domingo, 1 de mayo de 2016

El fin del moreirato

Un escándalo desplaza a otro. De esa manera, la presidencia de la República ya no pudo festejar más la captura del Chapo. Solamente otro notición podía desplazarlo: la aprehensión de Humberto Moreira en España. La noticia generó tal estruendo, que prácticamente anuló la celebración de Enrique Peña Nieto y le volvió a echar a perder otro viaje al extranjero. Acusado de lavado de dinero, Moreira fue detenido por las autoridades españolas en el aeropuerto de Barajas. La noticia corrió como pólvora y prácticamente Moreira le robó la plana al Chapo, lo cual ya es mucho decir. En el juego de la ironía, la policía española escribió en Twitter tras la detención de expresidente del PRI: "Misión cumplida". Palabras más filosas no pudo encontrar el gobierno mexicano.
La noticia cayó como bomba en el país, y por supuesto, en Coahuila. La justicia se hace en el extranjero. En México, esos políticos son impunes. El golpe fue tan fuerte, que se canceló el Consejo Político Estatal del PRI y en Los Pinos retumbó. Pero el silencio reinó. El gobernador Rubén Moreira II, guardó un silencio elocuente. El silencio de la complicidad. Por su parte, el presidente Peña Nieto pidió esperar y continuó sin molestias su viaje a Oriente. El preciso no tiene amigos. La Procuraduría General de la República no quiso darse por enterada de la red de corrupción liderada por ex gobernador de Coahuila. Lo suyo es buscar a Kate del Castillo. En cambio el PRI acuñó una frase de antología: "Las instituciones no son responsables de los actos de los individuos que las integran"
Como gobernador de Coahuila, Humberto Moreira fue el principal responsable de una deuda impagable, a todas luces desproporcionada y sobre todo, adquirida en parte de manera ilegal y fraudulenta. De esa forma, un buen día de 2011, los coahuilenses amanecimos endeudados hasta la chanclas con más de 36 mil millones de pesos. La cifra fue tanto como robarse un presupuesto anual del estado para esa época. A partir de entonces, el asalto al erario coahuilense quedó impune y se volvió un enorme agravio. Por lo mismo, cuando se supo que Moreira terminó en la cárcel, un júbilo se extendió entre muchos ciudadanos, incluyendo algunos priistas. ¡Gracias España! ¡Gracias Estados Unidos!
En mayo de 2008 empecé a escribir de manera regular en El Siglo de Torreón. Por entonces, mi primer artículo se tituló, "La deuda de Coahuila". En ese texto discutí y critiqué, pero sobre todo, expresé mis dudas acerca de la deuda de 3 mil 500 millones que el gobierno del estado contrató en ese año. Aunque ya existía evidencia de malos manejos gracias a los informes de la Auditoría Superior de la Federación, nunca me imaginé en ese momento, el megafraude en que se convertiría. Durante años Humberto Moreira quedó impune y hasta llegó decir que el ofendido era él. Así de trastornado lo dejó el poder. Para no quedarse atrás en la corrupción, el Congreso local legalizó la deuda y actualmente esos cómplices son "representantes populares" y funcionarios en el gobierno estatal.
El gobierno al mando de Peña Nieto, hizo del combate a la corrupción un discurso de campaña, es decir, no hizo nada. Durante esos años se habló que una parte del dinero de la deuda fue a parar a la campaña presidencial. ¿De qué otra manera explicar el vertiginoso ascenso del coahuilense en el PRI nacional? Ante el dilema del prisionero, algunos operadores de Moreira lo fueron señalando en Estados Unidos. ¿Hablará también Moreira sobre Peña Nieto, como antes lo hizo Javier Villarreal o Rolando González Treviño?
Lo que ya no sorprende del suceso, es la facilidad con la que un gobernante en México, puede asaltar el erario impunemente. Más todavía, ser protegido por el mismo sistema político. Con razón, Arturo González de Aragón, quien fuera el auditor de la Federación hace algunos años, se despidió de su cargo, afirmando que los partidos políticos en México son un auténtico crimen organizado.
Por lo pronto, la captura de Moreira significa el fin del moreirato en Coahuila. Difícilmente el PRI nacional cargará ese muerto. A todo esto, el gobernador Moreira II es insostenible. El fantasma de Oscar Flores Tapia recorre Coahuila.
El Siglo 
20 de enero de 2016