lunes, 30 de junio de 2008

DVR y Monterroso

Cuando despertó, el DVR seguía ahí.
Cuado se derribó, la corrupción seguía ahí.

sábado, 28 de junio de 2008

Presente del agua

Hasta ahora, todos los caminos conducen al agua. Así lo indica la crisis del agua en La Laguna. Estudio tras estudio, diagnóstico tras diagnóstico las problemáticas llegan al mismo punto: ni la cantidad, ni la calidad del agua es buena y el futuro tendencial es negativo. La historia nos resulta familiar y en más de un sentido, la problemática se ha presentado desde los orígenes mismos de la región hacia finales del siglo XVI. Para muestra, menciono algunas referencias.

Desde un principio, los derechos del agua entre los tlaxcaltecas y las tierras de Francisco de Urdiñola fueron motivo de disputa en el entorno parrense de la economía vitivinícola. Posteriormente, en el siglo XVIII un cambio inusitado en el afluente del río Nazas, dejó sin acceso al agua a las antiguas poblaciones coloniales de la región como Cinco Señores (ahora San Nazas) y San Pedro. Derivado de la escasez vinieron migraciones e incluso un alzamiento de “indios bárbaros”.

El siglo XIX no fue la excepción. Peleas irreconciliables por las preciadas aguas del Nazas para la producción de algodón, generaron enfrentamientos armados. Finalmente una reforma agraria con expropiación de tierras, fue decretada por el Presidente Benito Juárez, cambiando así el destino de la región. No pasaría mucho tiempo para que la estabilidad se rompiera y antes de terminar ese siglo, la poderosa compañía algodonera del Tlahualilo construyó un enorme canal para irrigar sus tierras, desviando una importante cantidad de agua del Nazas. Esa situación le ganó el reclamo de casi todos los agricultores laguneros, quienes formaron el Sindicato de Ribereños del Nazas. La disputa terminó en la Suprema Corte de Justicia y el fallo redujo los derechos de agua de la Tlahualilo en favor del resto de los agricultores.

Durante el siglo XX una serie de innovaciones tecnológicas, entre ellas la difusión de las norias eléctricas en los años veinte, agregó una nueva fuente de agua en el subsuelo. Tras la bonanza del algodón vino la crisis y una fuerte sequía que se prolongó por diez largos años en los cincuentas, derivó en la reconversión económica de la región. Así pasamos del algodón a la ganadería lechera. No es casual que por esos años, el efecto de las norias en la disminución del volumen y la calidad del agua subterránea, llevara al gobierno de la República a decretar el 27 de abril de 1949 en el Diario Oficial de la Federación, la primera veda de extracción de agua para los municipios de Lerdo, Matamoros y San Pedro. Después vinieron otras zonas de veda más amplias en 1952 y 1958 entre las que se incluyó a Torreón.

Con las décadas, no sólo fue disminuyendo la cantidad de agua subterránea, sino también la calidad. Sin ir tan atrás en el tiempo, la última mitad del siglo XX está llena de información que ya alertaba sobre la gravedad del asunto. A los laguneros no nos han faltado buenos diagnósticos, estudios e investigaciones, tampoco nos han faltado asociaciones civiles, organizaciones no gubernamentales e individuos señalando el problema, ¿entonces por qué se ha agravado más el problema? ¿Por qué el conocimiento sobre la situación del abatimiento del acuífero no se ha traducido en una serie de remedios de mediano y largo plazo?
Resulta sintomático que durante años esta situación aparezca solamente como una anécdota. La información no pasó de buenos proyectos como el Plan de Rehabilitación de la Comarca Lagunera, cuya ejecución fue declarada de utilidad pública en 1966. En 1976 el gobierno federal creó la flamante Comisión de Conurbación de La Laguna, uno de sus propósitos fue mejorar la situación de agua en la región.

Al final, la situación no cambió mucho, y hoy por hoy, los viejos problemas del pasado, son los mismos del presente. Al paso que vamos, no es difícil imaginar el futuro.

