domingo, 17 de junio de 2012

Colosio, el asesinato



Bajo la premisa, una ficción basada en hechos reales, se estrenó con bastante éxito la película Colosio, el asesinato (2012), un film dirigido por Carlos Bolado. Si bien, la historia se centra en el terrible asesinato de Luis Donaldo Colosio, como película, independientemente del personaje histórico, tenemos un auténtico thriller que no le pide nada a los mejores de la industria hollywoodense. 


Desde la trilogía de Stieg Larsson, por supuesto en la representación sueca de Niels Arden Oplev (la gringa no es más que una degradación), hace tiempo que no disfrutaba tanto un drama donde la política, el crimen organizado y la violencia se unen de manera simbiótica.

Los años noventa en México así fueron, ¿así son todavía? Cursaba la secundaria, pero la sacudida de aquellos años no fue menor para alguien que comienza a interesarse por la vida pública. Fueron años turbulentos. Durante el salinato nos soñamos en el primer mundo, para luego despertar con la rebelión zapatista en Chiapas. Mi música de fondo no era La Culebra, sino el emblemático Nevermind. Luego sucedieron los asesinatos del cardenal Posadas Ocampo y José Francisco Ruiz Massieu. Por esos años, el deterioro no tuvo límites. Y no podía faltar la crisis económica provocada por un gobierno profundamente corrupto. Fue el colofón de Salinas, hoy empeñado en limpiar su memoria.

La historia que nos cuenta Bolado no pierde el hilo ni la intensidad desde la primeras escenas. Siempre tiene al espectador con la angustia y el drama de la violencia política. La representación de los personajes es impecable, tanto que no dejamos de sorprendernos con la fidelidad de Colosio, Diana Laura, el Fiscal, Don Fernando o el “Doctor” por mencionar algunos.

No menos inquietante que éste último, el siniestro consejero del presidente, interpretado espléndidamente por Daniel Giménez Cacho, es la aparición de un personaje apodado “El Seco”. Frío, discreto y eficiente, encarna la otra cara del poder: la violencia. Como sicario del Estado Mexicano cumple las órdenes de “limpiar” los testigos con precisión mecánica. A penas si debo repetirlo: 


ficción basada en la realidad o ¿realidad basada en la ficción? Una y otra se confunden para dar certeza a la explicación detrás del asesinato del candidato priista.

Desde la libertad que propone el cine, la película de Bolado nos confronta con el pasado reciente y al mismo tiempo ofrece una mirada a las generaciones jóvenes. Con todos sus asegunes, hoy vivimos en un México democrático que sin embargo, no termina de deshacerse de su pasado autoritario. Al fin las instituciones fueron forjadas desde ese ambiente. La película sobre Colosio nos recuerda oportunamente que en ellas estamos parados. Es preferible una memoria que nos cuestiona, a un olvido confortable.


17 de junio 2012
Milenio http://laguna.milenio.com/cdb/doc/impreso/9150602