasado, ya no tuvimos el “día del Presidente”. Tras una serie de obligadas loas, aplausos, insultos y reclamos, el formato del Informe fue reformado constitucionalmente para que el presidente entregue su informe por escrito, sin hacer el tradicional discurso –unas veces aburrido, otras catastrófico, López Portillo no dejó de sorprender– que suspendía clases y labores.

El nuevo formato que se sustenta en los artículos 69 y 93 de la Constitución, más allá de que le evite al presidente el mal rato que durante los últimos años vivieron reiteradamente Ernesto Zedillo, Vicente Fox y propio Calderón, introduce dos novedades interesantes: a) los legisladores, esos hombres bien pagados y muy mal calificados, podrán hacer cuestionamientos por escrito, pedir cuentas, solicitar información e incluso documentos sobre el desempeño de la administración federal, las entidades paraestatales y autónomas, los cuales tendrán que ser respondida en un plazo no mayor a 15 días; b) los secretarios de estado y los titulares de las dependencias tendrán que rendir informes “bajo protesta de decir la verdad”. En este sentido, el Congreso tiene la palabra a la hora de hacer valer el contrapeso ante el poder ejecutivo, por lo que en los próximos días veremos los resultados de este nuevo esquema de rendición de cuentas y sobre todo, la verificación de la “verdad”.

No obstante de ser estar dominado por las Elba Esther, los Romero Deschamps y otros ilustres personajes, el presidente Calderón es percibido por los mexicanos con un buen nivel de aprobación. Tanto la encuesta nacional de Reforma como la de Ulises Beltrán y Asociados, lo sitúan en un nivel relevante de aprobación, a pesar de la zozobra, hartazgo e irritación social por la inseguridad que se vive en el país. A pesar de los problemas que enfrenta el presidente, llega a su Segundo Informe con una evaluación positiva, pero menos favorable que el año pasado. En la encuesta de Reforma publicada el primero de este mes, 62% de los mexicanos aprueba su gestión, incluso recibe una calificación de 6.6 en una escala de 0 a 10. Ulises Beltrán registra respectivamente en su encuesta del primero de septiembre, que Calderón tiene el aval del 66% de la población. Ambos datos demuestran, que si se tratara de “tumbar” al presidente a través de esquemas inexistentes en nuestra ley general como la revocación de mandato, así lo han afirmado con distintos tonos y sentidos, Porfirio Muñoz Ledo, Andrés Manuel López Obrador y José Agustín Ortiz Pinchetti, tendría que suceder a que se desplomara la aprobación de los mexicanos sobre el presidente, porque en el estado actual, sería ratificado.

Incluso, si se le contrasta con los expresidentes Zedillo y Fox, Calderón fue mejor evaluado para el mismo periodo que ambos mandatarios.
Sin embargo, la aprobación de la opinión pública no lo es todo, ya Fox nos demostró el fracaso que implica gobernar con las encuestas. Dos temas son los que tienen preocupados a los mexicanos. El primero se refiere a la seguridad, como el mismo Calderón lo enunció en los anuncios televisivos del Informe. El segundo tiene que ver con la economía, es decir, los bolsillos de los mexicanos.
La seguridad es la prioridad, el presidente aseguró en grabaciones difundidas por el gobierno que “es un cáncer que vamos a erradicar… es una batalla que vamos a ganar” (http://www.informe.gob.mx/).

Sin saber mucho al respecto, pero sí padeciendo los estragos de la violencia, 75% de los mexicanos aprueba el combate al narcotráfico y a la delincuencia organizada, no obstante las encuestas registran que prácticamente 50% de los mexicanos también piensa que la situación se sale de control, sumado a un 38% que percibe el manejo de la seguridad como algo menos efectivo.
Con esta tendencia, no es difícil anticipar alertas amarillas. Si bien, los mexicanos respaldan la decisión del presidente de combatir la inseguridad y el narcotráfico, los logros y la efectividad de la acciones no son satisfactorios, por lo que cada vez más habrá mexicanos que no confíen en la política de seguridad gestionada por el gobierno.
El siguiente tema central, la economía, refleja lo que durante varios meses hemos vivido por la escalada de precios a nivel internacional. Otros factores económicos como la insuficiente generación de empleos que no puede sustentar el pobre desarrollo económico. Al respecto, 69% de los mexicanos considera que las finanzas familiares están pasando por un mal momento, mientras que el futuro 43% de los mexicanos lo ve desfavorable.

El presidente Calderón, nuestro primer timonel, navega por aguas difíciles. Sabemos que los mexicanos lo evalúan de buena manera en lo particular, lo cual no implica que gane la aprobación inmediata en otras áreas de su desempeño como presidente. Así lo demuestran los resultados que se perciben de la seguridad y la economía. Esta semana fue la hora del presidente, casi omnipresente en los medios. Al Congreso le toca pedir cuentas al ejecutivo.
¿Y cuándo nos toca asumir ese rol a los ciudadanos?
El Siglo de Torreón