Hace unos días, diferentes agrupaciones ciudadanas se reunieron con la finalidad de hacer una marcha en protesta por la situación del agua. Sin embargo, a pesar del compromiso de muchos laguneros, no se ha logrado incidir con relevancia en el problema, es decir, no se ha logrado generar políticas que desde los gobiernos marquen el rumbo para cambiar la situación. Una escasa participación ciudadana, aunado a gobiernos a los que se les ha dejado hacer y deshacer, sin exigirles, sin llamarles a cuentas, genera indiferencia y negligencia. Quizá los laguneros pensaremos que nuestro problema es serio hasta que el agua no deje de salir de la llave. O quizá estamos esperando a tener cortes generalizados para toda la población porque el agua no es suficiente como en Hermosillo, Sonora. O quizá entonces reaccionemos cuando una serie de hundimientos en el centro de la ciudad, como está pasando en Aguascalientes, nos hagan recapacitar e involucrarnos en las soluciones del problema.

¿Y entonces, será demasiado tarde?
28 de junio de 2008
El Siglo de Torreón

miércoles, 25 de junio de 2008

¡Una de cal!


El pasado 2 de mayo de 2008, escribí una editorial en El Siglo de Torreón, La deuda de Coahuila, exponiendo cómo la transparencia no es el fuerte ni tampco una de las fuentes de legitimidad del Gobierno del Estado, dirigido por el Prof. Humberto Moreira. Entre otras cosas cuestionaba que no se mostrara el resultado de la Cuenta Pública del 2007, sin embargo, veo con beneplácito, aunque tarde, que derivado del ejercicio del acceso a la información, el gobierno estatal ha publicado la información completa para 2006 y 2007.

sábado, 21 de junio de 2008

¡El centro!

Esta semana el Ayuntamiento de Torreón desalojó parcialmente a los vendedores ambulantes de las principales avenidas en el centro de Torreón. Toda decisión pública tiene sus costos, ojalá que el Ayuntamiento no desista, ante las previsibles inconformidades de comerciantes informales y establecidos. El proyecto está avanzando favorablemente, y así lo deseamos, pues durante décadas de negligente abandono, ninguna presidencia municipal logró hacer algo relevante. El alcalde José Ángel Pérez se está anotando valiosos puntos para sus causas, donde la más relevante, al menos para los ciudadanos, es el mejoramiento urbano de nuestro primer cuadro. Esperamos que con ese mismo espíritu, se atienda también a las monstruosas banquetas, exigiendo a los particulares dar el mantenimiento pertinente.

¿Qué pasa con el PAN?

Divididos, atomizados, confrontados, ensimismados en sus grupos, así están los panistas de Coahuila. Sin embargo, no se trata de ninguna novedad en el presente panista, más aún, las confrontaciones regresan una y otra vez, y se replican con similitud en otras partes del país. Al igual que en Coahuila, los grupos panistas de Nuevo León se disputan codo a codo espacios de poder, candidaturas y posiciones. La obsesión del alcalde de Monterrey, Adalberto Madero, por amarrar una candidatura a gobernador, lo lleva a crecer burdamente la nómina con militantes, distraer funciones como alcalde mientras hace campaña en el estado, o incluso, ascender a su chofer -¿se acuerdan de Nico?-, como director municipal.

Hace unos días Luis Guillermo Hernández Aranda, en su artículo División en el PAN, describía a detalle la situación y resaltaba un aspecto, que desde mi punto de vista, es difícil encontrar en los partidos y la clase política en México: el debate de ideas. A cambio tenemos “grillas y golpeteo político”. ¿Cuántas veces vemos que en el comodísimo poder legislativo, se privilegia más la descalificación que la discusión? ¿Cuántas veces escuchamos a las dirigencias de los partidos exhibir argumentos ridículos? En el fondo, lo que estamos presenciando desde los partidos, es una pauperización de la política, es decir, un desprecio institucionalizado por la esencia misma de la política: el debate que antecede al poder.

¿Y qué pasa con el PAN en Coahuila, está condenado perpetuamente a sus crisis? ¿Por qué no logran consolidar su liderazgo estatal?

