La época exige cambiar de tema, hablar de otras cosas. Y no es para menos, así que desde esta columna mandamos un abrazo a los lectores y les deseamos una feliz Navidad. Para este artículo y el próximo comentaré los resultados la “Encuesta nacional de hábitos, prácticas y consumo culturales, 2010”. El estudio fue impulsado y patrocinado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CONACULTA). Se trata del segundo en su género, aunque hay que decir, que la magnitud y extensión del mismo, superó con mucho aquella encuesta realizada en el 2005.
Por la amplitud del estudio de opinión, más 32 mil entrevistas en el país, se hace necesario escribir en un primer momento, sobre los resultados nacionales, lo que de alguna manera muestra la tendencia general que tenemos los mexicanos hacia la cultura. En un segundo texto abordaré los resultados para Coahuila, y lo que acá sucede en relación a la cultura. Pero ¿de qué hablamos cuando hablamos de cultura? ¿Cuál es la utilidad de medir las prácticas culturales entre los mexicanos?
Hago dos aclaraciones. La primera: la investigación partió de un concepto delimitado de cultura, no se refiere entonces, a la acepción antropológica de la cultura, sino a la manifestaciones artísticas y sus prácticas como la pintura, la danza, la música, la literatura, el teatro y el cine.
Segunda aclaración: la técnica del estudio se basó en una enorme encuesta distribuida proporcionalmente en todo el país. Entiendo que algunos tienen prejuicios con respecto a los estudios de opinión, otros los descalifican a priori, y algunos más los subestiman con el cliché de que son la “fotografía del momento”. Sin embargo, en el desempeño de una actividad, sólo puede ser mejorado, aquello que puede ser medido. En este sentido, la encuesta proporciona parámetros claros y actualizados sobre la relación que tenemos los mexicanos con el libro y la lectura, los museos o el arte.
Por ejemplo, en el último año, sólo 7 por ciento de los mexicanos declararon haber comprado al menos un libro. En contraste, la gran mayoría, 79 por ciento, no ha comprado ninguno durante el año. Por lo tanto, estaría bien pensar en un libro como objeto de regalo. Las razones principales por las cuales los mexicanos no han comprado un libro, es por falta de dinero y tiempo para leer (un 43 por ciento). En cuanto a la lectura, independientemente de las compras, sólo 27 por ciento declaró haber leído algún libro durante el año. Comparado con los españoles, el 59 por ciento leyó algún libro. En Francia la cifra sumó 71% y en el Reino Unido llegó hasta el 82 por ciento. Es decir, a diferencia de México, en esos tres países, la lectura es un hábito.
Fuente: Encuesta de cultura, Conaculta, 2010
Si pensamos en una lectura cotidiana como la del periódico, los resultados no dicen que sólo una minoría consume periódicos. Menos del 10 por ciento lee diariamente la prensa. En cambio, un 38 por ciento ni siquiera lo hace ocasionalmente. De esa minoría de mexicanos que sí leen periódicos, un 67 por ciento los compra, y una minoría de minorías, el 2 por ciento, los lee en Internet. 43 por ciento lee noticias sobre el país y su localidad. ¡Cuán lejos estamos de ideal ilustrado!
Pero si menos de la tercera parte de la población consume lecturas, entonces, ¿qué es lo que leemos los mexicanos? 60 por ciento consume revistas de espectáculos, deportes, salud y belleza. Por lo mismo, ahora vemos a un cúmulo de políticos preocupados por salir en las portadas de revistas del corazón.
En otro ámbito, se ha afirmado que una manera de combatir la violencia es a través de la promoción de la cultura. Sin embargo, tras conocer los números detrás de nuestras costumbres, todavía estamos muy lejos de integrar a los centros culturales a una supuesta estrategia contra la violencia. No obstante de los esfuerzos discursivos que encontramos en los gobiernos. En el último año, 87% (cifra altísima), no ha asistido alguna actividad en los centros culturales, ya sea una exposición de pintura, un concierto de música o la presentación de un libro. Quienes sí fueron al menos una vez en el último año, registró un raquítico 8 por ciento.
Algo similar sucede con el consumo de teatro. Ya no digamos los monumentos históricos, donde 81 por ciento en el último año, no ha visitado ningún monumento histórico. 59 por ciento tampoco asistió a algún museo, pero quienes sí lo hicieron, fue un 26 por ciento de los mexicanos. En relación a otros países, un 77 por ciento los franceses fue a un museo. 44 por ciento en el caso de los ingleses y 31 por ciento entre los españoles. Si bien es pequeño el público mexicano que acude a los museos, los que lo hacen los califican altamente con 8.85 (en una escala del 1 al 10). Por lo tanto, estamos hablando de espacios públicos con un enorme potencial de confianza y aprobación, algo de lo que suelen carecer muchas de las instituciones públicas. En consecuencia, estaría muy bien empezar por ahí. Ojalá los gobiernos tengan mayor atención a los centros culturales, museos y otros espacios relacionados.
Me quedo sin comentar los resultados con respecto al arte, la música y la danza. Prometo hacerlo en el blog si me tienen paciencia. Por lo pronto, la semana que entra estaremos hablando sobre Coahuila. Un abrazo.