miércoles, 6 de junio de 2012

Concertar la elección

Llegamos a la recta final de las campañas. El voto se divide en tres y sólo dos compiten: Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador. Después de varios meses la campaña de Josefina Vázquez Mota no entusiasmó ni tampoco prendió. Sólo su “encuestador propagandista” en Los Pinos la ubica muy cerca de Peña. Con esos números, con esa cara realidad vendida a la candidata, su destino está en el tercer lugar. Calderón, a quien ya nadie escucha ni interesa, tampoco parece ayudarle mucho. No hay un interés amplio de electorado por renovar el panismo en la presidencia. La violencia y las muertes por doquier son ahora su legado.

En el transcurso de la campaña, la estrategia panista se basa en el pasado y la crítica a Peña Nieto. Sus mensajes insisten en que el regreso del PRI es el regreso al autoritarismo. No lo creo, porque el Antiguo régimen está presente independientemente del PRI. Sin duda hay avances democráticos, pluralidad e instituciones autónomas, pero esencialmente no se cambiaron las reglas del juego que rigen la vida pública del país. Esas viejas reglas que fueron forjadas desde el autoritarismo. Hoy permanecen casi intactas en nuestras instituciones. El dinosaurio está ahí. Es más que un partido o un candidato. Basta ver al PAN en el poder. Por eso la protesta de los jóvenes no podía suceder en un mejor momento. Ahí el contraste entre el vetusto sistema y la exigencia de modernidad. Veamos el ejemplo más reciente. Ante la petición de un tercer debate, el IFE mejor se lava las manos con el marco legal y nos dice que eso ¡sólo los decidirán los representantes de partido! ¿Qué tanto aguantarán la presión de los jóvenes?

Dividido en tres, el escenario actual favorece a Peña Nieto, aunque ya el perredista avanza en las encuestas. La contienda se cierra y el priista empieza a bajar. Hay preocupación en su equipo. En las condiciones actuales ¿de qué sirve la candidatura de Josefina? ¿Para qué ir por un tercer lugar? Si bien, su candidatura no dio el ancho como tal, ella todavía puede jugar un papel mayor. No desde el tercer lugar que ya asegura en la contienda, sino a través de la declinación de su candidatura. Por supuesto que lo ha negado, pero a veces en política hay que retroceder para ganar.

Josefina no destacó como secretaria de Estado, su papel fue un tanto irrelevante. De cara a la elección el primero de julio, la candidata panista podría asumir un papel significativo para la democracia mexicana. Podría romper con el yugo y abandono del presidente. Al declinar por López Obrador se distinguiría más allá del momento político electoral, y desde luego su influencia serviría al próximo gobierno. Así, ella haría una aportación útil para superar el mero desperdicio de un tercer lugar.

Al concertar su legado ocupará un lugar en la historia. Sin posibilidades, los panistas son responsables por no desarticular la reglas del pasado que ahora critican. Ante la inminente derrota, si el PAN quisiera contribuir a la democracia entonces tendría que pensar seriamente desde su posición en declinar a favor del perredista. El voto dividido en tres sólo apunta la victoria de Peña.


3 de junio 
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9149304