A diferencia del PRI, en donde ya sabemos quién manda y qué va a pasar, el PAN con sus disputas internas, con sus diferencias y grupos, plantea un esquema de competencia más interesante, o si se quiere, menos predecible que el tricolor. En este momento dominado por los Moreira, cuál de los priístas se atreve a disentir, quién levanta la mano para diferir. A lado del presidente del PRI, Rubén Moreira, quien ejerce un liderazgo autoritario, el PAN simplemente no logra llenar el liderazgo que el puesto amerita. Nuevamente, ante la inminente crisis de liderazgo se plantea una elección más. El próximo sábado 28 de junio, los consejeros estatales del PAN elegirán su presidente entre los candidatos Javier Cavazos, José Ramírez Mijares y Reyes Flores Hurtado. El panorama no se antoja de unidad, y es posible que las diferencias continúen entre los cuatro jerarcas que controlan el partido: Juan Antonio García Villa, Ernesto Saro Boardman, José Ángel Pérez y Guillermo Anaya.

¿Ironías de las historia, coincidencias?
El sábado pasado, la mesa de Contextos en GREM sentó a José Ángel Pérez y Guillermo Anaya. Una lectura cuidadosa de las opiniones ahí expresadas, mostró estilos y diferencias visibles. Llama la atención que el senador Anaya recordara una vieja disputa en el partido durante 1976, cuando el PAN nacional tenía que elegir candidato a la presidencia de la República. Curiosamente en esas fechas se enfrentaron dos estilos de ejercer el liderazgo. Por un lado, el tradicional PAN de los principios y la doctrina, representados por su presidente Efraín González Morfín. Y por otro, el amplio grupo de la “presidencia alterna” liderado por José Ángel Conchello. Eran los tiempos de Luis Echeverría y sus excesos populistas-estatistas.

En el marco de las instituciones panistas, la minoría abstencionista de González Morfín pensaba que la mejor forma de enfrentar el proceso era retirando la candidatura contra José López Portillo del PRI. Esa visión no era compartida por el grupo más amplio y pragmático identificado con Conchello, quienes creían que los excesos de Echeverría ofrecían una oportunidad valiosa para competirle al PRI la presidencia. En la convención del 25 de enero de 1976 se enfrentaron los dos grupos. El resultado: no hubo candidato del PAN, y el ilustrísimo José López Portillo fue el candidato patriótico, único. La parálisis del PAN en ese episodio generó una crisis mayúscula y las heridas entre los grupos nunca sanarían, debilitando al partido.

A veces la historia puede ser aleccionadora. El PAN de Coahuila aparece así más esforzado en sus conflictos internos, que en competir hacia fuera. Mientras el PRI afianza su músculo en todos los rincones del estado, el PAN se ensaña contra si mismo. La elección interna del sábado es importante, pero más lo son las de afuera. El próximo 19 de octubre, cuando se renueve el Congreso local, tendremos un buen indicador que anuncie la capacidad electoral de ese partido para el 2009. Entre tanto, lo que está en juego es una débil representación para la salud de un sistema de pesos y contrapesos.
21 de junio 2008
El Siglo de Torreón

sábado, 14 de junio de 2008

La transparencia a prueba

De alguna manera u otra, políticos y funcionarios han logrado sacarle la vuelta a la transparencia con diferentes artilugios, por no decir mañas.
Los ejercicios realizados, tanto lo propios, como los que han hecho otros al pedir información invocando la Ley de Transparencia, llegan muchas veces al mismo punto: la negación de información, la opacidad. Poco a poco se hizo en los gobiernos la costumbre resistente a la transparencia como una fortaleza que los hace inmunes a las cuentas claras. Más aun, a muchos de nuestros políticos más cercanos, la transparencia les genera urticaria.
Derivado de la experiencia con cientos de solicitudes de información para el caso de Coahuila, se puede establecer un predecible patrón de comportamiento que termina en opacidad. Son al menos seis las “excusas” para no dar la información:

1) La información no se encuentra en el archivo.
2) La información es reservada o confidencial sin importar que no lo sea.
3) La entidad gubernamental presenta un prórroga que extiende los plazo de entrega, sólo para terminar negando la información.
4) Se entrega a medias la información con la pretensión de contestar adecuadamente.
5) Las entidades turnan a otra dependencia o área la búsqueda de información porque no es de su competencia.
6) La información no se responde vía electrónica, obligando al usuario a recogerla directamente, sin importar que el ciudadano se encuentre a cientos de kilómetros de distancia.

