miércoles, 30 de marzo de 2011

La república del spot

 
Más que votos, las campañas en México se ganan a spots. A simple vista esto parece cierto, sobre todo, después de la reforma electoral en 2007, cuando los partidos decidieron centralizar la propaganda mediática a través del IFE, con excepción del contenido en Internet. Sin embargo, la experiencia final ha resultado complicada, contradictoria y cara. Complicada porque al centralizar los anuncios de una campaña ha condenado a los medios a los tiempos del IFE y nada más. Contradictoria porque no necesariamente quien más gasta en medios, obtiene más votos. 
Sin restricción en 2006 Madrazo gastó más que Calderón y López Obrador, aún así quedó en tercer lugar. Esto nos advierte que el modelo actual de saturación mediática termina por ser ignorado. Al final las campañas son tan caras como antes de la reforma.  Por entonces, los partidos argumentaron un supuesto “ahorro” al asignar tiempos del estado para la propaganda, pero el “ahorro” terminó por engordar los presupuestos de los partidos.
Nuevamente las restricciones de aquella reforma nos recuerdan a los ciudadanos la exclusividad de la política a través de los partidos. En buena medida ostentan el monopolio de la política. Por eso, cuando la Suprema Corte de la Nación desechó el amparo interpuesto por un grupo de intelectuales, dejó en claro el monopolio de los partidos para emitir spots a través del IFE.
Si analizamos otros temas, vemos cómo los partidos gozan de una enorme ventaja frente a los ciudadanos. Porque no se trata de la exclusividad para contratar spots, que dicho sea de paso, pocos ciudadanos tienen los recursos para hacerlos, sino del cerco que los partidos han impuesto para acceder a la política de manera independiente. Cambiar esto implica una profunda reforma política, que hasta el momento, es sólo una iniciativa incompleta en el Senado.
30 de marzo de 2011