sábado, 10 de abril de 2010
100 días de Lalo Olmos
Cien días, ¿son pocos o muchos para conocer a un gobierno, valorarlo? Desde la inmediatez, cien días apuntan actitudes, muestran pulsos, forman impresiones. En este sentido, los primeros cien días del gobierno municipal en Torreón, a cargo del alcalde Eduardo Olmos Castro, han marcado actitudes, pulsos e impresiones en los ciudadanos.
Una primera actitud la conocimos desde la sesión solemne de Cabildo en el teatro Nazas, cuando el gobernador Humberto Moreira anunció de propia voz el arranque de obras estatales en el municipio y el claro apoyo al alcalde. Lo más visible de ese apoyo ha sido la pavimentación y el mantenimiento urbano de las principales vías de la ciudad. Este hecho, espectacular por su arranque, dejó en claro la naturaleza de la relación entre el municipio y el estado, sobre todo, por emanar del mismo partido ambos gobernantes. Algunos han criticado la actitud al acusarla como partidista o de plano, por dejar el gobierno municipal al estado.
Aunque en principio, el protagonismo del gobierno estatal en Torreón es positivo y palpable para el mejoramiento de la ciudad, también resulta ambivalente. ¿Quién genera la directriz, quién marca el rumbo? Por lo pronto, no podemos negar que ahora sí tenemos gobernador con todas sus letras en Torreón y ojalá esto concrete inversiones, avances y un apoyo irrestricto, sobre todo, en la tan deteriorada seguridad pública.
Asimismo, el pulso de estos primeros cien días exhibió algunos funcionarios carentes de la experiencia que exige el servicio público. Entre ellos, el tesorero Pablo Chávez Rossique se llevó la mayoría de las menciones. Y vaya que hay diferencias entre la administración pública y privada como lo ha demostrado el desempeño del novel funcionario. Desde el manejo de la nómina, hasta el “buen” trato a instancias ciudadanas que administran parques, institutos, asociaciones, organizaciones no gubernamentales. Pero más allá de este primer pulso, si Chávez Rosique quiere ayudar al gobierno de Eduardo Olmos, deberá demostrar en el largo plazo dos aspectos: un manejo transparente y pulcro de las finanzas municipales; aunado a un fortalecimiento de los principales indicadores financieros que hacen de Torreón, un ayuntamiento competitivo. Caso contrario, podría llevar al desastre de la “exuberancia irracional” que ocurre con el ayuntamiento de Saltillo, donde la mayoría del dinero de los contribuyentes se destina a burocracia y gasto corriente.
Otro pulso que todavía está por definirse, es el desempeño de la Contraloría al mando del ingeniero Lauro Villareal. Ahí se han anunciado irregularidades, supuestos malos manejos que la administración anterior cometió, sin embargo, para tener credibilidad, es necesario (antes de acudir a los medios), fundar los hechos, y no presentar simulaciones de rendición de cuentas. A lo mejor le conviene a este funcionario, recodar por qué fracasó la alternancia panista en su “intento” de mejorar el gobierno.
Porque si de mejorar se trata, dónde quedaron los pocos indicadores de desempeño que venían operando. ¿Cuál será la propuesta del Contralor para impulsar mecanismos de control, transparencia y rendición de cuentas que a la vez conozcan los ciudadanos?
Pero cien días son pocos, si queremos evaluar con seriedad el desempeño de programas y acciones de largo aliento. Por eso, áreas como la Dirección de Seguridad Pública, a cargo del General Bibiano Villa, necesitan de una construcción persistente, constante, consistente. La depuración de malos elementos policiacos, puede ser rápida como recientemente sucedió en el mes de marzo, pero generar las bases de una corporación confiable y eficiente, comprometida y honesta, llevará años de duro trabajo donde las decepciones no serán pocas.
Una forma razonable de evaluar la seguridad más allá de las opiniones o los datos periodísticos, es la publicación puntual de un “barómetro del delito” (véase mi blog, 1/11/2008). En este punto, la página de internet del ayuntamiento podría ser un buen medio para conocer la evaluación. Sin embargo, resulta todavía pobre el uso de ese medio. La subutilización de la página expresa la limitada “idea” que se tiene sobre el gobierno electrónico. Por cierto, alejada de las obligaciones que en transparencia debe contener.
El alcalde Olmos, tras sus primeros cien días, sabe que el éxito de su gobierno, depende en buena medida de los resultados que entreguen sus colaboradores, pero al mismo tiempo, de la visión e inteligencia que guíe al gobierno. ¿Habrá tal?
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