domingo, 1 de mayo de 2016

Tomar en serio a Trump


Más allá de la estridencia, el mal gusto o incluso la misoginia, hay que tomar en serio al precandidato republicano, Donald Trump. El hombre ha mostrado talento para llenar los medios y en consecuencia habla. Es cierto, instiga, insulta, dice tonterías y hace propuestas absurdas como la de construir un muro en la frontera con México. Su consigna ante todo es aparecer y ganar la candidatura del partido a la presidencia de los Estados Unidos. No importa que sea a base sandeces y expresiones negativas. Desde esa lógica, para el empresario metido a aprendiz de político, no importa tanto lo que diga, sino sencillamente que diga. Que hablen mal, pero que hablen. Así, durante meses ha ocupado los reflectores. De él y nadie más se habla en la contienda presidencial. Ocasionalmente sabemos de Hillary Clinton, pero los reflectores están en Trump.
A punta de mediatizar cualquier tontería, o peor aún, con base a expresiones racistas, Trump va que vuela para convertirse en candidato. Atrás quedan en los caucus Ted Cruz y Marco Rubio. Tanto a los votantes como a los observadores externos, nos pueden disgustar sus desplantes. Más todavía, podemos repudiar sus posturas antiinmigrantes y antimexicanas, pero al final, lo que impera en la política no es precisamente la razón o el buen juicio, sino la popularidad. Encarrilado desde un discurso xenófobo y hasta con ciertos tintes fascistas, Trump se está ganando el respaldo de un sector que no sólo simpatiza con él, sino además aplaude sus desplantes. Trump contra los inmigrantes. Bravo. Trump contra el Islam. Bravo. Trump misógino. Bravo. Trump contra China. Bravo. Trump contra las empresas globales. Bravo.
Por lo mismo, no importan los calificativos negativos que enumeremos de Trump y su bravucón discurso, sino la posibilidad real que tiene de convertirse en candidato, y hasta en presidente de los Estados Unidos. ¿Se lo imaginan en el poder? En ese sentido, hay que tomar en serio a Trump, en tanto la posibilidad que sí tiene. Despreciar y descalificarlo no le quita la posición cada vez más cercana de ser el candidato republicano. Visto así, más vale que nos vayamos preparando. Por ahora conocemos a un millonario jugando a la política. Pero no es difícil imaginar al magnate "haciendo" política. En tales condiciones, la candidatura de Hillary Clinton por el partido demócrata, a pesar de que Bernie Sanders le pisa los talones, aparece como un mal menor ante la seriedad del candidato republicano. Sólo el tiempo dirá si triunfa el espectáculo sobre la cordura. Después de todo, la democracia también puede negarse así misma. La Alemania nazi es el mejor ejemplo.
No hay duda de que la naturaleza diabólica y seductora del poder transforma. Modestas repúblicas como Bolivia y Venezuela ejemplifican los usos del poder y sus consecuencias negativas. Evo Morales, en su condición de "humilde" presidente, llegó en 2006 a la presidencia. Desde entonces no ha soltado el poder y recientemente los ciudadanos rechazaron su intención de reelegirse más años. ¡Nada más otros diez! Como verán, ya en el poder nada es suficiente. El chaparro es alto. El tonto es inteligentísimo. El feo, un notable galán.
A Hugo Chávez en Venezuela sólo lo detuvo la muerte, pero el líder populista ya tenía planes para largo con la "república bolivariana". Desde la baja considerable de los precios del petróleo, el sucesor, Nicolás Maduro (una caricatura de Chávez), se ha quedado sin fondos para alimentar el populismo. Ya sólo cuenta el tiempo desesperado para que no triunfe la oposición.
No es casual que el desencanto económico en la democracias lleve a posiciones extremas como las que ahora representa Trump. El magnate podrá ser un payaso. Pero un payaso muy serio desde el poder.
El Siglo
24 de febrero 2016
https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1200176.tomar-en-serio-a-trump.html