En este sentido, los seis obstáculos camino a la transparencia pueden ser claramente identificados por cualquier ciudadano a través del sitio Infomex en la Internet (infocoahuila.org.mx). El sistema tiene la sana virtud de permitir ver las preguntas y respuestas que otros han hecho a las diferentes entidades del gobierno.
De esa manera, podemos establecer con la evidencia documental en la mano -generada por todos esos ciudadanos que han decidido asumir el compromiso para ejercer la transparencia-, una descripción que nos permite situar cómo anda la transparencia en los gobiernos de Coahuila. Por efectos de espacio, me limitaré a describir tres estampas para el caso del Gobierno Estatal, encabezado por el profesor Humberto Moreira. Posteriormente y en otra editorial abordaré el caso del Ayuntamiento de Torreón, dirigido por José Ángel Pérez.

Primera estampa: las Farmacias de la Gente.
El gasto social destinado a los más pobres del Estado, es uno de los sellos más loables y uno de los logros importantes del gobierno de Moreira. El programa de Farmacias de la Gente busca proporcionar, por medio de 300 farmacias en diversos puntos de la entidad, medicamentos a un precio de 10 pesos por pieza, lo cual beneficia sin lugar a dudas a muchas familias que no pueden adquirir esos productos para su salud. ¿Pero, cuánto le cuesta a los contribuyentes un programa cómo este? ¿A cuánto ascienden los contratos para operar las farmacias y a quién se le asignan? ¿Cuál es el plan operativo que sustenta el proyecto?
La respuesta oficial de la Secretaría de Finanzas a estas preguntas, que no son secreto de Estado, ni tampoco ponen en riesgo la seguridad pública fue sencilla: “la totalidad de la información contenida en el expediente Farmacias de la Gente” se clasifica reservada por dos años. Claramente estamos en el patrón número dos de la opacidad.

Segunda estampa: Secretaría de Desarrollo Regional para La Laguna.
La impugnada y controvertida Secretaría manejada por Eduardo Olmos, fue creada en marzo del 2007 con la finalidad de atender la dinámica regional en dos grandes campos: obra pública y desarrollo social. Desde entonces la Secretaría ha manejado un presupuesto millonario. El 4 de abril, una nota de El Siglo de Torreón daba cuenta de un presupuesto de 1200 millones de pesos, equiparándose al recurso del Ayuntamiento de Torreón. El presupuesto de egresos programado para 2008, fue de 313.503 millones de pesos. Lo menos que un ciudadano debe conocer es el plan de trabajo, el desglose presupuestal, su estructura administrativa, los sueldos que se erogan, los programas que se manejan, el avance de las obras. Las sorprendentes respuestas que se dieron en abril de 2007 y nuevamente en mayo del presente año fueron las siguientes: a) “No es posible dar la respuesta debido a la carga de trabajo de esta dependencia”, b) “No es posible acceder a su petición debido a que la información no se tiene sistematizada”.

Tercera estampa: el Estadio del Santos.
Como lo prometió en campaña el gobernador, una millonaria inversión que asciende a los 100 millones de pesos, será sumada al nuevo estadio del Santos impulsado por el Grupo Modelo. La Ley de Transparencia obliga a mostrar documentos, así que se solicitó a la Secretaría de Finanzas una copia del cheque que respalda la inversión estatal. El resultado: “En los archivos de esta dependencia no se cuenta con la documentación requerida”. Al final, nadie sabe, nadie supo. Así el estado de la transparencia.

¿Tiene sentido exigir la transparencia a pesar de la cerrazón? Por su puesto que sí, y por lo tanto, no podemos los ciudadanos dejar de vigilar al vigilante.
Hace unos días, el Instituto Coahuilense de Acceso a la Información (ICAI), anunció importantes reformas para fortalecer la transparencia y evitar casos como los antes descritos. Entre las novedades del proyecto de reforma, están los “impactos a favor de la transparencia”. Por ejemplo se pretenden sanciones a funcionarios por incumplimiento de la Ley. También se podrá solicitar la defensa del derecho a la información a través del Infomex. Sin embargo, de concentrarse estas reformas, no tendremos transparencia en automático, más bien habrá que ponerla a prueba, cuestionarla, evaluarla y sobre todo divulgar los resultados.

