La profunda dignidad de Don Alejo Garza Tamez me recordó las viejas historias que nuestros abuelos vivieron entre el siglo XVI y el XIX en el extenso, agreste y difícil noreste mexicano. Sin embargo, la historia de este héroe del siglo XXI, muestra los extremos, sobre todo, la incapacidad del Estado para defender a sus ciudadanos. Cuando el Estado no puede, entonces surge la autodefensa, la ley del más fuerte. Y ahí sí, la vida no vale nada, porque entonces hay que morir matando.