miércoles, 23 de febrero de 2011

Mira Bartola...



Una breve frase le bastó para desatar las pasiones en las redes sociales, en la prensa, en los medios. Por eso la prudencia es una virtud privada de beneficio público. Así, las palabras del Secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, lo colocan en una conocida tradición de frases, dichos y descalabros de la palabra. No es el primero, y con seguridad no será el último. 
Lo que comenzó como una difusión de logros y buenas noticias, (la estabilidad macroeconómica de los últimos años, el ligero aumento del ingreso per cápita y la recuperación, con un trimestre de crecimiento del PIB al 5.5%), terminó esfumándose por la fuerza del linchamiento mediático. Twitter y Facebook son las nuevas para herramientas para “mentar la madre”.  Quien dude de las fuerzas de las palabras, ahí tiene un ejemplo poderoso.
Pero de todo el comunicado del Secretario de Hacienda, destacó el siguiente extracto: “con ingresos de 6 mil pesos al mes hay familias mexicanas que tienen el crédito para una vivienda, que tienen el crédito para un coche, que se dan el tiempo de mandar a sus hijos a una escuela privada y están pagando las colegiaturas”.
Rápido, ese pequeño extracto fue el que trascendió para mal. Se interpretó desde muchos sitios habilitados para la “ciberdemocracia”, como el insulto de un secretario fuera de la realidad, de toda proporción. Tal como “la Bartola”,  con dos pesos  se pretende pagar la renta, el teléfono, la luz y hasta el alipús.

Entonces ¿Cordero dijo lo que dijo? Sin duda, pero también lo hizo en un contexto de explicación económica del entorno del país, no obstante, el impacto del contenido de su mensaje fue radicalmente distinto al esperado. No es fácil desde el terreno público, ser un buen comunicador. Habló de la estabilidad macroeconómica, de los precios, de la recuperación y cómo en los distintos sectores (industrial, automotriz, servicios) está impactando la recuperación, sobre todo, cuando venimos de una caída brutal del PIB. En 2009, tras la crisis de la economía mundial, el PIB de México cayó a menos 6.1 por ciento.
Al final, lo que prevaleció fueron unas cuantas palabras que llevaron la difusión del mensaje hacia la catarsis semanal de los medios. Más allá de la declaración, está la duda de si la economía mexicana logrará sostener un ritmo de crecimiento igual o mayor a los 5.5 por ciento del PIB registrados por el INEGI. Por lo pronto, nuestro país se rezagó durante el 2010 en Latinoamérica. Paraguay creció 9.7 por ciento, Uruguay lo hizo al 9, Perú al 8.6, Argentina a 8.4, Brasil a 7.7, y hasta República Dominicana creció al 7 por ciento.
Dejemos la anécdota de lado, porque si seguimos creciendo a niveles “mediocres” (cito al anterior exgobernador del Banco de México), difícilmente nos estaremos moviendo hacia un país equitativo en el reparto del pastel. ¿De verdad los políticos mexicanos consideran las reformas económicas y laborales?

Twitter/uncuadros