sábado, 18 de mayo de 2013

Espectaculares de la discordia

Fuente de foto: acá

Acostumbrados a la regularidad de los procesos electorales, con facilidad se olvida el significado simbólico de las campañas: campo de batalla, disputa por el poder. A quienes ingenuamente quieren ver en las campañas limpieza, pulcritud y hasta santidad, olvidan que la política no es lugar para las buenas intenciones, sino un campo lleno de tierra. Otros gustan de soñar con el “mundo ideal”, quisieran que nada huela mal, pero la política está llamada al realismo. Por lo mismo, en contextos democráticos, el tiempo de campaña es el tiempo de la desnudez. Lo cual sin duda, es un virtud en toda renovación del poder. Conocemos mejor a los candidatos a través de las críticas de sus enemigos, que por su propias propuestas. En busca del voto, los competidores remarcan las faltas de su contrincantes y viceversa. A favor de la conservación del poder, el partido que lo tiene, hace todo lo posible antes de la elecciones. ¡Incluso, trabajar!

Vayamos a las elecciones locales. Para salvar un largo periodo de veda electoral (las campañas en Coahuila empiezan hasta el 4 de junio), el PAN lanzó una campaña con espectaculares a fin posicionar la percepción de cambio en Torreón. Bien diseñados, los mensajes conectan con un amplio interés en la opinión pública que quiere cambiar de partido en el gobierno. A la campaña panista vino inmediatamente la contracampaña de un partido satélite. Luego sucedieron las quejas ante el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana de Coahuila (IEPCC), que terminó por mandar medidas “cautelares”, además de ordenar el retiro del algunos espectaculares por considerarlos actos anticipados de campaña. Quizá lo de cautelar fue más por suponer a los ciudadanos unos menores de edad que pueden ser contaminados por los mensajes políticos. 

Paradójicamente el PAN sí interpretó bien la ley hecha por el PRI, y ahora el Tribunal Electoral del Poder Judicial le dio la razón a los espectaculares de la discordia. Seguramente, después de esta experiencia, el PRI llevará al Congreso otra reforma electoral. Pero la fallida “cautela” del IEPCC es ocasión para el PRI, que no desea quedarse atrás y ahora nos propone una vacua generalidad: “las mejores cosas pasan contigo”.

8 de mayo 2013
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9179989