viernes, 10 de febrero de 2012

De inversiones y deudas


Esta semana coincidieron dos noticias que se entrecruzan. Por una parte, el anuncio que hizo el gobernador Rubén Moreira acerca del Programa de Inversión Pública para el presente año. Por otro, el resurgimiento de la deuda que arrastra el Estado y la posibilidad de aprehensión de algunos implicados, aunque nada se dice todavía, de Moreira I ¿Quién sabe si los tiempos electorales deparen una sorpresa? En esencia, ambos temas se corresponden por tratarse de los recursos públicos en Coahuila. 

El Programa de inversión prevé ejercer 5 mil 938 millones de pesos. A primera vista la cantidad parece enorme y un logro plausible en la entidad, pero en realidad, si la situamos en el conjunto presupuestal, la cifra es pequeña. Para entender el monto hay que conocer elresto de las cifras. Así, si lo comparamos con el gasto corriente que implica la existencia misma del gobierno estatal, se guarda un constante desbalance.  Nada más en el capítulo de servicios personales el Estado ejercerá más del doble de lo anunciado en obras por Moreira II, es decir, 12 mil 952 millones de pesos. Y si de pagar deuda se trata, no importa la corrupción de varios miles de millones, al fin se destinarán 4 mil 627 millones o quizá más al cierre del año. Con esas cifras, no sólo se mantiene una inequidad en el gasto público, sino que al final queda poco para los ciudadanos. En ese sentido, el Programa de inversión es una victoria pírrica. Algo similar sucede con otras entidades, y en pequeño, el ejemplo se repite desgraciadamente en los municipios. Mucho dinero para operar, pero muy poco para regresar a los ciudadanos en servicios, infraestructura e inversión social.

Irónicamente son los países ricos los que ahora padecen crisis en sus finanzas. Ya realizan recortes, despidos, aumento de impuestos, más años laborales y reducción del gasto corriente. En nuestro país la estabilidad financiera no ha servido para fortalecer el desarrollo, en cambio esa estabilidad ha permitido en palabras de Gabriel Zaid, el “progreso improductivo”.  De esa manera, aunque el dinero anunciado parezca mucho, en realidad es poco. Con razón decía un agraciado gobernador: “No era posible esperar 30 años”.


10 de febrero 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9110296