Es difícil compartir la sonrisa con el gobernador Rubén Moreira. Por lo mismo, no creo que muchos coahuilenses podamos sonreír y compartir ese optimismo discursivo. La campaña de promoción institucional conlleva un contrasentido que choca con la realidad. Si bien, el mensaje es un loable deseo, desde hace tiempo que Torreón no es una ciudad tranquila, y tampoco en Saltillo se puede decir lo mismo. Piedras Negras y Monclova no son ajenas.
En un entorno así, la sonrisa parece forzada, está más cerca de la ironía que de la simpatía. La toma posesión de Moreira II careció de luna de miel, de ahí que los 721 mil votos que logró en la elección ya no son la principal base de legitimidad. En su discurso ante el Congreso insistió en no “defraudar la generosidad de los electores”. Por lo pronto, un aumento de impuestos nos entrega. Aunque el aumento no proviene por una actualización fiscal en Estado, sino por la imposición de un desbarajuste en las finanzas estatales.
La herencia financiera de su hermano, ahora depuesto de la presidencia nacional de su partido, deja entredicho al gobierno actual, independientemente de que se asuma como nuevo. Sin duda hay novedad legal en el cambio de poderes, pero no política. Esa diferencia se dará, y es deseable que así sea en los próximos meses, porque de continuar con las inercias, los costos serán mayores para los ciudadanos.
Mientras el gobernador disimuló la incomodidad ante las protestas por la impronunciable deuda, se dedicó a expresar un discurso lleno de lugares comunes y expresiones enigmáticas como un “nuevo modelo de desarrollo económico”. ¿También de Coahuila habrá de salir otro paradigma económico? ¡Con la deuda tenemos!
Hubo en su discurso mucho deseo por hacer, pero es difícil suponer una gran intervención estatal como la que nos augura el gobernador; sobre todo, por el limitado margen de maniobra que arrastran los presupuestos. Quizá debamos recordar que los gobiernos, incluso entre los más ricos, no son el motor de la economía. En cambio, pueden generar condiciones favorables para el desarrollo. Pero la principal fuente de inversión, será destinada a aliviar los compromisos bancarios.
El gobernador habló incluso de garantizar la transparencia en el uso de los recursos, pero nada se dijo de la cuentas pendientes que deja su hermano. Aunque sería de cándidos pensar que de ahí pudieran fincarse responsabilidades por los miles de millones pesos, que hasta la Auditoría Estatal ya reconoce en el Informe de la Cuenta Pública 2010. No, no creo que podamos sonreír.
Moreira I
La renuncia de Humberto Moreira a la dirigencia nacional del PRI, distiende las críticas y acusaciones que al final iban a parar al candidato Enrique Peña Nieto. Pero la renuncia no resuelve el tema de fondo en dos puntos: A dónde fue a parar el dinero de la deuda; dónde está el castigo a los responsables de falsificar documentos de un dinero que ya se “ejerció”.
La renuncia de Humberto Moreira a la dirigencia nacional del PRI, distiende las críticas y acusaciones que al final iban a parar al candidato Enrique Peña Nieto. Pero la renuncia no resuelve el tema de fondo en dos puntos: A dónde fue a parar el dinero de la deuda; dónde está el castigo a los responsables de falsificar documentos de un dinero que ya se “ejerció”.
4 de diciembre 2011