Las fotos son gracias al Google Maps. |
Hay diferentes maneras de destruir la historia. Una es quemando los archivos y borrando la memoria documental. Otra es destruyendo los edificios históricos y el patrimonio arquitectónico. Ninguna ciudad está a salvo de esa destrucción, pero también hay sociedades que preservan con mayor conciencia y éxito su memoria.
Esas ciudades las reconocemos y las admiramos. No es el caso de Torreón. La semana pasada, mientras realizábamos uno de los paseos sabatinos de Ruedas del Desierto, varios ciclistas atestiguamos la destrucción de un edificio centenario en la esquina de Matamoros y calle Zaragoza. En tres días la construcción quedó reducida a escombros sin más testigos que la ignorancia y la negligencia. Acaso pronto veremos allí una tienda de conveniencia o un estacionamiento. Así, sin más.
Foto Carlos Castañón |
Es cierto, quizá el inmueble no era excepcional, pero sí era representativo de los edificios de la década de 1900. No sólo por los materiales (tabique, madera y cantera), los detalles y el estilo arquitectónico, sino también por la sobrevivencia de un siglo.
Destrucción impune. Foto Carlos Castañón |
14 septiembre 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9158807