Dura es la realidad, y por lo mismo, más vale asumirla. Aunque la política se alimenta de percepciones −la forma es fondo, decía uno de nuestros clásicos mexicanos−, también exige realidad. Con facilidad un hombre público suele perderse en el canto de las sirenas. No en balde afirman que el poder es el mejor afrodisiaco.
En este sentido, competir por el poder, ir a una campaña, organizarla, administrarla, forma percepciones, pero sobre todo, exige mucha realidad. Los pies en la tierra, porque al final, la política, más que voluntad, se hace de resultados.
Pero ¿cómo van los candidatos con su realidad allá en Gómez Palacio? ¿Cuánto han avanzado en su carrera hacia el poder? Durante la semana se difundieron los datos de una encuesta realizada por la prestigiosa firma Mitofsky, encuesta por cierto, que se puede consultar en la página www.consulta.com.mx. Dicho estudio de opinión fija parámetros y muestra tendencias electorales. Sin embargo, hay que repetirlo, una encuesta no es una bola de cristal, pero sí una metodología estadística que desarrollada con rigor y seriedad, puede ser muy certera en sus predicciones.
Por lo tanto, cualquier campaña política que se precie de moderna, incorpora estas mediciones como parte de su estrategia. Aún así, no resulta extraño escuchar a los políticos descalificar o en el mejor de los casos, despreciar estos instrumentos.
A más de un mes para que se realicen las elecciones locales, la tendencia electoral que muestran los resultados de la encuesta, son sumamente alentadores para la candidata del PRI, Rocío Rebollo. 52% de las preferencias de voto están a favor de Rocío, mientras que muy abajo, con 23%, aparece el candidato de la Coalición Augusto Ávalos. 29 puntos de diferencia separan a Rocío de Augusto cuando ya ha transcurrido más de la mitad de la campaña. Pero ¿por qué tanta diferencia si Ávalos ya había sido candidato hace tres años?
En esto de la encuestas es sencillo perderse entre los números y los colores de las gráficas, pero sí vemos con detenimiento otras variables, comprendemos por qué hay tanta distancia entre uno y otro. A diferencia de Rebollo, Ávalos carece de una estructura sólida en el terreno, principalmente la que representa el PAN, porque en realidad el PRD es un decir; en cambio Rocío cuenta con una amplia identificación partidista que ronda hasta un 40% del electorado.
En otras palabras Rocío conduce un Mercedes-Benz, mientras Augusto, anda en un "vochito", y eso es lo que hará la diferencia a la hora de competir, de ganar. Es decir, Rocío trae buena estructura y equipo, mientras que Augusto carece de estructura y su equipo no se nota o no le ayuda.
Augusto ha desaprovechado la campaña y sobre todo, la “buena” fama administrativa del acalde en turno, aunado a otros elementos de malestar en el ambiente. En cambio Rocío se ha concentrado en su propuesta y ha logrado ligar con éxito a la candidata con el partido, a la persona con los ciudadanos. Esto sitúa a Rocío (casi) como la próxima presidenta municipal de Gómez Palacio. Y si es así como lo demuestran las encuestas, Rocío tendrá, no sólo importantes retos para liderar el Ayuntamiento de Gómez Palacio, sino una enorme responsabilidad para reivindicar el apellido de su padre: José Rebollo.
Si para Augusto el Partido Acción Nacional es un lastre, ahora disminuido en la imagen de la Coalición; para Rocío, su hermano Ricardo, actual diputado federal, es una carga que ella ha tenido que aligerar.
En consecuencia, Rocío tiene la obligación de cursar por completo su periodo como presidenta municipal, porque si no, ¿para qué pedir el voto de los gomezpalatinos? Por otro lado, se enfrentará al problema inmediato de recomponer el rumbo administrativo del ayuntamiento, incluyendo la actual deuda en el tema de la transparencia.
Por lo demás, ya los electores decidirán el próximo cuatro de julio.