sábado, 5 de marzo de 2011

Las paradojas del combate


A veces sin problemas, otras abiertamente conflictivas. Así han sido las relaciones diplomáticas entre México y Estados Unidos. La tentación de intervención por parte de nuestro vecino del norte es constante y en ocasiones burda. De Poinsett a Wilson, de Negroponte a Pascual, la historia de la diplomacia bilateral ha mostrado una compleja, y en ocasiones complicada relación. Jeffrey Davidow, exembajador de Estados Unidos en México, describió esa relación como la del oso (EU) y el puercoespín (México). Hago una breve cita: “el puercoespín no se imagina asimismo como un roedor muy desagradable. Y el oso no piensa en sí mismo como un patán que se conduce torpemente. En la mente de ambos son águilas, los símbolos nacionales”.

Tan sólo hace unas semanas, la Secretaria de Estado, Hilary Clinton elogió al presidente Felipe Calderón por su decidido combate al narcotráfico. Sin embargo, Janet Napolitano, Secretaria de Seguridad Nacional en EU, no pensó lo mismo después del asesinato de Jaime Zapata, agente norteamericano. 

De esa manera, la seguridad fue uno de los puntos centrales tras la visita de Calderón a Barack Obama, donde su homólogo estadounidense planteó que los agentes de su gobierno puedan portar armas en México, además de reconocer una “responsabilidad compartida”.
Sin embargo, después del deterioro dramático de la seguridad en México, varias paradojas surgen del combate al narcotráfico y el crimen organizado. Me enfoco en tres. La más reciente evidenció que el arma con la que se asesinó a Zapata provino de Texas. La segunda paradoja señala que un aumento de los presupuestos destinados a la seguridad no necesariamente reduce los delitos y la criminalidad. Por el contrario, ¡aumentó! Este punto lo volvió a demostrar con datos duros la Auditoría Superior de la Federación. 

Y la tercera paradoja plantea que a pesar del duro combate, los “daños colaterales” y los miles de muertos, la incautación de droga aumentó, pero también aumentó la producción en el país, a tal grado que los cárteles mexicanos desplazaron el liderazgo de los colombianos. (Véase el Informe 2010 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, ONU).
En estas condiciones el combate se libra a un costo muy alto para la sociedad mexicana y relativamente bajo para el vecino del norte. Tan lejos de Dios, y tan cerca de los Estados Unidos…
La Opnión Milenio 4 de marzo 2011
http://impreso.milenio.com/node/8921445