De vez en vez, surgen justificaciones ramplonas, clichés que se repiten a falta de argumentos, honestidad o algo de pensamiento. De esa manera, hay quien prefiere culpar a los otros, para no asumir las propias responsabilidades. En esa lógica, siempre es más fácil señalar a terceros, que reconocer los errores. Como un guión predecible, encontramos hombres públicos que excusan su ausencia de liderazgo, victimizándose ante el clima, un gobierno "perverso" o simplemente contra los medios de comunicación.
Recientemente, un hombre representativo de la mediocridad política, Gustavo Madero, quien dirige Acción Nacional, demostró su capacidad discursiva contra los medios. La profundidad del argumento maderista encontró en los medios a los culpables de la decadencia panista: "El PAN enfrenta trascendidos, acusaciones sin denuncias, delitos sin testimonios, cobardes difamaciones sin voz y sin rostro para alimentar esta política del espectáculo y de la trivialización, en donde lo que menos importa son las posiciones ideológicas".
Quizá convenga recordar, bajo cierto orden cronológico, la sucesión de escándalos y denuncias de corrupción estelarizados por connotados y desconocidos panistas. De esa manera, la renovación de la dirigencia del PAN mostró las diferencias entre los grupos, lo cual es normal en la política, pero de paso evidenció señalamientos puntuales por los "moches" solicitados en la Cámara de Diputados, entre ellos, los protagonizados por el festivo coordinador de la bancada panista, Luis Alberto Villarreal. Pero pasó la elección en el mes de mayo y ganó nuevamente Madero. Por supuesto, se omitió el asunto de la corrupción y Villarreal siguió de fiesta.
En los primeros días de julio, aparecieron unos jóvenes panistas en Jalisco, quienes declararon su admiración por el nacional socialismo. Sin tapujos se mostraron conmemorando el aniversario de su admirado Führer. Como un perfecto oxímoron, el suceso "ario" identificó a los jóvenes de "morenazis".
Por entonces estuvo de moda el mundial futbol, donde unos desconocidos panistas de la delegación Benito Juárez, se lanzaron a la fama como los golpeadores de Brasil. El resto de la historia ya la conocemos, pero el daño ya estaba hecho. Y si las acusaciones de corrupción no tumbaron al coordinador de los diputados panistas, una fiesta bien provista tumbó a Villarreal de la Cámara. Queda claro que dentro del maderismo, no se sanciona la corrupción, pero sí la pachanga.
Uno tras otro, la colección de escándalos fue bien difundida por los medios, pero el problema no es de los periódicos, la radio, la televisión o la Internet, a ellos sólo les regalaron una nota que vende o se tuitea bien. El punto de fondo es la miseria del PAN como partido político después de ser gobierno, y sobre todo, la decadencia como oposición. Semejante desfiguro en el 75 aniversario.
En un luminoso e imprescindible ensayo publicado en 1947, Daniel Cosío Villegas, señaló que "Acción Nacional se desplomaría al hacerse gobierno". 53 años después llegaron al gobierno y tras 12 años, el PAN quedó desplomado por el PAN mismo. A estas alturas, la exposición en los medios es lo de menos, mejor escuchemos la filosofía Madero expuesta en el consejo nacional del 6 de septiembre: "El PRI aparece como el partido más corrupto en una proporción de cinco a uno contra el PAN, y eso es lo que tratan de revertir ellos a través de esta guerra de narrativas… No niego que como en toda comunidad humana, en la nuestra, lleguemos a presentar actos de corrupción o comportamientos individuales licenciosos, pero los panistas siempre hemos luchado y seguiremos luchando por combatirlos".
Para Madero lo perverso no es la corrupción en los partidos, sino que uno es más malo que otro. Entonces, a partir de ahí los ciudadanos tienen que elegir entre el menos corrupto. ¡Vaya elección! En las crisis PAN, también hay minorías críticas, pero marginales, como la voz de Luis Felipe Bravo Mena, quien no dudó en pedir perdón por los errores del partido.
Si bien hablé del PAN y su decadencia, quien mejor definió el momento mexicano, fue el presidente Enrique Peña Nieto. Para el mandatario reformador, la corrupción en el país es "una debilidad de orden cultural". Sin comentarios.
El Siglo de Torreón
10 de septiembre 2014
http://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1035794.la-culpa-es-de-los-medios.html