domingo, 17 de agosto de 2014

Signos de la política

De un lado y de otro los ejemplos abundan. Gobernadores que desfalcaron a su estado. Gobernadores que se aliaron al crimen. Gobernadores que gobiernan contra los ciudadanos. Los ejemplos nos parecen comunes, porque ya no encontramos asombro. Tanto se repitieron los escándalos, que al final terminaron por no hacer ruido. Tras la década de la alternancia, comprobamos que los de entonces, resultaron una mala copia de los de antaño. Mucho nos dice de la política el comportamiento de los hombres públicos, pero más nos dice, el comportamiento de los ciudadanos. Al final del día, son las prácticas ciudadanas las que reflejan a los odiados hombres del poder.
Como signo de la política, la renuncia del gobernador Fausto Vallejo, cerró un infausto gobierno. Vallejo ganó la gubernatura de Michoacán en 2011 y asumió el poder al año siguiente. A partir de entonces, la ausencia fue una constante de su gobierno. A los tres meses solicitó licencia del cargo por motivos de salud, y así se la pasó: renovando licencia tras licencia. Vallejo nunca asumió el poder y le dejó el cargo como "gobernador interino" al secretario de gobierno, Jesús Reyna García. En abril de este año, el interino fue detenido por sus nexos con el crimen organizado. Con desgana, Vallejo tuvo que regresar sólo para comprobar la miseria de su gobierno. Mientras tanto, Michoacán seguía en jaque por los criminales y la creciente presión de las autodefensas.
El gobierno de Enrique Peña Nieto no optó por la vieja fórmula priista de quitar a los gobernadores, sea la causa que fuera: corrupción, rivalidad política, disgusto. Mejor sustituyó por los hechos al gobernador. De esa manera nombró, en enero de 2014 a Alfredo Castillo gobernador de facto, bajo el eufemismo: "Comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán". Pero a Vallejo no lo tumbó su ineptitud, ni tampoco su irrelevancia política en el estado, sino la fotografía de su hijo con un prominente criminal. La imagen se difundió el 14 de junio y cuatro días después Vallejo dejó la gubernatura. Así sin más, sin investigaciones, sin un llamado a cuentas por las relaciones con el crimen. Simplemente dejó el cargo, como quien dice, "ahí muere". Lo significativo de los infortunios de Vallejo, es el "borrón y cuenta nueva" que aplicó el reformista gobierno federal. Dicho de otra manera, la corrupción de un gobierno no sólo fue perdonada, sino además se dejó intacta, con tal de que político en turno se fuera del cargo. Al final, lo de Vallejo parece más un problema de imagen pública para el Gobierno federal, que de corrupción al más alto nivel.
Por mera circunstancia un caso coincidió con otro, pero con la diferencia de que el gobierno no es mexicano, sino estadounidense. Y vaya que los gringos sí toman en serio eso de las leyes y el derecho. Por lo mismo, poco importó que el acusado fuera un político o un criminal cualquiera. Jorge Torres, célebre "hombre de negocios" y exgobernador interino de Coahuila, cubrió en 2011 al inolvidable Humberto Moreira, a fin de que este último pudiera dejar tranquilo el poder a su hermano, Moreira II. Acusado de lavado de dinero por transferir 2.7 millones de dólares de una cuenta en el banco JP Morgan Chase en Texas, a otra en el banco Old Mutual de Bermudas. ¡Todo un paraíso!
Al principio, Torres intentó defenderse y trató de reclamar el dinero incautado, pero al final no pudo solventar esa cuentillla en dólares. En su momento, hasta alegó ser accionista de una empresa cementera, pero los voceros de la misma lo negaron. Así se acabó el shopping en los "Yunites".
Lo interesante del caso, es que Torres fue llamado a la justicia no por el gobierno de Coahuila en relación al megafraude de la deuda, donde hasta la fecha sigue impune su principal responsable: Moreira I. Aquí, ni el procurador Homero Ramos, ni el encargado de la función pública, Ismael Ramos (¡ahora en finanzas!), ni los diputados de entonces (ahora nuevamente candidatos Verónica Martínez y Shamir Fernández), y mucho menos el gobernador Moreira II vieron nada. Eso sí, quedó un enorme boquete de 35 mil millones de pesos.
Mientras en Coahuila y en México estos casos de corrupción se borran y quedan impunes, en Estados Unidos, ya encerraron a Javier Villarreal, operador financiero de la deuda. Recientemente fue la justicia norteamericana quien declaró prófugo a Torres, y al mismo tiempo, la Agencia Antinarcóticos (DEA), publicó la ficha del exgobernador. ¿Qué tan mal estamos acá, que la justicia proviene de otro país? Sin duda, son los signos de la política en México.
CAMPAÑAS
Y si usted pensó que todo este asunto de Torres prófugo va a impactar negativamente en las campañas del PRI. Agárrese, ya que desde hace tiempo el PAN renunció a la oposición. Simplemente les pasó de noche. Francamente no veo para qué quieren llegar al Congreso local, si ni siquiera como candidatos son capaces de articular un contrapeso. Mejor no la podía tener el PRI.

El Siglo de Torreón
25 de junio 2014
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1009607.signos-de-la-politica.html