domingo, 15 de febrero de 2015

A la puerta de las elecciones

Que no haya ilusos para que no haya desilusionados, diría Manuel Gómez Morín. En ese tono, unas nuevas elecciones se avecinan para el mes de junio. Sé que para muchos, hablar de elecciones, partidos y votos, resulta despreciable. Más todavía, porque la principal autoridad está desprestigiada por sendas casas y escándalos corrupción. Menos mal que allá en la Presidencia nos confirman que todo es "legalmente". Bajo un viejo principio: se puede engañar un tiempo, pero no todo el tiempo. Más allá de la crítica, la queja amarga, o el desprecio, el momento para rechazar está en las urnas, no en los cafés y las redes sociales. Por lo mismo, los próximos comicios son relevantes por varias razones. Se trata de la primera elección intermedia que va a enfrentar al partido en el poder. Ahí veremos si en verdad el malestar que reflejan los ciudadanos en la opinión pública, logra conectarse con las urnas. No nos sorprendamos luego, a pesar del ambiente crispado contra el gobierno de Enrique Peña Nieto, que su partido resulte nuevamente ganador.
Aunque las condiciones estén dadas para castigar al PRI, el malestar por sí mismo no garantiza un voto de castigo. Muchas veces la indignación en México no alcanza, ni tampoco llega hasta las boleta. Por momentos parece que el mejor escenario para los políticos profesionales, es una abstinencia electoral. En tal reclamo, recientemente los padres de los 43 jóvenes de Ayotzinapa, han llamado a no votar en Guerrero, un estado donde la degradación es vida cotidiana. Paradójicamente, su propuesta, lejos de afectar a los candidatos, terminará por favorecer a quienes buscan rechazar. Candidatos mediocres como Luis Walton, exalcalde de Acapulco, o inconscientes como Ángel Aguirre Herrera, hijo del defenestrado gobernador de Guerrero, son las principales cartas del Movimiento ciudadano y PRD en esa entidad. Si esos son candidatos, no quiero saber cómo están los otros.
Por lo mismo, ante un entorno de desconfianza, independientes como "Lagrimita", quien busca la alcaldía de Guadalajara, o el "Temoc", tras la alcaldía de Cuernavaca, son más una caricatura, que serios candidatos. Estas elecciones también pueden ser un buen momento para mejorar el acceso de los candidatos independientes al poder. No porque los independientes sean una garantía de honestidad y profesionalismo. Más bien los partidos necesitan algún contrapeso cuando al ciudadano no le basta votar por el menos peor. Hay liderazgos genuinos que pueden revitalizar la vida pública más allá de los partidos. Quien sin duda puede dar la sorpresa es Morena, el partido personal de Andrés Manuel López Obrador. De ser así, el tabasqueño no sólo sería revivido por el PRI, también demostraría que tiene tres vidas después de sus derrotas rumbo a la presidencia.
Ante el desencanto, me quedo con la puntual propuesta de Transparencia Mexicana. Hay que exigir a los candidatos al menos tres puntos: Declaración patrimonial; declaración de intereses; y declaración de impuestos. Aun así, entre los aspirantes, hay muchos con sus "casas blancas". Todo sea por el mal menor.
28 de enero 2015