jueves, 15 de diciembre de 2011

Marx tenía razón

Quizá tengamos que regresar a las páginas del siglo XIX para entender nuestro momento: los ciclos de nuestras crisis, el papel del Estado, el devenir de la economía, la sociedad, el impacto de la industrialización en el medio ambiente. Recientemente un afamado economista de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, cuestionó el manejo de las finanzas en Estados Unidos y Europa. Lejos de la ideología, Roubini nos dice que Marx tenía razón, en tanto el sistema financiero actual cultivó su propia autodestrucción. De paso, el desastre generó estragos a nivel mundial. Un buen amigo, Heriberto Ramos, me hace notar las recientes referencias a Marx en el Wall Street Journal. Y después de todo, no estamos tan alejados de lo que escribió con lucidez el filósofo alemán sobre la naturaleza de la economía. Por su lado, el filósofo John Gray considera que Marx se equivocó en cuanto al comunismo, pero no en la tendencia destructiva del capitalismo. Habría que apuntarnos para algunas reelecturas.

Desde sus trincheras, dos de los principales líderes políticos ven la profundidad del problema y la real amenaza de la autodestrucción. La canciller alemana Angela Merkel, asumió la crisis como un tiempo donde hay “cambio de época”, pues Europa “vive la peor crisis desde Segunda Guerra Mundial”. De ese tamaño la comparación. Por su parte, Barack Obama, con elecciones en puerta, sale en defensa de la clase media. Con clara alusión a Roosevelt el presidente norteamericano expresó: “Este no es un debate político más. Es la cuestión definitoria de nuestro tiempo. Es el momento de la verdad para la clase media y para todos aquellos que aspiran a engrosarla”. Bajo ese argumento, Obama promueve un aumento en los impuestos a los más privilegiados y una prórroga de los recortes fiscales a las clases medias.

En nuestro país, algún aspirante a la presidencia acumula anécdotas sobre el profundo conocimiento de la realidad mexicana: tortillas, salarios mínimos y trabajo doméstico. Lo cierto es que la brecha de la desigualdad es enorme. La diferencia entre los ingresos de los más ricos y que menos tienen es de 27 a uno. En contraste, los países ricos que siempre puntean los indicadores son más igualitarios o dicho de otra manera, esas economías permiten equilibrar el nivel general de vida de sus ciudadanos. El promedio entre los países de la OCDE está en una relación de 9 a 1. No obstante, Ocuppy Wall Street y otros movimientos de inspirados en la Primavera árabe realizan protestas contra el manejo de la economía y el problema de la desigualdad. Uno de los supuestos detrás de los indignados norteamericanos dice: “tenemos en común ser el 99% que no tolera la avaricia y la corrupción del uno por ciento”. 

Entre 2008 y 2010, justo los años de la crisis económica mundial, en México se redujo el ingreso real de los hogares en el país, especialmente en las áreas urbanas. Esa situación no sólo impactó en el bolsillo de los mexicanos, sino que en términos generales se incrementó la población en pobreza en el país aumentó de 44.5 por ciento a 46.2 por ciento. De 48.8 millones de personas en la pobreza, pasamos a 52.0 millones de personas entre 2008 y 2010. Pero el rumbo del crecimiento está en otra parte, en otro camino. Brasil ahora nos da la lección. Y después de la quiebra financiera mundial… Marx sí tenía razón.


14 de diciembre 2011
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9079102