¿Son estos obstáculos a la transparencia exclusivos del Gobierno Estatal? Lamentablemente no. En los primeros días de junio El Universal reveló que el gobierno del Estado de Veracruz, encabezado por Fidel Herrera, decidió clasificar como reservada y confidencial la información relativa a los gastos de promoción y publicidad institucional, índices delictivos, datos sobre las pensiones alimentarias, viáticos, sueldos y prestaciones de servidores públicos. Incluso la información fue reservada hasta por seis años, con opción a prórroga, por aquello de no dudar de la opacidad de un gobierno.

Finalmente, sea en Veracruz o Coahuila, las resistencias a la transparencia siguen en marcha y nos muestran que la discrecionalidad en el manejo de los recursos públicos es una cultura bien arraigada. Quizá la transparencia no cambie del todo las cosas, pero su uso limita gobiernos.

miércoles, 11 de junio de 2008

Ombligo de Torreón


Si somos justos y claros, lo primero que podemos pensar del centro de Torreón, es que se trata de un lugar sucio, descuidado y con banquetas precarias, por decir lo menos. Caminar por las principales avenidas como la Juárez y la Hidalgo, es lo más parecido a una jungla urbana. Los espacios peatonales están atestados de vendedores ambulantes, a quienes se les tiene que competir, a fuerza de monopolio, un pedazo de banqueta para transitar. Entre el último estreno de la cinematografía mundial y el puesto de elotes, el Centro es, a pesar de su imagen, la parte más simbólica de nuestra ciudad y por lo tanto, la principal carta de presentación ante los foráneos.

Pasadas administraciones propusieron cambios sin llegar muy lejos. Nuevamente, y ante la expectativa incrédula de muchos, el gobierno municipal, encabezado por el alcalde José Ángel Pérez, busca concretar el proyecto de remodelación del Centro Histórico. El proyecto, aún y cuando no se piensa con una visión integral, tiene la buena voluntad de que la ciudadanía desea un cambio. En este punto, creo que nadie en su sano juicio se opondría al mejoramiento de la imagen urbana, sin embargo, y esto lo saben los buenos políticos, no todo lo deseable es posible.

¿Hay solución a esto, o estamos perpetuamente condenados a padecer el Centro decadente?
Poco a poco el Centro comenzó a ser desplazado por nuevos “centros” y espacios que ofrecen a sus vez mejores servicios. Los nuevos espacios terminaron por sellar la decadencia. Galerías y Cuatro Caminos son los ejemplos más visibles, pero no los únicos. En el pasado, la gran concentración económica e incluso habitacional que se vivía en el Centro, preservaba el interés por un mejor aspecto.
Actualmente, no me sorprende en nada, que muchos jóvenes laguneros, no logran identificar algunos de nuestras mejores piezas arquitectónicas como el Hotel Salvador, el antiguo Banco de La Laguna, entre otros. En este sentido, una de las claves de la retorno al Centro está en las inversiones privadas y los incentivos institucionales que pueda ofrecer el gobierno.
Hoy por hoy, el retorno al centro de México, va acompañado de cuantiosas inversiones privadas que impulsan proyectos como el turismo y una zona habitacional media, media alta. Sin embargo, no hace falta compararse con Marcelo Ebrard, a pesar de que hace unas semanas nos volvió a dar una buena lección al lograr retirar a la plétora de vendedores ambulantes por Eje Central en la ciudad de México. El caso de Ricardo Rebollo en Gómez Palacio, más cercano a nuestra experiencia, puede se ilustrativo de una negociación exitosa con los ambulantes de la plaza Morelos.
Mientras tanto, el panorama se complica, cuando el PRI en Torreón, con su habitual oportunismo, se le ha abierto una puerta fabulosa para su causa electoral, al abanderar a los ambulantes (antes con los comerciantes de la Alianza y luego con las rutas de camiones), y acrecentar su diferencia estéril con el gobierno panista. Por una parte, tenemos al gobierno municipal con su lejana habilidad para avanzar en negociaciones. Por otra, un PRI empeñado en bloquear antes que apoyar, sin importarle si dicho proyecto beneficia a la ciudad en general y a la tan menesterosa imagen del Centro. Una vez más la política del desperdicio. Una vez más a la espera de un Centro digno. Por lo pronto, la administración vuelve a posicionar el tema, después de haber abandonado el proyecto en el 2007 durante el centenario. Ojalá se avance en lo posible, y por qué no, en lo deseable.
Players of life, junio 2008