miércoles, 22 de febrero de 2012

La verdad no es suficiente

Fuente de la imagen: http://www.revistapersona.com.ar

Más que lo real, importa lo que se tiene por verdadero. Pero no sólo se trata de un problema filosófico, sino claramente de una situación cotidiana. En otras palabras, pesa más el parecer que el ser. Así, la realidad se construye desde la percepción, no importa que tan lejos o distorsionada esté de la verdad. Platón abominó las opiniones, precisamente a falta de ideas, de pensamiento. La filosofía nos ayuda a pensar, a distinguir. De esa manera, una discusión clásica sobre la verdad puede parecer una pérdida de tiempo, una idea sin relación con la vida práctica. Sin embargo, la tradición es rica y larga: de Aristóteles a Kant, de Pascal a Wittgenstein.
Aunque la sociedad moderna promueve la universidad, la ciencia y el conocimiento, otros principios más fuertes suelen dominarla. La verdad no siempre es suficiente. Edgar Morin nos insiste una y otra vez que somos “homo sapiens”, pero no por eso dejamos de ser “homo” (es decir, animales). A pesar de la crítica demoledora al psicoanálisis, Freud no se equivocó al suponer que la sociedad se mueve entre Eros y Thanatos.

¿A qué viene todo esto? Hace unos días, una historia de amor trascendió las fronteras de lo privado a lo público. En medio, la terrible tragedia de tres jóvenes que fueron linchados por una turba en Huitzilzingo, Chalco. Cuando la verdad no basta, la opinión, el rumor o la especulación completan las explicaciones. No se diga más. El rumor de que los jóvenes José Manuel Mendoza, Raúl Aboytes y Luis Alberto Cárdenas eran criminales, alimentó una peculiar justicia: “¡mátenlos, son secuestradores!”. La multitud los golpeó y finalmente fueron quemados.


En algún sentido, el drama nos recuerda al Fuenteovejuna de Lope de Vega: ¿Quién mató a los “secuestradores”? Todo el pueblo, Señor… La policía local no pudo controlar a los más de 300 pobladores que tomaron la justicia en sus manos. El acto quedó consumado tras la “verdad” popular. Una fuente periodística rescata la visión del linchamiento: “Eran secuestradores, la autoridad no hace nada y por eso la gente se unió, porque estamos hartos: cómo es posible que haya 23 detenidos si los que deberían estar en la cárcel son los delincuentes”, expresa una mujer que al hablar manotea y alza la voz.
La Procuraduría del Estado de México aprehendió a una veintena de responsables acusados de asesinato y esclareció que los jóvenes no eran criminales y muchos menos secuestradores. La verdad había llegado muy tarde.


19 de febrero 2012
Milenio http://impreso.milenio.com/node/9115442