lunes, 21 de febrero de 2011

Cuentas claras

 Cuentas claras, amistad larga. Cual máxima popular, podríamos preguntar si los gobiernos en México tiene cuantas claras para sus ciudadanos. ¿Hay confianza en el ejercicio del dinero público que aportan los contribuyentes? La respuesta es un no, pero la desconfianza no proviene de supuestos ni de opiniones, sino de la revisión puntual de las cuentas públicas.
En este sentido, hay que destacar el buen desempeño de la Auditoría Superior de la Federación, ahora dirigida por Juan Manuel Portal
En los últimos años, gracias a la Auditoría los ciudadanos tenemos la posibilidad de conocer cómo se gastan nuestros impuestos. Y más aún, si la aplicación de ese dinero público tuvo un beneficio para los ciudadanos. Del resultado tristemente abundan los abusos y en el mejor de los casos, las ineficiencias. También hay excepciones y áreas de gobierno responsables. Así, hubo un glorioso tiempo donde solía reconocerse por tiros y troyanos, la credibilidad del IFE. Ahora es increíble la defensa del “guardadito” que la institución electoral defiende para su desprestigio y rechazo a la Auditoría.

En general la Auditoría ha ofrecido a los ciudadanos una muestra contundente de cómo el dinero público se ejerce en este país. Nuevamente, el resultado de la fiscalización de la cuenta pública 2009 lo corrobora. Si bien, hay áreas gubernamentales con buen desempeño, la tendencia encontrada por la Auditoría nos habla de desvíos, irregularidades, sobrecostos, ineficiencias y fraudes bien documentados.
Bajo esa muestra, está claro que no es suficiente pretender resolver un problema con dinero, sino que ese dinero impacte lo mejor posible en la sociedad. En Torreón es bien conocido el caso de hacer obras para luego tirarlas, claro está, con el aval inmenso que ofrece la impunidad.

Por eso, para que al valioso trabajo de la Auditoría sea un incentivo al buen ejercicio de los recursos, habrá que cerrar la pinza con el sistema de justicia. Da nada sirve una ley, si no se acompaña de una coerción que la asegure. Muchos datos de irregularidades, pero pocos responsables.
Otro punto valioso en la fiscalización 2009, divulgada el miércoles pasado (véase ww.asf.gob.mx), es la posibilidad de discutir, con la finalidad de poder influir en el futuro, sobre los destinos y la utilidad del dinero público. 

Por ejemplo, al revisar el desempeño del Sistema Nacional de Seguridad Pública encontramos una conclusión inaceptable: muchos recursos, pocos resultados. Cito el dictamen: “La ausencia de mecanismos de coordinación eficaces restringe la contribución del Sistema Nacional de Seguridad Pública en la salvaguarda de la integridad y derechos de las personas, así como en la preservación de las libertades, el orden y la paz públicos”. ¿En verdad queremos que se sigan gastando así los recursos? Lo menos, es pedir cuentas.
La Opinión Milenio 
16 febrero 2011